Por José León Jaramillo*
¿El Caos en EPM responde a una estrategia del grupo de Empresarios Abusivos (GEA), para apoderarse ilícitamente de EPM? Por José León Jaramillo J.* Al oído de los dirigentes antioqueños decentes, de quienes esperamos un pronunciamiento público “Una vez que la gente obtiene una buena tajada de dinero, comodidades y poder, tiende a volverse soberbia, especialmente envidiosa y particularmente codiciosa, más concentrada en hacer el mal e increíblemente aprensiva “ Dalai Lama En las épocas en que vivieron mis bisabuelos, mis abuelos y los de mis lectores mayores de 60 años, las mujeres no trabajaban ni estudiaban porque no las dejaban hacerlo, ello empezó a cambiar hace unos 70 años aproximadamente.
Por lo anterior, nuestros viejos se preocupaban, al final de sus días, buscando a quien o a quienes les iban a administrar a su mujeres y a sus hijas: las lejanas minas, las fincas cafeteras o ganaderas, los almacenes o las morrocotas que ahorraron, con tantos y tan duros esfuerzos, ello a partir de la fecha en que la muerte no les permitiera continuar haciéndolo o, ya sin fuerzas para trabajar en la vejez, pensando en qué negocios podrían invertir, en los que no se les perdiera todo el capital y pudieran obtener unas utilidades dignas y seguras, pues los bancos, como ahora, prácticamente no pagaban intereses, dado que a la larga, antes y ahora, en esos depósitos no sólo no se ganan intereses sino que casi siempre se pierde capital.
Por esas calendas surgió con fines nobilísimos, fundados en el esfuerzo colectivo, en la suma de capitales, en la solidaridad, en la honradez, en la confianza y en la decencia (valores desaparecidos), la sociedad anónima y muchos de esos viejos, vieron en ella, la solución a sus problemas. Cómo no invertir en Coltejer, en Fabricato, en Postobon, en Gaseosas Lux, en Peldar, en Chocolates, en Argos, en Noel, en Pintuco, en el BIC, en Suramericana de Seguros o en el Banco Comercial Antioqueño, empresas fundadas, por gentes buenas, por comerciantes e industriales honestos, de palabra y de principios y, entonces, muchos de esos viejos, creyeron ingenuamente que sus capitales no correrían peligro alguno en lo porvenir, dadas las calidades éticas, morales y religiosas que adornaban, entonces, a los administradores de esas empresas y no vacilaron en vender sus fincas o sus minas para invertir en ellas muchos de sus cuantiosos capitales, los que contribuyeron, y de qué manera, al crecimiento exitoso de estas industrias.
Para que puedan ver la diferencia de valores de los viejos administradores y los administradores de hoy, quienes patrocinan politiqueros, les voy narrar una anécdota del doctor Ricardo Arango, hermano de don Marco, a la sazón jefe del departamento comercial de la Compañía Colombiana de Tabaco ─ hoy de propiedad de Philip Morris, empresa que no forma parte del GEA ─, ello por allá en los años 40: Don Ricardo llamó a un proveedor a comunicarle que se había ganado un especie de licitación de papel para cigarrillos y cuando se llegó el momento de firmar el pedido, el doctor Arango hizo un ademan, el de buscar con que firmarlo, y el licitante presuroso le entregó una hermosa pluma fuente de oro. Don Ricardo firmó la orden y le retornó la pluma, a lo que el licitante le dijo: guárdela en recuerdo de este negocio.
Don Ricardo rompió el pedido y le dijo: Guárdela usted para que recuerde que, por esta pluma, perdió un excelente negocio. Por esas épocas las empresas se defendían, como hoy en día, de la voracidad del Estado, de la falta de reglas del juego claras y de lo que el doctor Carlos Betancur Jaramillo (modelo de decencia, justicia y probidad) denomina “ La realidad tramposa de la Administración” y por ello, lamentablemente, el valor de esas acciones, el consignado en las declaraciones de renta o el que se certificaba en las operaciones de la bolsa de valores, no reflejaban el verdadero valor intrínseco y mucho menos el real de aquellas, dado que el declarado era muy inferior y lo que es peor, la mayoría de los accionistas no conocía ni comprendía claramente el significado de los términos “valor intrínseco” ni mucho menos los de valor real. Con otras palabras, no sabían que estaban comprando o vendiendo y ello se prestó y se presta para muchos abusos.
