Trasegar

Mauricio Castaño H
Historiador
Colombiakrítica
Tan común y corriente a la condición humana es el sentimiento del amor, pero también su antítesis, el odio que se evacúa en forma de ira en las situaciones que son límites. Otros temas de la existencia son el engaño y el sufrimiento reflejados por lo general en la inequidad. Más sin embargo no todo está perdido. Una luz ha de vislumbrarse al final del túnel: la creatividad y la esperanza vuelven a dar sentido a la vida y así ha de restablecerse una cierta dignidad que permite ponerse de pie y seguir luchando. Esta es una deducción de la temática de los ocho años regulares que han pasado por este blog, en ocho años y echando mano de la azarosa y caprichosa estadística, tomamos el número de los diez artículos más leídos y que pueden apreciarse en la gráfica. 


Son diez escritos que nosotros agrupamos de la siguiente manera: el sentimiento amoroso, las razones de la cólera, por qué la indignación; modelo económico versus los microcréditos que al igual que el titulado Mafia y Meritage son equivalentes a tramas especializadas de engañifas. Los demás textos diríamos, según nuestra consideración, que son formas de entender al bípedo humano, es la referencia a Historia del Pensamiento. Del pensamiento a la acción es la entrevista hecha a dos jóvenes filósofos ilustrados en campaña política y que desde dos orillas opuestas quieren pasar por el capitolio para legislar, para diseñar políticas en pro de un mundo que ellos consideran mejor al actual. 

Los tres restantes escritos son de cierta manera derroteros, trochas, caminos para descubrir nuevos viajes, nuevos mundos. La columna Estatuas es la referencia al libro con el mismo título de Michel Serres que nos devela lo mejor y lo peor visto en la cultura de los monumentos, historia que devela la carne a través de la piedra, metodología investigativa novedosa que no basa su fuente en la tradicional escritura lineal. El otro texto es la Mala Hierba, la expresión es tomada de Gilles Deleuze y traída para recordar que otras son lógicas posibles en la vida diferentes a las del modelo imperante… Una bella metáfora: La mala hierba crece por todos los lados, se resiste a ser desaparecida a machetazos.

Y por último, está Epistemología del Sur para decir también de la existencia de otras lógicas, en este caso para América Latina y cuyo autor referido es Boaventura de Sousa Santos. Ésta estadística, insistimos, caprichosa, supersticiosa diría Borges, pero lo real es la preferencia hecha por un nosotros que se denomina lectores. No queremos dejar esta referencia sin pasar por alto un sentimiento especial hacia dos escritos, no favorecidos en este azar. El primero de ellos recuerda a dos campesinos anónimos de Colombia:  Ismael y Dulcelina, ellos, muy pobres, vivieron humillación a manos de un terrateniente que de manera cruel y egoísta, un día decidió tapar con alambres de púa el camino de servidumbre por donde estos octogenarios pasaban para ir al pueblo a vender sus racimos y de regreso traer su merca para su apenas subsistencia, obligándolos así a arrastrase por debajo de los alambres de púa con sus bultos de cosecha al hombro. Por suerte la Corte sentenció a favor apelando a la solidaridad y a los bienes comunes como lo fue el camino de servidumbre. El otro texto que nos parece bello corresponde a Los Vagabundos, ellos son la resistencia silenciosa y la negación a un sistema que no tolera lo diferente. Ellos nada producen, viven tan sólo de las migajas, de los desechos que les son arrojados en las canecas de basura.

En líneas generales y de cierta manera es esta una visión que hemos venido materializado a través de cortos y muy breves escritos, allí hemos querido mostrar nuevas bibliografías, nuevas formas de leer el mundo. Finalmente queremos seguir en esta labor pero mejorarla en lo que se ha hecho hasta el momento. Queremos que haya más escritos semanales, queremos un poco más de soñadores que lo hagan posible. 


