Navidad versus Pólvora

 Por Mauricio Castaño H
Historiador
Colombiakrítica


Navidad y pólvora son inseparables en Antioquia, en especial en Medellín y sus municipios aledaños. Es una práctica mafiosa iniciada con Pablo Escobar y mantenida durante todo el mes de diciembre. Todo este mes decembrino, todos los días con sus noches y mayor aún en sus inicios, en navidad y en fin de año no ha de faltar los estallidos de los llamados tacos, voladores o globos que van soltando explosiones a medida que alzan su vuelo. De entrada vale aclarar que nada tiene que ver con juegos pirotécnicos que son legales, regulados y maniobrados por profesionales. Aquellos, por el contrario, son ilegales y usados de manera indiscriminada, irresponsable, sin importar los daños causados.


Las cifras de quemados por pólvora, líquidos calientes, fogones improvisados a mitad de calle, riñas son el coco de las autoridades de seguridad y salubridad. Reportan en medios masivos que el 10% son de pólvora, los demás provienen de esos fogones. Los impactos son también medio ambientales del ruido de no dejar dormir y de contaminación del aire al punto de tener que cerrar ventanales para mitigar las humaredas. No sólo los humanos son los afectados, otras especies como los pájaros sufren o simplemente mueren por los fuertes estallidos de la pólvora.


Estas celebraciones no son ajenas a los ritos y los mitos que son dinámicos en cada sociedad que los filtra o adapta a sus ritmos culturales. Importan los mitos si hemos de recordar al antropólogo Levis Satrauss quien aprendió que ellos, los mitos, se piensan en los seres humanos y no a la inversa. De allí que cada cultura hace sus préstamos de otras y los adapta a la propia. Nos llama la atención la navidad en Antioquia amenizada todo el tiempo con pólvora y ruido con sus orígenes mafiosos a la cabeza del legendario mafioso Pablo Escobar, el mismo a quien propios y extranjeros (en especial gringos) con imagen estampada en camisetas, rinden tributo por ser el patrón del mal, por enfrentar al Estado, dicen, pero la verdad se reduce a ser un criminal, violador de niñas, terrorista de poner bombas de forma indiscriminada, pero aun así nuestra sociedad alta y baja le homenajean.


De seguro se asociará ésta práctica mafiosa de la pólvora con las famosas alboradas religiosas para anunciar la llegada de la Semana Mayor. Para reforzar este contraste, evocaremos algo de la historia de la navidad. La palabra navidad viene de nacimiento, de nacer. Y en la cultura occidental evoca la tradición religiosa del nacimiento del niño Jesús, el mismo que nació en María sin pecado concebido. Se evoca allí lo santo en la virginidad de María bajo la explicación del milagro del espíritu santo que bajó a la tierra y se encarnó en María. Y más allá de este nacimiento está la otra figura de Papá Noel, un viejo gordo, alto, barrigón con risa aburrida que con costal al hombro cargado de regalos, entra sigiloso en la alta noche a los cuartos a dejar sus regalos a los buenos niños.


Los mitos y los ritos son dinámicos, se piensan en los hombres y de allí sus variaciones. El uso popular de la pólvora para fiestas o festejos criminales es muy común en estos mafiosos. En nuestra sociedad tuvo sus inicios en la década de los ochenta a la cabeza de ese legendario narcotraficante Pablo Escobar. El mito del cristianismo tiene que ver con la muerte y la resurrección. En otras variaciones como las de la navidad también es el mismo tema. El nacimiento del niño Jesús, el Dios que se hizo hombre tomando prestado el vientre de María. Pero en donde se ve más claro la recordación de la muerte es en Papá Noel o Santa Clauss. Ellos están allí para recordarle a los hombres la muerte. Son muertos que regresan a la vida en su plan de generosidad, dar regalos a los niños bajo promesa de comportarse bien. Es otra transacción mítica de regalos a cambio de buen comportamiento, pero también, ya dicho, recordar que la muerte está presente, y los que están vivos algún día morirán.


