Todos a la Calle

Por mauricio castaño h
Historiador
Colombiakrítica

La sensación es de libertad al volver a tu vida normal. La verdad uno se siente comprimido cuando se le reduce el espacio, cuando sólo tienes cuatro paredes por donde sólo debes moverte, cuando no puedes salir a la calle ni parque porque ya no te pertenecen. Puede sonar extraño pero es cierto, la sensación de estar libre, de poder respirar tranquilo te pone en otra dimensión que es libertaria o mucho mejor existencial. Y esto sucede en paralelo a todo lo infundado y  sobre dimensionado, a nuestro juicio, de los cuidados para prevenir el contagio del covid. Pero a la larga, como se ha dicho en muchos espacios y en este mismo blog, es otro virus más, como el de una gripe, con solo una diferencia: no se tiene antídoto para contrarrestar. Y todo por la negligencia estatal y empresarial de la multimillonaria farmacéutica que sólo ve negocio en la salud: la OMS el 80% pertenece a los privados.  Hace tres años los gobiernos fueron advertidos sobre lo que se veía venir pero se hicieron de oídos sordos. Pero bueno, aquí estamos, la vida sigue, tiene que continuar y el pan hay que conseguir, algo habrá de haber sobre la mesa.  ¡A trabajar hermanos!


Fui a la zona céntrica de la ciudad, a Medelllín. Allí ronda la multitud, donde se concentra la pobreza que sale al rebusque, haciendo pesos con que comer, allí mucha densidad, dicen los informes oficiales, es donde se concentra más el covid y su propagación. Por las calles van y vienen las gentes abriéndose paso ante tanto ventero informal, todo sigue igual, ningún susto propagado, todo tan normal, la gente riendo, conversando, el alcohólico en su presente extendido de ensoñación, en fin, todo igual, sólo lo diferente es el uso generalizado del tapabocas, sólo algunos cuantos que no quieren tapar los encantos de su rostro hacen caso omiso. Esta misma tranquilidad de incredulidad ante tanta restricción se vive en muchos lados, la gente sin tapabocas haciendo deporte, en las peluquerías la gente riendo a carcajadas por el chiste contado por la abuela peliteñida; en la tienda el borracho abraza y dice querer a todos, en la tienda de ropas dejan pasar sin tanta bobada o la mínima para parecer estar cumpliendo protocolos normativos, y así en un largo etcétera.


Veo todo esto y pienso en la sabiduría de la vida. Los datos son reveladores: el viviente sapiens, el humano tiene tan sólo el 5% de factor humano, lo demás es composición común a las otras especies. Esto dice de la alerta en vano o por lo menos las medidas desproporcionadas para enfrentar el virus. Pero bueno por el momento sólo queremos resaltar dos cosas. Sea la primera una apreciación formada de la mucha información alternativa que pone en evidencia lo negligente e insolidario estatal y del mundo de mercado con su lógica egoísta del sálvese quien pueda, sólo pone sus ojos dónde está la especulación. Se abre entonces la guerra por la vacuna, qué laboratorio tiene los dientes más filosos, quien es más mafioso para doblegar a los Estados, para someter a su competencia, Qirinus dominando Júpiter, lo económico se impone ante el poder. A propósito para ejemplificar, la prensa informa que Rusia la tiene de forma gratuita, pero está chocando con aquellos intereses.


El otro aspecto es existencial, y con lo dicho en renglones arriba,  ese ser que se proyecta en el espacio como lo sugiere su etimología, sub jeto, nuestro ser por debajo, doblegado o que se exterioriza en las cosas, nuestra casa es el pequeño universo que nos devela en lo que somos, tanto los objetos como su disposición espacial nos develan en lo que somos. Esto para decir también nos exteriorizamos en el mundo que está afuera: soy la calle, el parque, la gente que pasa y con la que me identifico o me diferencio, todo eso soy, pero que me duele cuando me lo niegan, porqué tengo que pagar los platos rotos quebrados por otros, cuando tengo que asumir la ineficiencia estatal obediente del gran empresariado. La vida sigue, la calle nos espera, esperemos no la vuelvan a restringir, estaban felices controlando a la población, metiendo miedo.



