Por Mauricio Castaño H
colombiaKritica.blogspot
Dime cuánto tienes y te diré cuánto vales. El mayor logro de la sociedad moderna es medir la libertad humana de acuerdo con la capacidad de consumo. Se es libre dependiendo de la capacidad de gasto en el comercio. Son templos del consumo los majestuosos centros comerciales, miles de metros cuadrados dedicados a locales comerciales en los cuales satisfaces las ansias de compra, en donde sacias el sentimiento de felicidad inculcado por la propaganda comercial, eres tan feliz en tanto satisfagas tus deseos inculcados. José Saramago, Richard Sennet, Bauman Zygmunt entre otros, han estudiado este fenómeno. Conceptos como corrosión del carácter, sociedad líquida, definen el trabajo juicioso del sistema capitalista para configurar los nuevos sujetos de la sociedad: los empleos ya no son para siempre, pululan los temporales y tercerizados, con ello se logran las mayores ganancias pero se pauperizan las condiciones de las clases laborales, cada vez los ricos son más ricos y más pocos, y los pobres son más numerosos y más pobres. Los seres son arrojados a la nada, entonces van y vienen por el mundo como desorbitados, inseguros de sí mismos, tristes, endonzándose todos las desgracias a su propia responsabilidad.
Las relaciones sociales antes duraderas con los empleos perpetuos, hoy son efímeras y frágiles, incluso el comportamiento personal o síquico es quebrado, personas inseguras e inestables. Las relaciones de pareja tampoco son para siempre, ya los matrimonios no son hasta que la muerte los separe, el amor eterno claudica. En nuestros tiempos una persona puede pasar por varios matrimonios con tus hijos, los míos y los nuestros. Algo bueno sale de estos intercambios, familias ampliadas y enriquecidas por sus experiencias.
Pero retomemos la crítica negativa en la cual queremos insistir, el modelo de negocio del capitalismo es excluyente en cuanto a la promesa de bienestar general con los Estados Nación fue un fracaso, se constata por los niveles de desgracia e infelicidad que sufren miles de millones de personas del planeta, algunos viven con un dólar al día, otros ni siquiera lo tienen. En economía el saldo social es horripilante. En lo social una sociedad fragmentada, pues su tejido fue confeccionado con el dogma del individualismo, todo lo que le pueda pasar a una persona en este mundo tiene un único y gran responsable: Tú, nadie más. Los gringos tienen una palabra que es su mayor ofensa y vergüenza: Loser, Perdedor.
Y esa masa de hambrientos sin dinero ni traje, entonces como por instinto, luchan desesperados por alguna miga de pan, cada vez las ciudades registran inseguridad, la muerte acecha en cada esquina. Los demagogos políticos prometen acabar con el crimen en cárceles atestadas, pero ninguno habla de Inequidad. ¿Y la sociedad organizada? ¿Cuál? Toda está fragmentada, los que más hacen el llamado activismo de sofá, todos dan Me Gusta en el Facebook pero ninguna soporta una reunión comunitaria. La conjugación del pronombre Nosotros es una rareza y una gran amenaza.
El mundo cada vez se reafirma más en el templo del consumo, en los centros comerciales las gentes van y vienen como ratas de alcantarillas husmeando productos, nótese que todo es movimiento, no veréis allí lugares para largas charlas amistosas, todo allí es extraño y pasadizo. El altar del mundo, Estados Unidos, acaba de elegir a uno de los demagogos de moda Trump, fiel reflejo del mundo del mercado, pues es un hombre salido de sus filas, está dentro de los hombres más ricos. Y se hizo elegir como estadista con un discurso de mercado: promete reactivar la industria nacional y con ella recuperar los empleos para los nacionales, en sí es una lógica de mercado muy lejana a la de un estadista que propenda por los sueños de un Bienestar General.
Este tipo de dirigentes son extravagantes, sus movidas todas conducen a inflar su ego con un puesto de poderío más. Es la misma lógica de todos los Estados Modernos: "El mercado hasta donde sea posible y el Estado hasta donde sea necesario," todo en función del capital, por eso cada vez más se ven líderes del comercio tomando las riendas del Poder, agitar la demagogia con nacionalismos, exacerbar odios raciales con guerras para desviar la atención del verdadero problema. La inteligencia humana se ha sobrepuesto a las grandes dificultades de la vida, esperamos no tardar tanto en encontrar soluciones diferentes a la de medir nuestra libertad y felicidad según sea nuestra capacidad de consumo. Me gusta recordar la reflexión griega epicúrea que recomendaba la ataraxia, evitar la pleonexia, o Nirvana para los orientales, en suma, ponerle límites a los deseos... Este logos de mercado bien vale superarlo.
