El Registro de las Almas

Por Mauricio Castaño H
Historiador
Colombiakrítica 

Todas nuestras acciones dejan marcas, huellas, rastros, todo deja sus inscripciones, lo de más adentro de nosotros, nuestro espíritu, nuestro suspiro, nuestra fuerza de respirar que anima, animas, lo que da alma a las vidas, se impregna en las cosas, sale dejando su marca, lo más secreto, lo mental, deja su impronta, y entre ello se encuentran los sentimientos religiosos y sus creencias. «Desde el siglo xvi, el Concilio de Trento (1543 - 1563) obliga ya al pastor a conocer mejor a sus ovejas, a trazar bien el mapa de la parroquia donde milita; entonces se van a constituir los famosos 'registros del estado de las almas', San Carlos Borroneo, reformador de la disciplina del clero y de las comunidades a las que quiere regenerar (1538-1584), no solamente prescribió el mantenimiento de ese Liber estatus animararum, sino que dio indicaciones sobre la manera de redactar esos documentos, obligó a que se entregaran todos los años al obispado». (Francois Dagognet, Filosofía de la Imagen).


Ello se refiere a una meticulosa contabilidad de las conductas; información de los parroquianos, estados de relación con la familia, la profesión, la calle, la aldea; situaciones notables o escandalosas, los que juran en vano, los blasfemos, los adúlteros, los concubinos, amancebados, los usureros, los bígamos. «De acá resulta que se logra encerrar la práctica religiosa, dibujar las zonas -los barrios de la corrupción- un auténtico mapa moral- allá donde abundan los libertinos y los luteranos, sin olvidar los vendedores de sortilegios, las damas de cuatro en conducta, los traficantes».


En nuestros días aún se conservan las prácticas católicas de los sacramentos que buscan sumergir al individuo por una dietética moral: bautismo, confesión, primera comunión, confirmación, matrimonio, extremaunción, ordenación. Estan las obras de misericordia: dar de comer al hambriento, dar de beber al sediento, visitar a los enfermos y a los detenidos. Están los famosos diez mandamientos. Todas estas prácticas sociométricas buscan un ideal de comportamiento humano, que según nuestro saber, la iglesia católica ha logrado toda una simbólica, por ejemplo, revertir o frenar la violencia a través del perdón: el que esté libre de pecado que tire la primera piedra, reza el paisaje bíblico ante la muchedumbre que quería a apedrear a la prostituta, a la mujer adúltera. O la reprehensión de Jesús a uno de sus seguidores: primero ve reconciliarte con tu hermano y luego ven a dejar tus ofrendas: «Por tanto, si traes tu ofrenda al altar, y allí te acuerdas de que tu hermano tiene algo contra ti, deja allí tu ofrenda delante del altar, y anda, reconcíliate primero con tu hermano, y entonces ven y presenta tu ofrenda».


Insistimos, nada tan material como el alma o el espíritu, lo intangible se vuelve sólido, nada más profundo que la piel, ella es membrana que muestra lo de adentro. Todo viviente humano por donde quiera que vaya imprime su alma, exterioriza lo que lleva por dentro, pues todo lo de adentro sale gracias a los utensilios y herramientas que nos prolongan. El espíritu se imprime sobre las cosas, todo ser se exterioriza en la obra realizada, todo el tiempo estamos en el proceso del adentro que sale, no paramos de exhibirnos.


Los hechos sociales pueden ser tratados como cosas, el ser, el espíritu se exterioriza, se imprime sobre los objetos, sobre las cosas, allí dejamos toda nuestro sentir, lo más profundo de mí, nuestra alma, lo de adentro que sale dejando sus huellas, su rastro sobre la materia que tenemos en nuestras manos, es toda una sociografía porque es posible rastrear nuestras acciones sobre las cosas mismas que las inscriben, aparecen sobre ellas para reflejarnos en lo que somos, no existe nada que no esté acompañado de un comportamiento sensible, nada se escapa, no hay nada que no pase por el filtro de nuestros cinco sentidos. 


De allí que todas nuestras acciones tengan por objeto un inventario en el libro de las Almas dispuesto por la Iglesia católica para todas sus parroquias. El balance o empadronamientos es sobre los bautizos, confirmaciones, matrimonios, muertes, entierros. Toda práctica religiosa se ejerce sobre bases materiales, toda acción supone utensilios y elementos tales como el agua, el vino, el pan, todo ritual refiere a un basamento material. Por todas partes la vida comunitaria se materializa, nunca fuimos preguntados si queríamos nacer, simplemente nacimos, el flujo de la vida se impuso, así mismo no se nos pregunta ser buenas personas, hacer el bien, ser generosos, el bienestar general es un imperativo, es una manera de decir prácticas ciudadanas o registro de almas.


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