Historiador
Colombiakrítica
El actual gobierno colombiano se reclama alternativo. Su razón: materializar políticas propias de un Estado Social de Derecho. Sólo eso, no es nada del otro mundo. Y ese ha sido el propósito desde la invención del Estado Moderno, satisfacer los derechos básicos para la existencia humana: alimentación, salud, educación, trabajo, vivienda. Es la República de las acciones, obras son amores. Entendible éste énfasis porque los anteriores gobiernos corresponden más bien a la República de la Corrupción, saquear los recursos públicos ha sido el propósito de las clases dirigentes del país. Cada vez se destapan ollas podridas, cada vez más cañerías quedan al descubierto: descalabro por más de 13 billones en Salud, sistema pensional con amagues de colapsar, la Fiscalía con fuertes nexos mafiosos. Somos todo lo contrario a un Estado Social de Derecho.
El Estado no es más que un Pacto Social que tiene sus inicios con la Modernidad y refrendado en 1789 con la Revolución Francesa. Esos son los grandes propósitos, este es el gran designio de la razón administrativa estatal. Pero del dicho al hecho, hay mucho trecho, una cosa es el deseo y otra bien distinta es el mundo real. El mundo en el que vivimos, en el que nos ha tocado vivir es muy diferente. Y la verdad sea dicha, los Estados, unos más, otros menos, no han logrado materializar esos Derechos Esenciales de la existencia humana, y el fracaso los define bien. Basta mirar las calles para encontrarse la pobreza y la miseria en abundancia, gentes van y vienen en el rebusque para no morir de hambre. Colombia está entre los países más inequitativos según el coeficiente de Gini. Por lo demás, el 40% de la población colombiana no tiene resuelta alguna de sus necesidades básicas bien sea de salud, servicios básicos, pensión, etcétera.
No Distribución de la Riqueza
Y todo sea dicho sin rodeos, el gran problema no resuelto es la Distribución de la riqueza nacional, la pobreza es lo más común y sólo unos muy pocos, el uno por ciento, la clase más privilegiada, concentran la riqueza, se la apropian. El término más usado es la corrupción, la manera como se roban los recursos públicos. Este es el problema esencial en los gobiernos, en cómo encontrar la solución para brindar los servicios esenciales a la ciudadanía, pero el escollo encontrado es el Poder mismo, su naturaleza es ser obstáculo para la circulación de la riqueza.
No entraremos en detalles del fracaso del Estado, en el no logro de sus grandes sueños, de sus grandes propósitos. Para dar una idea, basta decir que de los más de cincuenta millones de colombianos, se tienen los siguientes datos dados por el mismo Estado a través del DANE, en los cuales se confirman el fracaso de los gobiernos, por ejemplo, para el sostenimiento de un hogar o familia deben entrar tres salarios, ya se puede uno imaginar el hacinamiento en las clases más pobres en donde tienen que vivir bajo un mismo techo tres familias. De doce millones que corresponde a la población económicamente activa, es decir, en capacidad de trabajar, solo la mitad encuentra un trabajo. De siete millones de personas en edad de jubilarse, solo dos millones logran pensionarse.
El Bogotazo: 1948
No se puede seguir jugando con candela, cuando se trata de la lucha por la subsistencia, la naturaleza misma enseña a no dejarse morir de hambre, el instinto comanda sin miramientos de compasión, sobrevive el más fuerte, la fuerza bruta comanda la vida. También el Poder está dentro de lo irracional, está dentro de las drogas más peligrosas. Esto hace que la lucha por el Poder no haya sido fácil, es una lucha a muerte. Si bien el pueblo es manipulable, no lo es por siempre. En situaciones extremas, la violencia estalla.
Colombia tiene un famoso estallido social. Sucedió ya en 1948 con el bogotazo al matar al líder populista Jorge Eliecer Gaitán, sus seguidores entraron en furia arremetiendo contra todo, descargando su ira contra todo lo que estaba por delante, la destrucción fue la recompensa ante un sueño asesinado. Un caos, un estallido de la masa que se dispersa hacia donde esté la presa, son lobos feroces que quieren devorar, el puñal quiere derramar sangre, irrumpen contra todo lo que haya en su camino, rompen vidrios de almacenes, saquean, acuchillan, matan, sacrifican al verdugo, al chivo expiatorio, matan y comen del muerto.
Es algo horrible, sin ley, las reglas y leyes entran en suspensión para que emerja el caos, el desorden social, las gentes entran en desobediencia civil, nada se respeta, no hay Poder que valga, no vale mandar porque nadie obedece. Estallido social sin control, a eso temen los hombres de poder y en general los muy ricos. Ese horror ya vivido no se quiere repetir. Por eso cualquier violencia, equivale desatar los nudos que amarran lo que haya del Gran Pacto Social.
Por eso mismo es poco probable un golpe de Estado como se estilaba con militares a bordo y al mando. Hoy se estila los golpes blandos Lawfare. Consisten en no dejar gobernar debilitando las instituciones, propiciar caos en su interior que se proyecta afuera en la sociedad. La finalidad es ablandar al gobernante para contener las medidas que no conviene el gran empresariado. Y son los medios de comunicación armas corporativas del empresariado, los que llevan la delantera en generar caos, pues los mass media son ondas expansivas para formatear, manipulan con las fake news. El objetivo final es generar confusión y miedo en la población. Hoy la guerra se trasladó a los micrófonos, a los mass media. Se sigue matando pero las balas son ya secundarias y una alternativa extrema, pero sí sigue muy vigente en los bandidos, en la cultura traqueta, mafiosa.
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