Autoritarismo Espiritual


Por Mauricio Castaño H
Historiador

Pretender tener una única Verdad Revelada ha sido propio de cada culto religioso. Con su pastoreo apostólico o clavando la espada, la cristiandad ganó terreno en occidente convirtiendo a sus credos a los pueblos propios y conquistados. En su particular doctrina impuso pautas de conductas sobre el comportamiento humano, en esencia su cantera moral la basó sobre lo que se puede denominar los pecados de la carne, los placeres, el desprecio por todo lo perecedero y terrenal que tiene por fin la pudrición, se pretendía una asepsia y pureza espiritual en el alma que aseguraba un puesto celestial después de muerto, la verdadera vida le llaman en la prédica.

Este proyecto con ambiciones de universalidad se abrirá paso, una máquina de muerte sobrevino, se le llamó Santa Inquisición, licencia para eliminar a quienes resistían y entonces, eran catalogados espíritus malignos que debían ser quemados en la hoguera. La figura popular se hallará en las brujas, chivo expiatorio para el escarmiento público, y que en el auge de la ciencias el interés fue desplazado hacia el juzgamiento de sus hombres, ejemplo emblema fue el juicio a Galileo, condenado al contrariar a la Iglesia por afirmar que la tierra no era centro del universo.

Este tribunal eclesiástico dueños de la moral de fuerte arraigo en sus soldados de Fe, aún hoy justifican las mayores guerras en el mundo con la tal Verdad Revelada elevada a valor supremo que dicta y regula los comportamientos humanos. Por fuera quedan la demás percepciones del mundo reflejadas en sus sistemas de creencias populares y culturales, pues cada cultura humana teje sus propios sistemas de creencias que hacen frente a los Miedos, que buscan como protegerse de los cuatro jinetes de la visión apocaliptica de San Juan: La Guerra, El Hambre, La Enfermedad y La Muerte. A donde quiera que se vaya las tres primeras siempre van juntas en el mismo carro, pero el jinete de la muerte siempre les seguía.

En esta dinámica se ve como lo religioso tiende a prevalecer sobre lo civil, como si el tiempo no pasara, estos férreos soldados de la dogmática cristiana afilan sus armas para dar castigos ejemplarizantes a quienes creen descarriados. En Colombia existe un alto ministerio de gobierno llamado Procurador, su funcionario Alejandro Ordoñez es de esa estirpe, y quiere imponer sus credos a la antigua Santa Inquisición, pasando por encima de la Carta Magna de la nación que reconoce un Estado Social de Derechos y la libertad de credos. Buscan a como de lugar imponer la ideología del matrimonio cristiano, la espiritualización de la vida conyugal inspirados en el culto mariano, en la virgen María como símbolo y modelo de esposa ideal, aconsejan el látigo para reprender a la mujer. En fin, luchan contra los demonios del mal, odian a las mujeres consideradas fuente de todo pecado, a los gays los atacan porque son desviaciones caprichosas anti natura. Estos seres intolerantes de una moral social y civil han sido incapaces de reconocer ese fluir múltiple de la vida, apagando exuberancias de la erótica, sólo se regocijan en la moral hipócrita del que peca, reza y empata, pero luchan a muerte por imponer su Autoritarismo Espiritual.


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Nación Insuficiente


Por Mauricio Castaño H
Historiador
http://colombiakritica.blogspot.com/

La sociedad sí, el hombre no. Los hombres se explican por la cultura, por las prácticas culturales de una época. Buscar un hombre culpable o un puñado de ellos, sólo ayuda a aliviar culpas o en el mejor de los casos a entrar en procesos de frenar violencias como sucede con los chivos expiatorios. En Colombia al igual que otras naciones del hemisferio, no cesamos de preguntarnos por los orígenes y en especial por explicar nuestros comportamientos no gratos, no solidarios, y más bien violentos. Los españoles entraron con la cruz y la espada, triunfaron imponiendo sobre la cultura aborigen sus creencias, su racionalidad administrativa, una hibridación surgió, que la militancia cristiana luchó con todas sus fuerzas por arrasar todo aquello que no se pareciera a lo suyo, fue intolerante con quien no se adaptara a las nuevas conductas morales dictadas por la cristiandad. Las oposiciones vinieron de las persistencias de los arraigos culturales aborígenes y de los vanguardistas de la Razón, que querían incorporar las novedades de ciencia probadas en el mundo europeo, la llamada Ilustración, siempre en desventaja frente a la militancia católica de Santa Inquisición.

