Por
Paola Cadavid
Abogada
Desde hace diez años he trabajado en atención a víctimas del conflicto armado en distintas entidades del Estado; una labor que me ha ayudado a crecer profesionalmente y a ser una ciudadana más consciente.
Durante todo ese tiempo, he escuchado cientos de desgarradoras historias sobre desaparición forzada, violencia sexual, homicidios, desplazamientos, despojo de tierras... pero también he visto la nobleza y la gran capacidad de perdón que tienen las víctimas.
Por eso para mí el día 26 de septiembre, fue histórico y con lágrimas en los ojos y la piel erizada vi la reivindicación y el triunfo de las víctimas, porque solo aquellos que han padecido la guerra o que la hemos atendido, sabemos la dimensión que tiene que un grupo armado se desmovilice, pues son menos muertos, menos desplazados, menos dolor, menos minas....
Pero también vi con tristeza que aquellos que sólo siguieron el conflicto por televisión o que pagaron la libreta del hijo para que evadir el servicio militar, sean precisamente los que se oponen a la finalización de un conflicto desgastante y decadente, alentados exclusivamente por trinos de los seres sin paz o por el meme desinformado publicado en Facebook. Que importante sería que ellos se leyeran los acuerdos para tener al menos un interlocutor válido, un votante informado.
Sé que Colombia no va a cambiar de la noche a la mañana, y que mágicamente no desaparecerán la miseria, la corrupción, la crisis de la salud, la minería ilegal, entre otros flagelos; pero si tendremos menos excusas para encararnos como país, pues ya no será la guerra con las Farc la supuesta causa de todos los males, ya seremos nosotros mismos los responsables de nuestro desarrollo. Además el perdón nos hace grandes. Es preciso recordar a Borges: Tu odio nunca será mejor que tu paz. “No odies a tu enemigo, porque si lo haces, eres de algún modo su esclavo. Tu odio nunca será mejor que tu paz.”
Por eso votaré SI, por las víctimas y por la sinceridad que nos debemos.
Paola Cadavid
Abogada
Desde hace diez años he trabajado en atención a víctimas del conflicto armado en distintas entidades del Estado; una labor que me ha ayudado a crecer profesionalmente y a ser una ciudadana más consciente.
Durante todo ese tiempo, he escuchado cientos de desgarradoras historias sobre desaparición forzada, violencia sexual, homicidios, desplazamientos, despojo de tierras... pero también he visto la nobleza y la gran capacidad de perdón que tienen las víctimas.
Por eso para mí el día 26 de septiembre, fue histórico y con lágrimas en los ojos y la piel erizada vi la reivindicación y el triunfo de las víctimas, porque solo aquellos que han padecido la guerra o que la hemos atendido, sabemos la dimensión que tiene que un grupo armado se desmovilice, pues son menos muertos, menos desplazados, menos dolor, menos minas....
Pero también vi con tristeza que aquellos que sólo siguieron el conflicto por televisión o que pagaron la libreta del hijo para que evadir el servicio militar, sean precisamente los que se oponen a la finalización de un conflicto desgastante y decadente, alentados exclusivamente por trinos de los seres sin paz o por el meme desinformado publicado en Facebook. Que importante sería que ellos se leyeran los acuerdos para tener al menos un interlocutor válido, un votante informado.
Sé que Colombia no va a cambiar de la noche a la mañana, y que mágicamente no desaparecerán la miseria, la corrupción, la crisis de la salud, la minería ilegal, entre otros flagelos; pero si tendremos menos excusas para encararnos como país, pues ya no será la guerra con las Farc la supuesta causa de todos los males, ya seremos nosotros mismos los responsables de nuestro desarrollo. Además el perdón nos hace grandes. Es preciso recordar a Borges: Tu odio nunca será mejor que tu paz. “No odies a tu enemigo, porque si lo haces, eres de algún modo su esclavo. Tu odio nunca será mejor que tu paz.”
Por eso votaré SI, por las víctimas y por la sinceridad que nos debemos.
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