Microcrédito: Un lobo disfrazado de Oveja

Por: Juan Pablo Durán Ortiz *
Economista

Después de habérsele otorgado el premio nobel de paz en 2006 por su modelo de desarrollo social a través del microcrédito, Muhamad Yunus fue expulsado en 2011 del Banco Grameen, entidad que había fundado e impulsado alrededor de todo el mundo. Así se sepultó en Bangladesh el mundialmente famoso banco de los pobres, luego de que en febrero del mismo año un documental de la televisión española mostrara al mundo casos de explotación de familias pobres donde para devolver el crédito se les obligaba a vender sus últimas posesiones llevándolas a la extrema humillación y, en algunos casos, al suicidio.

Fue la gota que derramó la copa. Ya Sudhirendar Sharma , investigador y analista local había afirmado que Grameen Bank "ha condenado gente muy pobre al círculo de la deuda perpetua” (Sharma, 2002-1) (1)  y que el beneficio en última instancia era para las corporaciones, quienes vendían bienes e infraestructuras a los tomadores de préstamos (Sharma, 2002-2) (2) . También el antiguo primer ministro de Bangladesh había dicho: "No hay diferencia entre usureros como Yunus y gente corrupta" (Hasina, 2007) . También eran comunes críticas de países externos, como la televisión nacional sueca que criticó la ayuda de Suecia y Noruega al Banco Grameen.

A pesar del rechazo generalizado en su país de nacimiento, el microcrédito aún hoy se sigue expandiendo en todo el mundo impulsado tanto por el sector público como por el sector privado, con el argumento de que el bajo acceso a los servicios financieros es una de las “trampas de la pobreza”.
El aumento del microcrédito en el mundo
Influenciado por su educación neoclásica en EEUU, Muhamad Yunus estaba convencido que la creación de empresas era la solución para disminuir las altas tasas de desempleo y pobreza de Bangladesh. Por este motivo, comenzó otorgándole créditos a las mujeres cabezas de familia en su región para que compraran celulares y vendieran minutos a sus vecinos. Esto se convirtió en una fuente de ingresos para las mujeres deudoras y para sus vecinos que comúnmente no tenían a su alcance servicios de telecomunicaciones adecuados.

Las mujeres que se acercaban a pedir créditos aumentaba con el tiempo y las tasas de impago no eran altas. Este se convertía en un negocio rentable que ameritaba la conformación de un Banco, denominado Banco Grameen o Banco de los pobres fundado en 1976. Algunos investigadores se sintieron atraídos por el modelo, y estudiando a los deudores individuales se daban cuenta como personas que antes no tenían fuentes de ingresos veían ahora una posibilidad gracias a los microcréditos de Grameen. El negocio fue creciendo para el Banco Grameen que otorgaba crédito para todas aquellas actividades básicas que podían hacer las personas pobres fácilmente, desde la reventa y comercialización de productos, hasta la producción de alimentos básicos. Diez años más tarde el modelo de microcrédito se convertiría en una de las herramientas principales de Desarrollo Social para el mundo, fundamentalmente por tres razones:

La primera de ellas porque el Banco Mundial descubrió a mediados de los ochentas que el modelo de microcrédito se ajustaba a todos los preceptos neoliberales que impulsaba (e impulsa) en los países subdesarrollados. En primer lugar, no necesitaba de gastos adicionales por parte del Estado, pues esta actividad la podía desarrollar directamente la Banca Privada, las Cooperativas  y las ONG. Además, si el gobierno realiza actividades de microcrédito los dineros “invertidos” en los pobres serían devueltos con intereses. En este sentido, la disminución de la pobreza en este caso es una política sin gastos para los gobiernos (la disminución de la pobreza es “gratis”), por lo cual podía seguir minimizando la participación del Estado en la economía sin problemas. En segundo lugar, era un enfoque de oferta al mejor estilo de la ley de Say: aumentando el número de empresas, aumenta el empleo y con él la demanda (toda oferta crea su propia demanda); en una situación donde el “mercado” de productos no necesita ser regulado e intervenido, sino simplemente impulsado. En tercer lugar, cada uno de los empresarios individuales sería el responsable de su propio desarrollo y era el egoísmo personal el causante de equilibrios óptimos de “mercado” en el largo plazo. Por último, la competencia llevaría a la supervivencia del más trabajador e innovador, por lo cual el fracaso de los nuevos microempresarios sería responsabilidad exclusiva de cada uno de ellos, y no del Estado.

