Por Mauricio Castaño H
Historiador
Colombiakritica



Una tenaza lo aprieta, lo sujeta, hay momentos que parece ahogarlo, estrangularlo, asfixiarlo. Pedro vive preso en el oscuro mundo religioso en donde se comienza y se termina el día con rezos y alabanzas, y en donde la belleza y elegancia femenina es ofensa para el supremo Dios. 

Su conflicto se agudiza con el otro mundo moderno de la ciencia que facilita la vida y por el cual se sienten atraído. Pedro está fascinado con los vientos y las corrientes de agua, quiere aprovecharlos para producir energía, para mejorar la precaria y rústica vida campesina y en sí de la humanidad en general. Si el telégrafo, los trenes acortaron distancias, acercaron a las personas, eliminaron diferencias, ¿cómo no soñar con la producción de energía eléctrica gracias al aprovechamiento que se puede hacer de las aguas y los vientos? 

En suma, el movimiento puede destruir los prejuicios y crear una sociedad nueva, más justa donde el individuo pueda vivir como una persona libre e independiente, es un sueño que puede ser posible.

Ese mundo religioso cerrado y aislado es una máquina de tormentos para Pedro, de la cual no logra zafarse y que por el contrario cada vez lo aprisiona más y más, su rebeldía no es suficiente, su cuerpo y su alma están lo suficientemente adiestrados, doblegados, no puede dejar su punto de retorno, no tiene otras opciones que la vida en aislamiento y en la soledad. Cuando intentó escapar, se sintió un extraño en esos encantos de la vida moderna y de los lujos y refinamientos financiados por la burguesía de su época, pese a sus intentos persistentes, a su fuerza de voluntad, Pedro no deja de sentirse extraño en los pasillos y salones del lujoso castillo en donde fue acogido.

La dogmática religiosa es una máquina de tormentos , es una máquina que perturbará para siempre la vida de Pedro que no se siente ni de acá ni de allá, vive inconforme, reniega de su miserable vida que le tocó vivir pero tampoco logra adaptarse al nuevo mundo moderno en el cual es acogido por sus proyectos, sus ideas brillantes como ingeniero. Pero esta acogida no es suficiente sin el anclaje de la exigente maquinaria burocrática que le exige asociarse con el mundo empresarial, sin está comunidad de intereses no se es nadie, tan solo un tonto afortunado y así sucede, pues en solitario es devorado, triturado por el exigente mundo burgués de los negocios, una idea sin su financiación resultó ser un proyecto que nació muerto. Al orgullo le precede el fracaso así se lo recrimina sus mentores.

Pedro es persistente como bien lo afirma en uno de sus diálogos: “Un hombre que se respete cumplirá lo que se propone hacer a cualquier costo.” La decisión y la resistencia de sobreponen, incluso desafía la fuerza natural: “no se puede perder la fe en la fuerza de la decisión.”

Pero esta fuerza puesta en la decisión de su voluntad, de sus convicciones y deseos por alcanzar los logros científicos, no es suficiente cuando entra en contradicción con su Ser que lo ha constituido, su ser en última instancia se inclina más por su tradición que tanto rechaza pero que no la ha podido dejar, allá, en solitario, está el hermitaño viviendo con lo casi nada, con tan sólo un poco de agua y alguna miga de pan, alejado del mundo, no se siente ni de aquí ni de allá, no se siente ni totalmente definido por su dogmática religiosa ni por el mundo moderno por el cual luchó y del cual tuvo que abandonar ya derrotado: “me he sentido aislado y sin raíces toda mi vida… pero aquí finalmente soy consciente de quién soy… en mi soledad sin Dios, sin esto hubiese sido apenas medio ser humano… ahora me siento liberado,” confiesa a quien fuera su prometida en la escena final de la película. 

Aquí el dispositivo religioso es quien triunfa sobre la oveja que se quiso salir del redil, y no es su orgullo el que pone tranca para saltar al mundo moderno, no es fácil para ese ser formado fuertemente en una tradición campesina religiosa, no es fácil materializar este sueño para un campesino que está apresado por la moral cristiana que advierte que el desarrollo de la ciencia desafía la voluntad divina, lo pone en contradicción con la fe y la ciencia, y ésta contradicción es una máquina de tormentos que frena los impulsos del brillante ingeniero para que entre al mundo moderno. Máquina de tormentos pudo haberse titulado este escrito.

Disponible en Neflix
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