Mauricio Castaño H
Historiador
Colombiakrítica
El viaje, el movimiento es lo característico de la enseñanza, incluso partir en su acepción de salir como de dividir en partes. Salir precisa de experimentar y esto equivale a conocer, quien experimenta conoce, quien conoce vive. La quietud y el aislamiento matan, de allí que el aprendizaje, la pedagogía es desplazamiento, experimentación, quien no experimente no conoce, no vive. Michel Serres en El Tercer Instruido y en referencia al partir escribe: “Partir exige un desgarramiento que arranca una parte del cuerpo a la parte que permanece adherida a la orilla del nacimiento, en la vecindad de la parentela, en la casa y en la rigidez de los hábitos. Quien no se mueve no aprende nada. Sí parte, divídete en partes. Tus semejantes arriesgan condenarte como un hermano separado. Tú eras único y preferido vas a convertirte en muchos, y a veces incoherente como el universo que al comienzo estalló, se dice, con gran ruido. Parte, y entonces todo comienza, al menos tu explosión en mundos a parte. Todo comienza por esa nada.”
Aprender exige movimiento, desgarramiento, dejar la quietud y lanzarse a lo inesperado, abandonar la zona de comodidad y abrirse a la experiencia, abandonar la repetición a la que nos quiere condenar la educación tradicional y arriesgarse a hablar por sí mismo, a enunciar el propio relato, la propia experiencia, la propia versión de lo experimentado, de la aprendido, contar su recorrido enlazado y mezclado de partes.
El riesgo por lo desconocido y el desprecio por lo fácil es lo propio del aventurero en pedagogía. Dice Serres de tres enseñanzas a tender en cuenta: Partir, Salir, Dejarse seducir un día. Salir de sí mismo y de donde estamos anclados, así podemos bifurcarnos, “no hay aprendizaje sin exposición a menudo peligrosa, al otro. Ya no sabrá nunca más quien soy, donde estoy, de donde vengo, a donde voy, por donde pasar. Me expongo a los otros a las extrañezas.” Mundo de posibilidades, sensibilidad quiere decir la posibilidad de todos los sentidos.
El movimiento exige ir de un lugar a otro, ir trenzando partes, por eso la mezcla de saberes, una especie de enciclopedia o de Arlequín que está hecho de retazos multiformes y multicoloridos, el saber es saborear, saber degustar todo, por ello la parcelación, la especialización no es aconsejable en tanto que aísla y nos mantiene en la ignorancia de lo otro desconocido. La sabiduría, el conocer debe estar conectado con todo, como en el mar, citas islas se conectan siempre en el basto océano. Es, en suma, el sentido etimológico de la palabra pedagogía que convoca a un viaje en compañía.
Historiador
Colombiakrítica
El viaje, el movimiento es lo característico de la enseñanza, incluso partir en su acepción de salir como de dividir en partes. Salir precisa de experimentar y esto equivale a conocer, quien experimenta conoce, quien conoce vive. La quietud y el aislamiento matan, de allí que el aprendizaje, la pedagogía es desplazamiento, experimentación, quien no experimente no conoce, no vive. Michel Serres en El Tercer Instruido y en referencia al partir escribe: “Partir exige un desgarramiento que arranca una parte del cuerpo a la parte que permanece adherida a la orilla del nacimiento, en la vecindad de la parentela, en la casa y en la rigidez de los hábitos. Quien no se mueve no aprende nada. Sí parte, divídete en partes. Tus semejantes arriesgan condenarte como un hermano separado. Tú eras único y preferido vas a convertirte en muchos, y a veces incoherente como el universo que al comienzo estalló, se dice, con gran ruido. Parte, y entonces todo comienza, al menos tu explosión en mundos a parte. Todo comienza por esa nada.”
Aprender exige movimiento, desgarramiento, dejar la quietud y lanzarse a lo inesperado, abandonar la zona de comodidad y abrirse a la experiencia, abandonar la repetición a la que nos quiere condenar la educación tradicional y arriesgarse a hablar por sí mismo, a enunciar el propio relato, la propia experiencia, la propia versión de lo experimentado, de la aprendido, contar su recorrido enlazado y mezclado de partes.
El riesgo por lo desconocido y el desprecio por lo fácil es lo propio del aventurero en pedagogía. Dice Serres de tres enseñanzas a tender en cuenta: Partir, Salir, Dejarse seducir un día. Salir de sí mismo y de donde estamos anclados, así podemos bifurcarnos, “no hay aprendizaje sin exposición a menudo peligrosa, al otro. Ya no sabrá nunca más quien soy, donde estoy, de donde vengo, a donde voy, por donde pasar. Me expongo a los otros a las extrañezas.” Mundo de posibilidades, sensibilidad quiere decir la posibilidad de todos los sentidos.
El movimiento exige ir de un lugar a otro, ir trenzando partes, por eso la mezcla de saberes, una especie de enciclopedia o de Arlequín que está hecho de retazos multiformes y multicoloridos, el saber es saborear, saber degustar todo, por ello la parcelación, la especialización no es aconsejable en tanto que aísla y nos mantiene en la ignorancia de lo otro desconocido. La sabiduría, el conocer debe estar conectado con todo, como en el mar, citas islas se conectan siempre en el basto océano. Es, en suma, el sentido etimológico de la palabra pedagogía que convoca a un viaje en compañía.
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