Por Mauricio Castaño H
Historiador
Colombiakritca


El amor deviene en odio, en un yo colectivo de guerra y destrucción. La vida individual será reemplazada por un alma colectiva, técnica de la agrupación que llama a la muerte, es el apocalipsis de la ciudad celeste prometida. Jesús quería hacer de cada hombre un vínculo de amor particular, sin dependencias, rechazó a sus padres y familia en favor de un amor extenso a toda la humanidad. El proyecto de Jesús fue degradado, traicionado en el evangelio de San Juan y en San Juan de Patmos con el Apocalipsis, allí está la empresa fatal del Anticristo. Son dos tipos de hombre, dos espíritus distintos,
dos regiones del alma. El primero más fiel a Jesús habla del Amor, pero un amor fundado en lo colectivo que precisa de un pastor que guíe a sus ovejas... pero obras son amores, veremos que es en la vida misma y no las meras palabras o doctrina dónde se encuentra la propuesta de Jesús. 

En el Apocalipsis se desprecia el mundo a favor de una vida celeste de ultratumba, para eso necesita odiar acá en la tierra, el camino es el odio, la venganza, la destrucción, la muerte. Diferencias de los dos textos bíblicos. Dice Deleuze en su texto sobre San Juan y Juan de Patmos de Lawrence, todas las comillas serán de este artículo en el link al final.


"Juan de Patmos ni siquiera adopta la máscara del evangelista, ni la de Cristo, inventa otra, fábrica otra que, en nuestra opinión, desenmascara a Cristo, o bien se superpone a la de Cristo. Juan de Patmos trabaja en el terror y la muerte cósmicos, mientras que el Evangelio y Cristo trabajan el amor humano, espiritual. Cristo inventaba una religión de amor (una práctica, una forma de vivir y no una creencia), el Apocalipsis aporta una religión del Poder, una creencia, una forma terrible de juzgar. En vez del don de Cristo, una deuda infinita."


El Apocalipsis es una empresa mortuoria de sobrevivientes, de Zombies dice Deleuze "En Nietzsche, se trata de la gran oposición entre Cristo y San Pablo: Cristo, el más suave, el más amoroso de los decadentes, una especie de Buda que nos liberaría de la dominación de los sacerdotes, y de toda idea de culpa, castigo, recompensa, juicio, muerte, y lo que viene después de la muerte; este hombre de la buena nueva fue sobrepasado por el negro y tenebroso San Pablo, manteniendo a Cristo en la cruz, devolviéndolo a ella sin cesar, haciéndolo resucitar, desplazando todo el centro de gravedad hacia la vida eterna, inventando un nuevo tipo de sacerdote más terrible aún que los anteriores, «su técnica de tiranía sacerdotal, su técnica de aglomeración: la creencia en la inmortalidad, es decir la doctrina del juicio». Lawrence dice que el personaje principal del cristianismo es Judas. Y luego Juan de Patmos, y luego San Pablo. Lo que esgrimen es la protesta del alma colectiva, la parte despreciada por Cristo."... El Apocalipsis ha ganado, nunca hemos conseguido salir del sistema del juicio. «Y vi unos tronos, y a los que se sentaron en ellos les fue dado el poder de juzgar.» Es una mega máquina acusatoria, castiga, condena… a las llamas de la muerte, al infierno.


El sistema del juicio se vuelve autónomo, siempre habrá una razón para juzgar, todos son culpables. Como en Kafka el culpable es usted mismo, no busquéis más razones por fuera, todas están dentro de tí. Es, como ya se insinuó, una burla, una traición, una tergiversación a la empresa crística de la vida misma como obra de arte, cada quien es autor de su propia vida, sin intermediaciones, sin intermediarios, sin predicadores, sin sacerdotes, sin curas.


La empresa de Cristo es individual y no colectiva, cada vida debe ser ejemplo, por sus obras los conoceréis, obras son amores. Por eso varias veces rechazó a sus seguidores, a sus discípulos "«Nunca se mezcló con ellos de verdad, ni siquiera trabajó ni actuó con ellos. Estuvo solo siempre. Los intrigó de forma suprema, y en una parte de ellos mismos, los dejó en la estacada. Rechazó ser su poderoso jefe físico." No quería doctrina, por eso la mayor traición hecha a sus espaldas fue la figura del sacerdote, de los intermediarios, de los salvadores. Por el contrario, con su invitación de la vida como obra de amor cada quien era su salvador, es una cultura del alma individual y no colectiva. En contravía emerge el predicador, el salvador de almas, contrario a Jesús que su proyecto era salvar vidas acá en la tierra, no de ultratumba, el cielo es la misma tierra.


