Por Mauricio Castaño H
Historiador
Colombiakritca

Lo frágil deviene fuerte e inmenso, el aleteo de una mariposa provoca tormentas trasatlánticas, un simple ruido, un simple rumor de crisis, produce un debacle de precios en la bolsa intercontinental. Miles de millones de bacterias, el noventa y cinco por ciento devienen para conformar a los humanos, lo micro, lo segmentario se vuelve múltiple en movimiento constante. Somos un código susceptible de ser formateado, lo canceroso se revierte en lo sano. Somos lo uno y lo múltiple, el estribo implica al caballo y al hombre, los dos son uno sólo, son un agenciamiento, una máquina para batallar, es un bonito ejemplo traído por Deleuze. Lo nimio, lo insignificante desata rutas imprevistas y caóticas.

Por razones fracasadas, los paraísos prometidos devinieron en promesas terrenales, los Estados Modernos con sus mesías se erigieron como salvadores de la humanidad. Solo promesas de la mejor demagogia para el sólo beneficio del monopolio empresarial. Pero la verdad sea dicha, estos políticos de turno, nada tienen qué decirle a la madre que clama comida para sus hijos, nada tienen que decir al padre desempleado. El Poder es embriagante, es la peor droga, en su nombre justifican guerras, masacres, sacrificios inútiles. En convenciones mundiales, líderes estatales, recordaba Michel Serres, eran incapaces de dar soluciones a problemas de la humanidad, estaban maniatados, dependientes de los verdaderos decididores, magnates de la macro economía. Cada vez más el demagogo queda expuesto ante su incapacidad, ningún jefe de Estado nada tiene para resolver. Es cosa fallida el Estado Social de Derecho, estamos de nuevo desnudos como Adán, con un mundo por delante para construir.


Desilusionados, y quizá desesperanzados, sin saber qué hacer y ni qué decir, recuerdo a Jean Claude Beaune proponiendo soluciones para las comunidades barriales, en los comités de barrio, en los laboratorios sociales. No sobra recordar que la solidaridad comunitaria ha evitado los estallidos sociales. Gracias a las redes de apoyos entre vecinos solucionan problemas de la diaria y precaria existencia: tened este pocillo de arroz, prestadme una cucharada de sal, venderme tres papas, para así vadear el hambre. En las comunidades se dan soluciones a problemas reales que el político ni el Estado darán, recordar también que la no distribución de las riquezas, ha sido su función, sólo unos pocos serán beneficiados, la mayoría vivirán a ras, hipotecados con su sola vida, dependen de sus solo brazos para llevar algún bocado a su mesa. 


Sin paraísos, con tan solo la manos y brazos, estamos en este mundo para mantenernos de pie. Estamos abogados a la libertad, a decidir nuestros propios caminos. Muy similar al obrar del mal pensante, del que irrumpe para abrir nuevos caminos, del verdadero filósofo. "La naturaleza envía al filósofo a la humanidad como una flecha; no apunta, pero confía en que la flecha quedará clavada en algún sitio." (Deleuze). Actuando de esa manera, se equivoca infinidad de veces y siente amargura por ello, pero nunca renuncia a seguir su marcha. Somos un viviente más enfrentado a sus propios destinos, sin más mundo donde regocijarse que el que tienen sobre sus pies.


El poder de lo frágil, de lo pequeño desata grandes transformaciones. Constantemente nos estamos haciendo, rehaciendo, transformando, somos flujos de deseos y creencias que van y vienen. Somos, como suele decirse, uno solo de muchos millones de años, somos oruga, ahora somos mariposas que emprenden vuelos para buscar sus propios caminos. "El mundo entero ha sido larva; hélo aquí crisálida; un día, sin duda, será mariposa." Foucault

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