Geopoder

 Por Mauricio Castaño H
Historiador
Colombiakrítica


La vida es una relación de fuerzas, un viviente se define por su entorno. El ser capta el afuera y lo repliega en su adentro, es un movimiento, una configuración espiritual y material, me transformo a mí mismo pero a la vez lo hago con el espacio en el cual me desenvuelvo. Ser y Territorio, el adentro y el afuera coexisten, se determinan. El viviente está en constante lucha con su entorno para procurarse los medios necesarios para la subsistencia. El Ser se las arregla con el medio favorable para su vida. Es una constante de la vida dinámica e inacabada en un incesante devenir. Gilles Deleuze en el libro titulado Foucault, presenta estos conceptos claves y liberadores para entender la existencia humana, muy libres del culto al Estado de Derecho, de un papá Estado regulador de vidas. 


Esta relación, esta tensión, esta interrelación permanente del ser y su medio, permite decir que nadie está a título individual en su propio cuerpo, cada ser se constituye de acuerdo a los problemas planteados en su propio entorno, en el territorio en el cual se desenvuelve. El afuera construye el adentro, es coextensivo y nada tiene que ver con la interioridad de un Yo, recordar que la vida se define por las fuerzas que resisten a la muerte. Y si hay vida, hay lucha. Y si hay lucha, hay resistencia. Por tanto es la posibilidad del libre albedrío. Es una vía libertaria, la vida como estética de la existencia, el poder de sí que no permite el sofoco de un poder limitante. Tan conocidas son las dictaduras de izquierda como los gobiernos fascitas. Cada acción, cada práctica en nuestras vidas debería conducir a la libertad. 


El Poder en sus relaciones de fuerza no es homogéneo, pero sí se define por sus singularidades, no es global pero sí local, no es localizable en líneas pero si es difuso. Está en la señora de los tintos que me discursea tratando de convencerme para votar al facho de turno. La represión y la ideología tan sólo son el polvo del combate pero no representan las fuerzas del Poder. El poder del Estado se expresa en la Ley. Otrora la peste controlaba la ciudad enferma, mientras que la lepra exiliaba. 


Toda sociedad traza, dibuja sus diagramas de la realidad. Las pequeñas prácticas, costumbres y deseos se propagan para devenir un modelo de sociedad. Un diafragma son las relaciones de fuerzas que constituyen el Poder. El poder no pasa por formas (como instituciones) sino por fuerzas, remite a micro físicas del poder, conexiones móviles no localizables, tiene aparatos y reglas. «El poder como ejercicio, el saber como reglamento». Chátelet. El poder afecta todos los aspectos de la vida: gobernar niños, ancianos, mujeres, jóvenes. El poder legisla, hace Constituciones, Libro de leyes, hace reglamentos, construye edificaciones, instituciones, y todas ellas interceptan al sujeto, al individuo, interfiere las subjetividades, las maneras como concebimos y construimos el mundo a nuestro alrededor, todo un biopoder.


El repliegue del afuera, del territorio que hace el individuo, lo hace para doblarlo a sus propias percepciones, vale también para los tres semi trascendentales de vida, trabajo y lenguaje, sólo cooperan para configurar mi percepción del mundo. Recordar que la palabra Ex-istir remite a un estar por fuera, a un exteriorizarse, el interior sale en cada acción ejecutada, en la huella dejada me develo, queda algo de mi existencia, pero también tomo del afuera y lo repliego muy adentro de mí. Es la interiorización del afuera. Es el doble que me construyo, es un redoblamiento de lo Otro. El adentro es un repliegue, un replegamiento del afuera, el adentro es el redoblez del afuera. Por eso luego vienen los desgarros. El desgarro, elemento vital y renaciente. De allí tambien vendrá el gobierno de sí, el autocontrol, cada quien encontrando sus propios sentidos, sus propias melodías, su propia música.


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Experiencias, Empirismos

 Por Mauricio Castaño H
Historiador
Colombiakrítica


Las palabras sangran, fluyen a borbotones y detonan en la boca que habla. El lenguaje es posible en un empirismo en el que los órganos dictan su voz, entendible en ese marco que define a la vida como las fuerzas o las funciones que contrarrestan a la muerte. Nadie está a título individual en su propio cuerpo. En cada día, en cada momento y a sus espaldas, la muerte roe la vida, pero ésta no se queda quieta, lucha para imponerse. En cada momento, a medida que pasan los años, vamos perdiendo fuerzas, las funciones orgánicas se debilitan, se estropean. Y más allá, la muerte está inscrita en la genética de cada viviente, por lo demás, una razón para dar espacio, recursos y alimentos a otros seres que están por venir, que vienen después. Que nadie se horrorice con esa cosa tan normal y de diario como es la muerte. 