La segunda razón por la cual se expandió el microcrédito en el mundo era porque coincidía con las bases teóricas de los negocios de la base de la pirámide promulgados por Prahalad en 1994 (4)  e impulsados con gran fuerza por el Banco Mundial y su Corporación Financiera Internacional (IFC) (5) . La idea fundamental de esta tendencia es que las personas pobres vistas individualmente no representan mucha capacidad de consumo, pero debido a que existen tantas personas pobres en el mundo (unas 4.000 millones en su momento), vistas a nivel agregado, representaban una oportunidad de mercado enorme para las empresas. La invitación a las compañías multinacionales es entonces innovar en su portafolio de productos para poder venderle a las personas pobres. El microcrédito, había demostrado ser una oportunidad de negocio enfocada en los pobres como consumidores.

La tercera razón fue la rápida expansión de compañías financieras privadas con el negocio del microcrédito, que dadas sus altas tasas de interés y sus bajas tasas de impago resultó ser extremadamente rentable. Entidades como Sinapi Aba en Ghana, Compartamos en México, SKS en India y LAPO en Nigeria, entre otros, exhiben altas tasas de rentabilidad (Bateman, 2010-2) (6) . Según Oxley (2010) (7)  existen en el mundo unas 10.000 instituciones financieras que ofrecen servicios financieros a más de 150 millones de clientes, el 70% de ellos de las familias más pobres, y la demanda global de financiamiento desde las personas más pobres se estima en unos 500 millones de familias, en definitiva el negocio de las microfinanzas se ha convertido en un gran negocio.
Por qué el microcrédito genera subdesarrollo?

La primera mujer que recibió un crédito del Banco Grameen en Bangladesh vio como aumentaron sus ingresos casi instantáneamente. Su negocio de venta de minutos a celular era próspero pues todos sus vecinos buscaban a la única persona que tenía cerca un celular para comunicarse. Sin embargo, a medida que iba aumentando la competencia (porque nuevas personas también contraían créditos para comprar también celulares y vender minutos), se iba cada vez distribuyendo las ventas en más y más vendedoras de minutos. La competencia entre vecinas se hizo cada vez más fuerte y el dinero que quedaba para cada una de ellas y sus familias era cada vez menor, insostenible para sobrevivir o pagar los nuevos créditos. Según el PNUD, Bangladesh hoy se presentaba como un ejemplo de subdesarrollo para el mundo, con el 50% de personas pobres por ingreso, casi el 60% de las personas en pobreza multidimensional y niveles bajos de Desarrollo Humano. (8)

Las ventas de ciertos productos básicos son constantes y limitadas en el tiempo. Las personas en general no aumentan su consumo diario en alimentos, manillas, agua, alcantarillado y telefonía, entre otros bienes y servicios. Así, al aumentar en el tiempo los vendedores y las ventas en este tipo de mercados lo único que se genera es una translación de la demanda, un  aumento de la competencia entre productores y una disminución de las utilidades y de los ingresos para todos ellos. La innovación cuando es aplicada a productos básicos y mercados limitados, solo logra una mayor participación en el mercado del empresario innovador, lo que significa una quiebra más rápida de sus competidores, el efecto agregado sigue siendo negativo. Las políticas basadas en la creación de microempresas enfocadas en productos básicos son fallidas por definición. Es por esto que los países y regiones más “emprendedoras” del mundo, son a su vez las más pobres. Los resultados contraproducentes de estas políticas inadecuadas pueden experimentarse en el África Subsahariana desde los ochentas hasta hoy, en Perú en los años noventa y la primera mitad del 2000, y hoy en algunas ciudades de México y Colombia (como Medellín).

