Mauricio Castaño H
Historiador
Colombiakrítica
@mauricioja


Se ha asomado el gobierno del cambio. Lo hizo desde el balcón de la Casa de Nariño en Bogotá. Desde allí Petro pronunció su discurso de más de hora y media ante miles de seguidores y otros muchos lo seguían en los mass media. Fue la celebración del Día del trabajo. Unas palabras claves fueron su hilo conductor: Cambio, Libertad, Reformas, Movilización, Pueblo. Insistió que el cambio es con las gentes en las calles apoyando las necesarias reformas con Justicia Social: sistemas de Salud Pensional y Laboral. “El pueblo no puede dormirse. No basta con haber ganado en las urnas. El cambio social implica una lucha permanente y esa lucha se da con un pueblo movilizado. Al frente de ese pueblo movilizado tiene que estar la juventud, el pueblo trabajador, la clase obrera, a la que pertenece la mayoría de trabajadores.”


El Presidente Petro remontó los esfuerzos de libertad y cambio a los tiempos de los inicios de ésta república con hombres como Simón Bolívar, José María Melo, Alfonso López Pumarejo con su fallida Revolución en Marcha de poner a producir la tierra en su función Social, no la tierra fértil pero improductiva en manos de los terratenientes. “En tiempos de hambre y de crisis climática, tener una tierra fértil sin producir es un despropósito.” También fueron causa de estás reformas  el líder asesinado Gaitán. Son causas fallidas y deuda histórica porque la clase de terrateniente se ha atravesado en éstos y posteriores intentos. Allí se desprende un elemento ideológico que irriga una dosis de justificar la esclavitud y la vida miserable, los ricos son ricos y los pobres son pobres, es esa extraña «ley» esgrimida por feudales devenida clase empresarial retardataria para así gobernar con una población cada vez más pobre y conforme... 


Esa historia de una clase retardataria que su máximo logro es la acumulación de tierra y de riqueza a costa de tener una mano de obra pobre y miserable, mal paga, están lejos de la órbita de otras esferas europeas, incluso sudamericanas como Chile, que propenden por garantías laborales y liberación de jornada laboral en el entendido que el tiempo es lo más preciado. Ésta clase que ha gobernado el país durante todos estos tiempos, olvidan que la riqueza la genera el trabajador, sin él no hay riqueza. Pero el relato narrado a la clase trabajadora y a la población en general es de estar en deuda, estar agradecidos de no morir de hambre, es un discurso y una política miserabilística.


El presidente Petro recuerda que fue elegido por el pueblo y a él se debe. Por eso su insistencia en sacar adelante unas reformas básicas en mira por hacerse y que pone al país como uno de los más inequitativos del mundo en materia de pensiones, salud y laboral. En este gobierno los parlamentarios quieren impedir estos cambios. Un dato revelador fue dado por Petro: los banqueros y negociantes del sistema de salud, transaron al jefe liberal, César Gaviria, cosa estilada en cada gobierno, a filar (hacerles obedecer) a los parlamentarios liberales a no votar las reformas de beneficio social. 


El presidente se resiste al boicot. No es un hombre dócil: “Creyeron que una vez en el Gobierno, Petro –acorralado- bajaría la bandera de la Gran Transformación, la del Cambio Social, y que viviría acomodado y tranquilo con el hecho de ser el primer Presidente de izquierda de Colombia y que no molestaría más. Que me iría a vivir de la pensión, como uno más… Pero ese no es nuestro destino, esa no es nuestra función en la historia de Colombia ¡Es lograr el triunfo de las reformas!.”


El principal opositor de Petro es esa clase dirigente que se ha atravesado a las reformas sociales. Ha mantenido a raya a este pueblo con más de un millón de asesinatos, hambre, millones de campesinos desplazados. Sangrienta y retardataria ésta clase dirigente, sus máximos logros: grandes terratenientes con robustas chequeras.


Petro es un hombre de retos que cree en el cambio con justicia Social, es un hombre que está jugado con las gentes más necesitadas de éste país. El no es de los hombres que se contenta con solo haber llegado a sentarse en la silla presidencial y pasar sin pena ni gloria, sin incomodar a los poderosos, a los que se han creído dueños del país y de los recursos públicos. Por eso quiere fortalecer sistemas públicos eficientes de Salud, Pensión y Laboral.


Cómo gladiador que es, sabe que una batalla no se gana solo, por eso apela a la gente, al pueblo: “¿no ha llegado la hora de que el pueblo trabajador tome decisiones?”. “Que ya no simplemente el pueblo proteste, como hacíamos antaño en todas las marchas, sino que se decida de una vez por todas a gobernar... Tiene que haber un pueblo campesino, un pueblo trabajador que sepa unirse, vencer los miedos, organizarse y salir a la carretera, a la Plaza Pública, a decir que hay un pueblo trabajador, de once millones de personas, que quiere su derecho a vivir en mejores condiciones.” Petro promete ser el Gobierno del Cambio.

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