Allá en ese zócalo de historia se encontrarán explicaciones a nuestros orígenes, a nuestros comportamientos de hoy. Aún persiste esa hibridación insuficiente entre una Fe vaga y comodín, y una razón o ciencia etérea, el cuerpo social sobre el cual se asientan, es una mezcla indefinida, expresada en una Nación Insuficiente, un cuerpo social difuso, una sociedad civil escasa, en suma un Estado en construcción, por hacerse. Mucho se ha insistido en la constante de violencia venida de todos lados que ha influido en los comportamientos agresivos de nuestro ser colombiano, la cultura de sacar ventaja en los negocios, de tener como norte supremo el dinero, unas prácticas cotidianas en donde no importa el bienestar de mi vecino. Y de allí surgen los dirigentes, más pulidos, más hábiles para trampear con la ley. Y repetimos, la cultura es asiento de las prácticas cotidianas que nos revelan en la historia. Las diferencias entre semejantes se resuelven con violencias, con agresiones, puños patadas, luego a nivel escalar con la metralla. 

El balance actual de la sociedad colombiana no es alentador, la criminalidad hace parte del paisaje, es otro renglón de la economía que disputa con la tolerancia de los gremios económicos tradicionales. En las ciudades, en sus calles, en sus esquinas, los matones de esquina gravan, cobran impuestos a los dueños de los negocios, no importa su tamaño, grande o pequeño, todos pagan, a todos extorsionan. Y en la otra cara institucional, el hampa campea en la corrupción, los empresarios de la salud se roban los recursos de los contribuyentes, prestan pésimos servicios hospitalarios, las drogas suministradas son baratijas y de mala calidad. Y si se trata de obras de infraestructura, renglón fuerte de la administración pública,  más del 70 porciento de los recursos se invierten allí, el ejemplo más publicitado fue en Bogotá con el clan de la familia Nule, miles y miles de millones fueron raptados por ellos y su cómplices políticos.

La costumbre hace daño cuando refiere a malas prácticas, todo lo que corroe la vida de tanto suceder, se nos convierte en normal, nada que le detenga, ni forma de acudir a la nación insuficiente, su institucionalidad es débil, sus agentes los mueve la ambición, propósitos innobles, no virtuosos.

La tarea no es nada fácil, pero no imposible, los propósitos comunes son un buen comienzo. El tema de la solidaridad, de la equidad debe ser fuente de inspiración, que el bienestar alcance a todos, sin discriminaciones, a saldar la deuda social tan en mora, son pasos para transitar por la anhelada justicia social. Por supuesto que es fundamental tener presente ese arraigo cultural de la violencia, de odios y venganzas consumados en asesinatos, vueltos en empresa criminal, lógicas de guerra. Vale  la pena la preguntarse por un proyecto de cultura de la sociedad ¿Cuáles son los paradigmas, cuáles son los patrones culturales a seguir? Ello para desintalar los deseos desmedidos, todo se quiere tener, toda la riqueza como fuente de felicidad. Reconocer las mentiras que nos echamos y que no permiten conocer nuestros males. Revertir ese momento de la transformación en que la industria agenció el negocio de la narco mafia. Bien vale replantear ese eterno retorno que conjura una hibridación cultural que nos insiste en la muerte.


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La Democracia Huele Mal

Por Mauricio Castaño H
Historiador

Por estos días la democracia arde por cuenta de esa Santa Inquisición, las cosas de  todo día, de chismes y catolicismo, fueron sacudidas. Hay alerta. El alcalde de Bogotá, un ex guerrillero, de la primera ciudad más importante del país, fue destituido e inhabilitado para ejercer cargos públicos durante quince años. Es la muerte política de uno de los perfiles más formado y consolidado de las huestees de la política de izquierda. El acontecimiento va más allá de un simple suceso que sacude la monótona y provincial vida del país, es una polarización en donde esas mentalidades sectarias, quieren cerrar el paso a una izquierda incipiente y soñadora con el Proceso de Paz que en la actualidad se lleva en la Habana.

En Colombia la democracia huele mal. Una de sus Partes tiene contaminado el Todo. Uno de sus ministerios públicos La Procuraduría, que procura guardar los buenos comportamientos éticos de los empleados del Estado, está yendo más allá al erigirse como una Santa Inquisición, que todo lo juzga al creerse dueño de la Verdad y de todas las almas, decide quien entra al cielo y a quien manda al infierno. Y no es para más, el Procurador Alejandro Ordoñez ha demostrado ser de esa estirpe goda ultra católica, guardadores de una única moral, las de los católicos, del Opus Dei. 

