Todo Pasa y Nada Pasa

Por Mauricio Castaño H
Historiador
http://colombiakritica.blogspot.com/

Todo pasa y nada pasa. "Vano el motivo de esta prosa." El efecto paisajismo tiene el lado perverso de la costumbre que no deja ver lo distinto, todo se vuelve igual ante nuestros ojos, las sensaciones nos hacen la mala jugada de no percibir los cambios que se dan en nuestros entornos. Recuerdo una expresión de un hombre, ordinario él, que es Concejal de la ciudad de Medellín durante tres períodos seguidos, doce años, éste, decía que en ese tiempo presenta, período tras período, las mismas diapositivas de crítica y sugerencias a cada administración de turno, que esto, que aquello, que el programa del Presupuesto Participativo está tomado por las Rentas Criminales, que aquella obra está mal hecha, que el operador incumplió… pero nada pasa, etc, etc., todos parecemos ir en una bicicleta estática, un movimiento sin desplazamiento, todo cambió para que todo siga igual.  Cuentan que el viticultor consultó al catador sobre su arte, éste le dio a conocer que el vino no sabía bien, era mala su cosecha. Aquel, entonces, como loco, arremetió con el hacha a destruir los toneles… Si el vino está mal, la madera no sirve. Pero ésta no es la lógica del burócrata, lo inercial es su mundo.


Medellín, al igual que todos los municipios de Colombia, está formulando su Plan de Desarrollo. Veo a la gente ir y venir, muchas expectativas muchas angustias represadas, pero siempre con la esperanza de que algún día su barrio, su sector cambie para lo mejor, es el mundo de la esperanza el que nos abriga. Sueñan con una ciudad sin tanta desigualdad, sin tanta inequidad, sin tanta violencia, son palabras comunes las de Sostenibilidad Ambiental, Energía Limpia,, ciudades transitables. Movilización Ciudadana libre y espontánea, vivir sin el miedo de que el pillo te clave el puñal, sin que el criminal ensañe el plomo en tu contra. Poder dormir tranquilo en las noches que llaman al descanso, que los bares, hoteles y hostales no les aprueben sus licencias al pié de tu residencia. Que los extranjeros de tour no sean lo peor de lo peor, que no sean de esos que vienen a desfogue de la drogadicción y afanados por el sexo. Que no sean “los americanos de mandíbulas largas…” que van de chanclas, bermudas, malolientes, tiran las basuras a la calle, van orondos con esa superioridad del conquistador del primer mundo.


Tantas cosas que decir, tantas cosas que pasan, y al final la sensación es abrumadora. Es curioso, el efecto de paisajismo hace que el bosque no deje ver los árboles. Las familias tradicionales, tejidas con amor y respeto, desconocen ese monstruo de mil cabezas que golpea en nuestras nucas sin que siquiera lo notemos. La macroeconomía decide sus líneas estratégicas en donde ganar más dinero, ponen aquí una zona hotelera, al lado bares, discotecas que alebresten al turista que hace milagros con sus dólares convertidos en pesos colombianos. Las putas están de fiesta, o las prepagos que llaman hoy, ganan diez veces más el salario de un obrero, y las son de variados catálogos a las medidas de exigentes gustos, posibles a la industria de las cirugías estéticas, todo un circuito económico, toda una cadena productiva, ya envidiada por cualquier otro renglón. Sexo, Licor y Drogas, una triada rentable que quiebra morales o éticas, Business-to-business, negocio es negocio manda la pragmática gringa.
Todo pasa para que a la economía le vaya bien. “Nada. Cosas de todo día. Gente necia, local chata y roma…” Nada pasa para quienes quieren ver alivio a sus vidas atormentadas por la gigante empresa. Acá gentes humildes, soñadores con un planeta limpio, allá empresarios desalmados, mano oculta o negra, que sólo hace sonar sus cajas registradoras. Esperemos, de los soñadores un mundo posible que parezca mejor.