Si bien la navidad es una época que tiene un fondo, una capa espiritual, el comercio y la pólvora la hacen sólo pretexto para el mal gusto mercantil y mafioso. Sí, la mafia antioqueña se tomó estas fiestas navideñas para celebrar una alegría opulenta de sangre y muerte. Cualquier asesinato o actividad criminal realizada o coronada como dicen en su parlache, se festeja con pólvora. Nadie quita que lo festivo es desdoblarse, ponerse la máscara, buscar su doble, pero hay formas de formas. 


Un papá Noel disfrazado, teatral que representa a un doble, lo más común, un viejo que viene del más allá para recordarnos que todos vamos a morir, pero que en los niños es un chantaje por medio del intercambio de regalos por buenos comportamientos. Esto es educativo. Lo que está por verse es eso que no construye, no edifica la vida como eso de tirar pólvora a diestra y siniestra de estas prácticas mafiosas.


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Libertad Confiscada

Por Mauricio Castaño H
Historiador
Colombiakrítica


El propio deseo tiene fuerza transformadora. Uno sueña con un mundo mejor. La esperanza da sentido a nuestras vidas. La esperanza de un mundo mejor al que nos ha tocado vivir. Es comprensible que otros sueños, otros deseos se sobrepongan a los nuestros. Y no es que estemos perdidos. Sólo otros cuajaron para imponerse. Quizá otros lucharon mejor que nosotros. En el mundo se hacen apuestas, unas veces acertamos, otras nos toca vivir sus derivas. 


La vida es energía que se gasta en deseos. Y más allá o más acá, está siempre la producción del deseo, no como carencia en donde estamos condenados a un vacío por llenar. Eso no. El deseo es más bien un campo de fuerzas que devienen multiplicidades, así lo enseñó Gilles Deleuze. Producimos y transmitimos flujos de sensibilidades. A la inversa, en nuestra época es bien notoria la modelacion o disciplina refinada de nuestros sentidos, de nuestros gustos, de nuestras subjetividades para lo más bello pero también para lo peor, por ejemplo los neo fascismos, son formas miserables de mantener la esclavitud.


La esperanza existe a la par de lo peor. La vida, en su creatividad, persiste en la belleza, en las estéticas de espíritus disruptivos. ¿Qué es lo bello? ¿Como ser éticos? ¿Cómo se hace el bien? Estamos para el disfrute y construir relaciones edificantes con los otros, cada día se quiere la libertad, ser libres para un mejor disfrute durante el tiempo que estemos en el mundo, mientras estemos vivos, queremos evitar caminos que degradan. No es suficiente apelar a una ética edificante de la vida si todo el tiempo nos están socavando, derrumbando. Prendes la tv, la radio, vas al café… ¿Y qué encuentras? Basura. Los mass media son el formateo para la nueva esclavitud. Todo el tiempo martillando deseos de consumo pueril: tal marca de ropa, el carro último modelo que aprestigia, tal apartamento, tal carrera universitaria. Y al final se tiene una vida de esclavitud de nunca acabar, una vida miserable de deudas, de consumo. Y la paradoja, tenemos que los libres son los vagabundos, son dueños de su propio tiempo, a nadie rinden cuentas, son ellos, improductivos, son ellos la negación del capitalismo.


El mundo del capitalismo, de la riqueza y su producción, nos alejan de esos caminos consumiendo todo nuestro tiempo y nuestras energías. En esta época de la inteligencia artificial se aumentó nuestra esclavitud, el patrón llamó liberación a estar fuera de la fábrica pero todo el tiempo disponibles a sus requerimientos, estamos condenados como ratones, siempre huyendo a las carreras esquivando a las multitudes que van y vienen a prisa pegados del smarfhone. No existe la libertad. «En el corazón de la metrópolis global el esclavismo tiene características originales: pálidos e hiperactivos trabajadores cognitivos zigzaguean en el tráfico ciudadano, inhalando veneno y balbuceando por el celular. Son forzados, además, a ritmos sobre los que ya no tienen control alguno. Es la carrera del ratón: es preciso ir cada vez más rápido para pagar los costos de una vida que ya nadie vive.» Berardi.


