Por Mauricio Castaño H
Historiador
http://colombiakritica.blogspot.com/

La ciudad va al ritmo que marcan los pasos del turismo sexual. Gringos y europeos, mochileros malolientes, rancheros, jubilados y uno que otro de abolengo vivir vienen atraídos por prometedores y variados paquetes turísticos que ofertan sexo de todas las edades en cómodos apartamentos y en fogosas fiestas. La magia de la conversión del dólar a pesos convierte a simples peones en todos unos príncipes. Medellín con su dirigencia goza recibiendo sus monedas, gozan con el sonar permanente de sus registradoras. La vida es cosa vana y undívaga, el placer es la satisfacción que queda en la mortal y corta vida del aventurero. Lo comerciante también ha sido ventajoso para vender la ciudad a ojos extranjeros: ciudad innovadora, ciudad educada, ciudad que gana premios de arquitectura, de esto y de aquello, se construyen premios a quien mejor pueda pagarlos, las carátulas publicitarias los esperan. Y con ello viene la gloria para el político sediento de proyectarse como figura Nacional y luego, si las componendas alcanzan, a nivel internacional. Todos ganan.

Concretemos. Medellín se mueve a ritmo del turismo sexual, el desgastado parque Lleras de Él Poblado tiene la oferta más variada para los gozadores del sexo ligero. Para entrar en calor o vencer timideces, aquel mercado desarrolla diversa oferta que contempla el sexo y la rumba. De las nenas se escogen a la carta, amplio portafolio esgrimen los proxenetas. Desde la extranjería compran los paquetes lujuriosos. Ya las autoridades algo muestran: viejos decrépitos con menores de edad engarzados en orgías. A la distancia de dos pasos o una seña obtienes marihuana made in Medellín, coca... las Rentas criminales o los ilegales son gran emporio.


Medellín, Medellín todo tu territorio sufre el embate del negocio del bajo mundo. Comienzan en un barrio y siguen en otro. Sabido es que tras los negocios de rumba y prostitución, la sociología es pesada, de cristales rotos,  propia del hampa: rentas criminales aquí y allá, bazuco, marihuana, extorsión, drogos en ciberespacio, orinan, defecan en tránsitos residenciales... La zona residencial ya no es, los residentes huyen a sitios de paz en donde puedan educar a sus hijos, y puedan dormir sin lo estridente de la descontrolada rumba.
 

Pero esta movilidad ciudadana de familias trabajadoras parece no tener tregua, el Dios de la rumba, sexo y crimen los ha sentenciado. La desgracia Mora en los sectores exclusivos en donde el turista es príncipe. Todo esto sucede a los ojos de todos. El hampa va dos pasos adelante de las autoridades. Tanto billete vuelve ciegos y sordos a tanto señor necesitado y a punto de alcanzar la fama.

El ordenamiento territorial, lo normativo que protege, preserva lo residencial y su tranquilidad a sus moradores se va al traste con la competencia del turismo sexual que deja todo el billete a estos comerciantes, a estos dirigentes ávidos de riqueza y fama. La ciudad es la más inequitativa del mundo, la más atrasada en educación y ahora la más contaminada, las fábricas y la industria automotriz consumen el combustible más nocivo del mundo, no permitido por los estándares internacionales 

La peor parte la dejamos para lo último, como sucede siempre, lo peor viene después. Los residentes, las familias trabajadoras, las que tan sólo han escogido un lugar para vivir en paz, ahora  se ven desprotegidas ante la arremetida del negocio, de los altos dividendos que deja el turismo sexual y sus derivados de las rentas criminales, sexo, licor, drogas, fiestones, ruido, entornos sucios e inseguros. Ya alertamos de la toma de los parques públicos por las Rentas Criminales. La legendaria casa Montecasino del clan asesino de Castaño, ahora la quieren devolver a esos legados de fiestas, pese a que la norma de Áreas de Preservación de Infraestructuras lo impide. Importa el negocio, Sexo en Medellín.

Leer cuento El Signo sobre las putas de Maupaussant

http://colombiakritica.blogspot.com/2020/09/el-signo.html
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