El sentimiento propio e inconsulto motiva anexar unas palabras de un conocido amante de la antropología: “Mauricio, deseo que tu periplo vital continúe siendo agradable y productivo. En la lógica de la Naturaleza ya perdimos razón de ser, no llevamos hacia adelante la antorcha de la evolución que fue el papel que nos asignó, y más bien la estamos destruyendo antes, mucho antes que gestemos el entorno construido desde donde retomemos la senda evolutiva, único papel, único programa, supremo programa recibido desde el cosmos. En términos coloquiales, estamos manivacíos. Una Historia que comienza 500 años atrás, con curas culones y ventrudos, conquistadores que anhelan "blanquiar" su sangre sirviendo al rey, y soldados muecos de arcabuz al hombro, es una Historia irracional que presta servicio gratuito al genocidio que desataron Isabel y Fernando. En Antioquia Antigua pretendo construir el sillar donde descanse, en la otra orilla del río, la Historia de Antioquia Central desde los comienzos del poblamiento. Es de insanos un puente sobre el río que no descanse en una de las orillas. No pretendo que te la leas, ni que la duermas; curioséala porque es el primer esfuerzo que se ha hecho de escribirla. Hazme el favor de pasar un feliz día.” Norberto.



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Espacios del Crimen


Por Mauricio Castaño H
Historiador
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Las bandas criminales amenazan al alcalde de Medellín. La razón: ejercicio de autoridad para contralar sus actividades de micro tráfico y extorsión que hacen alrededor de 240 bandas o combos. En las ciudades de Colombia así como en el campo, la epidemia es igual, los pillos despliegan sus rentas ilegales a punta de fuego y terror. ¿Estamos en sus manos?

En esta ciudad de la tacita de plata, los parqués públicos son escenarios tomados por los pillos para mercadear sus drogas ilícitas y para el cobro de vacunas, como llaman a la extorsión, de todo negocio que encuentren. Barrios enteros han sido tomados, ejemplo es el barrio Prado, otrora morada de los ricos, hoy antro del crimen y la prostitución, sus moradores tuvieron que desplazarse y vender por cualquier precio sus devaluadas propiedades.


Donde haya mucho flujo de gente y lugares discretos, llámese parques o espacios públicos, son las moradas perfectas para la apropiación y el despliegue del mundo criminal. Medellín como en muchas ciudades de Colombia, los parques públicos se han convertido en terror para los vecinos. ¿Cuál es la razón de su  temor? 


Sin lugar a dudas es por quienes frecuentan estos espacios, son los consumidores de todo tipo de vicio, de sustancias ilícitas, además del licor, una combinación perfecta que una persona pierda el control de sí misma y genere comportamientos que incomodan la tranquilidad de los vecinos. Todos los negocios grandes y chicos  a lo largo y ancho de esta geografía están gravados por los pillos, la prensa ha documentado al detalle esta epidemia salida del control de las autoridades.


Pero el problema de los parques tiene es que son espacios tomados para montar plazas se vicio como llaman a esa actividad criminal de distribución y consumo de drogas. Recuérdese que en Medellín es normal que alguien mientras camina lleve un marihuano encendido, pero cuando requieren más y variadas drogas, buscan lugares solos, fuera de la vista de las multitudes.


Es allí donde se alista el crimen organizado para tomarse los espacios públicos, los parques le resultan perfectos   para sus actividades de rentas criminales. Allí se distribuye y se consumen drogas ilícitas para todos los gustos. Y cuando la cosa va subiendo de tono meten y meten drogas cada vez más fuertes, a veces acompañan con licores, entonces viene la fiesta improvisada con música a todo dar salida de potentes parlantes desde sus automóviles. Gritos van y vienen, la cosa sube de temperatura, algunos son tocados por la llama erótica y cualquier banca o árbol  se convierte en un motel. Recuerdo la derivación del nombre eco motel refiriéndose al Parque Bosques de la Frontera en el exclusivo sector del Poblado, que hasta los pillos en sus largas noches y adentrándose en el bosque acampaban para seguir en sus bacanales. 


Otros lugares dicientes por el cambio de nombre que los observadores denotaban las practicas que allí se hacen: El Cerro el Volador, llamado el Violador, por los abusos a mujeres que visitaban el lugar. Otro es el Pueblito Paisa, llamado El Dedito Paisa, denotando las prácticas de las parejas que allí hacían. Además, valga recordar,  en estos lugares dejan sus orines, excretas, sus basuras...
Lo común de estos espacios públicos es que se convierten en santuarios del crimen y la hediondez humana, la de esos seres que solo consumen y consumen pero no producen nada, imaginad un drogadicto tirado en la acera por su traba, solo despierta para seguir consumiendo. Pero si no están insertos en el mundo laboral, de dónde sacan el dinero para proveerse? Ahí es donde entra la estructura criminal, si quieres esto, debes hacer aquello, ve y roba a aquel ciudadano de reloj, celular y cartera, ve y tráelos que acá lo canjeamos. O vende estos marihuanos y te damos éstos. Y así todo crece en espiral, gracias, no hay que olvidar, a la inequidad de la ciudad, del país.