El resultado de la masificación del microcrédito para las economías es la proliferación de microempresas sin capacidad de crecimiento, informales, de bajo valor agregado, con condiciones de empleo inadecuadas y disminuciones en los ingresos de los empresarios. En general, el andamiaje económico pierde productividad y competitividad: “Este modelo ha progresivamente ayudado a desindustrializar, infantilizar e informalizar las estructuras sociales y Económicas” (9) . Ya en 1998 Gulli del BID había empezado a dudar sobre la idea convencional de que las microfinanzas en general, y el microcrédito en particular podía servir como herramienta para disminuir la pobreza. (10) Luego Carmen Pages de la misma institución relacionó esta tendencia con el subdesarrollo productivo: “La baja productividad suele ser el resultado no intencionado de una gran cantidad de fallas del mercado y del Estado que distorsionan los incentivos para innovar, impiden la expansión de las compañías eficientes y promueven la supervivencia y el crecimiento de empresas ineficientes… Cuando se concede crédito a empresas improductivas, se perpetúa la asignación desacertada de los esfuerzos, el trabajo y el capital, lo que reduce la productividad de un país” (Pagés, 2010: 11) . (11)

La cooptación de los Estados por parte del sistema financiero internacional, quedó clara en la crisis de 2008, cuando las mismas entidades inspiradoras del Estado mínimo y de la no intervención gubernamental en el mundo, promovieron sin sonrojarse que el gobierno de EEUU invirtiera más de U$12,8 billones en la salvación de entidades financieras privadas. Estas entidades llevaron a la quiebra a varios países tras sus movimientos irresponsables y sin regulaciones.

La desindustrialización de la economía mundial es un efecto directo de la promoción de la especulación financiera que bajo diferentes mecanismos hace que los recursos económicos se disminuyan en la producción y se desvíen hacia las utilidades de entidades financieras y movimientos en las bolsas de valores. La proliferación del microcrédito y del crédito de consumo es una herramienta de desviación de estos recursos. Han servido en la práctica para que las personas de clases sociales bajas y medias tomen deudas excesivas, generando que sus ingresos pasen a engrosar los recursos financieros que generarán las burbujas especulativas donde ganan unos pocos capaces de manipular los mercados. Este movimiento genera niveles más altos de inequidad.

Por esto no es una coincidencia que el índice de desigualdad (Gini) a nivel global haya variado menos de dos puntos en treinta años (entre 1950 y 1980 pasó de 0,640 a 0,657); pero a partir de 1980 y el consenso de Washington haya empeorado en promedio cuatro veces (pasando de 0,657 a 0,707 para 2002) (12) . Tampoco es coincidencia que los países más abiertos a las políticas neoliberales en los últimos años, sean a su vez las más abiertas a la especulación y las más inequitativas del mundo, como es el caso de Colombia, México y varios países del África Subsahariana.
Las alternativas financieras para Colombia

Cuando el consumo de las personas no está basado en los ingresos que subyacen del empleo que solo puede generar la agricultura, la agroindustria y la manufactura, sino que este consumo está basado en el crédito y/o la especulación, la economía encuentra las crisis más frecuentemente. Mientras más recursos se inviertan en especulación y consumo y menos en inversión productiva de valor agregado, mayores serán los costos sociales y económicos para la gran mayoría.

A nivel empírico, la derrota del neoliberalismo y su paquete de políticas se hizo evidente cuando el economista Neoclásico Joseph Stiglitz, Economista Jefe del Banco Mundial (13), criticó abiertamente las reformas estructurales impulsadas por el Banco Mundial  y promulgó un nuevo acuerdo denominado Post Consenso de Washington que dá un mayor papel al Estado bajo principios de “buen gobierno” e impulsa políticas directas por parte de los gobiernos para disminuir la pobreza y la inequidad. En 2005, el papa Juan Pablo II, acusó al neoliberalismo de ser contrario a la moral cristiana. Incluso los hermanos Rockefeller y George Soros financian hoy el Instituto para el Nuevo Pensamiento Económico (INET por sus siglas en inglés), con el objetivo de repensar la economía. El neoliberalismo, que promueve las rentabilidades especulativas sobre las reales, demostró ser un riesgo incluso para la supervivencia del sistema económico actual.

Desde los ochentas han demostrado ser exitosos países que promueven un desarrollo económico balanceado, donde el sector financiero está al servicio del sector real (no al revés),  a través de la protección a la agricultura, el impulso a la agroindustria y una política industrial activa. Para promover estos sectores varios países como China, Japón, Taiwán, Singapur, Corea del Sur y Brasil han impulsado Bancos de Fomento de gran capacidad financiera enfocados en la producción real. Otros han generado fondos de inversión y fomento con los mismos fines (como por ejemplo Chile, Perú y Ecuador) con gran éxito. Los países europeos y Estados Unidos también mantienen grandes fondos de financiación y mecanismos de protección a su producción industrial y agropecuaria a pesar de la crisis financiera.

