Comunidad Mística

 Por Mauricio Castaño H
Historiador
Colombiakrítica


Nada raro de que la vida sea transformación, ella misma impulsa, jalona cambios. La sociedad los recibe no sin resistencias por sus modos de vivir, sus costumbres  y sus dilemas éticos o morales. Sólo algunos ejemplos. La donación y trasplantes de órganos, hace posible que el casi muerto sobreviva. Acá la investigación científica hace viable que un órgano de un hombre funcione en otro cuerpo si éste es compatible.


Este hecho permite decir que se da una especie de resurrección, antes tan sólo reservado a lo sagrado. En la muerte también hay vida, no sólo en su descomposición con con sus larvas, los gusanos que estrujan la carne, sino también en la donación y en los trasplantes de órganos. La muerte dadora de vida, se prolonga en otro cuerpo. El casi muerto y el casi vivo, el uno es la condición para prolongar la existencia del otro.  La vida vence a la muerte. Bio-sustitución salvadora en esa casi muerte del donador, en esa premuerte, por lo demás, ser poco equivale a no ser nada. 


Esta especie de simbiosis del potencial muerto que da y prolonga la vida de otro que estuvo potencialmente vivo, a punto de morir, es una especie de resurrección en quien persiste la vida, y más allá es la comunidad mística que se enlaza en lo bioafectivo. El ser social se objetiviza. Son ideas de Francois Dagognet en su libro Filosofía de la Enfermedad.


Vida Prolongada y Recomposición de las Parejas


En esta prolongación de la vida, en su expectativa de vida que crece, el amor sufre sus cambios, antes se juraba amor eterno, amor para siempre, lo que Dios ha unido no lo separa el hombre, hoy lo más común es en el ensayo y error en la composición y recomposición o la gestión de la vida en pareja. Es cierto que el presente intoxica, apabulla, mientras que el pasado proporciona imágenes deformadas y caducas. Hoy emerge lo viable y lo contingente de la libre unión, y de allí la proclama del divorcio y el derecho de volver a unirse a otro, bien sea homo o heterosexual, lo importante es la felicidad de los cónyuges más allá de ciertas convenciones ya caducas. 


Cosa cierta es que el mundo es más fácil entre dos y un hombre solo está en muy mala compañía. Es una forma de decir el ser social que somos, no existen islas sociales de individuos, todos nos debemos a una comunidad. Unos a otros nos necesitamos, es la verdad de perogrullo, pero qué tan difícil es reconocerlo, la solidaridad es tan escasa y huidiza, desde pequeños se nos enseñan valores ególatras, pero los valores de estar en comunidad se sobreponen. Por ejemplo, la donación de órganos obligatoria y una gratitud anónima, para no cargar con deudas tormentosas. 


Y de allí que si la solidaridad no viene de la generosidad, se impone por obligación a manos del Estado Social que vela y preserva el Bienestar General. El Bienestar General, la sociedad mirándose así misma en lo mejor que tiene, El Estado de Bienestar. Cuerpo generoso, el cuerpo místico social. Sin generosidad se impone la obligación, la solidaridad obligada, el deber de socorro a los más desprotegidos, que primero concierne a la familia en sus grados consanguíneos, y si ésta no basta, entonces se acude a la gran comunidad.


Se resalta la familia como célula de la sociedad porque es calurosa y multiplica los lazos. La unión transforma, un individuo solo se pierde. Se reconoce que hay una familia agonizante y la otra vivificante, una activa y otra que renace, gracias a la posibilidad del divorcio que es un nuevo vivir, un nuevo amanecer, insistir en lo que no sirve, en lo que no funciona es enfermizo. El ser es frágil, debe cuidarse de no romperse en pedazos, los recomienzos vivifican. Lo que no sirve debe demolerse, las relaciones tóxicas llevan al abismo. Salvar lo que sirve de lo que no, de las relaciones perturbadoras e irrespirables. Facilitar el abandono de lo acabado, lo que esté flojo que se caiga. La recomposición individual y familiar es saludable. En suma, son dilemas morales, la vida persiste en un marco de un Estado de Bienestar General y la gratuidad generosa en el trasplante de órganos nos enlaza en esa especie de comunidad mística que somos, es la generosidad de la vida.


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El Cuerpo Ajeno

Por Mauricio Castaño H
Historiador
Colombiakrítica


Nadie está a título individual en su propio cuerpo, somos meros inquilinos. El ser es social, el individuo cohabita, orbita en el nosotros. Nada es tan inocente como la independencia del Yo. Todos nos debemos a las convenciones y etiquetas sociales, por ejemplo, nadie puede salir a la calle desnudo ignorando el pudor. Y las marchas de desnudez, reivindican las libertades sexuales permitidas, nada distinto al orden establecido. 


