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Richard Sennett
"Necesitaremos encontrar otras formas de densidad física que permitan a las personas comunicarse, ver a los vecinos y participar en la vida de la calle, ,aunque estén separadas temporalmente"
La pandemia plantea a los urbanistas el reto de repensar la arquitectura de la densidad. La densidad es la lógica de las ciudades; la concentración de actividades estimula la actividad económica (por ejemplo, con el "efecto aglomeración"). La concentración de población es un buen principio ecológico para hacer frente al cambio climático, al ahorrar recursos infraestructurales. También es buena desde un punto de vista social, porque, en una ciudad densa y diversa, las personas tienen que tener trato con otras personas diferentes de ellas mismas. Sin embargo, para prevenir o inhibir futuras pandemias, seguramente necesitaremos encontrar otras formas de densidad física que permitan a las personas comunicarse, ver a los vecinos y participar en la vida de la calle, aunque estén separadas temporalmente. En el pasado, los urbanistas chinos encontraron esta clase de flexibilidad en los patios shikumen. Los arquitectos y los planificadores tienen que idear su equivalente contemporáneo.
Una cuestión más problemática para la densidad es el transporte. La ventaja del transporte público consiste en reunir de manera eficiente a un gran número de viajeros, pero esta no es una forma sana de densificación. Por esta razón, los planificadores de París y Bogotá están estudiando las denominadas "ciudades de 15 minutos", en las que la población puede desplazarse a pie o en bicicleta a los nodos densos del núcleo urbano en vez de viajar por medios mecánicos a los centros densos. Hacerlas realidad, sin embargo, exigirá una revolución económica, especialmente en las ciudades en desarrollo en las que las fábricas están situadas lejos de los barrios y los asentamientos irregulares en los que viven los trabajadores.
Esto pone de relieve un gran problema: cómo conciliar e integrar la ciudad próspera con la ciudad ecológica. Hay algunos pequeños puntos de encuentro evidentes (como idear maneras de que la población pobre no tenga que quemar la basura, contribuyendo así a la contaminación), pero la relación más general entre riqueza y respeto al medio ambiente nos exige repensar la densidad de manera radical.
Tomado de: El País.es
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