Vida, economía y lenguaje, un tríada para una realidad, para una experiencia, una empiria. El nuevo empirismo podemos entenderlo como lo que uno solo puede sentir, experimentar pero que los demás no. No porque no puedan, sino porque toda experiencia es única. Y una experiencia repetida se convierte en ciertas habilidades, quienes tienen un cierto entrenamiento, por ejemplo, quien tiene destrezas en un determinado campo del saber.


Un entrenamiento es capaz de mostrar la potencia de lo que puede, de lo que es capaz un cuerpo. Un cuerpo es capaz de hacer cualquier cosa si está entrenado para hacerlo. Un cuerpo que está vivo está dotado de fuerzas que resisten. El cuerpo, la carne es capaz de mucho si se la moldea. En consecuencia, todo conocimiento es una forma de percepción. Recordamos acá que la vida es energía. Hay energía de alta potencia como el fuego; y de baja potencia como la grafía con sus formateos, los guiones televisivos que meten en los cerebritos esto o aquello que quieren replicar, poner a circular una noticia en el país, ellos, los agentes mediáticos, simulan ser dioses mensajeros, pero tan solo hacen pura tontería para idiotizar a la audiencia.


A manera de ejemplo una experiencia. Mi sentir con la muerte. De niño recuerdo no era un drama que paralizara, más bien era un acontecer pasajero del diario vivir, un muerto humano no se diferenciaba de un cadáver de una mosca o un ratón. El muerto era una cosa más entre muchas otros seres. Con el correr del tiempo, experimenté que los muchos muertos, alrededor de veinte de una misma familia, arrastrados y ahogados por una avalancha de un río, envolvió a todo un pueblo entero en una especie de fantasma con sabor a tragedia, ese hecho mismo de un río furioso que arrastró consigo casas y gente, conmocionó a la población y la envolvió en todo un cascarón religioso de miedo y sumisión, un Dios furioso que cobró venganza. 


Esa misma sensación de tragedia sentida por la población, se irrigó en mí, fui contagiado. Fue una experiencia no ya desapercibida sino que infundaba miedo por ese más allá desconocido de la muerte. Pero la experiencia de la muerte como tal, de la presencia que se va y que uno extraña, vino a suceder con la adolescencia, incluso en la adultez con amigos muertos a muy temprana edad, bien fuera por el cáncer que no perdonó o por la violencia que cobró las locuras de la avezada juventud que a nada temía por que creía tener el mundo a sus pies.


Esas muertes dolieron y dejaron vacíos, pero la verdad, en el fondo del ser, todo se resumía en el miedo de morir, la muerte había tomado a los más cercanos, podía haber sido uno mismo, entonces se sentía haber ganado una partida, en sí se alegraba en el inconsciente de que el muerto fuera el otro y no uno. Otras muertes que duelen son los magnicidios o de líderes que arriesgaron su vida por un mejor mañana. Pero uno no se aleja de un cierto pesimismo y ve allí una especie de fascismo empeñado en podar la población humana, lo hacen para no tener que compartir los recursos necesarios para la existencia. Es otra clase de dolor, es un sentimiento público, una solidaridad de vida.


En resumidas cuentas, y volviendo al tema, toda experiencia, todo empirismo es posible gracias a los cinco sentidos. Los sentidos perciben, dan cuentan, reportan el mundo según sus percepciones. Todo acontecer de una vida es registrado por el filtro de sus cinco sentidos. Cada individuo recibe información del mundo, del entorno, del medio en el cual vive y con el cual interactúa resolviendo los problemas que se le presentan. 


Cada viviente y según sea el medio favorable, configura una experiencia única, válida para su vida y su torno. Por lo demás, empirismo quiere decir experiencia, lo experimentado por cada individuo. Ésta experiencia orgánica y de sentidos no es delegable o sustituible a un único órgano, como decir, por ejemplo, que es en el cerebro donde se concentra y se emanan las sensaciones para así dar una razón única y valedera, algo así como un imperialismo de la Razón, una razón única válida para todos y en todo lugar. Nadie quita que el cerebro es un mediador, una central de reportes, pero cada percepción es diferente en cada cuerpo. Cada quien vive su propia experiencia, su propio empirismo.


