Democracia Periférica

Por Mauricio Castaño H.
Historiador
Colombiakrítica

La Colombia del momento vive unas ciertas sacudidas en el orden político, en especial con un presidente de la república polémico que nada a contracorriente de las grandes élites que por décadas, incluso siglos, han direccionado el país bajo los pilares de un viejo orden feudal. Recordemos los inicios de la República en 1810, dos fuerzas han estado en disputa, en alta tensión todo el tiempo, unos, los liberales que como lo sugiere el término, abogan por la libertad, el intercambio, el libre mercado, abrirse al mundo desde un centro fuerte, la ciudad, para el libre mercado, abrir las puertas al comercio, a modernizar el territorio con bienes y servicios que saquen a las gentes de las condiciones de pobreza y carencia, es decir, que los habitantes de un país tengan acceso a los servicios que facilitan una mejor vida, esto es, tener a la población en las mejores condiciones posibles de bienestar general como condición de la producción para jalonar la economía nacional a buen puerto. Por ejemplo, el acceso a servicios de: salud, acueducto, alcantarillados, energía eléctrica, educación, vivienda. Si las fuerzas productivas están bien, a la economía le va bien, en sí, es esa la lógica de los impulsores del liberalismo.


En sí, digamos en general, auspiciar todo aquello tecno económico que mejora la vida, que la hace más fácil y cómoda, pues se tiene que la vida debe elevarse a lo más digno posible, la de todos. Y aquí entra otra idea fuerza del liberalismo asociado a la libertad, a las libertades que bien lo resume la consigna de la Revolución Francesa en 1789: Libertad, Igualdad, Fraternidad. Estas tres banderas se propagaron como olas por mar abierto por los continentes, sus ecos llegaron y sirvieron de combustible, de inspiración a todas aquellas personas deseosas de sacar de la miseria a sus gentes y territorios, ponerlos a caminar por los senderos del llamado progreso o modernidad. En resumidas cuentas, son estos flujos fuerza que van, vienen y chocan contra esos otros flujos que no quieren renunciar al mundo feudal, quieren seguir en las relaciones de vasallaje de una gran mayoría al servicio de unos pocos señores, los feudos. He allí esa otra fuerza conservadora que se opone a los cambios, que insiste en los valores del vasallaje y no libertarios, ni fraternos ni de igualdad.


Nación Insuficiente, Estado Fallido


Los rezagos por siglos de una dirigencia que se ha opuesto a estos vientos de libertades, de modernizar el territorio, el país, bien ha valido el calificativo de Nación Insuficiente, Estado Fallido en tanto no se ha encarrilado al país hacia aquello que puede llamarse los vientos del progreso. Hacer énfasis en los derechos del ciudadano y no en los deberes de los esclavos. Vale reiterar, para hacernos entender, decir calidad de vida equivale a decir buena salud de las fuerzas productivas de una nación. Para nadie es un secreto que el aumento de expectativa de vida, de talla o la suba de estatura de las personas están asociadas a la mejoras de: alimentación, agua potable, educación, recreación y deporte, descanso. En las conquistas laborales equivale a tres fragmentos de vida cada uno de ocho horas: trabajar, descansar, dormir.


Es curioso que después de dos siglos largos de ideas liberales, aún existen quiénes abogan por un feudalismo miserable de amos y señores, visible en partidos políticos de grandes feudos que designan a dedo a sus vasallos. Es la democracia del bolígrafo. Y a quiénes desobedecen les meten freno con la mano negra de sus ejércitos paramilitares. Y ser revolucionario sigue siendo promover el liberalismo de la Revolución Francesa bajo sus tres consignas de Libertad, Igualdad y Fraternidad. Valen también recordar la consigna filosófica de que nunca fuimos modernos, seguimos atados a unos valores feudales de amos y señores. Esos mismos valores caducos son los que están siendo removidos por el actual gobierno, es decir, están llegando con servicios estatales a las clases marginales. 


