Contexto

Por Mauricio Castaño H
Historiador
colombiakritica.blogspot.com

Dime en qué contexto vives y te diré quién eres. En las montañas arriba, en el olvido de Dios, en casucha tras casucha, tugurio tras tugurio están los más pobres de Medellín. No importa que sus techumbres los pinten con las marquesillas del gobernante, la miseria sigue siendo miseria y golpea tan duro como lo hacen las balas del mundo criminal, que disputan los territorios para mercadear sus drogas ilícitas o para extorsionar a sus habitantes. 

Las montañas crecen y crecen en viviendas improvisadas, la reproducción humana es de nunca parar, nada advierte de parar de parir, por el contrario, todo va a mil en la copula, temprana, muy temprana es la iniciación sexual, las niñas y niños ya están arrechos desde los doce o trece años, los embarazos son comunes en estas mocedades. Algo parece haber en su cultura que estimula la reproducción, aprecian a los bebés en su ternura como se contempla a las jóvenes mascotas o a los peluches que adornan sus improvisadas habitaciones. Las mujeres son deslumbradas por los machos guerreros, por los traquetos, por los matones de barrio que descrestan con su gran bareto en la boca, con su pistola y su moto. Estos son los pillos de baja categoría, los de más alcurnia pasan desapercibidos y sus bacanales las hacen a puerta cerrada. Las féminas gustan de esos machos que presumen dinero y una supuesta valentía.

Dime con quién andas y te diré quién eres. Las casuchas, pegadas unas al lado de otras, separadas por el frente por un camino estrecho o unas escaleras, las gentes viven en pleno hacinamiento que mantiene al rojo vivo la violencia. El axioma de que a mayor densidad brota de inmediato la violencia, no puede ser más cierto en estos terruños. La convivencia entre vecinos y dentro de las familias recompuestas, padrastros, madrastas y sus derivados caldean aún más el fuego del accidentado amor familiar. La familia y su entorno están infestados del desamor, tanta cercanía nos mata, la alta densidad hace que brote la violencia, mecanismo natural para que se preserve la distancia necesaria que nos guarda de las amenazas.

La pobreza hiere a muerte el entorno familiar y comunitario. A unos cuántos metros está la escuela, el espacio por excelencia para que los jóvenes socialicen, un respiro en medio de la suerte de infierno en las que les ha tocado nacer. Y la escuela, ¿cómo es la escuela? Ella tiene por materia prima el barro que recibe, a moldear con los currículos tradicionales que embuten contenidos, nada de esa educación contextual de Paulo Freire, nada de eso, la educación lejos está de ser un campo de combate en donde se reflexiona, se problematiza las realidades a transformar. Eso de que la educación pasa por el canal erótico y que en última instancia se transmite la pasión, es sólo un sueño platónico.

La realidad es realidad y la educación es educación. Que aprendan lo mínimo tanto como para ir mañana a la fábrica, un buen obrero barato que debe luchar por sacar su familia adelante, expresión típica de este pueblo, el ciclo del eterno retorno. El Facebook es la red que pone a circular perfiles de rostros y cuerpos que quieren emular a las modelos y reinas de bellezas occidentales, rostros redondos y cachetes succionados para simular ovalado rostro.  Aula tras aula se vive la pérdida de solemnidad de la enseñanza, el docente es tan sólo un empleado vergonzante, frustrado. Las directivas bien desligadas de lo académico y pedagógico, la burocracia se los ha sabido tragar, no tienen contacto ni con los profesores ni con los estudiantes. Su mayor motivación en su cargo son los pesos demás que ganan por estar en el tal direccionamiento.

La realidad pega duro, las vidas llevan el peso de la dureza del mundo que les ha tocado vivir. Los pobres siguen siendo los esclavos modernos privados de lo necesario para subsistir, su vida plena, sus energías plenas las cifran en buscar un empleo, es su sueño, es el contexto de las comunas más pobres de Medellín.