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Pulsión de Muerte

 Por Mauricio Castaño H
Historiador
Colombiakrítica




La vida y la muerte se anudan, una es el anverso de la otra. La vida son las funciones que contrarrestan a la muerte. El destino fatal está inscrito en cada ser, nos vamos desgastando, vamos perdiendo funciones hasta que llega el final. El muerto no es el muerto, es La Muerte. La vida es muerte que viene, la muerte es vida vivida. Un día de vida es un día de muerte. Hombre viene de humus, de tierra, polvo eres y en polvo te convertirás. Todo tiene que ser nada. Somos polvo cósmico, polvo estelar. La vida es transformación, es metamorfosis.  Pero el dolor persiste por la ausencia de quién partió, sus cotidianidades, sus costumbres terminan siendo rutina de un nosotros que ya es vacío o por lo menos está incompleto. Estás aseveraciones no son más que un ir y venir de la vida.


La vida particular es finita, a todos nos aterra la hora final, incluso hacemos jugarretas en el fondo de nuestro ser, en nuestros pensamientos para burlar a la muerte. Muchas de nuestras creencias dan fe en que nos transformamos o nos metamorfoseamos en otras especies como la Uruga que pronto será crisálida y ahora es mariposa. O como los aborígenes del Brasil que evaden la fija mirada del tigre y así evitar les robe su espíritu humano. La metamorfosis es burlar la muerte, al menos de manera temporal mientras dure la existencia del cuerpo ocupado por el espíritu migrante. 


Aunque, también es cierto, la creencia budista del alma inmortal, que sólo cambia de cuerpo, el alma migra, toma prestado otro cuerpo, se reencarna en otro viviente que puede ser su semejante en especie o diferente como puede ser en un gato, una ave, un tigre. Esto mítico tiene tres modalidades o variantes: el animismo que consiste en que todos los animales tienen alma. El Totemismo que diferencia las plantas, los animales y los humanos. El Naturalismo que atribuye las almas a tan sólo los humanos. Y el analogismo, consistente en las relaciones infinitas hasta agotarlas.


Para «el individuo la muerte, dice Canguilghem en su artículo Vida, es el vencimiento inscrito en su patrimonio genético… como si su aniquilamiento y su regresiva inercia, pasado un cierto plazo, le fuera impuesto como su último deber». Y en otros renglones refiere a esa muerte inscrita en la vida como pulsión de muerte concebida por Freud, en Más allá del principio de placer: «el individuo está ligado en Freud a una concepción energética de la vida del psiquismo. Ahora bien, si es verdad que el viviente es un sistema en desequilibrio incesante, compensado por préstamos del exterior, si es verdad que la vida está en tensión con el medio inerte ¿qué hay de extraño o de contradictorio en la hipótesis de un instinto de reducción de las tensiones a cero, de una tendencia a la muerte?... Según Atlan: 'el único proyecto reconocible en verdad en los organismos vivientes es la muerte.'»


Esta pulsión de muerte está inscrita en cada vida (muy evidente en los suicidas), todos nos sabemos que vamos a morir pero nos está vedado el cómo el cuándo y el dónde, no sabemos ni el día ni la hora, pero aun así y en lo más hondo de nuestro ser, queremos evadir jugando a la inmortalidad: me quiero perpetuar con mis hijos, en las obras hechas no sin alguna dosis de vanidad que alimenta ese ego personal de la perpetuidad, de la inmortalidad. Es quizá un deseo ingenuo cuando no ridículo. Acá recuerdo algunas palabras de Borges en su cuento El Aleph: «La muerte (o su alusión) hace preciosos y patéticos a los hombres. Éstos conmueven por su condición de fantasmas; cada acto ejecutado puede ser el último; no hay rostro que no esté por desdibujarse como el rostro de un sueño. Todo entre los mortales tiene el valor de lo irrecuperable y de lo azaroso


Finamente, la muerte se hizo tan evidente en la escasez de alimentos, la falta de comida nos mata de hambre. De allí el control natal que precisa un equilibrio entre recursos y población. Se mantiene una tensión permanente entre vida y trabajo, ganarás el pan con el sudor de tu frente. La muerte está inscrita en el programa de la vida, se necesita dar recursos y espacio, dar lugar a otros nacimientos, a otras criaturas. Tan natural, tan de la vida es la Pulsión de Muerte.