Este procurador fue formado en esas filas de la intolerancia, como buen alumno (alumno significa sin luz) quemó libros considerados inmorales, no sabemos si llevó a la hoguera cuerpos con almas impuras, su tesis de grado titula Presupuestos Fundamentales del Estado católico. De tal palo tal astilla, las guerras más crueles han sido llevadas por los odios religiosos. Pero este Procurador no está sólo, representa toda esa mentalidad y prácticas de violentos, de intolerantes que avivan la llama de la guerra, de las matanzas, es la denominada ultraderecha colombiana. Una contravención, un contrasentido en un Estado Social de 

Derecho, con libertad de credos. Colombia está en guerra declarada.
No es exagerado cuando comparan la destitución del alcalde mayor de Bogotá con un golpe de Estado, pues para los conocedores de la violencia política colombiana, el método de asesinar a sus contrincantes ha sido el normal, desde mil novecientos cuarenta y ocho, en la historia contemporánea, se ha venido echando plomo a los contradictores políticos, candidatos presidenciales asesinados, el partido político de la Unión Patriótica exterminado con sus más de seis mil militantes acribillados. Ahora la diferencia es que desde la misma institucionalidad quieren saltar por encima del otro pisoteando sus derechos, sus diferencias políticas y de libertad de credos. Recordemos que aquella dogmática sectaria se exaspera con la izquierda que la asocia con un comunismo ateo, con esos hombres que no poseen alma o si la tienen está endiablada y entonces es mejor echarla a la hoguera, creen estar haciendo el bien a través del mal.

Algunos hombres equilibrados de la institucionalidad han declarado que el procurador se está extra limitando en sus funciones al meterse en terrenos del propio fuero de la Democracia, pues en una elección popular, es el pueblo quien concede pleno poder al gobernante elegido, y por la misma vía, es él mismo quien se lo retira por los mecanismos establecidos para ello como lo son la Refrendación Popular.

En este país en el que brotan los monstruos que amenazan lo poco que de democracia hay, también resurgen fuerzas para detenerlos, para avivar la vida en la diferencia en la que todos nos reconocemos, ejemplo de ello fue, en 1991, la llamada Séptima Papeleta, movimiento si se quiere espontáneo de los estudiantes y de amplia apoyo ciudadano que dio origen a reformar la caduca, la centenaria Constitución Nacional de 1886. Esta democracia ha contado con ediciones renovadas de gobernantes como con la de otro exitoso ex guerrillero Antonio Navarro Golf, un pedagogo creativo como Antanas Mockus. En estos tiempos difíciles, la respuesta creativa e inteligente de los ciudadanos de paz, no puede ser inferior. Un viva para la movilización ciudadana que procura frenar los desmanes de estos hombres intolerantes que quieren imponer sus dogmas de fe a todo un país, los tiempos de La Ciudad de Dios ya pasaron y no fueron buenos.


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Pactos Criminales

Por Mauricio Castaño H
Historiador
colombiakritica.blogspot.com

Trasladaban a los policías a Medellín para que los mataran, en esa guerra que el capo de capos Pablo Escobar Gaviria tuvo con el Estado colombiano. Se pidió apoyo con Fuerza Púbica al entonces presidente Virgilio Barco y respondió que no se podía. Nos dejaron solos, ese centralismo fuerte y ausente hizo mucho daño, es el testimonio, palabras más, palabras menos, del entonces alcalde en 1988  Juan Gómez Martínez, dadas al noticiero Hora Trece de Antioquia en la emisión nocturna del 2 de diciembre de 2013, en la conmemoración de los veinte años del abatimiento del capo. Es la apreciación de un hombre de las familias más poderosas, más adineras de la región y de la ciudad. Viene una pregunta pertinente ¿A qué se debió esta actitud del Gobierno Central?

