Por Mauricio Castaño H
Historiador
colombiakritica.blogspot.com/

De la guerra, la paz. Es mejor negociar el conflicto que seguir echando bala. Nadie celebra la destrucción y las desgracias de la devastadora guerra, hasta quienes se lucran de ella, en algún momento han tenido sus lamentos. De darse las negociaciones con las guerrillas de las Farc, y es lo más probable que suceda, por lo menos son diez mil fusiles menos vomitando plomo en los campos colombianos.

Se calcula que la lucha guerrillera, representa un diez por ciento de violencia general que el soporta país, la otra se encuentra en el narcotráfico y sus manifestaciones en bandas criminales que expanden y enriquecen sus negocios con las llamadas Rentas Ilegales, que bajo intimidaciones gravan a pequeños y grandes sectores de la economía. La otra gran tajada porcentual, se encuentra en la violencia intrafamiliar, el Instituto de Bienestar Familiar habla de más de un cuarenta por ciento. Puede verse que la gran complejidad de la violencia, no es endosable a un solo demonio, como muchos de los que viven de la guerra, han querido hacer creer que todos los males son de las satanizadas Farc. 

Alienta el primer acuerdo logrado sobre la tierra, sobre su Acceso y desarrollo agrario, en especial para los campesinos pobres que la quieren trabajar. En sí, es hacer la tan deseada Reforma Agraria, que dinamizaría en condiciones dignas la economía campesina. En el tema político poco se espera, pues a decir verdad, las guerrillas en Colombia han dejado de ser desde hace muchos años para la población, una esperanza que restaure o garantice la justicia social. Hoy nuestros jóvenes y la sociedad en general, han sido permeados por una cultura del narcotráfico, por esa cultura criminal del dinero fácil para comprar comida y algunos lujos, que venga de donde venga, no importa si se mata por ello, nuestra Virgen de los sicarios, está ahí para salvarnos.

La izquierda en Colombia se tendrá que reconfigurar una vez se quite ese lastre de subversión armada, desaprobada por el ciudadano común. Se tendrá que disputar dentro de la misma izquierda unos de esos pocos escaños que tienen en el Congreso. La tarea no es nada fácil para toda esa cantidad de grupúsculos que quieren llevar la delantera política. Y del guerrillero raso, tendrá que pensarse en una desmovilización seria, que no se repita el mentiroso capítulo de la dejación de armas de las Autodefensas, lo cual fue una legalización de su accionar criminal. La tarea no es menor con un sistema carcelario en crisis, no hay cupos, pero el gran problema de siempre es que la cárcel no corrige para hacer el bien, sino que con ella se entra en la universidad del crimen.

Este círculo vicioso de la violencia, en donde algo aporta ese instinto de supervivencia en donde más de la mitad de la población mundial pobre y otra que amenaza con morirse de hambre,  y un sistema capitalista mundial que tiene para distribuir alimento a toda la población, y así nadie padezca hambre, pero no se hace porque la usura está por delante. Falta que la decisión política se levante y se anteponga ante el gran mercado. No subvaloramos el gran trabajo cultural que debe hacerse para desactivar esa cultura de violencia, de muerte, de conseguir dinero fácil, producto de la organización mafiosa. Bienvenida la negociación política.

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