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Ciencias sociales a la calle

Por Maria Luisa Restrepo Arango

Historiadora, Argentina

Colaboración Colombiakrítcia

“En la medida en que quienes tienen las herramientas para argumentar con inteligencia se refugian en la complejidad irrelevante, la cortesía tolerante o la incomunicación presuntuosa, el mundo de la razón crítica se debilita frente al ámbito de la propaganda o la manipulación emocional” 

Jorge Orlando Melo

En los último años, gracias al debate abierto en torno al proceso de paz en Colombia, se ha evidenciado una generalizada visión complotista de la historia y maniquea de la política; cimentada en construcciones ideológicas engañosas como el “castrochavismo”, sin sustento alguno a nivel histórico o teórico. Así mismo se han ondeado con fuerza y gran aceptación, discursos que niegan con vehemencia acontecimientos y procesos fundamentales del devenir nacional, como la Masacre de las bananeras, el despojo de tierras por parte de terratenientes o la existencia misma de un conflicto armado de más de cinco décadas. Esta realidad muestra, en mi opinión, la pobre formación de la ciudadanía colombiana para abordar críticamente la copiosa, y tantas veces falsa información, generada y difundida por grupos políticos y económicos a través de medios de comunicación a su servicio, con la clara intención de imponer sus intereses particulares, tan alejados como sabemos del bien común, la democracia y la justicia social.

En un país donde la educación es todavía privilegio de pocas personas y los índices de lectura están entre los más bajos de América Latina, no es de extrañar que la gran mayoría carezca de conocimientos básicos respecto a los fenómenos sociales, políticos y económicos que influyen en la realidad nacional e internacional. Buena parte de la población permanece aún aislada del debate público, en tanto no contradice o confronta, ni siquiera reconoce las falacias que se le presentan como objetivas realidades, aunque no tengan fundamento alguno o vayan incluso en contra de evidencias comprobadas; pero no solo eso, sino que además contribuyen a  difundir dicha información engañosa a través de las redes sociales, sin ningún tipo de filtro crítico.

Este panorama pone de relieve la precariedad de nuestra educación, claro. Evidencia, también, la pobre o nula formación política en Colombia, pero es, además, el resultado de un prolongado desinterés, por parte de la academia, de hacer accesibles a la ciudadanía los avances de las investigaciones sociales en el país. Como bien lo dice Jorge Orlando Melo: “Los trabajos se escriben con la esperanza de que sean admitidos para su publicación en una revista académica internacional, aunque sean ignorados y no tengan ningún impacto local: la carrera es lo que importa y no lo que contribuya al debate entre los colombianos”; para ajustar “se escriben cada vez más mal, en un estilo rebuscado, confuso e impreciso, que hace cada vez más difícil la comunicación”.

Esta realidad exige, sin duda, una reflexión autocrítica por parte de quienes nos hemos formado (o se están formando) en el campo de las ciencias sociales. Es necesario preguntarnos por nuestro papel en la formación de una ciudadanía crítica y activa, consciente de su responsabilidad en la construcción democrática desde la acción colectiva y desde la reflexión en torno a la complejidad de la realidad política, social y económica del país; una ciudadanía capaz de identificar las falacias ideológicas e intereses velados que se esconden bajo formas muy elaboradas (y eficaces) de violencia simbólica, al servicio de grupos político-económicos bien específicos. 

Sin duda las ciencias sociales aportan herramientas importantes para ayudarnos a entender críticamente nuestro pasado colectivo, así como el presente y los discursos que sobre este se configuran. También pueden contribuir a que más personas en Colombia encuentren en la palabra reflexiva y el diálogo argumentado, una manera de acceder a la existencia social y política, condición sine qua non para la construcción de una sociedad verdaderamente democrática, en la cual, como decía Estanislao Zuleta: “los conflictos puedan manifestarse y desarrollarse, sin que la oposición al otro conduzca a la supresión del otro, matándolo, reduciéndolo a la impotencia o silenciándolo”.

