Trama Social de la Guerra

Por Mauricio Castaño H
Historiador
Colombiakrítica 
Imagen. Goya. Tertrat Fernando VII

La Guerra es Trama Social


El hombre es un depredador. Ayer con lanza y trampas cazaba a la presa. Hoy la lleva del supermercado a la mesa. Es cierto, lo común al hombre es la depredación. La caza... y su símil: la guerra es la ocupación frecuente de las sociedades. Son flujos de guerra, amor, paz. Porque todo hace parte de unas velocidades que fluyen de esa realidad llamada humana. La guerra hace parte de la trama social humana, es una constatación antropológica que nos enseña cómo se forja el carácter, la valentía, es una  formación de la personalidad que bien sirve a lo diario funcional de la vida, a la sobre vivencia y a las creencias cosmogónicas que se viven en cada individuo, en cada comunidad dada para enfrentar adversidades.


El Hombre es un lobo para el hombre


Pero la depredación no sólo lo es para la caza, para proveerse alimentos, también funciona con los seres de su misma especie, el hombre es un lobo para el hombre. El hombre acumula Poder matando, cada asesinato, cada cadáver es un trofeo a exhibir en las propias tropas y en la sociedad sedienta de sangre, de triunfo. Los soldados son la logística del pueblo entero que los aclama. Regocijo pero también terror produce el asesinato ante el enemigo que ve su tropa disminuída. Terror ante ante las cabezas exhibidas como trofeos por su adversario o simplemente usadas para diversión que hace las veces de pelota de fútbol pateada una y otra vez hasta hacer el gol.


Diversión, trofeo para unos, miedo para otros. Se acumula poder con las bajas enemigas, con el miedo y terror que desmoraliza y espanta a los adversarios. Mientras más se mata, mientras mayor es la crueldad y dolor infringido, más poder se acumula por el terror que se derrama, que se esparce a lo largo y ancho de la geografía, el rumor es tan veloz y más aún si es de crueldad, nadie quiere sufrir, nadie quiere ser alcanzado por la garras enemigas, nadie quiere dolor, mejor huir, escapar, al miedo no le han puesto calzones, reza el refrán popular. Y más vale un cobarde con vida que un valiente en el cementerio. En camino largo hay desquite. La venganza no cesa.


La Fiesta de la Guerra


Para alguien familiarizado con la confección de las sociedades humanas, no será extraño que la guerra es una trama de la vida social, un recurso que tienen los grupos humanos para forjar la valentía, y sobre todo la potencia de fuerza que proteja y garantice una cierta victoria. La superioridad es lo deseado y la victoria es la meta a alcanzar que todos desean.


Y aquello tan sólo, por decir lo menos o lo más, es un recurso depredador de nuestros tiempos remotos, de nuestro origen animal. Seguimos siendo ese animal que a falta de la caza se inventó la guerra. Se va a la guerra engalanado, igual a como se va a una fiesta, nadie puede negar la sed de sangre que asiste al guerrero, cortar cabezas o cualquier miembro del enemigo es un trofeo de guerra que da regocijo en la propia tropa y en la sociedad que los espera para alzarlos en hombros. Solo la hipocresía apenas sí simulará que es cosa extraña y horrorosa, pero en los pasillos y círculos cerrados celebrarán a los cuatro vientos. Así es la mojigatería de pulcritud y rezandería. Las viejitas rezanderas que dan dedo para ver el muerto caer y luego lavan el pecado con rezo y hostia en el misal. Son violencias acumuladas que apenas logran saciarse, antes iban a ver a la bestia, al toro morir con el oleeee de la espada, hoy prohibidas las corridas de toro apenas si sacian con el desfile de muertos en los noticieros noche y día, todo el tiempo.  Nada... cosas de todo día. 


El Poder Acumula Fuerzas


Toda relación es una medición de fuerzas, esto es una relación de Poder. Quien en últimas es más fuerte, tiene mayor dominio. Es una verdad de perogrullo. Pero lo que es diferente es la manera de resolver las diferencias, mediante mecanismos pacíficos, de diálogo o mediante el ejercicio de la fuerza, de la violencia hasta someter o liquidar al otro. Ello es otra cosa bien sabida. Pero lo interesante del asunto es el por qué llevamos tanto tiempo en estos ensayos de violencia y de muerte, sin lograr poner freno a los baños de sangre que se han vuelto tan de diario vivir, incluso algo que puede sonar incómodo o por lo menos inescrupoloso: a muchos divierte el dolor ajeno sino de manera abierta, por lo menos en voz baja en pasillos y cafetines. 


Zoo Politikon


Pero también es cierto que luego vendrá el freno del zoo politikon, el animal político que hace reglas y cuya expresión máxima es el Estado, la cosa pública del bienestar general. No quiere decirse con esto que la historia es lineal, por el contrario, lo contingente, los devenires son en el aquí y en el ahora. Cada lugar, cada época y cada sociedad viven sus propias experiencias, y cuando más, decir con Gilles Deleuze que todo se repite de diferente manera, diferencia y repetición es un buen principio. Pero lo cierto es que la forma Estado, La Nación fue el camino tomado, definición de unos límites territoriales que encierran un sentir nacional en costumbres e identidades, el sentimiento de una nación suele decirse para significar aquello que los agrupa. Y que estar por fuera es vivir la extrañeza, el apátrida es quien está despojado de esa configuración nacional.