Esta es la actual coyuntura política. A futuro, en unas próximas contiendas electorales a la presidencia y al Congreso, estas fuerzas renovadoras, progresistas, tiene por reto materializar poco a poco ese bienestar de libertades anheladas por la humanidad desde siglos atrás. Es cuestión de tender la mano a los marginales, a la población periférica que han estado olvidados por siglos. A esos mismos que las elites, que los señores feudales temen se revelen para empezar a exigir libertades de bienestar general, las mismas que fueron proclamadas desde 1789 con la Revolución Francesa bajo tres consignas simples: Libertad, Igualdad y Fraternidad. No hay derecho insistir en los deberes de los siervos en vez de los Derechos del Ciudadano. Esperemos que los vientos libertarios encuentren eco en quienes más lo necesitan, es la democracia periférica.


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Escuchar el Silencio

Por Mauricio Castaño H
Historiador
Colombiakrítica


Evasión del Yo

Evasión de sí mismo es el ruido


De nuevo el silencio para plantear que su ausencia es la evasión del yo, de nuestra interioridad, por tanto, los desequilibrios en salubridad y en la existencia hacen parte del problema. De acuerdo, quiénes más anhelan el silencio son aquellos que tienen la capacidad de escucharse así mismos, abrirse a su voz interior para que emerja no sólo esa cosa alada y hermosa que es la poesía, sino también todas esas bellas y sublimes expresiones del arte, de la ciencia, pero también esas disciplinas místicas, religiosas, de contemplación, todo aquello que da fuerzas para mantenerse en pié de lucha y así contrarrestar las adversidades que se van dando, que se van presentando aquí y allá. En pocas palabras: desplegar una existencia edificante.


El ser necesita procesar, digerir, esculpir en su interior para luego sacarlo, exteriorizarlo tal y como sucede con el escultor y su escultura, es un monumento silencioso pero que al contemplarla se establece una relación íntima, de comunicación, cada espectador vivirá su propia experiencia, escuchará sus voces silenciosas. Sucede también con aquellas catedrales que al pisar la entrada imponen un silencio, son, ellas mismas, monumentos del silencio, entrar en ellas es aprestarse a escuchar una polifonía de voces que nos hablan sin que ni siquiera lo notemos. Hay allí vida concentrada, condensada que se presenta a quien sabe apreciarla, desentrañarla.


Un énfasis particular es al mundo racional y funcional, este último productivo, ese mismo que requiere de levantarse todas las mañanas, ponerse de pie para ganar el pan, y esto supone el descanso nocturno, el dormir para reponer fuerzas y luego despertarse y continuar batallando la existencia. Con esto recordamos que el humano es un ser diurno que necesita de la noche para dormir, para el sueño, para el relax, para procesar las durezas de la vida real y para reponer fuerzas necesarias para seguir adelante. 


Caparazón  Acústica 


Todo esto es muy desde la manipulación mediática, pues el hombre de hoy está envuelto en un ruido de fondo que no deja escuchar sus propias voces, lo cubre una caparazón acústica, una industria mediática del ruido que manipula, y así mismo la persona es despojada de su individualidad para no ser nadie, solo una pieza más del consumo, de la mercadotecnia, de la masa. Un ser que no logra materializar su individualidad, es un ser atormentado, desarticulado de sí mismo y de la sociedad a la cual pertenece, ¿para dónde va Vicente? para donde va la gente


Lenguaje Reflexivo y Corporal


El ser humano es la única especie animal que posee un lenguaje reflexivo, a través de él elabora sus pensamientos para revelar algo nuevo. Para que emerja la palabra esculpida se requiere de mucho trabajo silencioso. Como el gran escritor que pasa largos momentos en silencio enfrentando la hoja en blanco y luego exhausto permanece en el silencio encontrando las voces que lo nutren. Gracias a la bipedia, al estar ya no en cuatro si no en dos patas, la boca se liberó de las tareas prensiles y se llenó de palabras, las patas delanteras se liberaron de la locomoción y se aprestaron para el agarre, para golpear, para auxiliar con gestos y señas a la boca que habla. En sí, todo el cuerpo habla mientras callamos, esto es, el lenguaje corporal. Un gesto dice más que mil palabras. E insistimos en el silencio para escuchar esas voces del lenguaje corporal que se cuecen desde su interioridad.