Poder alcanzar este loable sueño exige, en mi opinión, asumir responsabilidades, individuales y colectivas, en las dramáticas realidades que nos alejan hoy de el. Es urgente, pues, crear estrategias para  aportar, a la ciudadanía en general, conocimientos y herramientas teóricas propias de las ciencias sociales y humanas, que puedan ayudarles a analizar críticamente su realidad cotidiana, así como la información difundida por los medios de comunicación y por la propaganda ideológica engañosa. Debemos, además, difundir experiencias diversas de cambio social, llevadas a cabo en Colombia y en el mundo, para generar conciencia sobre el rol individual y colectivo en dichos procesos.

Por ello, es necesario dejar a un lado los prejuicios en torno a las redes sociales y nuevas tecnologías, tan generalizados en el mundo académico. Pues son precisamente estas herramientas las que nos permiten llegar fácilmente y sin grandes inversiones económicas ni logísticas, a las personas sin formación académica, en cualquier rincón del territorio colombiano. Teniendo como eje transversal la utilización de un lenguaje sencillo y accesible. Para ello debemos desechar también los prejuicios sobre disciplinas como la comunicación social, la publicidad y el diseño gráfico, las cuales, sin duda, tienen mucho que enseñarnos sobre estrategias para la transmisión de la información y del conocimiento. Solo a través de un verdadero trabajo interdisciplinario y mancomunado, alejado de las soberbias de títulos y áreas micro específicas de saber, podremos democratizar los aportes fundamentales de las ciencias sociales y humanas, y darles el lugar preponderante que deberían tener en nuestra sociedad.


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Cuidar Ancianos y Máquinas de Curar

El cuidado de los ancianos y las máquinas de curar ─ L'Hôtel-Dieu                                                     Por Iván Castrillón A.                                                                                                                      Historiador, Colombiakrítcia

Charles Marville, L'Hôtel-Dieu, du quai Saint Michel. París IVe. Vers 1867 - Vergue. Wikimedia Commons

El cuidado de los ancianos desde la Grecia Clásica se suele repartir entre la familia y las instituciones asistenciales, así transcurrió en la Edad Media entre los hospedajes u hospitales para peregrinos y pobres, y los monasterios-hospitales para los ancianos acomodados. Pero hubo que esperar hasta finales del siglo XVIII para que los hospitales se reformen y se conviertan en máquinas de curar y no del «buen morir» y así se sumó la curación a los cuidados de largo plazo.

En el post anterior quedó la sensación de una guerra intergeneracional por los efectos de los cambios demográficos y la competencia, entre jóvenes y ancianos, por quienes finalmente asumen los costos que imponen dichos cambios. Mi amigo Mauricio me compartió un risible texto de Borges que entre otros aspectos se lee: He imaginado el argumento de una novela que por razones de ceguera y de ocio no escribiré, y que sería el reverso de la admirable «Diario de la guerra del cerdo», de Bioy Casares. El tema de ese libro es una conjuración de los jóvenes contra los viejos; el tema del mío, cuya redacción queda a cargo de cualquiera de mis lectores, es una conjuración de los viejos contra los jóvenes, de los padres contra los hijos. Examinemos las diversas y atroces posibilidades de ese argumento, que acaso nadie escribiría. Ojalá nadie, ya que sería un libro muy triste. Quizá lo habría aceptado Léon Bloy. 

Pero es obvio que el problema demográfico conlleva es a otra dialéctica en la que se confrontan unos pocos ─muy ricos─ con muchos desposeídos, donde los primeros ─pese a su bajo número─ ironicamente persisten porque han logrado el apoyo de los denominadas “clases medias” pero especialmente del grupo cuyo arquetipo lo describe muy bien los denominados yuppies.

