Por Mauricio Castaño H
Historiador
http://colombiakritica.blogspot.com/
Horror mostraron los que antes eran los dueños de la palabra, quienes sólo estaban autorizados para hablar, ciertos sabios que se creían poseedores de la Verdad, cuando la democracia los destronó permitiendo la voz a todos sin distingo alguno, el ilustrado, el loco, el ignorante, el pobre, el rico, pudieron hablar en igualdad de condiciones. Aunque no han faltado las dictaduras que tratan de legitimarse a nombre de unas mayorías que quieren decidir por todos.
Hoy, frente a estas amenazas de los sistemas políticos, viene un nuevo impulso democrático con la internet, la virtualidad permite que todos tengamos nuestras propias voces, somos pilotos y no simples viajeros pasivos como suele darse cuando estamos sentados frente a la televisión. Estos nuevos formatos de comunicación permiten constantemente evaluar y ser evaluados, hoy nuestros líderes ascienden o se precipitan según la imagen construida en las redes sociales que prometen nuevas primaveras.
Es un nuevo estatuto de ciudadanía al que estamos asistiendo, desde cualquier Smartphone se vive en permanente comunicación, accediendo al saber, wikipedia reemplazando o destronando al profesor, hoy deslegitimado, sin rol, enfrentando a estudiantes que apenas soportan estar sentados con su esquiva atención. El saber regado por todos lados, aquí y ahora, sólo se diferencia la capacidad inventiva, la memoria ya no asombra, el profesor que vomitaba libros hace tiempo entró en el olvido. Nuevas formas de conocer con sus más y sus menos, nos han acostumbrado a que una imagen en la tv dure siete segundos y tan sólo quince para responder una pregunta, con ello se ha deteriorado la capacidad de concentración a la que nos sometemos cuando estamos frente a la computadora y la emisión de tan sólo unos micromensajes y la vendetta comercial, en detrimento de lecturas extensas que favorecen la capacidad argumentativa.
Esos pulgares habilidosos tecleando el teléfono inteligente y la posibilidad de intercambio, nos ponen frente a nuevos retos para inteligentes inventivas. El camino está en no quedarnos atrapados en el sólo consumo pasivo, sino en allanar mundos posibles en donde todos quepamos sin discriminación y con dignidad. Nuevos ciudadanos, elegimos que tanto entregamos de nuestra información personal a las grandes compañías de la virtualidad, que a cambio de facilitarnos navegar, nos capturan nuestros gustos, que luego venden al comercio. Pero a pesar de todo, la capacidad inventiva de la humanidad es mayor, a los sólo intereses del vulgar comercio.
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