En los años 80, para evitar que los grupos GRANCOLOMBIANO y SANTODOMINGO se apoderaran igualmente de más empresas antioqueñas como lo hizo, por ejemplo, Ardila con POSTOBON y con COLTEJER, los Santodomingos con PILSEN y TUTI FRUTI y como lo estaba haciendo Jaime Michelsen con la COMPAÑÍA NACIONAL DE CHOCOLATES y con NOEL, entre otras compañías; los gerentes de algunas de las grandes empresas con sede en Medellín, decidieron formar un grupo de empresas y enrocarse, grupo que se conoció con el nombre de Sindicato Antioqueño, hoy GEA, dizque para defender los intereses de los pequeños accionistas, con miras a que estos no vieran perecer todo su patrimonio, en las fauces de los tiburones o depredadores del cuento y evitar de paso que Antioquia se quedara sin industrias.
La enrocada consistió, al parecer, en que cada compañía sindicalizada adquiriría acciones de las otras con el compromiso de no venderlas. Voy a ponerles un ejemplo, que no sé si, a la fecha, se ajusta o no, en un 100%, a la realidad: Suramericana adquiría acciones de Chocolates y Chocolates, hoy Nutresa, adquiría acciones de Sura. Entonces Sura que tenía y al parecer tiene, hoy en día, la mayoría de las acciones de Chocolates elegía y elige a la junta directiva de esta última compañía y nombra a su gerente o a su presidente y viceversa y así entre todas las asociadas (Tú me elijes, yo te elijo, tú me nombras yo te nombro), lo que de plano elimina toda posibilidad de una fiscalización efectiva y de paso les permite actuar a los directivos de cada empresa como que fueran los dueños absolutos de la compañía sin serlo y despojar a los demás accionistas de su capacidad de decisión y de sus capitales, pues el enroque les permite controlar el comercio y el valor de las acciones, bien sea a la baja, por razones fiscales o al alza, cuando son ellos los que venden o colocan, o, con otras palabras, el valor de las acciones no refleja la realidad del mercado.
La tal enrocada es y era ilegal, porque el fin de la sociedad es repartirse las utilidades entre los socios (Art 90 Có de Co), pues si no se reparten el valor de las acciones baja y sus accionistas, cansados de tan pésimo negocio, el de no recibir un peso de dividendos o unos irrisorios, terminan viéndose forzados a venderlas en la bolsa por debajo de su valor intrínseco o de su valor real (este último puede ser 1, 2, 3 ó 4 veces mayor que el intrínseco), perdiendo así buena parte de sus capitales en beneficio de los depredadores del cuento. La pérdida del valor de las acciones lo logran adicionalmente con prácticas como diluir la participación de los minoritarios con capitalizaciones permanentes y adicionalmente distribuyendo muy poco de las utilidades obtenidas en el ejercicio, un 10%, un 20% o el porcentaje que el grupo de enroscados considere conveniente a sus intereses, lo que obliga a los pequeños accionistas a someterse a la tiranía del club de amigos o a vender. Club de privilegiados, semejante al del famoso grupo de administradores del banco alemán, cuya participación accionaria era mínima o inexistente, pero no obstante lo anterior recibían, como reciben los administradores del GEA, millonarios salarios, bonificaciones y otros beneficios extralegales que asustarían a cualquier parlamentario, mientras las utilidades que reciben los accionistas nunca llenan las expectativas de estos últimos.