Feudo, Dominio, Límites


Un feudo, un terruño, unos límites. El mundo es ancho pero ajeno. Una historia bastante conocida. Desde la aparición de la especie homo sapiens, los hombres viven en grupos humanos, juntos mucho mejor para enfrentar las adversidades, vivir es luchar para contrarrestar las fuerzas que se oponen a la marcha de la vida, cazar pero también el camping para el descanso y dar protección a las inclemencias del clima, y claro de los intrusos que merodean listos para atacar y disputar la presa cazada, guardada, almacenada. Es cuestión de supervivencia.


En suma, alimento pero también territorio es la ecuación existencial. El gran poder acumula Tierra, grandes extensiones de tierra fue lo propio del Feudalismo. Mientras más territorio se tenga más se ostenta Poder. En otrora los Reyes y sus reinos se fundaban, se sustentaban con el mayor territorio acumulado. Tener Poder era en proporción a sus fundos, a su mayor extensión de tierra acumulada. Fundo, fundar, fundación, linderos, mojones, dominios, dominar, de esta última palabra deriva el don de dominio, de dominar, el poder del rey otorgaba en trazos, en demarcaciones el pedazo de tierra a fulano o mengano, para agraciar a quienes bien le servían, era una compensación. 


El Don, el dominio hace acreedor a quien se entrega el titulo, será amo, señor y dueño, a él se le conservarán y darán todos los respetos debidos, estilados, quien viole los límites de su propiedad, puede pagar con su propia vida. El Don, el dominio quiere decir que tiene un dominio absoluto sobre el territorio asignado. En ese territorio, en su territorio no mandará nadie más  que él. En los mojones, en las fundaciones nos recuerda Michel Serres siempre hay debajo un muerto que funda, sangre sacrificial derramada que inaugura y ofrenda a los dioses. También el don, el donar atañe a la generosidad que aplasta, apabulla, fue Marcel Mauss quien estudió unas tribus de Norte América que se guerreaban por medio de la donación, quién más donara ganaba la guerra de los dones, ganaba Poder y respeto ante los otros. Dar es humillar al otro que recibe.


Nunca fuimos modernos


Nunca fuimos modernos. Son lejanías los grandes flujos de la Ilustración, Revolución Francesa e Industrial. Acá lo más preponderante fue el hacha y el machete para tumbar monte y asentarse lo más hondo que se pudiera en la agreste selva. Pero esas fueron herramientas del colono, y aún impera aquello de halagar dominios, propiedades de linaje de reyes y príncipes, hay quiénes se reclaman herederos de esos linajes.


Estado Fallido, Nación Insuficiente


Las expresiones de Nación Insuficiente, Estado Fallido, Estado Mafioso, Estado Criminal, hacen referencia a la no materialización de unos deseos soñados desde Aristóteles con el zoo politikon, el animal domesticado acorde a reglas y normas que salvaguarden del estado salvaje de todos contra todos, superar la condición de matar para lograr o expandir límites territoriales. Por esa misma razón se advierte que es un Estado rezagado en el feudalismo, el patrón con su gran hacienda y todos los demás a su alrededor son peones que sólo guardan y sólo deben obediencia. 


Por eso también la expresión de nunca fuimos modernos, ni la llamada Ilustración, ni la Revolución Francesa, lograron cambiar las costumbres, la idiosincrasia de las gentes de arriba y de abajo, ni siquiera la denominada Revolución Industrial logró con su gran torbellino irradiar nuevos mundos que nos sacaran de esos sentimientos primarios de matar, asesinar para sobrevivir y sobre todo para acumular poder con tierra, con linderos fraudulentos. Es una condición feudal miserable que persiste aún en nuestros días. Insisten en los deberes de los esclavos y no en los derechos de los ciudadanos.


Cuatro Peligros a Evitar


Con Gilles Deleuze en Mil Mesetas aprendimos cuatro peligros que hay que evitar: el Miedo, el Hastío, la Claridad y el Poder. 


El Miedo: Constantemente tememos perder nuestra seguridad, todo es tan frágil, estamos tan bien, pero todo se puede venir abajo, caer en donde toda la vida esquivamos, luchamos a diario para no caer, para no ir al precipicio, no tocar fondo. La Claridad: son las micro percepciones sonoras y visuales que revelan espacios y vacíos, franjas imprecisas, es algo así como la claridad del microscopio que nos desvela lo que no alcanzamos a ver con nuestros propios ojos, es quizá, visitar los socavones del horror a los que tanto tememos caer. El Hastío: es el deseo de matar y morir, pasión de abolición, morir tratando, matar y comer del muerto. El Poder: Es el demagogo de cafetín pero también el alto funcionario fascista que quiere arrastrar consigo a todos al matadero. 


No todo está perdido. La vida se reafirma pese a sus miserias que muchos quieren propagar.


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