Mauricio Castaño H 
historiador 
colombiakrítica

El espíritu libre es preferible. Las ataduras sofocan, cualquiera sean ellas. Por servidumbres voluntarias ha de entenderse todas aquellas cadenas que llevamos puestas sin que siquiera intentemos desatarlas, más bien puede un sentimiento bajo, engañoso de falso disfrute. Nadie está obligado a lo que no le guste, más sin embargo se madruga todos los días a contra voluntad ("Dadme una razón para levantarme de la cama"). Las raíces más recientes de nuestra esclavitud hallansen con el nacimiento del Estado Moderno Burgués. En él se prometió dejar el sudor campesino por el apalancamiento del mundo fabril urbano. El obrero es un pedazo de carne pegado a la máquina.

A partir de allí el número y el lugar signan al nuevo individuo, al nuevo sujeto. Llamarán empadronar a la asignación de un lugar para el domicilio, un lugar en donde estar y un número único, inconfundible, a cada civitas, a cada ciudadano. Su identidad, como en las huellas dactilares, será única e inconfundible desde que se nace hasta que se muere. Nacemos e inmediatamente se nos asigna una denominación y un número, una identidad… al morir, se notifica su deceso. Desde bebecitos se nos amarran de por vida y hasta morir, en la tumba, aparecerán nuestras fechas del inicio y del fin, y si la memoria es respetada, algún epitafio marcará la individualidad o excentricidad que no dejará de ser vanidosa y que esconde la otra cara de ladrón que se fue.  Pues es normal que todos nos sabemos finitos y cuando más polvo cósmico de esa materia que se transforma, ni se crea ni se destruye.

Pero se dijo libre es vez de servidumbre… Quién hoy cuestiona los modos de vida en los que vivimos, en los que somos llevados como una hoja al viento. El obrero o empleado se despelleja por hijos, la casa, la beca y el carro, y todos los pagos provisionales o de por vida que los amarran. Aceptamos sin reparos esta servidumbre voluntaria. El empadronamiento desprende una serie de amarras: tendrás una vivienda la cual pagarás durante gran parte de tu vida. Pagarás tus cuentas de electricidad, agua, conectividad… A tus hijos los asistirás en alimento, salud, educación y recreación hasta cuando sean grandecitos.

El invento del Estado moderno, se lo sabe burgués, y esto significa que existen unos pocos propietarios de los medios de producción, que se quedan con la mayor ganancia de todo lo producido en la cadena de hombres, máquinas y demás medios. "El obrero se ha vuelto “un apéndice de carne en una máquina de acero." Dijo Marx. Pero la invención mayor del aparato Estado es impedir la distribución de lo producido y de la riqueza para la gran masa poblacional. Sólo unos pocos se apropian de las grandes fortunas y a la gran mayoría se las priva de ellas. 

Esto se lo conoce de manera suficiente, basta echar un ojo en las grandes o pequeñas ciudades para ver esa gran masa de desposeídos, de miles de ciudadanos tirados al pavimento, tirados a la calle en la mendicidad. Otros sudan en extensas y duras jornadas para apenas llevar el pan a la mesa. En contraposición, se tienen otros modelos como los de ciertas comunidades indígenas prehispánicas, que producían pero sin concentrar o impedir la circulación, a todos los miembros pertenecientes a su comunidades, se les proporcionaban los recursos suficientes y necesarios para poder vivir felices y dignos. No había, se enfatiza, concentración de los recursos, de las riquezas. 

Jean Clean Beaune dice al respecto sobre una comunidad indigena: "Una vez asegurada la satisfacción global de las necesidades energéticas,  nada podrá obligar a la sociedad primitiva… a alienar su tiempo en un trabajo sin destinación, mientras que ese tiempo está disponible para la ociosidad, el juego, la  guerra o la fiesta. Todo parece un zaperoco cuando el hombre produce “sin intercambio y sin reciprocidad." Esto lo recibimos como una semillita plantada en nuestros cerebros.

Queremos terminar estás líneas con Beaune que nos recuerda el juego de la vida, su azar, en donde lo monstruoso termina perdiendo su partida ante otros que permanecen en la media: "Los individuos no son referibles sin  contradicción a un tipo ideal, preestablecido; su valor es analizable en términos de totalidad, de organización interna, de éxito global en el juego de la vida. La naturaleza juega todas las partidas posibles; el monstruo fracasa, la media logra, pero un género  es tanto más rico cuanto que propone casos diferentes, de la misma manera que entre más se juegue más posibilidades se tiene de ganar. Lo normal es el “mejor de los monstruos posibles”, el que ganó en el juego."


Adenda: precisiones del historiador Iván Castrillón.

Observo varios problemas: N olvidar ueq tanto los aztecas como los Incas son sociedades imperiales y por lo tanto con regímenes de servidumbre muy duros. Cosa distintas sucede con las sociedades primitivas estudiadas, entre muchos por Levy Strauss ,y especialmente las tesis de Pierre Clastres y la imposibilidad de las sociedades soberanas.

Por otra parte la Fontaine tiene un sinnúmero de fábulas al respeto, en español esta esta del lobo flaco y el perro gordo [https://www.guiainfantil.com/articulos/ocio/cuentos-infantiles/el-lobo-y-el-perro-fabulas-de-la-fontaine-para-ninos/]

Para concluir por ahora, la servidumbre en el presente pasa por el consumo a costa de vivir endeudados

 En «el número y el Lugar» Dagognet cuestiona las formas de nomadismo en el mundo contemporáneo, y va defender el encierro de la sociedad disciplinaria como una condición del bienestar que la sociedad ha alcanzado. Y en la Corrosión del Carácter Sennett va estar de acuerdo con esta tesis.

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