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El Mirar

Mauricio Castaño H
Historiador

Colombiakrítica


La mirada despierta un mar de sensaciones tanto para llegar a afirmarse que los ojos son la ventana del alma, lo retráctil hace de los ojos un espejo que entregan el mundo a quien los mira. En el humano no hay recodo sin orificio por donde fisgonear. La casa ha de tener ventanas, balcones, antejardines para de vez en cuando poder proyectar la mirada fuera del encierro de las cuatro paredes. Con la televisión sólo baste decir que la acaparan todos los espacios, cada quien en su pasividad se hunde en consumir imágenes. Con el mirar se nutre la imaginación pero también se proporciona seguridad para darnos cuenta de que no estamos solos y que nuestra comunidad más cercana, nuestros pares culturales están allí afuera para reafirmarnos o diferenciarnos cuando así sea necesario. Incluso el balcón para la seducción como en el cuento de Maupassant en el que la respetada señora imita a la prostituta para provocar y medir sus encantos con los transeúntes y así comprobar que no está en desventaja con aquella.

El balcón es propicio para la mirada, antaño en lo colonial y luego en lo republicano un espacio creado para el descanso del esposo y más bien retirado de la demás  área  de la casa para que no  estorbara en las rutinarias labores de la dueña de casa. Si bien es una funcionalidad que separaba un área de descanso de la demás definida como doméstica que no interfiriera a la ama de casa para sus labores propias, con el tiempo tomó fuerza tanto así para representar una conexión entre el adentro y el afuera, son pocas las viviendas que no contemplan esta interfase, y a falta de un balcón, buena es una ventana que no tanto como aquel pero en algo permite aquella conexión con el afuera. Tomemos como referencia la ciudad de Medellín, incluso los pueblos antioqueños sin distinción de sus climas, en todos estos territorios encontramos balcón  o ventana que permite la mirada hacia el afuera.

El adentro y el afuera, lo público y lo privado, la calle y la alcoba familiar, esta binariedad caracteriza la vida humana. El mirar, la mirada lo expresa bien, qué se puede mirar y qué está reservado para la intimidad. Y es allí donde rescatamos aquel espacio de la casa que es una especie de bisagra, bastan tan solo unos pasos para salir de lo privado y exponerme y proporcionar una panorámica pública, en el balcón puede mirarse el horizonte y lo más próximo: la gente que pasa por las calles o que transita por las zonas que son comunes si es un conjunto residencial. Se puede objetar que cuando se mira desde la calle hacia los conjuntos residenciales verticales, en sus repetidos balcones, ni de noche ni de día, nadie está fisgoneando, a nadie se le ve allí disfrutando de su alado espacio, pero no olvidemos que dentro de la funcionalidad del espacio está considerada la sensación del cuerpo de tener ese recodo que en algún momento puede usar, incluso basta con esa sola sensación para que su espíritu esté tranquilo y no preso de la sensación de encierro, como aquello expresada por los presos que añoran tener un orificio o una pequeña salida de sus celdas a los patios aunque sea una hora para poder ver un rayo de luz en el día o en la semana, no poder hacerlo es ponerse en el desespero de la locura.

Esta es una de las funciones más expeditas del balcón, pero también pueden pensarse esas otras intangibles o que no pasan por su ocupación física que el cuerpo hace de él, nos estamos refiriendo a esa sensación del mundo romántico que añora una naturaleza ida pero que se retiene con tan sólo una macetas puestas en este espacio, además de esa sensación del afuera que proporciona el balcón, también es la posibilidad de resistirse a un mundo ya ido, el mundo rural o campesino, no llamamos natural porque estamos convencidos que aquella naturaleza virgen, intacta como suele imaginarse es tan sólo una imaginación de añoranza de mundos ya idos, pues estrictamente la naturaleza no existe sino como cultura, ella se transforma permanentemente gracias a la acción, al laboreo que hace el hombre sobre ella, vivimos o interactuamos con el entorno, esta interrelación dice de esa bina inseparable del medio y el viviente, del hombre y su accionar sobre el mundo.

Retomemos el mirar desde el interior hacia el afuera pero no ya en los conjuntos residenciales sino en los barrios en donde aún prima la vivienda de una solo planta, los barrios de casas, no de unidades cerradas. Abrimos un paréntesis en esta diferenciación entre los barrios en donde predomina la propiedad horizontal y en los que no, ello para hacer notar sus diferencias. En los barrios las casas con balcón es la posibilidad de estar congregados con su comunidad, además de echar ojo a su prole que están esparcidos en la calle detrás del balón o cualquier juego infantil. Allí el afuera está en plena actividad con la integración social, a diferencia de las unidades o conjuntos residenciales en donde el afuera está cerrado y la socialización está determinada por los que tan solo allí viven, y los espacios son precisos como la piscina o zona húmeda y los juegos de salón. Estas breves líneas para fisgonear el balcón.