Cito tres párrafos de la introducción de Franco Berardi en su libro  Generación Post Alfa, Quien nos inspira: Se calcula que una persona nacida en 1935 habrá trabajado alrededor de 95.000 horas en el curso de su existencia. En 1972 se presentaba, en cambio, una vida laborable de 40.000 horas, pero para los  contratados en el año 2000 se deben calcular alrededor de 100.000 horas de trabajo, invirtiendo una tendencia secular que había reducido constantemente el tiempo de trabajo.


A partir de los años 80 estamos obligados a trabajar cada vez  más para compensar la merma continua del poder adquisitivo de los  salarios, para enfrentar la privatización de un número creciente de  servicios sociales y para poder comprar todos aquellos objetos que el  conformismo publicitario impone a una sociedad en la que las seguridades psicológicas colectivas han disminuido.


Los psicofármacos euforizantes se volvieron parte de la vida cotidiana. A mitad de los años 90, el Prozac aparecía como una suerte de medicina milagrosa que transformaba a los hombres y a las mujeres en máquinas felices de ser siempre eficientes, siempre optimistas, siempre productivos. Un consumo espantoso de euforizantes, antidepresivos, neuroestimulantes acompaña el desarrollo de la nueva economía. Era el soporte indispensable para aguantar la movilización psíquica constante del frenesí competitivo. Era totalmente previsible el colapso.


Referencio a Jubilados lisiados sin posibilidad de reinventarse, se les ve usmear de nuevo en las que sirvieron de jaulas laborales, mendigando una pequeña conversa con sus ex compañeros, están desesperados, no saben qué hacer con su tiempo libre. Frente a la sin salida, deciden suicidarse tirándose desde las azoteas o balcones de edificaciones elevadas. Recuerdo a ex magistrados en Medellín, también frecuente entre funcionarios públicos.


Nos han robado los tiempos flujos de desear, amar, reír, disfrute gastronómico, viajar, hablar con los amigos. Esa es la riqueza más allá de la mera acumulación de fortuna y el sometimiento a la mera producción que nos esclaviza y corroe nuestras vidas. Retomar la vida como derroche, se vive en el gasto de la vida (la muerte es vida gastada) y se muere en vida con la obsesión de ser fiel esclavo hipotecado, sin tiempo propio. La verdadera riqueza es la que se comparte en una apuesta ética para el disfrute, una felicidad del existir, una estética de la existencia, las gentes en sus propias producciones materiales que dan soporte a ese ideal espiritual. Acá rememoramos a Peter Sloterdijk  en su texto el Parque Humano, Félix Guattarí en Ecosofia. Éstas líneas distópicas, no son más que provocación a repensar en una libertad confiscada.

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Caminar la Ciudad

Por Mauricio Castaño H
Historiador
Colombiakrítica


El miedo y la inseguridad son propios de los espacios hacinados. Y sucede en las economías de subsistencia, de informalidad e ilegalidad. Las calles, aceras y todo espacio común en dónde transcurre la vida, se asientan quienes están en las economías del rebusque con sus ventas callejeras. Son economías miserables del sálvese quién pueda, en donde emerge lo peor de la condición humana, todo transeúnte es potencial presa para ladrones hambrientos de botín.



Caminar las calles nauseabundas invadidas por toldos y tendidos de esa economía del rebusque, es una experiencia sensorial extrema comandada por el miedo y la inseguridad. Ojos, oídos, y olfato no descansan, todo el tiempo atentos evaden  a hábiles ladrones que en un abrir y cerrar de ojos te voltean los bolsillos al revés sin que siquiera lo notes. 


