Por mauricio castaño h
Historiador
Colombiakrítica



Serie Black Mirror
En la caja hay rostros, son los políticos que debatirán en la televisión, los lideran dos chicos periodistas, las preguntas están formateadas, elaboradas con antelación por los redactores. Un minuto vale una eternidad, una imagen vale más que mil palabras, todos lo entienden así, todos están envueltos, todos están llevados por el río de los mass media. Entonces las palabras a decir son bien cuidadas, calculadas, ojalá ensayadas frente  al espejo con anterioridad y con la teatralidad que aconseja certeza, no tanto en lo que viene por decir, en la palabra destinada a pronunciarse, no, ello no importa tanto como la imagen que se proyectará y quedará guardada en el cerebrito del espectador, del futuro votante. Allí todo se conjugará  desde una entonación hasta los gestos del rostro que gesticula así, el mirar de los ojos así o asá, las manos  que señalan al público con el  dedo  índice como si se fuera a clavarse en su pecho, el cuerpo que posará así. En fin, toda esa semiótica teatral de la política que irá a calzar con los ojos que le ven, que le han visto.

 No hay mucho por decir, los lineamientos de país ya están bien demarcados desde hace buen tiempo. Por eso hay quienes repiten con acento marcado la dureza de la palabra Seguridad con ejército y policías, es decir las tropas serán enviadas a combate, a combatir a los enemigos; también la otra palabra es Modernización, se echarán vías aquí y allá para conectar territorios, se echará cemento y más cemento, echar plata a la industria cementera… hay quienes se reclaman alternativos y denuncian las maquinarias políticas, todos dicen atacar la corrupción y la inequidad, pero si el poder es el Poder de los grupos de poder, ellos en últimas decidirán a  quienes quieran poner, y quienes no se ajustan a la ecuación serán borrados, no se les volverá abrir el micrófono ni saldrán en la pantalla chica.


Pero bueno, volvamos a la imagen. Es una imagen lo que importa proyectar, las palabras son accesorios como la camisa escogida y que proyecta lo que quiero vender. Por supuesto, las ideas, el pensamiento también son accesorios, hacen parte o complementan la figura que se quiere mostrar. Por ello no importa, no interesa la pregunta por quién tuvo las mejores ideas, quién ganó el debate... no, nada de eso cuenta. Lo que cuenta es la imagen, y ella se sostiene, la fundamenta o se fabrica desde todo aquello virtual que se determina con un Me Gusta o No Me Gusta. Es la googledemocracia la que determina la ganancia o la pérdida, lo que determina es el gusto Google o mucho mejor, quién sea el mejor postor para costearse estos gigantes de la publicidad que hacen virar a un u otro lado, hacen la tendencia de las redes sociales, según sea la paga, entones se segmenta a la población y se les tira flujos de información o mucho mejor desinformación que sirva para quebrar o animar al elector por ésta o aquella preferencia. Ha sucedido con el Brexit, en Las elecciones de Estados Unidos, en Colombia, se gana con Google y Facebook que saben cómo gestionar los Me Gusta o No Me Gusta, sabe tramitar o gestionar los odios y los miedos y así estamos en sus manos, tan manipulables como el títere. Vemos que estos gigantes en tecnología y fortuna son la nueva Google democracia.


Miro esa caja en donde están los políticos y sólo veo imágenes, incluso he quitado el volumen para poder entenderlos mejor. Mañana reportarán quién obtuvo más adeptos en la redes sociales, es decir, por quién metió la mano el señor de los miedos y de la ira, el señor Google, lo demás es accesorio, los rostros, las palabras balbuceadas, los gestos corporales, los improperios, las amabilidades, las falsas modestias. Lo importante es la imágen construida en las masas de votantes de la Google Democrecy. No os preocupeis, quédate relajado en el sofá.

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