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Cambios Políticos

Mauricio Castaño H
Historiador
Colombiakrítica


La palabra a la que se acude en las últimas décadas para decir esperanza es Cambio, y si es en la política con mayor razón es infantable. En Colombia viene dándose o notándose con cierta recurrencia en las dos últimas décadas y en específico a partir de 1988 cuando de cierta manera se concretó la elección popular de alcaldes, cuando el mandatario de un municipio fue electo por voto popular, la ciudadanía haciendo uso de su voto lo elegía, antes se hacía a través de un Gamonal que de manera caprichosa sacaba su bolígrafo y escribía el nombre de su preferencia que gobernaría durante el periodo de gobierno establecido, a esto último era lo que con desprecio se llamaba politiquería, que no era otra cosa que un gobierno de amaño y de favorecimiento de intereses de unos pocos, un gobierno en cuerpo ajeno. Era algo más bien grotesco, ahora hay más refinamiento.

Contra todo eso fue que se alzó la reforma de elección popular de alcaldes y contra todo eso fue que calaron los vientos que prometían cambio, que prometían nuevas formas de hacer política sin favorecimientos particulares y en pro de la buena gobernanza de lo público. Bogotá, Medellín, Cali, por mencionar las tres principales ciudades colombianas protagonizaron esos cambios a través del denominado voto de opinión que trastocaba los pronósticos de las encuestas bien pagas y que daban por anticipado a un ganador queriendo con ello incidir en los votantes para que se decidieran entonces por el caballo ganador. Pero esos vientos de cambio calaron en esas capas de votantes que se identificaron con el cambio prometido y que aliviaba inconformidades hacía esa forma detestable de la politiquería. La palabra cambio sumado a lo alternativo eran infantables en cualquier boca del ambicioso político que quisiera entrar en la disputa por el poder, lo demás eran los apoyos de grupos económicos y medios de comunicación que garantizarán su apoyo, y las cualidades de cada quien se iban ajustando según el querer popular, según la habilidad que tuviera el líder político de transmitir el mensaje, de generar confianza y captar lo que fuera más musical o preferido por sus posibles electores.

Si todo cambia en la vida entonces nada está exento así nos repitan muchas veces que todo es lo mismo y que hay fenómenos hechos así y para siempre. Sucede con la política, la cual se nos repitió miles de veces que todo sucedía gracias a las grandes organizaciones de partido, muchas veces nos vendieron el cuento y muchas veces nos lo tragamos enterito, tanto que vimos pasar imperios, gobiernos que se pasaban el poder como si fuera un juego de pelota de mano. Demos un ejemplo en Colombia, antes de la elección popular de alcaldes dada a partir de  1988, los mandatarios se asignaban a dedo y a gusto del gamonal de pueblo o regional, su mano dirigía el bolígrafo a capricho, acorde a sus deudas o preferencias personales, y su poder continuaba en cuerpo ajeno, en persona puesta de mandatario, y así la política era una cosa directa de favores hacia gamonales. 

También aquí el trapo azul o rojo, o lo que es lo mismo, el bipartidismo representado en el partido Liberal y Conservador eran unas tiendas electorales manejadas al querer del gamonal de turno, la cosa política era transacción de intereses y favores que favorecían a sus dueños, a sus castas, algo así como un feudo, como en tiempo aquel en donde el señor dueño de la tierra se iba los domingos y se sentaba en un café y lista en mano pagaba diminutas deudas a sus peones que se alistaban en largas filas esperando su turno. Hoy todo esto ha cambiado. Los deseosos de una buena posición de poder de elección popular ya pasan por encima de los Partidos, los esquivan, los rehúyen para ganar audiencia, para ganar fanaticada ansiosa de patear la politiquería.

Está narrativa describe un poco esos deseos de cambio y de botar un poco las viejas usanzas de hacer política através de los Gamonal o de las casas o partidos políticos. Pero aquí, en todo esto, queremos poner un énfasis y tiene que ver más con el cambio o las pequeñas transformaciones que suceden en grupos de personas, en colectividades que tienen sus propias luchas y que luego las hacen coincidir o confluir en un gran río comandado por el líder político que promete cambio. Nuestro énfasis está puesto en lo pequeño de las luchas, en las colectividades que encarnan existencias variadas, y la gran maquinaria política equiparable a un monstruo de mil cabezas no tiene ninguna preponderancia, pues el mar de cambio vienen de todas esas afluencias de pequeños grupos que sumados dan la victoria. Por eso no es gratuito hoy día los que políticos no quieran aparecer con una etiqueta de casa política y más bien acuden a lo variopinto en referencia a esa variedad ciudadana que reclama cambios diversos y no homogéneos.