Son los famosos cosquilleros, sus técnicas especializadas consisten en que varios te rodean, uno puede estar gritando para distraerte, al tiempo otro puede apretar una parte de tu cuerpo simulando algo accidental mientras que otro de mano ligera, sin que te des cuenta, voltea tus bolsillos al revés, saca objetos a robar que por lo común son la billetera, smartphone y todo aquello de valor. 


El particular abrazo del oso tiene el mismo propósito, consiste en que un hombre más alto y fornido que la víctima escogida, te alza con abrazo por la espalda, cierra ambos brazos sobre el cuello, mientras chapaleas con pies alzados, otro ladrón cómplice ataca vaciando tus bolsillos. Esto se hace en cuestión de segundos, y conforme aparecen, así desaparecen. 


Si bien la inseguridad y el miedo se concretan con estos depredadores de la subsistencia o de las economías criminales, también tiene mucho que ver con el abandono de los espacios comunes por parte del Estado y sus élites. Es en el espacio público en donde se desarrolla gran parte de la vida, de la existencia humana, pero también es cierto que sin él y en hacinamiento es una guerra de lo ya dicho del sálvejese quien pueda, que quita paz al espíritu, se vive en lo peor. Bien sabido es que la distancia social es un mecanismo de sobrevivencia, violarla equivale estar en peligro. 


Según el antropólogo Hall, en su libro La Dimensión Oculta, las distancias sociales permitidas son: la íntima 15cm; personal de 45 a 75 cm; la Social de 1.2 a 2 m; la pública más de 3 m. Y es precisamente la violación de éstas distancias las que generan inseguridad y caotizan aún más la vida. Por lo demás, los estándares internacionales precisan de 9 a 15  metros cuadrados de espacio público por persona, en Medellín no se llega a los tres metros. Y si es en la parte céntrica o zonas de comercio se deduce a lo mínimo, a nada.


Desde luego que la invasión del espacio público es muy notorio en las economías de la subsistencia y de la valoración que se tenga por lo estético espacial como sucede en ciudades que han tenido en alta estima la arquitectura. Vale el ejemplo de la ciudad de Barcelona en España, la cual ha tenido por tradición gobiernos en donde los arquitectos han sido gobernantes y acorde a sus sensibilidades han configurado la ciudad en su generosidad material y espiritual, perceptible es sus andenes amplios y extensos de no acabar, en sus diseños variados de su arquitectura en las construcciones, todo para el disfrute de la vista, para el solaz del espíritu de los cuerpos que caminan por las calles en amplitud y despejadas para la siempre invitación del caminar.


Este contraste se percibe aún más con estas élites de poder ignorantes de la importancia para la vida del espacio público, ellos tan sólo los motiva la sola acumulación de riqueza, abandonan, entregan la ciudad a la miseria, a la criminalidad, a la informalidad, no les importa los espacios comunes porque tienen sus espacios privados, ellos migran con sus nichos de mercado, por ejemplo, a centros comerciales. Y más allá, en sus vidas excéntricas, buscan, en este mundo globalizado, islas privadas y refugios exclusivos en el primer mundo. Es una decisión corta de inteligencia creer que se puede vivir por siempre huyendo y desatento de la vida social y los espacios que son comunes.


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Matrimonio y Alianzas Económicas

Por Mauricio Castaño H
Historiador
Colombiakrítica


Quien se casa quiere casa y costal para la plaza, el refrán bien dice de las alianzas matrimoniales fincadas en los pilares económicos, de los mínimos requeridos para conformar una familia. En las sociedades modernas equivale a las necesidades básicas para vivir: Alimentación, vivienda, trabajo digno, educación, salud. Pero más allá sobresalen las propias alianzas para afianzar o mejorar las posiciones económicas y los intercambios de individuos entre grupos sociales para asegurar una vida en paz lejos de la guerra. Esto lo enseña la antropología que describe la función matrimonial para abrir los clanes o grupos por medio de sus intercambios de personas y mercancías.