También han resultado muy exitosos los fondos de financiación comunitarios para generar redes productivas, identificar los negocios con mayor capacidad de crecimiento y generar confianza y redes de cooperación. En muchos casos, a través de Cooperativas de Crédito ó Uniones de Crédito (Credit Unions) en las redes de campesinos (caso de Taiwán y Corea del Sur), Cooperativas Financieras enfocadas en financiamiento a la producción (caso de Emilia Romagna para impulsar distritos industriales), Bancas Comunales, Cajas Laborales (como en la región vasca con la Caja Laboral Popular de propiedad de los trabajadores) y Cooperativas Locales, barriales y veredales para impulsar la producción (caso de las Cooperativas de Crédito Rurales CCR y Cooperativas de Crédito Urbanas CCU en China).

En Colombia el gobierno ha suscrito acuerdos con el Banco Mundial y la OMC que no le permiten tener niveles de protección y promoción a los sectores agropecuarios y manufactureros nacionales similares a los desarrollados por países como Brasil, Chile, Perú, Ecuador, EEUU, los países de la Unión Europea, China y los tigres asiáticos, entre otros. Dada esta falta de autonomía a nivel económico, es importante repensar el papel de los sectores productivos, y en particular el papel de los sectores agrarios y manufactureros para generar niveles de colaboración con entidades financieras de la economía social y solidaria para impulsar modelos de Desarrollo Local independientes y autónomos de la dinámica estatal. El primer paso es que las empresas del sector solidario, en especial aquellas que se dediquen a actividades financieras, sean más conscientes de su papel en el Desarrollo. Este papel debe estar diametralmente separado a los intereses impulsados por la especulación y el neoliberalismo, que están fundados en actividades poco productivas, como el microcrédito y los créditos de consumo.

Artículo toma de: Desdeabajo.info



* Economista y Magister (MS) en Finanzas. Actualmente es investigador y director general del IBSER, miembro del Word  Economic Association (WEA) y miembro de la Comisión en Economía Medio Ambiental y Política Social (CEESP). Correo electrónico: direccion@ibser.org. Se agradece los valiosos aportes y comentarios de Elizabeth Montoya Betancur.

[1] Sharma (2002-1). Is Microcredit a Macro Tap? En: The Indu, 25 de Septiembre de 2002. http://www.hinduonnet.com/businessline/2002/09/25/stories/2002092500810900.htm%7Cfechaacceso=2006-12-02}}

[2] Sharma (2002-2). Microcredit Globalization Unlimited. En: The Indu. ! de Mayo de 2002.

[3]Hasina (2007). A new Party for Bangladesh. En: The Economist. http://www.economist.com/node/8742949?story_id=E1_RSQNJQJ


[4] C. K. Prahalad. The Fortune at the bottom of the pyramid. Pearson Prenctice Hall, 2006. 273 p.

[5] IFC and World Resources Institute. The next 4 Billion. Market Size and Business Strategy at the Base of The Pyramid. 2007. World Bank Group.


[6] Bateman (2010-2).Microfinanzas no es la gallina de los huevos de oro. Publicado 12 de Octubre de 2010 en Radio Holandesa para Latinoamérica. En: http://www.rnw.nl/espanol/article/microfinanzas-no-es-la-gallina-de-los-huevos-de-oro

[7] Oxley (2010). Microfinance: Challenges and Opportunities. Ver

[8] PNUD, 2010. Human Development Report (Reporte Mundial de Desarrollo Humano). Naciones Unidas. Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo


[9] Bateman (2013). La era de las microfinanzas: destruyendo las economías desde abajo. La Ola Financiera. Universidad Autónoma de México. 77 p.

[10] Gulli (1998). Microfinance and Poverty, Questioning the conventional Wisdom. Microenterprise Unit. Sustainable Development Department. Inter – American Development Bank.

[11] BID (2010). La era de la productividad: como transformar las economías desde sus cimientos. Carmen Pages, editora. Banco Interamericano de Desarrollo. En: http://www.iadb.org/research/dia/2010/files/DIA_2010_Spanish.pdf

[12] Milanovic (2009). Global Inequality and the Global Inequality Extraction Ratio: The Story of the Past Two Centuries. Policy Research Working Paper No 5044. Washington D.C. The World Bank 

[13] Stiglitz (2002). El malestar en la globalización. Madrid. Ed Taurus. 314 p. 

1 comentario:


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