Por Mauricio Castaño H
Historiador
Colombiakritca

Motivación viene del latín motivus que quiere decir movimiento y motus movido  como lo hace el motor. El planeta tierra y el universo entero están en constante movimiento. Por lo demás, se define al ser humano por el movimiento al punto que su antítesis significa muerte, estar quietos y aislados es perder la vida. Quien no se mueve se tulle. Algunos sostendrán que la verdadera muerte no es el olvido sino la inmovilidad, perder el movimiento, la motivación. Se pierde la vida con el último suspiro, cuando todo se aquieta, todo está en silencio, al menos a simple vista porque en la descomposición, en la metamorfosis se dan paso nuevas vidas. 

Estar en sociedad implica interacciones constantes que por supuesto requieren movimientos. Estás interacciones no son más que formas de darnos a los otros, nuestros haceres son nuestra existencia misma. Por esta vía también se encuentra vecindad con el término ex-istencia, el prefijo ex significa hacia afuera, que no es más que ponerse afuera, somos seres del afuera, del exterior, tenemos necesidad de vaciar nuestro interior, ese algo que tenemos por dentro y que necesitamos expulsarlo. Es una preferencia por el vacío, no tenemos alas pero no nos da miedo caer. Hoy somos internautas, viajamos por las nubes de la internet. Nuestra particularidad humana es la capacidad de producir signos, conceptos, herramientas. De ello da cuenta los estudios disciplinares de la historia y filosofía de los medios técnicos o el estudio de las ciencias del espíritu, registro de esa materia humana exteriorizada por el vasto mundo.


Se dice con cierta frecuencia dar sentido a la vida, a la existencia cuando se encuentra algo a satisfacción por hacer, el mismo Francois Dagognet pone el trabajo más allá de la principialística del derecho al trabajo para ubicarlo en la razón ontológica, el trabajo define a la existencia por esa misma razón expuesta, existir es exteriorizarse y por eso las herramientas, las técnicas nos definen en tanto nos expresan, es una arqueología de los medios técnicos.


Y es así como el hombre se refleja en las cosas que produce. A nuestra manera de ver tenemos grandes acontecimientos: el descubrimiento del fuego que permitió pasar de lo crudo a lo cocido, el silex y sus derivadas herramientas, la agricultura y la posibilidad del sedentarismo (no moverse tanto a campo abierto como en la itinerancia), la imprenta y la difusión masiva del conocimiento.  En la actualidad los sistemas de cómputo y el internet facilitan la proximidad e inmediatez. En este último las dimensiones son enormes al punto que se habla de cambios de forma en la cultura humana, en especial en esa necesidad vital de la exteriorización, necesidad de expresarnos, de reafirmarnos en el afuera que de rebote retroalimenta la frágil existencia. En nuestros días los cambios culturales pueden constatarse con el uso de los smartphone en nuestros jóvenes, pasan su mayor tiempo mirando sus pantallas y poco o nada hablan, antes de la imprenta se dijo eran sociedades de la oralidad, después de la escritura, hoy la internet, con la navegación estamos ante otro registro de la información inmediata en el planeta.  


Del filósofo Jean Claun Beaune en su libro Engranajes en la traducción inédita de Luis Alfonso Paláu, resaltamos unos aspectos críticos de este desarrollo técnico de la humanidad. Por ejemplo, pese a que todo esté al alcance de un clik por nuestros pulgares, toda la información disponible no nos hace ni mejores ni peores, pero sí más susceptibles de ser manipulables. Los códigos genéticos e informáticos descifran,  develan en el más mínimo secreto, las sociedades de control o de vigilancia tecnológica es una versión de pérdida de privacidad. Esto se vuelve más crítico toda vez que entregamos nuestra voluntad de decidir al gran cerebro de la red. Beaune nos habla de la "mega-industria de las telecomunicaciones representa actualmente más del 50% de la industria mundial y simula sin remordimientos sistemas neo-capitalistas, reconvertidos en un bazar." Pág 41.  Esta mega exposición es otra forma de decir exteriorización del mundo como una bazar con los intercambios de nunca parar, todo se mercantiliza, el planeta es una plaza de mercado. Recuerdo la expresión de Sócrates de regreso de la plaza de mercado: "hoy ví tantas cosas que no necesito." 


En esta época en dónde todo parece moverse, en dónde la vida estaría en pleno furor pero viene a bien una distinción de Michel Serres: existen tecnologías adelandas y atrasadas. Las adelantadas son las que nos hacen tirar el cuerpo hacia adelante como el computador que nos pone en movimiento; las atrasadas son las que nos hacen tirar el cuerpo hacia atrás como en la televisión que nos hace seres pasivos tirados o aplastados en el sofá, tan sólo consumidores de lo que nos ofrecen los mass media.


Tampoco se niega que el movimiento de la internet es también una caja de resonancia de estupideces, quién mucho habla poco escucha, quien no para de hablar no sabe dice Confucio, por sus obras los conoceréis advierte el versículo religioso, cuando las manos están ocupadas haciendo, la boca se cierra para una mejor dedicación, cabezas duras y dedos inteligentes . La eficacia simbólica es motor de la sociedad. Somos movimiento, sin movimientos, sin motivos, sin motivación nos aproximamos a la muerte.

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