Juan de Patmos funda el hombre de la venganza, este hombre quiere el Poder para derramar furia. La imagen final del Poder es la Empresa del Juicio, un sistema condenatorio, todos son culpables, todos tienen su pecado, todos están endeudados, todos tienen qué pagar, todos merecen morir, a todos los esperan las llamas del infierno. "El pintor Gustave Courbet (ver imagen al principio del artículo) hablaba de personas que se despiertan en plena noche gritando «¡quiero juzgar, tengo que juzgar!». Voluntad de destruir, voluntad de introducirse en cada rincón, voluntad de ser la última palabra para siempre jamás: triple voluntad que no es sino una sola, el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo." El poder es la prolongada política de la venganza. Si Cristo ha muerto, entonces viene su reemplazo de antítesis, de Anticristo, todo lo que él no quiso ser se impuso: en vez de que cada quien fuera autor de su propia vida, se le dió al sacerdote para guiar almas y vidas de ultra mundo, es el cura quien dice qué está bien y qué está mal. Y lo más importante, un Sistema de Juicio, todo un programa de condena, de juicio final. "el Apocalipsis necesita una destrucción del mundo para sentar su poder último y su ciudad celeste, y sólo el paganismo le proporciona un mundo, un cosmos. Por lo tanto recuperará el cosmos pagano para acabar con él, para llevar a cabo su destrucción alucinatoria." Ya no la vida aquí y ahora, sino un destino diferido, prepararse para el juicio final. Todo lo contrario a la elegante inmanencia de Cristo. El vivir aquí y ahora.


"Cuando los paganos hablaban del mundo, lo que les interesaba eran siempre los inicios y los saltos de un ciclo a otro; pero ahora ya no queda más que un fin, al término de una larga línea plana, y necrófilos, sólo nos interesa ese fin, siempre y cuando sea definitivo. Cuando los paganos, los presocráticos, hablaban de destrucción, siempre la consideraban una injusticia, fruto del exceso de un elemento respecto a otro, y lo injusto era ante todo lo destructor. Pero ahora a la destrucción se la llama justa, y a la voluntad de destruir se la llama Justicia y Santidad. Es la aportación del Apocalipsis: ¡a los romanos ya ni se les reprocha que sean unos destructores, ni se les guarda rencor por esa razón que sin embargo sería una buena razón, se le reprocha a la Roma–Babilonia ser una rebelde, una sublevada, albergar a sublevados, gentes humildes o importantes, pobres o ricas!"


Error mayúsculo de Cristo, dejar al César lo que es del César, la vida requiere de los medios de subsistencia, quien los provea puede chantajear. "Jesús la hizo inevitable cuando dijo que el dinero pertenecía al César. Fue un error. El dinero significa pan, y el pan de los hombres no pertenece a ningún hombre. El dinero significa también poder, y es monstruoso dar el poder al enemigo virtual. Más tarde o más temprano, César tenía que violar el alma de los cristianos." (Lawrence). El desprecio del poder estará bien, pero no se puede dejar suelto, no se puede dejar obrar a la venganza que apaguen los luminosos astros del sol, la luna y las estrellas.


Esta lectura deleuziana de Lawrence y de Nietzsche muestran esa cosa curiosa del flujo de la vida que se resbala hasta derramarse, deformarse, dónde antes era amor, se llega al odio, dónde era mundo terrenal se convierte en ciudad celeste de ultratumba, dónde era don, gratuidad, se crean deudores, dónde era amor individual, se dice amor colectivo, dónde se dice libre, se cambió por dependencia de un clarividente, de un profeta, de un cura, de un sacerdote hasta llegar a una empresa judicial, inventiva cristiana, un Sistema Acusatorio, el Juicio Final de la Bestia en llamas, apagó los astros y vino la oscuridad, la desesperanza de vida. "Cuando oigo a la gente moderna quejarse de su soledad, sé lo que ha ocurrido: ha perdido el cosmos. Lo que nos falta es vida cósmica, el sol y la luna en nosotros." (Lawrence). Es quizá esa la revelación que quiere decir apocalipsis, más de dos mil años en la oscuridad. Un verso niezscheano lumínico viene a bien: "Ayer, cuando vi salir la Luna, tan abultada y preñada yacía, ¡pensé que iba a parir un Sol!


Texto uno San Juan y Juan de Patmos. Deleuze

Link artículo de Deleuze


Texto dos Apocalipsis. D. D. Lawrence


Link Apocalipsis


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