La Noche y la Escucha


En el silencio del desierto, cada grano de arena tiene su propia voz, allí se devela la rematerialización del mundo, el ser de la nada, una estética de la desaparición. Y en la noche se apagan los colores que mantienen avivados los ojos, manos, piel, gusto.  Y entonces, decimos, en la noche se acentúa la audición no sólo para cubrir aquellos otros sentidos en descanso sino para escuchar nuestra propia voz, nuestro yo interior, para esculpir una identidad que da sentido a la vida. Es el vacío que se desvanece en el silencio. Es esa voz del silencio quien nos confronta consigo mismos, el diamante más hermoso resulta de la frotación caótica, por no decir violenta. 


En todo caso, el silencio es vida y es equilibrio que nos permite una cierta calma, una paz de espíritu, un algo que da tranquilidad a toda existencia, a toda alma. Sin lugar a dudas, el silencio más hondo es la ausencia del otro que amo quizás desde la lejanía, quizás ya ido, el que se fue, el que trascendió este mundo, o de ese otro que es mi compañía vital, como la ausencia fuerte del sonido de la línea telefónica que surca los aires y que implica la pérdida del avión y de su piloto, ese asombro de la ausencia, de la pérdida del otro que horroriza ante el espejo que pudo ser uno mismo el de la catástrofe. Todo eso alado y hermoso sale del silencio, sin escucha, nuestras vidas convulsionan, no tienen paz, el que todo tiempo habla, se cubre de barullo para no develarse, imposible hacerse a una idea de ellos, son almas sin rostro, el barullo ahoga, espanta el pensamiento, la paz de sí mismo, una cierta paz espiritual. 


Como quiera que sea, el silencio es un recurso de la vida, de la biología, no es caprichoso, es razón de vida, y su ausencia es más bien un signo de que algo anda mal, un algo que se esquiva, un algo de quien se quiere huir. Es posible arriesgar que el silencio es cualquier cosa, menos silencio, porque todo el cuerpo se expresa, incluso el lenguaje hablado es un caparazón para ocultar aquello que no queremos dejar ver pero que los gestos nos traicionan. La parquedad, las escasas palabras del campesino, su poco hablar, brindan una transparencia efectiva en la comunicación mucho más que aquel hablantinoso que no para de hablar.


En el lenguaje corporal, hablamos mientras callamos, las manos inquietas nos develan en lo que queremos callar. Los enamorados pasan largo tiempo en silencio, lo necesitan para entenderse, para comprenderse mejor, el lenguaje, la elocuencia del amor es el silencio. El silencio es palabra que remite a la interioridad, el ejemplo de la mujer adúltera en donde Jesús con la sola mirada intimida a los sedientos de venganza para abrirlos al perdón.


Matan el silencio una y otra vez, todo el tiempo estos seres que huyen de sí mismos, seres sin paz. Unos cuantos árboles al frente, atrás, muy cerca, el arrullo de una quebrada, no necesita nada más que para estar consigo mismo, la panorámica de hileras de edificios que amontonan gente y que de noche solo brillan las bombillas y no ninguna alma, nada de eso interesa y menos aún cuándo el barullo proviene de almas vacías y atormentadas, cualquier cosa hay allí menos algo hermoso. De todo eso no sobresale un alma que valga la pena, todo es del montón. Es el silencio inherente a la vida, a la realización del ser y de tejer una sociedad sólida.