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Depredadores

Por Mauricio Castaño H
Historiador
colombiakritica.blogspot.com

La naturaleza tiene sus formas pero el hombre las puede transformar. Una avalancha arrasó con una población en Salgar, casi un centenar de muertos, muchos desaparecidos, otros tantos damnificados. Los titulares nacionales y extranjeros hablan de la furia natural. Mientras tanto los mandatarios y políticos, se alistan y apuran en llegar al lugar, antes aseguran la avanzada de camarógrafos y periodistas para sacar la mejor pose, el mejor registro: el gobernante al lado de las víctimas con cara fungiendo la tristeza como si fuera propia, más allá una toma de plano general que da cuenta de la magnitud de la tragedia, una toma de medio plano abrazando a quienes han perdido lo casi nada, sólo contaban con su rancho humilde, con su vivienda,  unos cuantos enseres y semovientes. Perdí mi cama y mis tablas, nevera no, no la tenía, testimonia un padre desplazado con su pequeño hijo. Salió de una tragedia para entrar en otra. Está sin nada. Pero hay está Dios echando días, sentencia un campesino en voz entre cortada y ocultando el rostro con un trapo que seca sus tímidas lágrimas.

La naturaleza tiene sus saltos. El hombre aforado por  riquezas desmonta, hollan aquí, excavan allá. La fiebre del oro enloquece y nada entiende de equilibrios ni de preservar el planeta para futuras generaciones. Es el hombre el mayor depredador de la especie animal, en su razón se incrustó la vanidad del poder, del tener de manera ilimitada. Aparecen evidencias de años anteriores, de periodos de varias administraciones de gobiernos atrás que sabían de los altos riesgos de aquel territorio, se previó pero no se pasó a prevenir el mal que hoy se llora.

Los mandatarios, gobernador de la provincia de Antioquia y los políticos, salen al paso para preservan su imagen de pulcritud y de buen gobernante, habla de la región más educada y en la cual no se pierde un peso. Pero cada vez acometen mega obras, los ricos se hacen más ricos y los pobres más pobres, naturaleza intervenida y cultura del arrasamiento. Dicen de lo imposible de prever la tragedia, ignoran la meteorología, sueltan frases ridículas de nunca poder saberse de cuando se puede venir una gran borrasca, nada dicen de sus autorizaciones a las empresas que hollan la tierra desestabilizándola, la codicia humana nos hace los mayores depredadores del planeta, de manera irresponsable la intervenimos sin importar el daño que estamos haciendo a otros moradores, y como siempre, los que pagan los precios más altos son las gentes más vulnerables. Pero la demagogia vive del bobo, del engaño. Los cada vez más pobres, están cansados del discursear sobre más educados y no robarse una moneda, sus estómagos hambrientos y cada vez su hundimiento en la miseria los hacen descreer del gobernante.

Se hace quite de las responsabilidades políticas y jurídicas, hay que cuidar la carrera política, la imagen del demagogo. De nuevo se precisa de las palabras de Borges que habla de otro tipo de organización social que no pasa por el mundo del engañador, por excelencia del político: ¿Qué sucedió con los gobiernos? Según la tradición fueron cayendo gradualmente en desuso. Llamaban a elecciones, declaraban guerras, imponían tarifas, confiscaban fortunas, ordenaban arrestos y pretendían imponer la censura y nadie en el planeta los acataba. La prensa dejó de publicar sus colaboraciones y sus efigies. Los políticos tuvieron que buscar oficios honestos; algunos fueron buenos cómicos o buenos curanderos. La realidad sin duda habrá sido más compleja que este resumen. 

Deleuze habla de otras formas de organización del Estado como los Aparatos de Estado de antiguas civilizaciones como los nómadas, en fin, habrá que ensayar otras existencias que descrean de los políticos del mundo actual, que quieren pasar de agache con su desgastado recurso de su demagogia, ocultando a los codiciosos, a los depredadores de este planeta. 


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En Promedio

Por: Juan Pablo Durán Ortiz *
Economista
Master en Finanzas" de la Universidad Eafit
Candidato a Master en Ciencias en Estudios Urbanos y Planeación del Massachusetts Institute of Technology en Estados Unidos




Luego de la disputa entre los educadores y el ministerio de educación nacional de Colombia, y haciendo un análisis rápido de las declaraciones de la Ministra de Educación Nacional, la conclusión es que las operaciones básicas sobre el presupuesto de educación simplemente no dan. 

La Ministra de Educación aseveró que “un maestro en promedio se gana $2.500.000”. En esta afirmación, incorrecta y penosa, la ministra de educación se equivocó en el cálculo del promedio, que es de las operaciones matemáticas más básicas. 