Los dos grandes problemas de nuestro presente son el cambio climático y la inequidad. El covid-19 y sobre todo la gran mortandad entre ancianos, pobres y grupos minoritarios es la prueba de que estamos atrapados en dicho bogavante como lo señala la ONU. Esto es posible porque hemos permitido que se implante una nueva forma de «soberanía despótica» lo que muestra perspicazmente Frédéric Gros en Desobedecer, pues la mayoría agradecemos que nos hayan donado las tres condiciones de la sumisión porque irónicamente estas nos liberan de decidir y por consiguiente de asumir la responsabilidad y los miedos de sus efectos. Primero nos privan de los medios de subsistencia; segundo nos impiden cuestionar esa expropiación y por último nos convencen que así se garantiza la pertenencia a esa comunidad que se rige bajo la mirada escrutadora del rostro invisible del déspota.

Esta tensión entre vivir bajo un régimen despótico o en libertad queda muy bien resumido por la Fontaine en la fabula del lobo y el perro ─el primer famélico pero libre, el segundo lozano pero tiranizado─. Pero desviémonos un poco para poder retomar esta discusión. 

La coyuntura del Covid-19 nos convoca porque hizo visible los riesgos de ser viejo. Isabel Ortiz del Programa Global de Justicia Social resumió en los siguientes puntos la magnitud del problema que empieza por: 

  • la disecriminación en la distribución del recurso hospitalario con base en la edad
  • la alta mortandad en los asilos por abandono o recursos insuficientes, en suma por negligencia institucional. 
  • la presión de la multibillonaria industria de geriátricos y asistencia de largo plazo para rehuir la responsabilidad. 
  • Como solución propone: que los Estados de manera urgente, salden sus pasivos sanitarios e inviertan más en servicios y asistencia de largo plazo en salud para las personas mayores. 

Todo está está estrechamente relacionado con lo que Josep Vilajoana ha presentado en TEDXBarcelona como edadismo que significa una percepción y actitud sobre la vejez cargada de estereotipos, prejuicios, acciones discriminatorias y excluyentes. Con el agravante del maltrato a los ancianos cuya dinámica aún es pobremente diagnosticada, comprendida y esto a su vez está explicado con los determinantes sociales de salud que comprende la distribución desigual del empoderamiento, de la riqueza y de el acceso a los recursos. De ahí la importancia del estudio de la salud como bien económico -economía de la salud- y el privilegiar su componente de la farmacoeconomía, aspecto sobre el cual volveremos. 

La demografía del envejecimiento. [Datos

La OMS resume la dinámica demográfica actual al afirmar que la población mundial se envejece de forma acelerada. Como ya se anotó Japón es el referente obligado con un descenso sostenido de la población por noveno año y este déficit implica satisfacer las necesidades derivadas por el incremento del número de viejitos y la escasa mano de obra joven por lo cual la Abeconomía ha tenido que fomentar la diversidad laboral ampliando la participación de las mujeres, la de los inmigrantes y también la de los viejos.

Esta triple tendencia del aumento de la esperanza de vida, el descenso de la fecundidad y el aumento de los viejos centenarias hace visible la gerontogonía que como devenir impredecible debe acudir a una gerontología que redefina la economía de la salud apoyada en el diseño industrial, urbano y cultural para adecuar las infraestructuras sociales ─educación, empleo, vivienda, transporte, atención sanitaria y social─ para un desarrollo equitativo y sostenible y así disponer de los recursos para asistir a las cada vez mayores demandas de las personas mayores dependientes por efecto de las enfermedades crónicas, la multimorbilidad ─un individuo con dos o más enfermedades crónicas,─ y las discapacidades cognitivas. Por eso es significativo evaluar dos efectos de la coyuntura covid-19; por una parte cómo los sistemas de salud en el modelo de la prevención ─muy diferente la situación de la preparación coreano─, está tan mal cualificado para esta crisis que la población en general, pero en particular los ancianos, fueron desatendidos pues se redujo la atención en policlínicas y servicios descentralizados, se suspendieron consultas y actos quirúrgicos programados; descontinuando la atención de personas con enfermedades crónicas no transmisible a la vez que se genera según Mayte Sancho el denominado efecto péndulo al reforzarse los servicios del gran formato institucional que ya mostró sus grandes baches y se descuida los validados modelos domésticos con servicios flexibles centrados en la persona.