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El Hombre Agrietado

Por Mauricio Castaño H
Hstoriador
Colombiakrítica


Todo será aplanado, la planicie gana, la montaña, lo empinado será despreciado, descartado para las concentraciones e intercambios humanos, las islas oceánicas son las preferidas a las desérticas. Es un dato de los geógrafos. Pero esto tan sólo es verdad relativa en tanto los progresos técnicos resuelven problemas antes imposibles. Por ejemplo, en tiempos modernos, las interconexiones viales, aéreas y de internet acercan lo lejano. Lo próximo está a unos cuantos pasos, al alcance de la mano, de un clip, todo un desarrollo tecno económico para la vida, en suma, la ciudad es red de redes. Aunque la queja por los tumultos impersonales y ruidosos espantan hacia la periferia en busca de una cierta calma, un sosiego para un yo convulsionado. Ni la planicie ni la altura eximen de los truenos en plena tormenta. Son éstos tan sólo fragmentos, corto pensar de otros más extensos, en fin, más explayados. Suscribimos que los aforismos son fragmentos de propulsión que provien de una unidad, de un todo constitutivo. Pero por el momento dejemos este abrebocas. 


Tan lejos tan cerca es muy relativo. Igual sucede con lo que se presenta ante nuestros ojos y lo que en apariencia no vemos, que se oculta. Lo más visto es lo más oculto, de tanto ver ya no vemos, la fórmula es bastante conocida, tantos años huyendo... y el enemigo estaba ahí, a mi lado. Sucede en nuestro tiempo con las amenazas que todos advierten, pero todo ya está acá delante ante nuestros ojos, el peligro está aquí y ahora, no allá, en el futuro, los extremismos están en nuestras narices que carcomen con la sutileza de la hormiga, las ultra derechas avanzan con las lógicas de la eficiencia, el sabio gobernante de Platón, arriba unos pocos deciden la suerte de los muchos de abajo. Nada está lejos, todo está en nuestras narices, todo está en el aquí y en ahora, el presente es la concreción de lo proyectado y vivido. Si algo hay que hacer es en este momento, en este presente que vivimos. Vale la referencia en este link en publicación de la Editorial Piedra Rosetta.


El hoy es mañana y es ayer, en el tiempo presente copulan pasado y futuro, todo se lo juega en el aquí y en el ahora, en este momento. Hacceidad, el tiempo que hace, que se hace, umwelt… En nuestros tiempos contemporáneos ronda la preocupación de los predicadores de muerte, si yo no estoy bien, entonces que todo perezca, la referencia es a los extremismos de izquierda o de derecha, cualquiera que sea él, no ofrecen más que un baño de sangre. Y una pregunta no se hace esperar ¿qué hay que hacer? Todo se juega en el aquí y en el ahora, el monstruo vestido con piel de oveja convive entre nosotros, mirar dentro de nosotros mismos para develar al fascista que hay en mí y en ti y que pasa de soslayo con la máscara del hombre más avanzado, piadoso.


La moda actual es el extremismo de derecha. Y la metáfora hermosa es la del termitero, las hormigas que se instalan y poco a poco corroen, destruyen a su hospedero. Es lo que está pasando con los actuales gobiernos de derecha que prometen todas las soluciones, en específico la referencia es al tecno poder, el gobierno de Troump y su sombra de los hombres del tecno poder que descreen de la democracia y apuestan por la tiranía del fascismo. Su credo a pie puntillas en la etnia blanca y adinerada, raza superior para ellos, abrazan el coeficiente intelectual como arma discriminatoria, los negros y los pobres son lo peor de quienes hay que cuidarse, si no existieran, pregonan, es lo mejor.


Es cierto, la planicie facilita la vida más que el fatigoso arriba de la montaña, pero tan sólo es un tema de bienes y servicios a la mano, a un paso, todo tan favorable a la vida, pero se ha de recordar que esta materialidad tan sólo es un complemento a la vida humana. No está demás recordar que ex-istencia quiere decir exterioridad, el yo que sale, que busca un afuera para materializarse, un adentro que sale pero que queda vacío, es una especie de balanceo entre el adentro y el afuera que nos constituye, en sí, es un vacío en este balanceo del adentro y del afuera, salimos pero a la vez nos replegamos. La ciudad tumulto de día, de noche bombillas de no contar, pero ninguna luz que alumbre el caminar. Busco un hombre, tan sólo uno de sensatez.


