Por Mauricio Castaño H
Historiador
colombiakritica.blogspot.com

Sus señorías pillos andan haciendo de las suyas, como en tiempos de la Colonia, apropiándose de la tierrita, la toman para sus posiciones estratégicas para el gran negocio del narcotráfico. Están henchidos del poder que les da una sociedad en donde todo se compra, todo se vende, y ellos a su vez todo lo gravan, lo mínimo y lo máximo. Extorsionan al miserable ventero ambulante que apenas logra su diario sobrevivir, pero también lo hacen con las prósperas empresas, las de transportes, por ejemplo. Tan rentable es el negocio que hoy se habla de zonas grises, esto es, una especie de puerta giratoria que se mueve entre la legalidad y la ilegalidad. En otras palabras, hoy es un gran señor miembro de las élites, pero mañana está desde cualquier escondite avivando la llama de la criminalidad con sus jugosas riquezas, y decidiendo a quien hacer morir o a quien dejar vivir.

De lo inescrupuloso no se conocen límites. Recién en la ciudad de Medellín amenazan con desplazar el poblado rural de San Cristóbal, su población pobre y miserable, los hacen temblar bajo amenazas de muerte. Las imágenes del desplazamiento forzado, fue transmitido por la televisión. Llamó mucho la atención que la fuerza pública, el Ejército y la Policía, ayudaran a las familias en su huida cargando su equipaje, en lugar de enfrentarse a los malhechores. ¿Muestra de impotencia? Y es que la palabra más usada, es la pérdida de legitimidad de la fuerza pública, miles son los casos en que se han ganado esa desconfianza, testimonian que cuando la ciudadanía denuncia ante la policía a los pillos, más se demoran en regresar a sus casas, que los mismos matones en reprocharles la denuncia. Filtración de información, en evidencia la criminalidad y la fuerza pública en sus alianzas.

Y de la sociedad decimosque se encuentra enferma. En casa los padres se pelean como perros y gatos, y a sus hijos, es norma que los violentan, y no es para menos en esta colectividad machista, que golpea a sus mujeres porque reclaman sus derechos alimenticios. El siguiente cuadro deja mucho que desear: En Colombia, 18.770 niñas, entre 10 y 14 años, dieron a luz en los últimos tres años. En este mismo tiempo sólo hubo 1.000 capturas. En los últimos años sólo han condenado a casi 500 responsables, que son menos del 5% de los victimarios (País de violadores libres y de impunidad). El 40% de los adolescentes que ya tienen un hijo; y no es costumbre el uso de métodos de anticoncepción; El 90% de los embarazos en menores de 19 años son indeseados, el 85% de las jóvenes embarazadas tienen un bajo nivel de escolaridad. 

Cuando se trata de bordear una erótica, lo siguen haciendo desde la deseducación. Por estos días está de moda el llamado Carrusel Sexual, consiste en que un grupo de jóvenes en plena rumba en el lugar escogido, deciden jugar a lo sensual, apagan las luces, todos se desnudan, las mures quietas en círculo mirando al centro, los hombres las rondan por detrás en los movimientos propios del carrusel, hasta que una voz dice ¡Paren! Entonces penetran a la que tienen al frente, pierde el que eyacule. Se repite el mismo movimiento circular, cuantas veces dure la rumba. Ésta práctica ha causado escándalo porque de los embarazos habidos, ha sido difícil adivinar quien de tantos, es el padre responsable. 

Aquí queremos llamar la atención en la correspondencia de estas generaciones con el equivalente a tres períodos de gobiernos de alcaldes pasados: Luis Pérez Gutiérrez, Sergio Fajardo Valderrama y Alonso Salazar. Todos los tres gobiernos se reclaman pioneros en educación, pero el tiempo parece no darles la razón. Fuera de la mala administración del sexo que tiene esta sociedad, al estarse reproduciendo de manera indeseada y sin la posibilidad de ofrecer un futuro responsable a los futuros hijos, a los futuros miembros de esta sociedad, quienes apenas nacen y ya no soportan los maltratos de su familia, quieren salir pronto de este nicho de violencia. Pues quienes si están aprovechando esta cosecha de seres sin futuro, sin alternativas, es el hampa criminal, enganchando a los muchachos para que empuñen las armas desde los nueve años, encomendándolos a la virgen de los sicarios.

Leo una nota periodística de México, la criminalidad que no da tregua, entre pillos se asesinan por disputas por acaparar negocios de extorsiones, cobrar cualquier cuota a la población bajo cualquiera pretexto, pues no hay dinero que llenen los sacos de sus bolsillos, un tener sin límites, los griegos, llamaron a eso Pleonexia. Gran  parte del suelo colombiano está entregado a este negocio de muerte. ¿Se le entregarán estos países al hampa?

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