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Dime cuánto tienes y te diré cuánto vales. El mayor logro de la sociedad moderna es medir la libertad humana de acuerdo con la capacidad de consumo. Se es libre dependiendo de la capacidad de gasto en el comercio. Son templos del consumo los majestuosos centros comerciales, miles de metros cuadrados dedicados a locales comerciales en los cuales satisfaces las ansias de compra, en donde sacias el sentimiento de felicidad inculcado por la propaganda comercial, eres tan feliz en tanto satisfagas tus deseos inculcados. José Saramago, Richard Sennet, Bauman Zygmunt entre otros, han estudiado este fenómeno. Conceptos como corrosión del carácter, sociedad líquida, definen el trabajo juicioso del sistema capitalista para configurar los nuevos sujetos de la sociedad: los empleos ya no son para siempre, pululan los temporales y tercerizados, con ello se logran las mayores ganancias pero se pauperizan las condiciones de las clases laborales, cada vez los ricos son más ricos y más pocos, y los pobres son más numerosos y más pobres. Los seres son arrojados a la nada, entonces van y vienen por el mundo como desorbitados, inseguros de sí mismos, tristes, endonzándose todos las desgracias a su propia responsabilidad.
Las relaciones sociales antes duraderas con los empleos perpetuos, hoy son efímeras y frágiles, incluso el comportamiento personal o síquico es quebrado, personas inseguras e inestables. Las relaciones de pareja tampoco son para siempre, ya los matrimonios no son hasta que la muerte los separe, el amor eterno claudica. En nuestros tiempos una persona puede pasar por varios matrimonios con tus hijos, los míos y los nuestros. Algo bueno sale de estos intercambios, familias ampliadas y enriquecidas por sus experiencias.
Pero retomemos la crítica negativa en la cual queremos insistir, el modelo de negocio del capitalismo es excluyente en cuanto a la promesa de bienestar general con los Estados Nación fue un fracaso, se constata por los niveles de desgracia e infelicidad que sufren miles de millones de personas del planeta, algunos viven con un dólar al día, otros ni siquiera lo tienen. En economía el saldo social es horripilante. En lo social una sociedad fragmentada, pues su tejido fue confeccionado con el dogma del individualismo, todo lo que le pueda pasar a una persona en este mundo tiene un único y gran responsable: Tú, nadie más. Los gringos tienen una palabra que es su mayor ofensa y vergüenza: Loser, Perdedor.
Y esa masa de hambrientos sin dinero ni traje, entonces como por instinto, luchan desesperados por alguna miga de pan, cada vez las ciudades registran inseguridad, la muerte acecha en cada esquina. Los demagogos políticos prometen acabar con el crimen en cárceles atestadas, pero ninguno habla de Inequidad. ¿Y la sociedad organizada? ¿Cuál? Toda está fragmentada, los que más hacen el llamado activismo de sofá, todos dan Me Gusta en el Facebook pero ninguna soporta una reunión comunitaria. La conjugación del pronombre Nosotros es una rareza y una gran amenaza.
El mundo cada vez se reafirma más en el templo del consumo, en los centros comerciales las gentes van y vienen como ratas de alcantarillas husmeando productos, nótese que todo es movimiento, no veréis allí lugares para largas charlas amistosas, todo allí es extraño y pasadizo. El altar del mundo, Estados Unidos, acaba de elegir a uno de los demagogos de moda Trump, fiel reflejo del mundo del mercado, pues es un hombre salido de sus filas, está dentro de los hombres más ricos. Y se hizo elegir como estadista con un discurso de mercado: promete reactivar la industria nacional y con ella recuperar los empleos para los nacionales, en sí es una lógica de mercado muy lejana a la de un estadista que propenda por los sueños de un Bienestar General.
Este tipo de dirigentes son extravagantes, sus movidas todas conducen a inflar su ego con un puesto de poderío más. Es la misma lógica de todos los Estados Modernos: "El mercado hasta donde sea posible y el Estado hasta donde sea necesario," todo en función del capital, por eso cada vez más se ven líderes del comercio tomando las riendas del Poder, agitar la demagogia con nacionalismos, exacerbar odios raciales con guerras para desviar la atención del verdadero problema. La inteligencia humana se ha sobrepuesto a las grandes dificultades de la vida, esperamos no tardar tanto en encontrar soluciones diferentes a la de medir nuestra libertad y felicidad según sea nuestra capacidad de consumo. Me gusta recordar la reflexión griega epicúrea que recomendaba la ataraxia, evitar la pleonexia, o Nirvana para los orientales, en suma, ponerle límites a los deseos... Este logos de mercado bien vale superarlo.
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