Todo el tiempo estamos buscando, creemos saltar a tierra firme pero caemos al vacío, respiramos por la herida insaciable de la vida, hay un algo que siempre falta, los temores rondan, nada está seguro, respiramos por la herida, es el hombre agrietado, indeterminado, inacabado el que nos ronda, nos constituye. Pero está bien que así sea, lo inacabado, lo inédito nos pone en perspectiva, en búsqueda, es, de nuevo y por fortuna, el ser, el hombre agrietado.


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No Mirar Atrás

Por Mauricio Castaño H
Historiador
Colombiakrítica

Las lejanías silenciosas atraen. La periferia citadina, el monte arriba, la montaña empinada desestimulan la concentración del barullo… bueno, el que se produce allí mismo en la planicie pero que sube, que se expande a lo largo y ancho, que sube, que se propaga leve hacia arriba, es la física, es la lógica de las ondas del ruido. El ruido se volvió cosa del común existir. Basta cualquier pretexto de celebración para motivar ruidos de bafles pequeños o grandes, no importa el tamaño, todos tienen la potencia suficiente para llevar sus ondas sonoras a un radio de unos cuantos metros, incluso kilómetros. No hablaremos, sólo mencionar el gran formato de conciertos en estadios, placas deportivas, parques, la ciudad como concha acústica, la cultura del bullicio que se propaga como próspera plaga, la industria del ruido que no para de sonar.


Pero acá no para lo ruidoso, algarabías, risotadas, gritos, carcajadas. Y a falta de todo eso, no ha de faltar la mascota que ladra aquí uno, allá el otro contesta, otros no paran de saludar con la caricia consentida de los amos en la plazoleta de la zona residencial o de sus alrededores, socializar llaman a esto de caninos y de soslayo del humano existir, el hombre es un perro para el hombre. No sobra recordar que Occidente ha ganado el epíteto de cultura del ruido en contraposición de Oriente que cultiva el silencio en alta estima para bordear una paz de cuerpo y espíritu, el cultivo del yo espiritual en un ethos del silencio.


Hay ruidos de ruidos, unos impacientan, quitan paz como los descritos. Y existen otros de motores industriales monótonos que taladran constante como mosca que no deja de zumbar en los  oídos. En contraste está un barullo conjugado que viene de lo lejos de la ciudad, es posible confundirse, emularse con los sonidos del mar que van y vienen según la leva y según la intensidad de vientos, con ellos sobreviene el arrullo que termina en el dormir. Ni uno ni otro será mejor, cualquier decisión puede conducir a saltar del sartén al fuego, acá viene a bien echar mano del caos, dejarse llevar por su balanceo, el territorio es dinámico en lo mejor y en lo peor.


La ciudad o civilización equivale a moverse, las vidas que suceden aquí y allá, todo es gasto de energía, por eso mismo la cultura tiene sus formas de expresarse. De acuerdo, la vida consiste en gastar energía y cada quién decidirá en qué la gastará, sólo, entonces, resta apelar al bien común, a los bienes comunes, a todo aquello que la vida social destina y reserva para mantenernos de pié, esto es, el ser es social, pues en la soledad morimos, razón de más para elevar la protesta mientras reservamos distancia.


Seguir la marcha,  el caminar recto, otras veces en diagonal, en zigzag. Pero lo inédito es más bien la constante, cada día trae sus propios afanes, nada está predeterminado, en cualquier parte salta la liebre. Desesperamos cuando la vida nos sorprende, cuando no tenemos control sobre lo que está en marcha. Adán y Eva nos libraron de la aburrición perpetua de un paraíso prometido. La desobediencia es virtud. Viene a bien desenmascarar al malhechor que muestra bien donde hay maldad disfrazada, es la  micro física del poder. Estar en alerta para cuando se precisa levar anclas sin necesidad de mirar atrás. Es un respiro, tan sólo tomar distancia para tomar fuerzas, para luego luchar más y mejor para preservar nuestra isla de intimidad, mientras tanto seguir la marcha sin mirar atrás!


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