Esta funcionalidad económica y social de ampliar la sociedad a través de grupos con sus alianzas matrimoniales, será luego cubierta con rituales culturales en los que sobresalen valores como los de amor, honra y dignidad. La unión de una pareja será refrendada u oficiada entre los grupos de donde provienen los novios. La fórmula bastante conocida se resume en dos palabras: Honra y Dignidad. Con los anillos se honra, ellos representan la riqueza, la dote, son promesa de bienestar económico sin peligro de pasar penurias, carencias en la vida futura. La Dignidad es en sí la propia Alianza, el pacto realizado. Para la mujer es la garantía del lecho sagrado, será mujer de sólo un hombre en ritual aprobado y oficiado a los ojos de todos. Ella estará liberada de la deshonra, de tener acto sexual por fuera y antes de la alianza matrimonial. Esto es ritual bastante conocido y desplegado por las religiones, en especial las monoteístas.


Aunque el amor es referido desde los tiempos griegos y para nuestra cultura es el amor cortés el que entra como otra capa cultural alterno a las alianzas económicas del rito matrimonial. En una mirada panorámica se tiene que la cultura distingue por lo menos tres tipos de amor. El Filial como su nombre lo indica está referido a los miembros de la familia, de la parentela. El ágape o el amor de amigos, el amor desinteresado. Luego está el erótico, el amor pasional. El amor de Venus, venusino es sublime, supera al sólo interés pasional, y es muy promovido por las culturas religiosas. Por ejemplo, la cristiana aconseja la castidad, la santidad, de no poderse, recomiendan tener una sola esposa pero sólo con fines reproductivos, tener hijos piadosos para ser entregados al servicio de Dios. Se conoce bastante bien, la doble moral en la que desembocó estos ideales cristianos monógamos de encerrar el amor en la alcoba familiar. No es secreto de los miles que se deslizaban en lecho ajeno.


Acá vale la pena mencionar el «amor cortés»,  amour courtois, y en época de los trovadores se estilaba el fino amor (fin’amor) equivalentes al «amor puro», «amor verdadero». El amor cortés fue transformado «en un vehículo de «educación sentimental que influyó en los comportamientos reales», también considerada como una práctica enriquecedora y sofisticada, «​una experiencia intermedia entre el deseo erótico y el espiritual, que aunque pueda parecer contradictorio, era vivido como «un amor a la vez ilícito y moralmente elevador, apasionado y disciplinado, humillante y exaltante, humano y trascendente».[wikipedia]​


Es un amor idealizado y de cierta manera místico, es decir por fuera de las lógicas formales que no tienen en cuenta lo que pueden rebasar los propios sentidos, tiene por función más allá de la promoción de la mujer, tiene que ver, según Georges Duby, con un juego masculino para educar a los jóvenes en sus sentimientos y pulsiones a través de juegos militares y entrenamientos para educar los cuerpos. El amor cortés a través de sus galanteos seductores, desafía o compite con esos amores imposibles de clase.


Llegados a este punto, se enfatiza en la función matrimonial de alianza económica y social, que en estos tiempos capitalistas, reproduce fuerza laboral barata. Las alianzas y sus efectos se dejan ver de manera más visible en las querellas de familia entre esposos e hijos.  Por ejemplo, en Medellín las autoridades de control reportaron para el corriente año, 12 mil querellas o violencias intrafamiliares, en general comprenden derechos vulnerados de asistencia alimentaria para hijos entre padres divorciados, abandono de adultos mayores en situaciones calamitosas, disputas herenciales, maltratos físicos, abusos sexuales a menores de edad. 


Como quiera que sea, la alcoba familiar no es el nido de tortolitos juguetones y amorosos, ella se parece más bien al síndrome de la cama que arde, esto es, violencias que van de maltratos familiares hasta las violencias físicas que en extremo dan muerte a su pareja como en el síndrome referido, el cónyuge aprovecha el sueño profundo de su pareja, para descargar con toda energía el puñal mortal que liberará de iras reprimidas hacia su enemigo de alcoba, hacia su pareja.