Desafortunadamente, esta afirmación empañó las demás gestiones que la ministra Parody ha realizado en términos de evaluación docente, jornada única, y cobertura en el sector público. Esto no es tarea fácil en un país que baja los impuestos y se compromete con la privatización de acuerdo a los parámetros de la OCDE, tiene una porción relevante de la población que con sed de venganza presiona para aumentar el gasto militar, y con un sector docente más enfocado en su salario que en la calidad educativa. No deja de asombrar que los profesores critiquen a los dirigentes colombianos sin asumir responsabilidad alguna respecto a su “falta de educación.”

Lo más desafortunado de este impase aritmético es que la opinión pública se volcó a resaltar el detalle del error de la ministra, dejando de lado lo que es realmente importante en la discusión de la educación en Colombia.

La ministra Parody explicó que su promedio era el resultado de la suma de los salarios correspondientes a los 28 escalafones docentes con que cuenta Colombia dividido por el número de escalafones. Es decir que $2.500.000 no es el salario promedio de un docente en Colombia, sino más bien el salario promedio de la tabla de escalafones en Colombia, lo cual es un dato irrelevante para la discusión que se presentaba sobre el nivel de salario de los profesores públicos. (Ver Decreto sobre remuneración docente).

Realizando el cálculo correctamente, es decir, teniendo en cuenta la cantidad de profesores que se encuentran en cada nivel del escalafón, el salario promedio de un docente en Colombia es de $1.525.235. Este monto tampoco es un dato relevante, pues como en todos los promedios pone en el mismo costal a los pocos profesores universitarios con doctorado que están en el máximo del escalafón con un salario mensual de $5.334.216, con los miles de profesores normalistas que están en la base del escalafón con un salario de $1.121.819.

La discusión sobre qué tan apropiados son estos salarios, pasa por otro tipo de análisis que tiene que ver con la capacidad de poder adquisitivo en Colombia, el nivel de salarios de otros empleados públicos, los impactos de estos salarios en el resto del mercado laboral de profesores (privados), y temas de presupuesto nacional, de sostenibilidad, y de prioridades de política pública, entre otros temas que no son el objeto de este artículo. 

Lo que no da lugar a dudas son las conclusiones aritméticas, porque como dicen los profesores: “las matemáticas no mienten”. En este sentido, la ministra en sus declaraciones a los medios de comunicación el 5 de Mayo de 2015 también afirmó: “la nómina en Colombia, en una nómina de $20 billones de pesos” (Ver declaraciones). Los periodistas entrevistadores afirmaron que si se multiplica el número de docentes por el salario promedio debería dar como resultado un número similar a la nómina docente. Esto es aritméticamente correcto, esa es una de las propiedades del promedio. 

Sin embargo, existen unos costos de seguridad social, financieros y administrativos inherentes a la operación de pago a los docentes que deben tenerse en cuenta en esta ecuación. También deben sumarse los salarios a directivos docentes, el reconocimiento adicional para los rectores de instituciones con más de una jornada académica, y otros sobrecostos como el auxilio de alimentación, la prima de transporte, y las horas extras, entre otros. Esta es la verdadera razón por la cual la multiplicación entre el salario promedio y el número de docentes no es equivalente a la nómina pagada por el Ministerio de Educación Nacional.

Lo interesante es que sean cual fueren los costos financieros, administrativos, sobrecostos, y otros inherentes al pago de nómina, la suma tampoco da. 

De acuerdo con los datos del escalafón, el ministerio de educación le paga mensualmente a los 330.000 docentes un total de $370.200 millones como salario base. Si la nómina de educación es de $20 billones, esto quiere decir que menos del 2% del total de la nómina se invierte realmente en la base de la planta docente de Colombia. Mejor dicho, más del 98% de la nómina del Ministerio de Educación (unos $19,6 billones) se invierten en temas administrativos, financieros, y sobrecostos. Las estimaciones más altas para la nómina básica docente colombiana son menores a un billón, quiere decir que los sobrecostos, en el mejor de los casos, ascenderían al 95% del costo total de la nómina ($19 billones). Un absurdo. Qué pasó con estos $19 billones o más de gastos de nómina que no llegan a los bolsillos de los docentes?

