Por Mauricio Castaño H
Historiador
Colombiakrítica


El milagro de los ricos poderosos es la mentira y la violencia. Una y otra vez los
más media, los medios de comunicación dicen esto o aquello para conveniencia de los déspotas. Formatean los cerebros ciudadanos día y noche para favorecer la ignorancia en pro de que los ricos sean más ricos y los pobres más pobres. En las calles se escucha al pobre más pobre, tan sólo un miserable que apenas si consigue algo para llevar un bocado a su boca y a la de su prole, le escuchas, digo, decir que hay que matar a los que luchan, revoltosos que quieren destruir el país con reformas para pobres. Nada de estudio ni salud gratis, dicen a boca de jarro.


Abro un paréntesis. En Medellín, Antioquia, es laboratorio de la violencia, de la mafia, tierra de droga y turismo sexual, tierra de grandes sicarios. Es la tierra de Pablo Escobar, la tierra de mafia en la cual se han hecho los mejores experimentos de muerte, de violencia, de matar líderes populares, de instaurar la industria criminal en su triada: legal, informal e ilegal. Cierro paréntesis.


El actual presidente de Colombia, gran conocedor del Poder, advierte lo peor por venir gracias al recurso de la mentira y la violencia, y han sido y son éstos, pilares de la clase dirigente del país. A diario se irradian mentiras, the "fake news." Atacan todo lo que huela a reformas democráticas. Que los auxilios para los ancianos es alcahuetería para vagos, que las políticas de siempre para garantizar la reinserción es financiación de asesinos; que las becas o la gratuidad de la educación pública es patrocinar escuelas de subversión. En fin, todo conduce a desprestigiar las políticas sociales  del actual  gobierno quien pretende saldar la deuda social acumulada por décadas y que ha hecho de Colombia el país más inequitativo del continente y del mundo. 


La vieja clase dirigente del país quiere seguir acumulando riqueza a punta de mentiras, dice Petro: "La acumulación de riquezas se ha generado a partir de la sangre y la muerte de los colombianos. Para acumular más riquezas necesitan más violencia." Los poderosos de Colombia quieren detener a toda costa cualquier iniciativa democrática del actual gobierno, temen que el sentir popular despierte y defienda los derechos propios de una social democracia, que se dé un gobierno con justicia social, donde comer no sea un milagro, y estudiar sólo un privilegio de unos pocos.


Nada bien hacen quienes quieren sembrar odio y propiciar el derrame de sangre: La extrema derecha. Las mentiras hinchan de odio a las personas que quieren matar y comer del muerto. Quieren evacuar odios infundados contra el gobierno y contra quienes estén a su lado. Éstas gentes, son grupos que nada tienen que envidiarle a los asesinos o fascistas más violentos del planeta. Ellos tienen sed de venganza, sus puñales y pistolas quieren derramar sangre, quieren tomar justicia por su propia mano.


Vale el llamado del jefe del Estado a todas las iniciativas democráticas para que construyan sensibilidad en las gentes y defiendan las reformas. Las calles esperan la movilización de fuerzas vivas en pro de las deformas sociales. Debe cerrarse el paso a los locos de extrema derecha sedientos de sangre. No se puede perder el foco de discusión que es la justicia social, la distribución de la riqueza.

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