De seguro las leyes que protegen los derechos de los individuos por encima de las alianzas conyugales, alientan las libertades individuales como bien lo fue y lo sigue siendo la instauración del divorcio que no es más que proclamar que el cuerpo es propio, de cada quien y no es bien ajeno. Esa es la proclama en cierta forma de la libertad sexual, nadie puede proclamar el derecho de explotación de otro cuerpo como en los tiempos de esclavitud. Pero los amores en matrimonio o uniones de parejas no dejan de ser alianzas económicas adobadas con la pasión del amor.


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El Tiempo Percola

 Mauricio Castaño H
Historiador
Colombiakrítica


Un par de hermanos septuagenarios, se disponen a llorar la muerte de un hombre joven cuarenta años menor que ellos. Antiguo guía, desaparecido en accidente en una grieta de alta montaña, luego encontrado perfecto y juvenil, conservado por el frío. «Ya viejos, sus hijos se aprestan a enterrar el cuerpo de su padre que permaneció joven.» (p. 80)* Esta anécdota es referida por Michel Serres para explicar ese anacronismo que ilustra bien los flujos de tiempo que pasan y no pasan. Es el tiempo que
percola, que opera como un cedazo filtrando los flujos de tiempos glaciales, afectivos, sociales y todos aquellos que hacen a la propia vida. 


Estos flujos de tiempos que van, vienen y se conservan, van muy en contravía a lo enseñado en la escuela y en la cultura que el tiempo se acumula y más allá está el supuesto tiempo arcaico a superar. Pero lo arcaico tan sólo es mito gestado por el purismo científico de la Ilustración hace más de doscientos años. Fue así como se creó el tema de lo arcaico por la tradición filosófica y se legó a la ciencia superarlo. Esto, lo arcaico, es erróneo y odioso porque mal conduce a superar culturas consideradas inferiores y en su lugar instaurar las que se creen superiores, esto no es más que un estrecho nacionalismo en sus versiones religiosas, culturales y científicas. Ello acentuó dos polos extremos a saber, por un lado científicos incultos y por el otro cultos ignorantes, hombres de ciencia que no saben nada de la extensa cultura humana y sabios sociales que no tienen idea de las ciencias duras o exactas. 


Aunque los flujos son diferentes a los pliegues, ellos ayudan a entender esas aristas del tiempo que fluye. Para Deleuze el pliegue gana variando, bifurcándose, metaforseándose. La montaña es un buen ejemplo de pliegue: en sus pliegues se pierde la dureza, vuelven a ser lo que son, no permanencias milenarias, sino variaciones, tiempos en estados puros, flexibilidades. «nada es más inquietante que los movimientos incesantes de lo que permanece inmóvil… una danza de partículas girando en pliegues».² Por lo demás, recordar, que la palabra explicar, Ex-plicar comparte la misma raíz etimológica de pliegue, abrir pliegues, en filosofía equivale a explicar movimientos. (79, 84). Acá vale recordar la topología como ciencia de las vecindades y de las transformaciones continuas, por la mezcla, por la percolación. Incluso la misma palabra metáfora significa transporte, y esto a su vez quiere decir atravesar, importar exportar, todo tiene que ver con todo, todo es mezcla. «Todo lenguaje opera seleccionando y combinando. Y por tanto la ciencia no puede escapar, sustraerse al juego metafórico y metonímico.» p. 84


Pero no sólo está en cuestión el tiempo arcaico, también lo está el tiempo lineal, ese mismo error que se repite una y otra vez que los hechos tienen una secuencia ascendente, primero fue esto y luego aquello acostumbran a repetir los profesores en sus aulas. Pero el tiempo es más que una línea secuencial. Todos los hechos van más allá de la mera quietud. Dice Serres que el arte es quien mejor conserva todo lo bello que existe en la vida. En todo lo existente está el trasfondo de un nuevo empirismo, de nuevas sensaciones adormecidas en la tumba de los dualismos.


* Revista Ciencias Humanas. Universidad Nacional de Colombia. Medellín, 1993). Todas las citas son de allí.


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