Existen dos posibilidades: La primera es que el dato de $20 billones de nómina sea incorrecto. En este caso la ministra Parody tiene una grave falencia en los asesores que preparan sus salidas en público, pues no solo envían datos errados a la opinión pública, sino que también han sido poco efectivos comunicando los avances en educación y las responsabilidades compartidas que existen en el actual modelo, como por ejemplo aquellas con las aseguradoras en salud, con el magisterio, o con los fondos de pensiones.

La segunda posibilidad es que la nómina sea cercana a los $20 billones. A pesar que la ministra no aclaró si este era un presupuesto anual o por los cuatro años, ni tampoco que incluían estos $20 billones, el Presupuesto General de la Nación ascendió a casi $200 billones para 2014, de los cuales el sector de educación contaba con más de $27 billones (Ver PGN). Es decir que la educación se encuentra en segundo lugar de prioridad después del Presupuesto de Defensa. En este contexto, los datos de la ministra pueden estar correctos. Si este es el caso, la gran porción de los recursos de nómina no van a los educadores.

Más aún, si los datos de la ministra son ciertos, la negociación del salario docente pasaría a ser secundaria. Buena parte de la solución de los problemas educativos del país  se encuentra en buscar donde exactamente se invierten (o se pierden) estos recursos de los colombianos. Tal vez la opinión pública y la mayoría de los docentes no conoce en realidad quiénes son los verdaderos destinatarios de estos recursos.

En ambos casos y en promedio, la principal reforma que parece necesitar la educación de Colombia es la de sanear las cuentas internas del Ministerio de Educación.

* Actualmente miembro de la Junta Directiva del International Bureau of Social and Economic Research (IBSER). www.ibser.org. @juanduraneco. Las opiniones y cálculos expresadas por el autor son exclusivamente su responsabilidad, y no reflejan las opiniones de ninguna institución particular.


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Ser o no ser

Por Mauricio Castaño H
Historiador
colombiakritica.blogspot.com


Ser o no ser. Vivir, morir, dormir. La dureza del poder y la rebeldía de los débiles. Clavarse el puñal así mismo para liberarse de la crueldad de la vida ¿pero qué pasa si al despertarse del sueño sideral se encuentran recriminaciones y castigos por la rebelión? La creencia en vidas de ultratumba frenan esta vocación de poner fin al sufrimiento, de adelantar acciones liberadoras ante lo que nos oprime. El bálsamo religioso doblega la rebeldía de los espíritus, es opio anestésico. ¿Aún estamos presos de este dilema?

Si hay vida, hay lucha. Se impone el destino biológico apartando las provocaciones de muerte. Pero frente a la opresión, a los poderes aplastantes siempre aparece la impugnación, la rebeldía, esa misma que evidencia lo distante que estamos de los automatismos biológicos como en la sociedad de hormigas, por ejemplo, cada una de ellas cumple un designio genético. Las sociedades humanas se diferencian por su aparato de confrontación llamado cerebro, cada grupo humano se da sus propias reglas continuamente sometidas a verificación, una regla es regla cuando arregla, lo contrario es estupidez, ciega obediencia.

Ante la uniformidad de los poderes surgen pequeñas rebeliones, resistencias civiles. Recuerdo las palabras de un burócrata, decía que las bandas criminales, los grupos de delincuentes en cada barrio eran una retaliación, una reacción frente a los gobernantes que se roban el presupuesto en alianza con su empresariado amigo, coimas políticas. Los pillos parecieran reflexionar sobre la injusticia y frente al mal, la solución es un mal menor. Los burócratas roban y roban para darse la gran vida, y los criminales en respuesta quieren también participar de la repartición del ponqué presupuestal, extorsionan aquí y allá, entre ellos se pelean los territorios para expandir sus negocios, aumentar sus rentas. El dinero es poder. 

Los dioses en tanto invenciones humanas, son moldeados a nuestros gustos, hechos a nuestras medidas. Los dioses son comodines al servicio criminal, el sicario está forrado en lo sacro: lleva escapularios en el cuello, en los tobillos, en sus pistolas, bendice su munición con el agua bendita para no fallar en su acto justiciero, su razón le enseña que es preferible un mal menor a uno mayor. Raskolnikov asesina a una vieja usurera para quitar sus riquezas y repartirlas entre los pobres. La depredación justificaría la subsistencia, ante la escasez no valen los frenos religiosos que aconsejan el aguante.