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Pulsión Erótica



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El Arte de la Existencia

 Por Mauricio Castaño H
Historiador
Colombiakrítica


El existir implica una búsqueda constante de sí mismo, nadie puede vivir por uno. Es un acto de ejercicio de la libertad para hallar los propios caminos. La libertad se ejerce, no se puede esperar una garantía por fuera de nosotros mismos. Así como el aprendizaje se da en el hacer y uno aprende haciendo, así mismo sucede con la libertad, ella se logra en su ejercicio pleno. 


Es cierto que la vida en comunidad vivifica y que el individuo en la soledad se pierde, pero también es cierto que el individuo necesita de su propio espacio para realizarse, requiere de su isla de intimidad para encontrarse consigo mismo, para poder tener algo de espacio donde respirar con tranquilidad. También somos conscientes que la búsqueda es perpetua, es constante, no se detiene. Uno va buscándose en la vida para no encontrarse porque uno no quiere ser el mismo, uno pasa la vida tratando de cambiar pese a que estemos protegidos por la máscara que llevamos puesta y nunca nos quitamos. Bueno es para la salud pasar a otros paradigmas éticos que nos seducen pero que necesariamente no están claros, es un camino de largo trecho por recorrer, por ir despejando, aclarando poco a poco. 


De seguro no se va por los senderos del imperio de la razón crítica sino por las bifurcaciones de la razón práctica que es emergente, es inédita, está al alcance de cada quién, del libre albedrío. Recordar las Tres críticas kantianas: Crítica de la razón pura que afecta las condiciones del conocimiento y sus límites; Crítica de la Razón práctica que atiende a la consciencia moral; y la crítica del Juicio. En todas ellas se juega la autonomía del sujeto, un sujeto que como su etimología sugiere está sujeto, tiene sujeción, está atado a algo. En cada una de éstas críticas hay límites que no deben ser rebasados por el individuo so pena de sufrir dependencia. La razón práctica permite escapar de los universalismos. «Es porque desbordamos los límites legítimos de la razón por lo que somos llevados a recurrir a una autoridad que va a ponernos en un estado de minoría.» (p.21) *


Toda rebelión, toda revolución pretende darse su propia Constitución, el gobierno de los otros. Se trata de una distribución de las exigencias individuales e institucionales, entre sujeto y autoridad, entre lo ético y lo político. Se trata de lograr una mayoría de edad, cada quien responsable de su propia vida sin necesidad de ponerse en los brazos de otros, en fin, se trata de que no hay ni amos ni esclavos, ni señores ni siervos, esto es buscar un justo equilibrio entre los lazos de una Racionalización y los del Poder. Se trata de no perder la libertad como horizonte. Es la distribución del Gobierno de Sí y el Gobierno de los Otros, distribución de las exigencias individuales e institucionales, entre el sujeto y la autoridad, entre lo ético y lo político. En suma, no caer en la trampa de una Razón Absoluta delegada en unas pocas manos del Poder. Por lo demás, no perder de vista que la racionalización es la gestión del individuo, en cierta manera es un adiestramiento humano. 


La rebelión siempre será una alternativa para la sujeción, el poder sujeta, el sujeto en su constante búsqueda es rebelión, derecho justo de levantarse, de sublevarse. Tengo derecho a ser distinto, la diferencia es el credo. No se precisan de pastores ni de guías, no existe el camino, se hace camino al andar. La mayoría de edad es la autonomía. El cuidado de sí mismo, lleva a cuidar a los otros. El esclavo es quien no ha aprendido a modelarse así mismo.


No existen sujetos fundamentales, fundantes como lo señala la fenomenología. Nada hay de fundamental, todo está por hacerse, todo es devenir, el ethos está en clave de rehacerse de manera continua, nadie se baña en las mismas aguas del río. No existe una sola razón crítica, hay múltiples, incluída la del loco incomprendido. En la vida no hay certezas, no hay verdades absolutas. El individuo es siempre un constructo. Me miro al espejo y no me encuentro. En la vida más que buscar lo que somos es rechazarlo, es la búsqueda motor de nuestra existencia. Viene a bien recordar que ésta búsqueda por la identidad, trajo consigo la explosión de las identidades o aquellos gustos binarios del sexo, muchos de seguro quieren permanecer en el limbo de la no identidad, se sienten cómodos como hermafroditas sin que prevalezca ni lo femenino ni masculino.