No existen islas de individuos. Las sociedades procuran la circulación o comercio de personas, los matrimonios, los casamientos, la pareja en torno al amor y a la reproducción de su propia especie. Existen ciertos grados de libertad otorgados al individuo tales como el flirteo, la seducción que amenazan con apoderarse del cuerpo del otro, todo ello en el marco de la empatía que puede generar aceptación, rechazo o frialdad del otro… objeto del deseo.


Es un equilibrio precario entre el Yo y el Nosotros. El cuerpo es memoria y es instrumento. El cuerpo se nutre de sensaciones, la realidad es una construcción de los sentidos, de las percepciones, todo esto, desde luego, en el marco de la cultura cimentada en la educación, costumbres y habitus. Mientras más queramos adueñarnos de nuestro cuerpo, más se nos escapa, no hay soberanía del yo. Más bien se siente fatiga por aspirar a ser uno mismo. El cuerpo se escapa a la identidad para devenir multiplicidad. 


En el ciberespacio el cuerpo estorba o en el mejor de los casos tan solo se reduce a ser supernumerario, la carne pesa y la levedad es valor a seguir, en la red somos una construcción imaginaria, la mejor pose, el caminar elegante según ciertos parámetros, la siempre sonrisa fingida, nunca antes el mundo imaginario se había vuelto tan real. Nuestro cuerpo es otro bien distinto que se exhibe con retoques de diseño, la magia de los pinceles de la web y del cirujano que agranda nalgas y senos para las tribus urbanas. Aunque en el espejo nos aseguramos que los retoques estén conformes a una identidad huidiza pero que se aproxima a nuestros deseos, a los de nuestra sociedad, a los formateados.


La vestimenta, los adornos, los tatuajes son toda una gramática de la sociedad que movilizan mensajes o patrones de comportamiento, ni qué decir de las grandes marcas tatuadas en grandes deportistas. Sobre el cuerpo se aloja la memoria, es esponja del aprendizaje, es el barro sobre el cual se moldea, se esculpe el proyecto de sociedad en sus diversas clases y estatus o posición social. El gobernante, el cura y el banquero son modelos a seguir. El cuerpo es una memoria activa. El cuerpo es vehículo de habitus, es una correa de transmisión, saber comer dice de los modales en la mesa, el deporte moldea según la exigencia social, los adornos es exigencia estética para verse bien. Este cuerpo ajeno es todo menos individual, tan trazado y como sin alma, solos signos de una gramática social.


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Fetiches, Percepciones

 Por Mauricio Castaño H
Historiador
Colombiakrítica

No todo es controlable, no importa que tan meticuloso se planee. Todos los días nos levantamos con la pregunta por el sentido de seguir o de parar, la vida es un juego de sentidos. Lo contingente, lo que nos llega de imprevisto, a posteriori, las armonías accidentales, las variables nómadas, las probabilidades están ahí agazapadas con el azar. Salimos y nos tocó presenciar la muerte de la señora jubilada que hacía deporte, un borracho amanecido en el timón con sus sentidos alterados le hicieron una mala jugada. O los padres confiados en su hijo parásito pero llegó el día de descontrol y el puñal comandó su ansiedad de drogo y los dejó tendidos en el suelo. 


Alzamos la mirada hacia el sol para darnos cuenta de su humildad en hacer parte de millares de estrellas sin ningún recelo, la luz borra las tinieblas, la noche absorbe la luz del día, la claridad, una lección de humildad para el humano que se ha proclamado el centro del universo sin ser más que un accidente biológico y una especie más entre miles de miles.


No nos enseñaron que la muerte es comienzo y no fin, y hacemos de este acontecimiento un drama lejos de una metamorfosis, una transformación permanente como lo es la materia que ni se crea ni destruye, sólo se transforma. La muerte va y viene, se produce en las memorias diversas de la escultura que cubre el cuerpo, los relatos míticos, literarios, ella se expande en el soporte de los ritos y la cultural que mantienen vivos a los hombres, que hacen que se repitan una y otra vez desde hace millones de años. Todos los días hay resurrección.


Hablamos, conversamos con los otros, cada uno da nombres propios, su mundo de sus relaciones y sus causas, hablo desde mi experiencia, de las cosas que me atraviesan, filtro el mundo que me rodea, casi nunca refiero los objetos tal cual, siempre doy mi punto de vista, mi realidad, el mundo tal cual lo percibo, mis fetiches, el mundo causal, mis percepciones.


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