Viene a bien recordar la norma que preserva los espacios públicos de tal deterioro, en Antioquia es el Código de Policía o Manual de Convivencia y contemplado por la Ordenanza No. 18 de 2002 "Por La Cual Se Expide el Código de Convivencia Ciudadana Para El Departamento De Antioquia” Artículo 67. Queda totalmente prohibido el uso o consumo de sustancias alucinógenas que produzcan dependencia física o síquica en sitios públicos o establecimientos abiertos al público. Artículo 68. Quien contravenga lo ordenado en el artículo anterior, será retirado por las autoridades de Policía del sitio o espacio público y se le impondrá por las mismas autoridades sanción de uno (1) a cinco (5) salarios mínimos legales mensuales sin perjuicio a la acción penal a que haya lugar.

En la calle se refleja la sociedad que somos y los parques nos están mostrando el auge del mundo criminal, reducen al ciudadano común al encierro de sus torres de apartamentos cercados pero expuestos cuando tienen que salir a sus labores, calles y parques son un verdadero peligro. Viene a bien la pregunta por la inequidad de la ciudad y del país, que el hampa aprovecha para desplegar sus lógicas de rentas criminales.

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Construir Paz

Por Mauricio Castaño H
Historiador
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El ojo por ojo, el diente por diente, es la manera más usual de resolver los conflictos en nuestra sociedad, es la cultura que profesamos, a diario consumimos grandes porciones de violencia en la pantalla chica y en los medios masivos de comunicación  es pan de cada día. La sangre es garantía de alto rating. Para contrarrestar estos sentimientos primarios, la civilización humana ha inventado la justicia como el recurso más civilizado de resolver las diferencias y así romper el círculo vicioso de la violencia.


La justicia es la forma más elaborada y civilizada de la venganza. Pero hay que hacer notar que la justicia no es solamente la idea general que se ha incrustado, que ha quedado en la sociedad: se hace justicia si se materializa, si se sacia la sed de venganza, no quedamos contentos hasta haber aplastado a mi verdugo, hasta ver a mi enemigo en los estrados judiciales, que le caiga todo el peso de la ley, desearíamos cárcel de por vida, y ojalá, si existe, la pena de muerte. Son rezagos de la venganza primitiva que permanece en las conciencias colectivas. 


Pero vale recordar que justicia no sólo es ese castigo de privación de la libertad o de la pena de muerte como la existente en algunos países. Justicia también contempla hechos tales como las de obtener la verdad por parte de la víctima sobre un hecho desafortunado que haya sucedido, ser reparado por los daños causados, o la consabida fórmula de Verdad, justicia, reparación y garantías de no repetición, etc. Lo que interesa es reparar el daño y garantizar que el victimario haya hecho un verdadero acto de contrición, de arrepentimiento, que haya seguridad de que es una persona arrepentida y que no reincidirá. Lo importante es reintegrar a la sociedad a quien se ha descarriado.
 

La cárcel, si se quiere, es un recurso de última instancia, es vox populi, ella no resocializa, ella profundiza más bien en la maldad, es la escuela del crimen, allí, en el encierro, se perfeccionan técnicas para delinquir en el afuera. Por eso es mejor asegurar esos actos transparentes que salen del fuero interno de la persona arrepentida para restablecerlo en la sociedad. Los preceptos morales han resumido bien esta idea del arrepentimiento y del perdón: “Si alguien te abofetea la mejilla derecha, déjale que te abofetee la izquierda” Salomón... Ó “habéis oído que se dijo: debes amar a tu prójimo y odiar a tus enemigos, y yo os digo: Amad a vuestros enemigos, y rogad por los que os persiguen. O la nueva alianza: “si vienes a presentar tu ofrenda a Dios al altar y allí te acuerdas que tu hermano tiene algo contra tí, deja ahí tu ofrenda ante el altar y ve primero a hacer las paces con tu hermano; después regresa y presenta tu ofrenda a Dios.” El mensaje es el de mantener una cofraternidad.