Pero a todas estas ¿qué es el cambio tan querido y preferido, que es el cambio, palabra infantable en cualquier boca que quiere reclamarse alternativo? Por el momento nos limitaremos a decir y para concluir, que el cambio constatado es el paso de poder de las casas políticas a otros grupos de poder que se proclaman independientes y que calan con su lenguaje en las masas ávidas de vértigo, pero la pregunta está por los verdaderos grupos de poder, de aquellos dueños de las finanzas del país o de la región, de aquellos que abren o cierran el micrófono según sea la voz que Parla. Los grandes cambios deben mirarse en los contenidos que pueden incidir en las agendas global y local, el cambio climático y sus nefastos contamidores como los productores de automotores de combustible tradicional, luchar contra la inequidad que tiene hundida al 99% de la población, etc. Cambio no es vestir con jeans apretados a lo yuppi, no es patear a los funcionarios de años que garantizan que las cosas funcionen en lo que se ha construido de democracia. Cambio es liderar grandes temas que puedan determinar lo mejor en dignidad y calidad de vida a todos los vivientes de este planeta. Todo lo demás es pose demagógica, mi abuela diría: es el mismo perro con diferente Guasca o atadura. Por lo demás, cualquier protuberancia de poder no deja de ser infernal.


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Pedagogía, Desapego

Mauricio Castaño H
Historiador
Colombiakrítica

El viaje, el movimiento es lo característico de la enseñanza, incluso partir en su acepción de salir como de dividir en partes. Salir precisa de experimentar y esto equivale a conocer, quien experimenta conoce, quien conoce vive. La quietud y el aislamiento matan, de allí que el aprendizaje, la pedagogía es desplazamiento, experimentación, quien no experimente no conoce, no vive. Michel Serres en El Tercer Instruido y en referencia al partir escribe: “Partir exige un desgarramiento que arranca una parte del cuerpo a la parte que permanece adherida a la orilla del nacimiento, en la vecindad de la parentela, en la casa y en la rigidez de los hábitos. Quien no se mueve no aprende nada. Sí parte, divídete en partes. Tus semejantes arriesgan condenarte como un hermano separado. Tú eras único y preferido vas a convertirte en muchos, y a veces incoherente como el universo que al comienzo estalló, se dice, con gran ruido. Parte, y entonces todo comienza, al menos tu explosión en mundos a parte. Todo comienza por esa nada.” 

Aprender exige movimiento, desgarramiento, dejar la quietud y lanzarse a lo inesperado, abandonar la zona de comodidad y abrirse a la experiencia, abandonar la repetición a la que nos quiere condenar la educación tradicional y arriesgarse a hablar por sí mismo, a enunciar el propio relato, la propia experiencia, la propia versión de lo experimentado, de la aprendido, contar su recorrido enlazado y mezclado de partes. 

El riesgo por lo desconocido y el desprecio por lo fácil es lo propio del aventurero en pedagogía. Dice Serres de tres enseñanzas a tender en cuenta: Partir, Salir, Dejarse seducir un día. Salir de sí mismo y de donde estamos anclados, así podemos bifurcarnos, “no hay aprendizaje sin exposición a menudo peligrosa, al otro. Ya no sabrá nunca más quien soy, donde estoy, de donde vengo, a donde voy, por donde pasar. Me expongo a los otros a las extrañezas.” Mundo de posibilidades, sensibilidad quiere decir la posibilidad de todos los sentidos.

El movimiento exige ir de un lugar a otro, ir trenzando partes, por eso la mezcla de saberes, una especie de enciclopedia o de Arlequín que está hecho de retazos multiformes y multicoloridos, el saber es saborear, saber degustar todo, por ello la parcelación, la especialización no es aconsejable en tanto que aísla y nos mantiene en la ignorancia de lo otro desconocido. La sabiduría, el conocer debe estar conectado con todo, como en el mar, citas islas se conectan siempre en el basto océano.  Es, en suma, el sentido etimológico de la palabra pedagogía que convoca a un viaje en compañía.


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