No entraremos en la falta de Descentralización tan aclamada pero que no interesa a la clientela política, nos incumbe más resaltar esa herencia si se quiere ontológica traída del mundo español, de su conquista en estas tierras de América. De los españoles aprendimos a conjugar el verbo Tener en primera persona, Yo Tengo, en menoscabo del lenguaje cosmogónico aborigen, ellos, nuestros hermanos, expresan la relación, la fusión que tienen con la Tierra, con su Pacha Mama. No es sino ver a un indígena caminar la palabra para escucharle esa relación vital y sentimental, de compenetración, hablan de Nuestro Territorio, Nuestros Árboles, Nuestros Animales, y si se trata de tomar, sólo captan lo necesario para vivir, luego lo devuelven con cuidados a su Tierra y con ofrendas a sus dioses. Una especie de simbiosis en donde quedan por fuera esas vulgares relaciones del mundo moderno, que funda las relaciones de propiedad, de la cerca, del límite, distinción férrea de lo Tuyo y lo Mío. Una lógica bien diferente a la instalada por la Corona Española, preñada de la Forma Estado Moderno y juzgada por los militantes de la voraz empresa de freno naturalista.

Nuestro mundo moderno nos enseña mal en deseos ilimitados, convertidos en seres insaciables hasta el punto de satisfacer gustos usando medios violentos para obtener la vanidad apetecida. Para saberlo no es sino prender la televisión e inmediatamente las pantallas inundan nuestros ojos y oídos de sangre: una mujer es violada cada día en la ciudad de Bogotá, niños violados y luego descuartizados, asesinatos domésticos, robos aquí allí por un teléfono móvil, atracos y asesinato en supermercados; muertos y más muertos a causa de la mezcal fatal: licor y gasolina, que alteran las sensaciones y comportamientos de jóvenes que van veloces en sus autos persiguiendo sus sueños dorados, emulando los galanes o reinas famosas y adineradas. Que la impunidad ronda el 98% y las cárceles atestadas, no pueden con el hacinamiento de más del 40%. Esa violencia cotidiana se traga al país, una cultura que cultiva el cóctel insaciable de la violencia.

O qué decir de las extorsiones a diestra y siniestra, por ejemplo, los gremios económicos de la ciudad de Medellín y pueblos aledaños, contabilizan en 50 mil millones de pesos, el 3% del presupuesto de la ciudad, de Rentas Ilegales que azotan a los comerciantes, sin contar ese otro rubro miserable de conminar a un obrero, un taxista, un vendedor informal de cachivaches o de minutos de celulares, el tema es bochornoso. Todos estos pillos han encontrado en el hampa la posibilidad de tener dinero, de proveerse de los gustos que la sociedad con su propaganda impone, buenos hijos del capitalismo, hacer dinero como sea para satisfacerse en las baratijas. Por allá corrupción de cuello blanco, acá hampones de matones de esquina de barrio que quieren también disputar su porción de la torta.

Pero bueno, esta retahíla es profusa y conocida, mejor insistir en esas lógicas diferentes que comportan los grupos humanos. Sabemos que la Organización Estado y con las llamadas naciones modernas, no son más que eso, una forma existente entre muchas otras como las sociedades nómadas o sin Estado, retomadas por Gilles Deleuze en Mil Mesetas. La referencia anima a pensar problemas de estas bandas urbanas que se desarrollan en paralelo y en desafío al propio Estado. La impotencia del gobierno de Colombia, lo llevó a negociar con miles de prebendas conocidas con los ejércitos asesinos de paramilitares que se enriquecieron o aumentaron sus riquezas de terratenientes a punta de despojar y desplazar a más de seis millones campesinos pobres, querían extender sus linderos o hacer corredores estratégicos para el tráfico de drogas ilícitas. Economía de guerra, de valores capitalistas.

Las enseñanzas con las bandas contra Estado, muestran la capacidad de éste último en capturar, en absorber esas destrezas y ponerlas a trabajar para sus propios intereses. Recién se pone nuevamente los ojos sobre los pactos criminales para frenar el derrame de sangre, los asesinatos en sus propias filas, asevera la revista Semana que la motivación de estos pactos de autorregulación de la violencia indiscriminada, es más por los gastos altos  que se les genera a sus economías criminales que por cualquier motivo de piedad. También cuenta que la presión de la Policía los ha hecho replegarse y pasar de manera inadvertida para no llamar la atención y evitar así confrontaciones o persecuciones de las fuerzas legales. 

Como quiera comprenderse, a tener en cuenta los procesos culturales que soportan la vida de una comunidad. La máquina de muerte nazi no hubiera sido posible sin las bases populares con las que contó. El pueblo creía en un Ser Superior auto proclamado Adolf Hitler. Pero sucede que la Lógica Viviente se sobrepone a la muerte. Esas fuerzas de vida con capacidad, inteligencia y creatividad han hecho inclinar la balanza a su favor. Donde hay vida, hay lucha que contrarrestan las fuerzas de muerte. Estos momentos difíciles no pueden ser la excepción.


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