La historia está llena de episodios ilustrativos sobre la manera como los grupos humanos se las arreglan para conservar las distancias y así evitar peligros que comprometan la propia existencia humana. En especial pululan los ejemplos relacionados con el poder. En cualquier época y en cualquier grupo de poder que se piense, encontramos la constante del ejercicio de la violencia o la guerra para reducir amenazas. Las formas de tortura son numerosísimas con las cuales se valen los victoriosos para someter y extraer información de quien a caído en sus garras. Piénsese en relatos como los Gengis Kan, Los Borgia, El Padrino, o series cinematográficas como Homeland, Black List, todas ellas recrean las variantes que emplea el poder para dominar con crueldad. 


Cuando un enemigo es apresado le extraen información bajo torturas de manera gradual, se intensifica si el capturada se rehusa hablar: sacan las uñas con finas tenazas, martillan dedos, quiebran una mano, un pie, dan un balazo en una zona que cause dolor como en los testículos, o en otra en donde amenazan con dejarlos paralíticos. Y si el cuerpo de la víctima resiste, entonces se valen de sus seres más queridos como hijos, esposa, padres, hermanos y hasta sus propias mascotas. Son técnicas muy refinadas que terminan doblegando al sometido. 


El dejar con vida o quitarla sigue siendo un tema del valor que represente la víctima. Cuando le permiten vivir, por lo general es un mensaje de escarmiento que quieren enviar a sus rivales, cuando cometen asesinato es porque es más útil así, se liberan de futuras amenazas, incluso el mismo cadáver es aprovechado para inculpar otros enemigos que quieran sacarse del camino. La violencia ha desarrollado técnicas sofisticadas para infringir sufrimiento y con ello hacerse respetar como grupo de poder por quienes la ejercen. El ejercicio de la violencia del terror es un recurso que produce altos dividendos al mundo del crimen.


La violencia es un método cruel de ejercer el poder. Diciente es la expresión: la guerra es la continuación de la política por otros medios. La política en sí es la negociación sin acudir a la violencia. No importa qué tanto odio se escurra, normal en este bípedo humano, lo importante es no causar daño, esto en teoría, pero la verdad es que el ejercicio de la política lleva de manera explícita el uso de la violencia a través de sus aparatos armados como ejércitos y policía o de inteligencia. Los Estados conllevan el uso legítimo de la fuerza cuando ven amenazada su soberanía o sus instituciones. Un hilo muy delgado separa lo legítimo de lo que no lo es. 


Puede servir de ejemplo en Colombia las disposiciones legales denominadas para la época Estatuto de Seguridad Nacional para contener las protestas sociales pero en especial reducir la amenaza, según los entonces gobernantes, de la toma del poder por las guerrillas de izquierda o comunistas. Fue la década de los ochenta y para dar una idea piénsese en el asesinato y desaparición de aproximadamente seis mil militantes del partido político Unión Patriótica. Y mucho hombre y mujer que fuera de izquierda o sospechoso de serlo, fueron torturados o muertos. Es de anotar que Colombia no ha tenido golpes de Estado a diferencia de otros de Latinoamérica, muchos analistas coinciden en explicar tal cosa en que sus dirigentes han sabido ejercer de manera cruel y meticulosa la violencia.

Pese a todo esta tragedia humana que somos, estamos destinados a vivir en sociedad. El estar juntos nos hace fuertes mientras que el aislamiento nos mata. El origen de la palabra Política viene del griego polis y hace referencia a la agrupación humana por excelencia que es la ciudad, la forma de la vida humana que tomó fuerza son los grandes conglomerados humanos, los poblados, pues la vida se hace más fácil entre muchos por la distribución de las tareas y por la posibilidad de intercambio de lo producido, así, del esfuerzo de todos, la vida se hace más sencilla y en pleno disfrute de la variedad producida por el colectivo. Sinónimo de ciudad en nuestros días es la capacidad de garantizar diversos servicios que dan mayor bienestar y calidad de vida. 


En la ciudad se concentran los mejores servicios de salud, esparcimiento, educación, vivienda... todo lo contrario es el campo, por su aislamiento aquellos servicios son deficientes cuando no nulos, los campesinos en la práctica están condenadas a la miseria, al abandono de Dios y del Estado. Estas palabras ponen de relieve la preferencia de la humanidad por los grandes conglomerados humanos, nos concita la advertencia instintual de estar juntos o demasiados juntos hace que estalle la violencia. Estar muy próximos nos pone en alerta del peligro que puede representar quienes se nos acerca, es una lógica biológica para cualquier animal viviente, por ello la distancia se impone para evitar cualquier amenaza que pueda sobrevenir. 