De allí la importancia del movimiento global a favor de los derechos de las personas mayores que centra su misión en cuatro factores: Ingresos, Salud, Competencias y Entornos favorables, para lo cual construyeron el índice Global de envejecimiento con el cual se mide el bienestar de las personas mayores en 96 países monitoreando cómo las políticas públicas hacen frente a los retos del envejecimiento de la población.

Los derechos de los ancianos en la coyuntura del Covid-19

Insistimos, la coyuntura ha mostrado lo expuestos que están los ancianos en el modelo de la prevención de ahí que la ONU se haya pronunciado: Las personas mayores tienen el mismo derecho a la vida que los demás durante y después del coronavirus, porque para ellas además de la manutención el factor más crítico es la salud.  Por consiguiente cuando se piensa en sus derechos específicos estos no se pueden desligar de los derechos socioeconómicos y culturales o DH de segunda generación y entre estos los 14 derechos del paciente. En consecuencia es importante como ciudadanos e interesados promover el derecho del anciano y el uso del indicador Global Health Impact que evalúa el acceso universal a los servicios de salud y medicamentos esenciales.

Elementos para una comprensión de la gerontogonía

Inventariemos algunos mojones y hagamos una rápida síntesis del devenir del cuidado de los ancianos y el desarrollo de los sistemas asistenciales. Desde la Grecia Clásica es manifiesto ese doble movimiento del cuidado de las personas mayores entre el topos o lugar de la familia, llámese hogar o casa, y la de instituciones de asistencia, por donde circularon narrativas y técnicas de tipo médico al lado de filosofía o estilos de vida sobre lo cual habrá que volver: Vitruvio relata sobre “la casa de Creso, destinada por los sardianos a los habitantes de la ciudad que, por su edad avanzada, han adquirido el privilegio de vivir en paz en una comunidad de ancianos a los que llaman Gerusía” [Trejo, C].

En la Edad Media la organización asistencial tendrá dos modelos: el de los hospitales propiciados por el Concilio de Nicea en el 325 d.C., para atender a los peregrinos enfermos siendo el primero el de San Basilio en Cesarea y que se fueron transformando en hospederías, hospitales y leproserías, lugares de acogida bajo los preceptos de la caridad para los sin techo, huérfanos y pobres. La otra ruta parte de la regla de San Benito por lo tanto en los monasterios de la orden no solo atenderán en sus hospitales, iniciados con el de Montecassino en el año 529, a sus hermanos sino también a la población creyente. En estos hospitales-monasterio se desarrolló un lucrativo negocio para albergar ancianos adinerados que se recogían y se preparaban allí para el peregrinaje a la vida eterna. Recordemos aquí que en el modelo asistencial de la Iglesia Romana sus instituciones desembocaron en la gestión del «buen morir».

La Época Clásica y la irrupción de la Salud Pública

El cuidado de los ancianos estuvo distribuido entre el espacio de la familia y los espacios asistenciales dirigido por la Iglesia distribuidos entre hospedajes para pobres y marginales y, los monasterios para personas adineradas. Pero en la época clásica se consolida el poder de los monarcas absolutistas ─luego ilustrados─ que han roto la hegemonía de la Iglesia Romana. Movimiento que tuvo entre sus iniciadores a Felipe IV de Francia a principios del siglo XIV quien destruyó la orden de los Templarios. En el siglo XVI así como el déspota tiene el poder de «hacer morir» por lo mismo tiene la facultad de «hacer vivir» y en consecuencia estos monarcas asumen la obligación cristina que tenía la Iglesia de cuidar a los desvalidos.

