Por Mauricio Castaño H
Historiador
Colombiakrítica


El León, rey de la selva, todos le temen. En las fábulas no sólo es la personificación humana que se hace de sus variadas condiciones: el poderoso, el débil, el oportunista, el demagogo, el ingenuo, no sólo caracterizan, sino que también son la evidencia del zócalo biológico que a todos los vivientes nos asiste. Algunos dirán instinto, instintual pero preferimos la riqueza de la expresión zócalo biológico y mucho mejor devenir animal. En irá de intenso dolor, salidos de sus cabales, quiere morir matando, matar y comer del muerto. Pero esto dicho es simple facilísimo, reduccionismo. Con las investigaciones antropológicas nos tenemos una riqueza de vivencias en las comunidades indígenas que develan otros vínculos. 

Para muchas culturas indígenas animales y plantas tienen alma y por lo tanto son sujetos de derecho. La oca que se acerca al muerto es considerado por la cultura indígena como un deudo que viene también a llorarlo. Y así debe ser considerado, no espantarlo porque de hacerlo, el animal se llevaría a su mamada dejando a los humanos sin alimento, así es una alianza necesaria…. Seres sin también las plantas, por tanto, según sus creencias, tienen alma. Lo no humano es también considerado como persona. Todo hace parte de un ecosistema, todo tiene que ver con todo. Las distinciones o fronteras entre naturaleza y cultura no existen, están difuminadas, borradas. El mundos es un todo, pero la razón humana solo conoce partes, desvinculadas unas de otras. Apenas hace muy poco la cultura emergente se está dando cuenta que necesito del agua, de los árboles, del oxígeno, que eso natural tiene un vínculo indisociable con el hombre, con la cultura.

«Animismo, ve la misma alma en todos los animales, cada uno vestido en un cuerpo original. El naturalismo, a la inversa, ve todos cuerpos formados de los mismos ingredientes, moléculas y átomos, mientras que las almas, dotadas de inferioridad, animan únicamente a los humanos, diferentes personalmente y diversos por las culturas y las sociedades; esta segunda visión caracteriza más bien al Occidente reciente. Una tercera totemista, comprende las diferencias entre humanos gracias a las que muestran las especies animales y florales y hace corresponder, a veces, un ser humano con una bestia o una planta. Finalmente, a los ojos del analogista, todo lo que existe difiere y se agota en descubrir relaciones posibles en aquel chocante desorden.» Michel Serres in Revista Ciencias Sociales, enero 2019, p. 255.



El hombre, el humano, reiteramos, es una riqueza en la vida de las diferentes culturas. Sobre esa capa se construye otra conocida como cultural, simbólica: el niño nace en un entorno, en un mundo cultural que la familia poco a poco lo va sumergiendo, de tal palo tal astilla, se dirá del individuo que procede de una determinada familia y de una cultura dada. Fue Michel Serres uno de los filósofos de las ciencias, quien vio en este género una radiografía de la condición humana. Y también advierten, los maestros fabulistas, que las huellas, las fuentes están en todas partes, mínimo en los dejados por los sentidos, gestos y rastros, como en las pisadas del depredador que sólo marcan la entrada a su antro pero no la salida. Una enseñanza para los investigadores.


En suma, las fábulas personifican en animales la condición humana: el Poder y el abuso está en el león, la malicia en el zorro, el trabajo en la hormiga, la holgazanería en la cigarra. Pero también representan la doble cara de la moneda, el lado fuerte y el débil como bien puede verse en las dos fábulas que presentamos de Jean de la Fontaine.


Y para una más rica comprensión de ese mundo diverso de las culturas dejamos este enlace de Phippe Descoola sobre la naturaleza y la culy



El León Enfermo y El Zorro


De parte del Rey de los animales,

Que en su antro estaba enfermo,

Fue hecho saber a sus vasallos

Que cada especie en embajada

Enviase gente a visitarlo,

Bajo promesa de tratar bien

Ha los diputados, a ellos y su séquito,

Fe de León, muy bien escrita,

Buen pasaporte contra el diente

Contra la garra otro tanto.


El edicto del príncipe se ejecuta:

De cada especie de le envía.

Los zorros se quedan en casa,

Uno de ellos dice esta razón:

«Los pasos marcados en el polvo

Por aquellos que visitan al enfermo

Miran hacia la caverna;

Ninguno marca de regreso:

Eso nos pone en desconfianza.


Que su Majestad nos dispense:

Gracias por su pasaporte;

Lo creo bueno; pero en ese antro

Yo veo muy bien cómo se entra,

Y no veo cómo se sale.»


Fábula Dos


El León que se volvió viejo


El León, terror de las selvas,

cargado de años y llorando su antigua proeza,

Fue finalmente atacado por sus propias presas

que habían vuelto fuertes porque él estaba débil.

El caballo se acercó dándole una patada;

El lobo una dentellada; el Buey una cornada.


El desgraciado León, languidiciente, triste y melancólico,

Apenas sí rugir puede por la edad estropeado.

Espera su destino, sin quejarse en lo más mínimo;

Cuando vió al asno mismo a su antro presentarse:

¡Oh! Es demasiado, le dice; quería morirme;

Pero sufrir tus golpes es morir dos veces.


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