Por Mauricio Castaño H
Historiador
Colombiakritica
Colombia entera una sola bandera, apostada en sus sillones viendo el partido de fútbol en la televisión, viendo la narconovela de mujeres tetonas. Colombia es un hombre bajado de un caballo para subirse a la presidencia, Colombia es la exhibición de nalgas que afama para llegar a la alcaldía de Bogotá. El hombre culo está referenciado así por Fernando Vallejo en su libro Memorias de un Hijueputa, Alfaguara (2019). Pero Colombia es rezo, consagrada a el corazón de Jesús, ah, y no olvidar que "Pablo Escobar, el narcotraficante que por poco no le da su nombre a Colombia… (Vallejo, 2019: 101).
A este cuadro colombiano se le suma la pobreza aumentada día tras día, miles y miles salen a mendigar a las calles, la mayor innovación que tienen los alcaldes para mostrar son los mendigos que se toman cada semáforo para vender confites, limpiar los parabrisas de carros… o los que se suben a los buses a pedir no una moneda sino billetes, y quien se niegue una mirada amenazante o un sermón que intimida se le viene encima, el pedigüeño miserable no da tregua, descarga su ira contra el pasajero: "El otro día subió al bus un desechable de los de garrote y arengó así a los pasajeros: 'No quiero robar ni matar. Tengo hambre, tengo hambre, tengo hambre.' Y un gruñido espeluznante. Aterrados fuimos sacando los monederos, pero al primero que le dió una moneda se la tiró al suelo iracundo…. Y tras mirar con ojos de fuego al de la monedita fue inspeccionando uno por uno al bus entero. 'Moneditas no -nos advirtió-. Billetes'." " Ahí va Colombia como por dentro de un tubo, montada en su esencia, el atropello." (Vallejo, 2019. p:159).
Colombia entera también está sentada en carros o motos que sueltan chorros de humo y es difícil pasar las calles, es alto riesgo por tanto enjambre de motos que aceleran al paso del peatón, motos las hay por millones y aumentadas en el gobierno de César Gaviria con la firma del libre comercio que no fue otra cosa que permitir la importación de todo cuanto hoy consume el país, así la economía interna se vino al suelo, lo textilero por ejemplo.
Pero volviendo al tema de las motocicletas, las calles fueron invadidas y una particularidad se le agrega desde 1980 con las escuelas de sicariato pagadas por la mafia del narcotráfico, muchos de los que montaban el caballito de acero se creían sicarios tanto su conductor como su parrillero, era todo un estatus, por donde pasan eran a mil km/H, y sobre todo sobre aceleran repetidamente asustando o advirtiendo al peatón que ellos están ahí, que les abran paso, y refuerzan esta advertencia llevando mano al cinto para sacar su pistola o metralleta. Civismo no existe, sí la selva o jungla de cemento. "Rico o pobre, culto o inculto, sabio o ignorante, bonito o feo, el que toma el volante en Colombia, de camión, bus, carro, moto lo que sea, se convierte en un cafre. Ven a un transeúnte cruzando la calle, digamos a unos treinta o veinte pasos, en vez de desacelelar, acelera. Ahí les queda retratada el alma del colombiano." (Vallejo, 2019, p:120)
Y de la política y de las instituciones lo anterior es muestra o indicador de su labor, la miseria, la pobreza es insumo para procurarse votos, sin educación, distribución del ingreso, un país inequitativo, sin una Smart City, sin una ciudadanía empleada y educada, nuestras calles son selva de cemento de sálvese quien pueda. Los políticos ansiosos están por exprimir la teta pública, se apropian los impuestos encarecidos y los invierten en negocios empresariales de sus amigos o familias. Y así el país es todo pan y circo, el hombre culo divierte y se hace mandatario, el montador de caballo se apea para subirse a la presidencia, es la democracia el círculo vicioso en donde se vota al malo evitando el peor.
El hombre culo representa a los pasivos connacionales que aposentan son nalgas frente a la pantalla, frente al fútbol y la narconovela. Pero también representa al que sólo consume y no produce, los que van y se abarrotan en los supermercados para compra de baratijas, a los que rondan como ratas de alcantarilla los centros comerciales, todos consumidores que polucionan y no inventan. Pero también representa la dirigencia corrupta del país, ejemplo Odebrecht, que tiene vuelta un estiércol a Colombia.
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