Por la misma época toma forma el modo de producción capitalista, que va destruyendo la producción de los talleres rurales en favor de las nuevas proto-fábricas urbanas generando importantes movimientos de desruralización. Bajo la nueva cuadratura administrativa del orden disciplinario, descrito por Foucault, se tiene varios flujos intelectuales e interesa resaltar aquí el significativo de la Historia Natural que entregó las clasificaciones como la zoología, la botánica, la nosología médica y la paleontología que se constituyeron en un zócalo fundamental para la emergencia en el siglo XIX de las ciencias de la vida.

Ya se indicó que la función asistencial de la Iglesia hacia el siglo XVI ha sido asumida por los Monarcas Absolutistas. Perdura, con cambios, el hogar espacio de referencia del grupo familiar pero la institucionalidad asistencial se desdoblará, por un lado en los asilos y por el otro los hospitales ya no como espacios para el «buen morir» donde se recibía ─como ya se indicó─, a pobres y abandonados sino también a los «anormales» enfermos mentales, alcohólicos y vagabundos.  Entonces tomemos como punto de inflexión de la deriva que integró a los cuidados de los ancianos el hospital como espacio de curación, el incendio y reformas que sufrió el Hôtel Dieu en París entre los años 1772 y 1788. La nueva biopolítica de proteger la mano de obra reorganiza la función de los espacios públicos y la arquitectura, pues se establece la policía en su doble función, una más antigua que la otra; la añeja del control y vigilancia de la población pero en especial nos interesa la orientada a regular la vida en las ciudades: fomentar la higiene y la salud pública en relación a la disposición de los cadáveres, basuras y excretas, el suministro de agua y cuidado del aire, la densidad y uso del espacio público....

Pero atañe aquí resaltar los efectos de la disrupción del hospital como máquina de curar, pues se transformó además en un recinto que favorece la innovación y la enseñanza médica.  Listemos algunos de esos efectos. Será muy importante en la consolidación de la mirada clínica y sus protocolos, allí también converge las técnicas de los cirujanos barberos y el discurso de Galeno para exudar el quirófano como el espacio de los cirujanos y sus nuevas técnicas como la anestesia, la antisepsia y la hemostasia. Hacia 1840 se consolida los laboratorios clínicos que permitirá a un Claude Bernard publicar en 1859 Introducción al estudio de la medicina experimental obra fundadora de la medicina anclada en el laboratorio con el foco en la enfermedad que viene de adentro del organismo como la diabetes. Por su parte Louis Pasteur entre 1860 y 1885 desplegó la teoría de las infecciones o las patologías de origen microbiano, es la enfermedad que llega de afuera. Por ahí, define los protocolos para la vacunación y con Lister desarrolla toda la técnica de la antisepsia médica y se tiene aquí los fundamentos de la industria farmacéutica. Finalmente Etienne-Jules Marey en 1882 inventa la cronofotografía para sus investigaciones del movimiento tanto en animales como humanos y así instauró la medicina apoyada en lo que se denomina el estudio y diagnóstico por imágenes cuyos servicios y productos hoy se apuntalan en la ingeniería biomédica. En suma, fue en torno a las máquinas de curar que se organizó el sector de la salud. ¿Pero por qué un derecho desembocó en un negocio apuntalado en la exclusión?.

La muerte de los viejos se explica por la organización y control empresarial de la Salud.

Los monarcas ilustrados, a su pesar, dieron paso al Estado Nacional el cual recibe la obligación moral ya no de «hacer morir» sino de «hacer vivir» y para eso se tuvo que desarrollar los Sistemas de Seguridad Social. El problema es que el actual escándalo de la muerte de ancianos nos señala un fracaso, por lo menos parcial, pues este conocimiento que se desprendió de las máquinas de curar debería estar abierto y disponible para todos, pero ha sido apropiado bajo diferentes modelos de negocios por las empresarios privados, alegando derechos de propiedad intelectual cuyo objetivo es fomentar el aprendizaje y la creación de nuevas productos. Asunto que siempre fue mentiroso pero que hoy se agrava pues es utilizado para preservar un orden empresarial ya perimido que para el tema que nos ocupa es especialmente crítico, el del acceso a los servicios de salud con calidad y los medicamentos esenciales. Este problemas y sus debates es el que hemos querido aquí preparar para presentar en el siguiente post.


