Funciones Expresivas del Ser
Ayer, con los griegos, la filosofía se alistaba a remediar el dolor, la enfermedad, el sufrimiento y el miedo a un más allá, a apaciguar el alma y a contener el cuerpo en sus excesos que podían acelerar el destino final no sin la satisfacción del goce, con el morir contento que dibuja una sonrisa en los labios del ser ya ido, ya yerto. Rememoramos el festín de sabores del banquete de Platón traicionado, estropeado por el habla sin parar que no degusta, no saborea. Al saber está anexo la degustación por los cinco sentidos, por ese sentir, por esa empiria, por esas experiencias que reportan el mundo del afuera que nos rodea y nos afecta en esa interrelación de nuestro yo interior con el exterior, con el afuera. Sabor pero también verbo, la palabra que dice y anuncia lo emergente.
Abramos un paréntesis para recordar la antítesis de aquel régimen dietético griego que fue Diógenes Laercio, sinónimo de renuncia de los excesos por todo aquello común y envolvente que quita paz de vida a un nuevo hombre revestido de mesura. Ayer salí al mercado y vi tantas cosas que no necesito. Tanta energía infructuosa gastada, en nuestros días se convoca a una desaceleración del gasto innecesario. Cerramos paréntesis.
Los Diagnosticadores: Médico, Cura y Filósofo
El médico cura las enfermedades del cuerpo, el sacerdote las del alma y el filósofo da paz en el aquí y ahora del momento que nos vive, es un diagnosticador, un analista del acontecimiento, del momento que nos vive, de los cuerpos que llenan el espacio y el tiempo en esos intersticios huidizos que se nos quieren escapar. Nos balanceamos, nos movemos en un eterno presente en donde copulan el pasado y el tiempo que viene, el futuro que se expresa en aconteceres, en acontecimientos, el tiempo que se vive en un nosotros.
Hoy aquellas angustias son delegadas a otras disciplinas en cabeza de la medicina para la enfermedad, los problemas del alma al cura, al sacerdote y más aún a su relevo: el psicólogo o psicoanalista, ellos atentos a la escucha, prestan su oreja, la alquilan para servir de pantalla a aquello esquivo y oculto que no se deja ver y que pasa desapercibido, que está agazapado en todo aquello visible y verborreico. Esa vida contenida pero que clama emergencia en todos sus poros incontenibles.
Las Funciones Expresivas
Función Autor. El autor no existe. Existe la función autor. Todo esto nombrado de una asepsia o dietética del cuerpo tanto de la salud de la carne como del espíritu y que es nombrado por la boca que habla o la mano que escribe, también está en las diversas disciplinas académicas o científicas que registran ese acontecer y ese ser que transcurre en el tiempo y en el espacio. Y que en el hombre, ese ser de costumbres, de hábitos, se refleja y se repite una y otra vez en todo aquello que lo soporta.
Expresiones funcionales llama Michel Foucault a los discursos disciplinares en el hombre que habla, piensa y se manifiesta en sus diversos registros emanados del cuerpo y en esencia filtrado por los cinco sentidos del ver, tocar, oír, olfatear y escuchar. Citemos a Foucault sobre las características de las funciones operativas de los discursos filosófico, científico y literario.
La Filosofía y el Presente
«A diferencia de los enunciados científicos, los de la filosofía no son pues separables del ahora de su formulación: el aquí, el presente, el sujeto que habla no pueden nunca ser neutralizados por el discurso que se articula a partir de ellos. La presencia de un ahora que la bordea es indispensable a la filosofía. Y sin embargo, esta presencia no está designada como lo está en el discurso cotidiano. El lenguaje de todos los días se refiere a un ahora mudo —a un punto del espacio, a un instante del tiempo, a un individuo a punto de hablar— que obstinadamente permanece exterior al discurso; entonces son las cosas, los cuerpos, los gestos los que vienen a llenar las formas vacías. Por el contrario la filosofía no cesa de asumir en sí este ahora que ella designa; ella lo restituye en su propio discurso como el punto luminoso del develamiento en la evidencia, como el movimiento de la verdad que ha alcanzado el instante de su manifestación, como la consciencia de sí aprehendiéndose en la pureza de un ‹Yo pienso›. Por esto la filosofía occidental se despliega como doctrina de la evidencia, pensamiento de la historia y teoría del sujeto. (M. Foucault, Discurso Filosófico, Ed. Piedra Rosetta, p.31).
Estructuralismo
Somos seres que se repiten de manera diferente en sus diversas culturas, costumbres, hábitos. Capturar todo esto para derivar patrones es lo que equivale a una estructura, a un estructuralismo llamado así por Foucault: «En cuanto al estructuralismo, él es un método de análisis, es una actividad de lectura, de relacionamiento, de constitución de una red general de elementos.» (M. Foucault, discurso filosófico, 2023, Piedra Rosetta).
En las funciones expresivas, el sujeto señala el reparto en el ser que piensa (filosofía), el ser emite juicios de verdad (ciencia), el ser que crea e imagina (artes). Igual se dice tan sólo somos un pliegue gramatical, nadie está a título personal en su propio cuerpo. Para unos el tiempo pasa, está destinado a huir, y el pensamiento permanece, se detiene. Para otros el tiempo permanece y el pensamiento se mueve. Pensar lo mismo de manera diferente, lo mismo se repite de manera diferente, diferencia y repetición. Lo local universal. El más frágil instante tiene raíces. «El ser del lenguaje es la visible borradura de aquel que habla» (Foucault en Filosofía del discurso, p. 36) la literatura es simulacro, no reproducción o imitación de la realidad. Gilles Deleuze nos dirá que la filosofía crea conceptos, la ciencia funciones y el arte perceptos.
La Borradura del ser, Pliegue Gramatical
Diagnóstico, mirada más fina, sentidos más alertas que van más allá de lo sensible, de lo audible, de lo visible. Somos un pliegue gramatical. Nadie está a título personal en su propio cuerpo. Recordemos a Maurice Blanchot en esa voz difusa, inaprensible y confusa en donde el yo se pierde, se difumina en un otro, es la desaparición de quien habla, es la ausencia del autor para convertirse en aquello que habla en nosotros y que Foucault denomina función autor, o simplemente el se habla de manera impersonal: «el ser del lenguaje es la visible borradura de aquel que habla», y que todo sujeto sólo dibuja en el lenguaje un «pliegue gramatical.» citemos a Mauricice Blanchot:
Rehusar a ser Yo
Función autor, estructura dicen bien de todo aquello que se habla en mí, en cada uno de nosotros, que se repite de manera diferente. Y lo más frágil, lo más anónimo tiene su enraizamiento, solo queda buscar, rastrear sus funciones expresivas si se lo quiere saber.
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