Por Mauricio Castaño H
Historiador
colombiakritica.blogspot.com


Una mentira repetida constantemente genera valores de verdad, efectos sicológicos en las gentes y mayor aún si se les ha generado sentimientos de preocupación, en concreto, una persona así es de fácil manipulación, es un tesoro para la pragmática electoral y para el político que las tiene como un recurso para mantener su poder en el mundo de la política, para ser fuerte frente a sus contendores, para mantenerse vigente. Tergiversar los mensajes reporta altos dividendos en la política. Aquí, un tesoro, de la confección de una campaña, nada de grandes bondades para la población, importa son los intereses del gran político. Lo demás son purezas de la imaginación popular.

Confiesa Juan Carlos Vélez,
excandidato a la alcaldía de Medellín y gerente de la Campaña por el No en el plebiscito, en treinta días viajó en avión 35 veces para cumplir sus funciones de asesor y para recaudar finanzas de empresarios. “En total logró recaudar $1.300 millones de 30 personas naturales y 30 empresas, entre las que se destaca la

Organización Ardila Lülle, Grupo  Bolívar, Grupo Uribe,  Colombiana de Comercio (dueños de Alkosto) y Codiscos.” La victoria dio sus frutos,  buscar que “gente saliera a votar verraca”,  funcionó. Nunca imaginaron ganar. Las Encuestas ayudaron inculcando triunfalismos, optimismos que contribuyeron a bajar la guardia a los del Sí, pero el ejercicio de la política y sus caciques sigue intacta. “De hecho, esas mismas encuestas le hicieron mucho daño al Gobierno que se llenó de optimismo y de triunfalismos .  Empezamos a notar un No avergonzante. Por ejemplo, los miembros de la junta de la Andi decían que iban a votar por el Sí pero realmente muchos iban por el No.” 

La campaña del Sí buscó que la gente saliera a votar verraca. “Descubrimos el poder viral de las redes sociales. Por ejemplo, en una visita a Apartadó, Antioquia, un concejal me pasó una imagen de Santos y ‘Timochenko’ con un mensaje de por qué se le iba a dar dinero a los guerrilleros si el país estaba en la olla. Yo la publiqué en mi Facebook y al sábado pasado tenía 130.000 compartidos con  un alcance de seis millones de personas.”


“Hicimos una etapa inicial de reactivar toda la estructura del Centro Democrático en las regiones repartiendo volantes en las ciudades. Unos estrategas de Panamá y Brasil nos dijeron que la estrategia  era dejar de explicar los acuerdos para centrar el mensaje en la indignación. En emisoras de estratos medios y altos nos basamos en la no impunidad, la elegibilidad y la reforma tributaria, mientras en las emisoras de estratos bajos nos enfocamos en subsidios. En cuanto al segmento en cada región utilizamos sus respectivos acentos.  En la Costa individualizamos  el mensaje de que nos íbamos a convertir en Venezuela.  Y aquí el No ganó sin pagar un peso. En ocho municipios del Cauca pasamos propaganda  por radio la noche del sábado centrada en víctimas.”


“¿Con cuánto dinero se hizo la campaña? Fue una campaña hecha con las uñas. En el partido del Centro Democrático y en  la corporación que creamos ‘La paz es de todos’ logramos  recaudar $1.300 millones, principalmente de 30 empresas y 30 personas naturales. Fue muy difícil conseguir respaldo y los bancos no estaban preparados. Sin embargo, el No fue la campaña más barata y efectiva en mucho tiempo. Su costo-beneficio es muy alto… ¿Cuál es el Top 5 de empresas que más aportaron? Organización Ardila Lülle,  Grupo Bolívar, Grupo Uribe, Codiscos, y Corbeta.”
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