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Borges Ingenioso

Por Mauricio Castaño H

Historiador, Colombiakritica.

Una experiencia mística es secreta, inefable, como el acto del amor o la creación del arte. En el arte y el amor, cuando son genuinos, tratamos de romper una barrera. Si lo logramos, alcanzamos una especie de experiencia mística. Estela Canto 

Borges el maestro de la adjetivación y la brevedad, el místico, el Borges preso del infierno, y libre en sus últimos años de su vida, es la visión que se desplegará en estas breves líneas muy inspiradas en la Estela Canto de su Borges á Contraluz. Simplemente será provocación para leer su libro. Lo místico borgiano de seguro dará batería a su literatura. fue su convicción el que “todos somos entidades cerradas, sólo podemos adivinar a los otros y, por lo general, vemos en ellos lo que queremos ver.” y esta apreciación va muy de la mano de aquella idea que expresa que un hombre es todos los hombres, cada quien es una entidad cerrada, indescifrable, imposible conocerles.

Esta referencia destacará aspectos de Borges, conocidos pero en los cuales se quiere insistir, son ellos su admiración infinita y obediencia ciega a mamá Leonor, que lo hizo un ser particular. La pasión por los cuchilleros proveniente del valor y hombría de una época ya ida pero resonante en su madre que le influyó y se cree impuso, el matar era su concreción en su literatura y si no había sangre era por la decisión de enterrar vivas a las víctimas. De lo imaginario incesante puede decirse que creyó éste mundo siempre fue el reflejo de otro. Quizá su preferencia a ver nebuloso sin preocuparle la nitidez, razón por la que rechazaba los lentes. Para Estela Canto, sus limitaciones, sus dramas, su timidez, miedos, dolor y fracasos fueron potencia para su literatura universal. Pero ayudémonos en las notas, brevemente comentadas, del libro Borges a Contraluz de ésta autora.

La preferencia por los cuchilleros, las lanzas y los gauchos le viene por su madre Leonor, matrona, dominante sobre Borges. Canto recuerda que en el cuento la Intrusa, fue aquella quien sugirió el final truculento: dos hermanos comparten una misma mujer, uno se enamora, el otro siente celos por perder a su hermano, decide matarle y seguir en lo que estaban como si nada hubiera pasado. Acá lo sugerido por doña Leonor: «Termínalo de la manera más simple. Hay que poner: “¡A trabajar, hermano! Después nos ayudarán los caranchos. Hoy la maté…, que se quede ahí con sus pilchas. Ya no hará más perjuicios.”»  Borges termina el cuento así: «Se abrazaron casi llorando. Ahora los ataba otro vínculo: la mujer tristemente sacrificada y la obligación de olvidarla».

Dejemos el comentario de Estela: Esos cuchilleros eran para Leonor Acevedo la imagen de lo viril. Nada podía interponerse en la relación de los dos hermanos de La intrusa. Sobrecoge la brutalidad de las palabras finales de uno de ellos, porque «la intrusa» no ha sido eliminada por estorbar, sino por odio. «¡A trabajar, hermano! Después nos ayudarán los caranchos». El hermano mayor le recuerda al menor que sólo el trabajo existe; la mujer, esa «cosa», sólo sirve para alimentar a los horribles buitres de la pampa. Y el desprecio se extiende hasta la ropa de la difunta: «Déjala ahí con sus pilchas». Estela define está relación de madre e hijo como un pacto de sangre, irracional, nada se cuestiona, todo es mandato, todo es obediencia del dominado hacia la mandona: "Era una relación parecida a un pacto de sangre entre hombres, basado en códigos secretos y ni siquiera bien entendidos por las partes. No era una relación razonable: era un mandato." Pero de la desgracia emerge lo bello, de la dificultad y la dureza salen las fuerzas para superarles o transubstanciarlos: "A fin de cuentas, él nunca habría podido ser el Jorge Luis Borges que conoce el mundo sin la rudeza, la crueldad, la devoción, la atención total, la inquebrantable sed de poder de su madre". No comentaremos sobre su vida sexual tardía que es privada y de cada quién, sólo baste referir que cuando su padre lo quiso iniciar y pidió el favor a una prostitutasu rechazo se supone comprensible de no aceptar mujer compartida con su padre. Ella, estela, le ofreció su cuerpo antes  que el espíritu ante el pedido de Borges enamorado: cásate conmigo. Tampoco aceptó.