Estas líneas de reflexión pretenden decir que esta obra humana, esta tragedia humana se ha mantenido en ese filo de la navaja. Los griegos por las evidencias que nos han dejado, desarrollaron la técnica o la forma de cómo entenderse los humanos en sus variadas y naturales diferencias, es un gesto de bondad el tramitar las diferencias humanas sin necesidad de acudir a métodos violentos, sin necesidad del exterminio físico.

Tabién se tiene que el poder está dentro de las drogas más peligrosas. Aun así mientras estamos en su jurisdicción, conviene propender por los mecanismos de resolución pacífica de los conflictos, detener la espiral de violencia. Cualquier acto humano que haya causado dolor espera el arrepentimiento y luego su perdón. Un hombre arrepentido es mejor que uno en el resentimiento. Alentamos a quienes se esfuerzan por construir paz en Colombia.


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La Fiebre del Cemento

Por Mauricio Castaño H
Historiador
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No damos tregua al planeta verde, Bogotá y Medellín muestran sus dientes para arrasar con lo poco verde que queda, los mandatarios obedecen a sus padrinos de la industria del cemento. Los pocos árboles que dan respiro y fresca a la urbe a diario resisten amenazas de los que viven de la fiebre del cemento. Los dirigentes y funcionarios públicos no disimulan esfuerzos para rebuscarse palabrejas que suavicen la inescrupulosa intervención en las ciudades, templo de los industriales e inversionistas, dicen que toda infraestructura debe ser sostenible en lo económico y así embuten cemento. Parecen gánsteres que hacen quite a las alertas de organizaciones sobre cuidar el oikos, nuestra casa planetaria, de nada parece que sirve hacer consciencia por las ciudades verdes, es puro discurso para ir a convenciones y cocteles. 

En Medellín a diario se echan miles de toneladas de cemento sobre lo poco verde que aún existe, los urbanizadores no paran la guerra que tienen contra la naturaleza, cada vez los árboles son reemplazados por carriles que dan paso vehicular, en vez de apretar el cinturón de la malla vial, lo sueltan, hacen lo del glotón, en vez de acortar sus bocados, lo que hace es abrirle más huecos a su correa para que sostenga a su barriga creciente. Los clamores planetarios no son escuchados, las alternativas de transporte como las bicicletas o de sostener el verdor para el equilibrio climático valen poca cosa. ¡ Vuestra Majestad es el dinero!


Escucho voces de vecinos perplejos frente a la decisión que tiene la administración municipal de estimular el negocio echando loza de cemento y construir moles para bares en el único bosque que existe en el sector residencial de la Frontera de El Poblado. No les importa que los espacios públicos de ventas de licores estimulan las malas prácticas de borrachos y asentamientos de plazas de vicio, y detrás de ello, se vienen en cascada el micro tráfico de drogas ilícitas, atracos, crimen organizado. Es la lógica expansionista de los constructores y dirigentes que no pueden ver un lote verde porque inmediatamente se les despierta el apetito depredador, y entonces, al diablo con lo de pulmones verdes.


La voz ciudadana es silenciada, aplastada cuando alertan sobre estos exabruptos, pasa a diario en la ciudad, cuando los inversionistas echan el ojo a un terreno, se amangualan con sus servidores públicos para materializar su empresa, pasó en esta ciudad medellinense con el llamado sector del Naranjal, un barrio de clase media, fue desalojo con disposiciones legales, los obligaron a vender barato a los inversionistas y luego vendieron seis veces más caro. Y así ha pasado en toda esta ciudad, pasó con el barrio Prado de imponentes casas, con el Sector de Boston y ahora quieren arrasar al cien por cien con el barrio de El Poblado, que poco a poco han desplazado a familias tradicionales para abrir paso al sector industrial, justificada con la zona mixta en donde se obliga a convivir lo residencial con la zona comercial, y así poco a poco este último coloniza a aquel hasta que sus moradores terminan siendo desplazados por las consecuencias que trae la vida comercial, como está sucediendo:  el crimen organizado se toma los lugares, la prostitución vive en permanente fiesta, hasta que acorralan al ciudadano de a pié, sin otra alternativa que la de huir, desplazarse.


Una voz de esperanza se ha encontrado en los movimientos cívicos que frenan esa irracionalidad del vulgar comercio que desatiende los llamados de encontrar soluciones al cambio climático y a la irracionalidad de los constructores y dirigentes. Esperemos que estas voces logren frenar los desafueros de los desalmados constructores que se van con todas sus aplanadores con la fiebre del cemento en las ciudades de Medellín y Bogotá, por no decir en todas las del país.

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