Pero el camino de la libertad no está despejado, topamos con el Poder de Estado que pone límites, todo el tiempo quiere tener a los individuos bajo su dominio, haz esto, haz aquello, prohibido tal o cuál accionar. Bien se dice que dónde están más de dos personas, se dan relaciones de poder, cada quién quiere tirar la cuerda para dónde mejor le convenga. 


No hay poder político sin dominación. Y por supuesto que sí hay vida, hay lucha, hay resistencia. Por esa misma razón, en la mayoría de las sociedades su estructura política es inestable, todas ellas han conocido la inestabilidad y la revolución. Lo normal es que el rebaño no siga al pastor. No existen salvadores, los lavadores de culpa son una estafa. No hay caminos, yo soy el camino, el de cada quien.


La relación con nosotros mismos es la ética. Hacer de la vida una obra de arte. El arte de la existencia, de la ética precisa del ejercicio de la libertad que se abre paso en el seno del Poder. Inventarse, elaborarse así mismo, trabajar duro para no permanecer el mismo. Es una heroizacion del presente, está transfiguración, es el acontecimiento, es elaboración ascética de sí, la vida como obra de arte, es es arte de la existencia. Líneas éstas inspiradas en el libro La Ética del Pensamiento de Michel Foucault.



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El Acontecer de la Vida

 Por Mauricio Castaño H
Historiador
Colombiakrítica


Nacer, crecer, vivir, morir. Todos vamos por el caudal de la vida sin muchos reparos. Los tropiezos golpean, dejan algunas heridas pero una vez sanadas la marcha sigue. El eterno retorno, todo se repite pero de manera diferente. Las especies no mueren, se extinguen. La vida persiste sobre todos y cada uno de nosotros. Uno puede rebelarse a continuar la marcha, interrumpir el curso natural de la vida, los suicidas son ejemplo de ello, algún día motivados por alguna razón, decidieron su marcha, anticiparon el designio de que todo tiene que ser nada. 


Claro que son motivaciones muy diferentes y rebeldes a las de un individuo de una religión como las que creen en la reencarnación, esos mismos que aceptan vivir la vida que les tocó porque según esa creencia tienen que vivir un destino asignado. Éstas creencias en la India se viven al extremo en aquellos enfermos que se niegan a aceptar atención médica, porque de hacerlo, interrumpirían los designios divinos que le fueron impuestos para pagar o lavar sus pecados cometidos en otras vidas.


Es cierto que la vida se teje de sociedad, no existen comunidades de individuos solos, todos nos debemos unos a otros, interdependemos del conglomerado social. Pero también es cierto que existen grados de libertad en la sociedad para los individuos, hay flexibilidad para la invención como suele darse en la ciencia, en el arte que de vez en cuando sorprenden con sus percepciones, sus preceptos en sus sentidos como la pintura, la música, etc. Reclamamos nuestra mayoría de edad para poder balancearnos entre la individualidad y la colectividad, el yo y el nosotros, el ser y la sociedad, el individuo y el Estado. Nos pasamos trabajando duro no para permanecer los mismos, sino para cambiarnos, para ser diferentes. Una estética de la existencia le llamó Michel Foucault.


Vivir en sociedad conlleva exigencias para el individuo, se está en una tensión permanente de un lado y del otro. Aunque en las soledades forzadas puede darse la sensación de vacío, como si uno no tuviera nada dentro de su ser, todo resbala, las cosas pasan de lado, no se tiene ningún interés, no se tiene motivación alguna, es decir, nada nos pone en acción, en movimiento. De pronto se recobran fuerzas y se vira hacia un sentido, encontramos un algo que nos mueve, nuestro espíritu encuentra fuerzas para materializar algunos deseos que estaban en el rincón del olvido. 


Los mitos así como la razón de cada época se viven en cada individuo y se manifiestan en comportamientos cotidianos, ello constituye al ser humano en sus relaciones o juegos de verdad. Sujeto y objeto en su relacionamiento producen el pensamiento dominante de cada época, pero también, claro está, los pensamientos nómadas. Las cosas que me rodean y me constituyen. Pero también mi distanciamiento de ellas permite el pensar, problematizar para un mejor reacomodo. Con cada acción que el sujeto hace sobre las cosas produce una determinada manera de relacionamiento, imprime un pensamiento. En sí, mi vida es un acontecer.


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