Somos hijos de la guerra, ella nos orienta más que la paz. Hampones de cuello blanco y matones de barrio se equiparan en sus deseos desaforados por el tener para proporcionarse un confort ilimitado. Cada quien va en carrera para alcanzar una mejor parte del ponqué.  

Vivir. Dormir. Morir. ¿Qué mantiene en vida a una persona sin importar los sufrimientos que lo sacuden de un lado para otro? ¿Qué hace que un obrero se levante agotado todas las mañanas a la fábrica y conformase con su mísera paga? El regocijo por la miga de pan será agradecido al buen dios tacaño. Para otros los dioses comodines permiten un deslizamiento hacia la rebelión conforme a los actos justicieros de cada quién. La vida proporciona un caudal inercial que nos lleva y nos trae para hacerle quite a las ambigüedades de la existencia.



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Cabezas Bien Puestas

Por Mauricio Castaño H
Historiador
colombiakritica.blogspot.com

Lo diferente en la educación, los cambios de los que tanto se habla y de los que están aún por verse. Sea lo primero, lo que se llama educación tradicional está siendo forzada por la internet y su apropiación por parte de los jóvenes. Los chicos viven pegados a las redes sociales, aburridos en las aulas con sus profes y sus clases consideradas monótonas. Los jóvenes están en la inmediatez de la virtualidad, su gran mayoría la aprovecha para las tonterías de las redes sociales, mientras que el maestro sigue ajeno, analfabeto, de espaldas a esta gran revolución, atrapado en el viejo modelo educativo de la repetición, de la vieja sabiduría que tenía en alta estima la memorización. 

Dos mundos divorciados, no se encuentran por ningún lado. Un maestro aferrado a un viejo saber arrebatado por la virtualidad que aloja todos contenidos en el cerebro artificial, en la nube, dispuestos y libres a cualquier hora y por quien quiera consultarlos. Los hombres de todas las Naciones sin discriminación alguna pueden acceder.

La educación no tradicional ha de romper con el modelo pedagógico en el cual los docentes eran sabios, enciclopedias andantes que recitaban y repetían a diestra y siniestra los contenidos memorizados, mientras más saber  embutido en sus cabezas, más descrestaban. Hoy por el contrario vale más una cabeza bien puesta que bien llena. Quién rompió este modelo fue la internet al posibilitar el acceso a un mar de saberes, dispuestos en la red a quien quiera acceder sin distinción alguna. Con esta revolución informática la repetición de contenidos se hizo cosa del pasado, obsoleta y a cambio cobró importancia el saber usarlos, ser buen navegante, inteligente internauta, siendo la misión esencial analizar y construir con base en la mar de conocimientos virtuales.

Libre el profesor de la repetición, el estudiante lo requiere para que lo sumerja en una buena navegación. Desde luego, las aulas deberán ser flexibles en disponer la conectividad en cualquier lugar para enseñar no al sólo consumir sino avanzar en el producir, trascender la tontería en la que se vive permanente en las redes sociales. Ejemplo para la producción es la demanda de aplicaciones cada vez en aumento requeridas por miles de empresas.

Se diferencia a las clases bajas como a las que más padecen los coletazos de estos cambios. El contexto en el cual viven los muchachos, se distingue porque tienen poco de dónde beber, de dónde soñar e inspirarse. En sus barrios la escasez golpea fuerte, hogares disfuncionales, madres muy jóvenes con dos o tres hijos de padres diferentes, viviendas improvisadas, casuchas, tugurios pegados unos a otros, apenas unas escalas por donde acceder loma arriba, en cada hogar muelen música a todo reventar como si estuvieran compitiendo por estallar tímpanos. 

Y los fines de semana se amenizan con el licor que calienta los ánimos de alguna fémina y enfurece a celosos maridos, entonces vienen las grescas a machete. Los padres sin empleo sin otra opción que la del rebusque, algunos enganchados en el mundo criminal. En suma, un ambiente poco favorable para responder a los parámetros de una educación con calidad. Los pobres se hunden cada vez más en la pobreza y los ricos cada vez más en la riqueza, es la inequidad. La educación, pero con una cabeza bien puesta, será condición de posibilidad para cerrar las brechas sociales.


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