Por Mauricio Castaño H
Historiador
http://colombiakritica.blogspot.com/
Complejidades de este
país, de estos países de eterna juventud, al parecer no conocen su mayoría de
edad. Lo propio aborigen del continente americano fue desplazado o mejor
expulsado por la racionalidad occidental del conquistador. Esa relación con el
mundo cambió, por ejemplo de racionalidad aborigen respetuosa de su entorno, de
todos los seres vivos animados e inanimados, de la madre la naturaleza, se pasó
a la idea de un progreso en cuyo centro está el hombre como depredador mayor de
todo lo que existe a su alrededor.
Sabido es que cuando al
ser se le despoja su identidad, queda al garete, desorientado, en crisis, en
choque por la pérdida de lo auténtico y por los nuevos valores que se le
proponen. “En la vida civil, el disturbio desorganiza el ser humano; las líneas
tradicionales como las clases sociales desaparecen. E incluso, en ese caos
invasor, los individuos irreconocibles renuncian a lo que parecían representar o concretar, ya no los
reconocemos; entran entonces en enfrentamientos que los reglamentos o las leyes
no logran ya impedir y por eso la confusión.” (Dagognet). En las sociedades en
crisis se suspenden las reglas y normas. Es atacada por una especie de CÁNCER que
hace metástasis y entonces los individuos son arrojados en un vacío, siendo los
débiles más vulnerados.
Todo lo de adentro se
exterioriza. Cada habitante, cada grupo humano de un país refleja su Ser en lo
que hace, en lo que exterioriza con los objetos que posee. Ellos nos
representan en lo que somos, ellos nos reflejan. Recordemos el significado
etimológico de objeto es lo que está
delante de nosotros, nuestras obras, nuestro hacer nos expresa en lo que somos. Los zapatos del pintor Van Gogh
lo expresan mejor que si hubiera hecho su autorretrato. El cansancio, las
caminadas, la fatiga... la desdicha, el
vagabundeo, la decadencia...el suelo que hoyan: “En la oscura intimidad de la
cavidad del calzado está inscrita la fatiga de los pasos de la labor… el cuero está
marcado por la tierra fértil y húmeda; por debajo de las suelas se extiende la
soledad del camino que se pierde en la tarde. A través de sus zapatos
transcurre el llamado silencioso de la tierra, su don tácito del grano que
madura, su secreto rechazado por ella misma en el árido barbecho de un campo
visual. Hegel citado por Dagognet.
Otro objeto, la manzana
pintada por Cézanne, ya evoca su etimología manzana viene de malum del latín,
representa la maldad y el pecado. “Una
reminiscencia y una pena. Cuando Zolá en L`OEvre, da su opinión sobre Cézanne
– un pintor fracasado- este último recuerda una escena que tiene que ver su infancia común: cuando estaba en
la escuela Aix, Cezanne había testimoniado la simpatía por el pequeño Zolá que
sus compañeros de clase mantenían apartado. Cézanne también, impulsivo y
rebelde, se vio amonestado por haberle hablado a Zolá. `Al siguiente día él me
trajo una gran canasta con manzanas.` Es
así como esta fruta insignificante contiene a la vez un recuerdo, un rencor y
una revancha.” Zapatos o manzanas, el artista se libera, exterioriza su
interior, su yo.
Ahora bien, si todo lo
que está adentro sale, los objetos nos expresan en lo que somos, en lo que
sentimos, qué se puede decir de las gentes de un país, de una nación. Bien conocida
es la llamada conquista española en este territorio americano, con ella se
instaló el idioma, la religión, la ley, en sí, las costumbres de ese mundo. De esa
otra racionalidad aborigen fue despojada a sangre y fuego, como suele decirse. Ese
ser aborigen fue vaciado en su interior que lo constituía y definía. La clase
dominante española hechó sus cimientos desde la forma de gobernar hasta en la
progenie, los conquistadores se reprodujeron con las indígenas para dar sus
mestizos. Esa mezcla confusa y violenta nos constituye, amores, odios,
venganzas se alojan en el interior. La aristocracia se propone como el modelo
noble a seguir, todos quieren estar en cumbre de la pirámide. Recuerdo la broma que denota esa falta de identidad: En
Colombia los ricos quieren ser refinados ingleses; la clase media persigue el
sueño… quieren ser americanos; los intelectuales quieren ser franceses y los
pobres quieren ser mejicanos.
En las calles topamos
con la miseria, se expone las grandes diferencias sociales entre los que tienen
mucho y los que nada poseen. Las ciudades reflejan caos, el país sólo es un
centro en donde se cree se ilumina la periferia, un centralismo que aplasta lo
regional o las pequeñas comunidades que quieren hacerlas a un lugar en su
existencia. Un país con las gentes que van por las calles como desorbitadas. Un
país en disturbio que desorganiza el yo de cada ciudadano. Todos esos trastornos
nos esperan para ser leídos. Pero en las crisis las confrontaciones tienen la
virtud de que fortalecen a quienes la padecen.
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