A Quien Odiar

Por Mauricio Castaño H
Historiador
Colombia Kritica

Necesitamos evacuar nuestros odios para no atragantarnos, para no envenenarnos, para no enloquecer. ¿A quién echar las culpas de todas nuestras desgracias que sacuden una y otra vez nuestra existencia? Y no son pocos los males que a diario amenazan con tragarnos, la lógica macroeconómica con su robotización fabril cada vez necesita de menos brazos humanos, el desempleo estructural es ya una especie de fósil, cosa del pasado. Pero un problema sigue latente, la vida, la familia, el individuo, la sociedad siguen apalancados como soportes del Estado: El trabajo sigue siendo fuente para la subsistencia, sin él la vida se desploma sin poder satisfacer las necesidades básicas: Alimentación, Vivienda, Salud, Educación.

¿Qué solución ha encontrado la sociedad en estos difíciles momentos? El mecanismo usado data desde el inicio de la humanidad: El Chivo Expiatorio. Encontrar un responsable a quien achacar todas nuestras culpas. En la antigüedad se conocen varios rituales en los que los males eran saldados. Se nos viene a la memoria la loba gigante mandada hacer en acero, hueca por dentro, puesta a calentar y cuando estaba al rojo vivo se le echaban por

dentro niños y toda clase de personas que previamente eran escogidos para el sacrificio, para ofrecer al Dios y así poder calmar sus iras. Todos acudían allí para presenciar el rugir de la bestia. Recordamos también el significado de la palabra chivo expiatorio: no es más que alguien escogido en reemplazo de… sobre quien recaerá toda la culpa, la ira desatada por una gran masa furiosa que tiene sed de venganza, requieren responsabilizar a un alguien que pague por sus desgracias. Chivo expiatorio es quien expía las culpas, quien las limpia, por eso su sinónimo es la palabra víctima que quiere decir el segundo, el que está después de… como el vicario, el vice, es el segundo.

La víctima es quien sufre daños en lugar de otros, una víctima siempre se presume inocente, por eso los Estados Modernos han diseñado metodologías para su resarcimiento: La Verdad: explicar el origen y el por qué sucedieron los hechos, saberla nos quita tormento y evita posibles locuras. Justicia: que haya castigo de los agresores y mucho mejor es que reconozcan que hicieron daño. Que pidan Perdón, que haya arrepentimiento. Reparación: los daños causados y ruinosos serán reparados. Las tierras despojadas serán devueltas, se dará inversión y acompañamiento técnico para sus cultivos. Garantía de No Repetición: claro está, que no regrese la guerra, que la fuerza estatal cope el territorio para seguridad de sus pobladores. Y la Memoria: el recuerdo pero para enseñar a las generaciones presentes y futuras el no andar, el prevenir los caminos del horror. “La venganza no es menos vanidosa y ridícula que el perdón…  Aunque el olvido es la única venganza y el único perdón... No odies a tu enemigo, porque si lo haces, eres de algún modo su esclavo. Tu odio nunca será mejor que tu paz.” Borges.

En nuestros días ese recurso de chivo expiatorio ha mutado. Y el giro dado es a la política. Con destreza y habilidad el marketing político ha canalizado, ha encontrado la manera de que las gentes evacúen sus odios, busquen responsabilizar a otros de las desgracias de sus vidas. Bernard Stiegler, es contundente en afirmar que la pérdida del sentimiento de existir hace a la sociedad enferma: psicóticos, neuróticos, racistas, fascitas que reclaman muerte y venganza, y frente a ellos no existe ninguna imposibilidad de disuadirlos, están convencidos que la razón los asiste, se sienten incomprendidos: “El paranoico, el psicótico, el neurótico nunca cuentan estupideces. Hay siempre un fondo de verdad. El problema es que ese fondo de verdad, que se vuelve patológico, expresa una enfermedad que no solamente es la de esos electores, es la de nuestra sociedad..
...No sirve para nada decírselos; nunca lo entenderán. Precisamente, entienden otra cosa si Ud. les dice eso. Entienden que Ud. no ha escuchado su problema. Y tienen razón. Aferrarse a un chivo expiatorio es un síntoma.” 

Recordemos la reflexión de Richard Sennet La Corrosión del Carácter, el cambio en la relación obrero -  empleado – patrón. Los obreros ante la nueva situación son despojados de su dignidad, de su carácter que implica ese conjunto de relaciones con la familia y con la sociedad en general, pierden la confianza en sí mismos, son seres inseguros, instables casi al punto de ser quebradizos.

Lo real es que la sociedad se ha transformado con los avances de la técnica y la robótica integrados al mundo laboral, la mano de obra humana se está haciendo caduca en lo acostumbrado laboral, nuevos retos se imponen a la imaginación, la investigación en el trabajo contributivo o colaborativo, la renta básica son aspectos que se desprenden para reconfigurar un nuevo orden social. La evolución técnica enseña que las invenciones pertenecen a la humanidad, es impropio que sólo una élite de poder se las apropie para su sólo beneficio. La solidaridad es un camino por recorrer que promete aliviar la catástrofe de falsas venganzas, de los falsos odios, impiden por lo menos que nos matemos unos a otros.

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