Rezar y Empatar

Por Mauricio Castaño H
Historiador
colombiakritica.blogspot.com/

Las almas bien se truecan por placeres y fortunas; el que peca, reza y empata.  El diablo ha sido buen aliado para adentrarse en las ambiciones sin medida y sin freno. De nuestra cultura recién se nace, aprendemos que el camino es el de ganar, tener éxito, fama, alcanzar el pódium. Lo importante es llegar o estar entre los primeros, no interesa que se tenga que repartir codazos para batir a quien amenaza con sobre pasarnos. En las universidades se ingresa a una de las carreras que se ofertan, allí se aprende del entrenamiento para el triunfo, alguien bañado en dinero, forrado en oro, es señal de poseer el premio mayor. Los jóvenes se exhiben presumiendo opulencias, van muy veloces en sus lujosos carros, atropellando y asesinando a gentes trabajadoras e inocentes.

Colombia aprendió bien la lección, encontró en la Violencia el camino rápido para que los más aventajados hicieran primeras y grandes fortunas, con un saldo de más 700 mil muertos en los últimos cincuenta años, unas aproximadas quinientas mil familias ricas, y la gran mayoría de 44 millones de habitantes pobres. Las metodologías del crimen develadas para incrementar riquezas, se corresponden con el apetito señorial por los grandes negocios de las tierras estratégicas. Echado el ojo sobre el terreno, se despliega la metodología violenta sobre los pobladores campesinos, mandan los ejércitos ilegales del paramilitarismo, armados hasta los dientes, imponiendo su dureza y crueldad sobre la población civil. 

A esta primera imagen vistosa de garras de plomo, se viene una gradualidad: hacen amenazas a través de panfletos; le siguen las que son directas; continúan con las torturas; luego las desapariciones; se endurecen con los asesinatos selectivos; y mucho más agresivo son las masacres. Con ello se logra el objetivo de atemorizar a la población, haciendo que abandonen sus tierras, logrando desplazarlos. En Colombia el censo aproximado son cuatro millones de desplazados. La bota militar se impone, se impuso, las tierras desoladas están, sólo las bordea el cerco criminal. Y ahora ¿Qué viene?

Aparecen unos fulanos que fungen ser buenos samaritanos, deseando comprar esas tierras con líos. Con marrullas hablan a los campesinos para que acepten alguna migaja por su predio, “es mejor algo, a perderlo todo”, o simplemente obligan apuntando con la pistola sobre la cabeza para que firmen la escritura en venta, en otros casos falsifican las firmas. Es un proceso violento de legalizar lo ilegal, la zona gris de la que ha hablado el investigador Jorge Garay en un estudio para el Banco Mundial sobre este particular. Un hecho ilustrativo es la del político   Carlos Urrutia, embajador de Colombia en Estados Unidos e íntimo amigo de Juan Manuel Santos, cuestionado por negocios de tierras baldías, se valió de triquiñuelas jurídicas para favorecer a ricos empresarios y alejar a los campesinos de tener sus parcelas. Y algo más, capitalizan los procesos de desmovilización de paramilitares, asentándolos en las mismas tierras despojadas y gestionan finanzas ante  organismos internacionales como la OIM.

Retomando el hilo, vienen a bien los ejemplos de esos desaforados que todo lo quieren tener, esta vez es la captura  del concejal Carlos Mario Obando con nueve policías más, por hacer parte de una de las tenebrosas bandas criminales que tiene el afamado municipio de Envigado, situado muy cerca del rico barrio de Medellín, El Poblado, guarida preferida de narcos y delincuentes, en este adinerado barrio tuvo uno de los centros de operaciones el criminal Carlos Castaño, allí mismo han sido capturados tenebrosos delincuentes. Fausto, el que vendió el alma al diablo, ha triunfado, las universidades dan su cátedra, en la calle se aprende más, y así se ajusta el sistema ontológico, un principio moral se habilita en fechorías, no importa la maldad o la infracción. El que peca: reza y empata.


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