Otro aspecto universal era el de humanidad, un hombre es todos los hombres, esa imposibilidad de definir a uno solo por su origen diverso, existe una hermandad universal que transpasan y superan los restringidos valores de parentela, de sangre o linaje familiar, todos estamos enlazados. Su sentido de humanidad: Según la estadística: "tenemos dos padres, cuatro abuelos, ocho bisabuelos, dieciséis tatarabuelos… y la progresión geométrica llega al punto en que, para el año en que Colón desembarcó en América, cada uno de nosotros tiene un millón de antepasados en su linaje. Un hombre es el hijo de todos los hombres. La sangre de todos ha contribuido a formar un solo hombre. Y éste es un punto que se debe tener presente al analizar a Borges: el realismo de sus observaciones, incluso cuando parecen abstractas y hasta místicas."

Y del Borges ingenioso, creativo, genuino, fantástico, mágico producía un  efecto casi hechizo o de embrujo en su público: "La gente no lo veía como se ve a un gran escritor, un hombre excepcional, sino con la veneración que inspira un iluminado. Era la recreación de una situación religiosa, ese antiguo, olvidado sentimiento entre un bardo y su público. La gente no iba a una conferencia: iba a misa." Y si esto es poco, miremos su lado agnóstico: "A Georgie no le interesaba el problema del Bien y del Mal, la lucha entre estas fuerzas. Él se proclamaba «agnóstico», es decir, «el que no sabe»."

En primeros renglones comentamos del cruel, el sin compasión, el insentimental (el adjetivo es de Borges), el sin miedo, que en sus plumazos estaba el valor viril, la admiración de los hombres al margen de la ley: Nunca comentó las guerras religiosas y, en caso de hacerlo, sólo hubiera atendido a algún detalle macabro: «Los herejes eran quemados para evitar el derramamiento de sangre», o bien: «Las mujeres herejes eran enterradas vivas en vez de ser ahorcadas, como sus hombres, para evitar los movimientos lúbricos que suscitaban en el público los cuerpos despatarrados que se contorsionaban colgados de la soga»

El se cree indigno del cielo y del infierno, este mundo es reflejo de otro, era ante todo un hombre fantástico, veía en las rayas del tigre un lenguaje cifrado y liberador para el presidiario ya olvidado de su encierro y ocupado en descifrar el mensaje de los dioses. Pero interesa más mostrar el cielo y El infierno: El cielo y El infierno estaban dentro de nosotros, "me creo indigno del cielo y del infierno." En el libro del cielo y del infierno refiere la siguiente anécdota :

"Por un amor desinteresado San Luis el Rey mandó a Ivo, obispo de Chartres, en embajada, y éste le refirió que en el camino encontró a una matrona grave y airosa, con una antorcha en una mano y un cántaro en la otra; y notando que su aspecto era melancólico, religioso y fantástico, le preguntó qué significaban esos símbolos y qué se proponía hacer con su fuego y su agua. Replicó: El agua es para apagar el Infierno; el fuego, para incendiar el Paraíso. Quiero que los hombres amen a Dios por el amor de Dios. J EREMY T AYLOR (1613-1667)


"Dos autores constantes en su pensamiento eran Swedenborg y Dante. En Swedenborg le atraía la idea de que este mundo es un reflejo del otro: el infierno y el cielo están entre nosotros, estamos rodeados de ángeles y arcángeles. Swedenborg creía haber oído voces; quizá Borges también. Aunque nunca lo dijo, salvo en la breve alusión al poema Israel." Este es nuestro Borges fantástico.


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