Este enroque también es una forma de burlar la prohibición que establece el artículo 185, de la precitada codificación, que les prohíbe a los administradores de las empresas “…representar en las reuniones de la asamblea o junta de socios acciones distintas de las propias, mientras estén en ejercicio de sus cargos…” o “…sustituir los poderes que se les confieran….” (Yo te elijo, tú me elijes, yo te apruebo tus estados financieros y tú apruebas los míos y los pequeños accionistas se abandonan a su suerte, pues nada pueden hacer para evitarlo, pues, en la práctica, no tienen ni voz ni voto, ni superintendencia alguna que los proteja.) La realidad es que esas empresas, hoy en día, son de un club de amigotes que, ante la absoluta falta de vigilancia del Estado, se apoderaron de ellas; club que no crea empresas nuevas sino que absorbe a todas las que funcionen exitosamente, cerrándoles, a empujones, el paso a las pequeñas industrias y a todos aquellos que les puedan competir, a quienes no vacilan en perseguir hasta verlos quebrados, de las maneras más ruines.
Para la muestra un botón: Nutresa acaba de comprarse por veinticinco mil millones de pesos los activos del fondo Ganadero de Santander (Fogasa) y, por lo tanto, pasó a controlar el 75% del mercado de carnes del País, lo que nos hace preguntarnos: ¿qué suerte puede esperarles a las pequeñas empresitas de carnes o de embutidos? La peor. Con lo no anterior se demuestra que, los del GEA, hicieron propias las prácticas corruptas de los tiburones que decían combatir y que, según ellos, justificaba la enrocada o, con otras palabras, se dedicaron a aumentar la brecha entre ricos y pobres, de manera salvaje.
Desde hace algunos años y como ya no encontraban, en Medellín, más empresas rentables para apoderarse de ellas y en su afán desmedido de llenarse de más dinero, único valor que los rige como adoradores que son del Becerro de Oro, decidieron apoderase maliciosamente, de mala fe, de las EMPRESAS PUBLICAS DE MEDELLIN, empresa construida con el esfuerzo, la inteligencia, la sangre, el sudor y las lágrimas de varias generaciones de medellinenses decentes, de la joya de la corona de nosotros los paisas y para hacerlo, empezaron a patrocinar las campañas políticas de los alcaldes y de los gobernadores, con el convencimiento de que, quienes fueran elegidos, se convertirían en peleles a su servicio y que, por lo tanto, sólo tendrían las cuentas bancarias del municipio o del departamento en Bancolombia, solo contratarían empréstitos con ellos, sólo adquirirán seguros de Sura, sólo comprarían cementos Argos y adicionalmente les adjudicarían a ellos, también, todas las contrataciones públicas en las que pudieran estar interesados y de postre, les concederían, también, un porcentaje importante de la burocracia en sus administraciones, para acrecentar aún más su poder; con miras a seguir llenándose de dinero para invertir aquí y en el exterior y sin tener que rendirle cuentas a mortal alguno. ¡No los llena nadie! Hoy en día controlan la Junta Directiva de EPM y su contratación. Poco a poco, han insertado cuadros suyos en la administración de esta empresa y se dice que la idea que desarrollan, al parecer, es la de reventarla financieramente, para llegar como salvadores y cómprala bien barata. Los cuentos sobre la corrupción en que se debate esa empresa son impresionantes, voy a recordarles tres que ya ustedes conocían y otro del que acabo de enterarme, a saber: El PRIMERO, el del embolate de más de 60 millones de dólares de Órbitel. El SEGUNDO, el de UNE MILLICOM, empresa que ya se perdió en las fauces de los tiburones, por manejos irresponsables como los de la última administración. El TERCERO, el de la última administración, la más funesta que hubiere tenido esa empresa, a saber: Unos chilenos compraron un acueducto en Antofagasta por 186 millones de dólares y se lo “vendieron” a EPM en 960 millones de dólares por un lapso de 18 años, por lo que, al vencer el plazo, el acueducto volverá a ser de propiedad de los Chilenos y estos solo le reconocerán a EMP el valor de la inversiones que no estén amortizadas. Al rompe se ve un diferencial de 774 millones de dólares, pero en una negociación de esas, con la corrupción que hay tan espantosa, puede haber una comisión ilícita del 10%, de 96 millones de dólares o más, ¿quién audita?.
La tasa interna de retorno del negocio además es negativa,” lo que demuestra el manejo alegre e irresponsable que se le venía y se le viene dando a EPM. Es más, el Concejo no ha podido que le dejen conocer el plan de negocios de Antofagasta y el CUARTO, el de la hidroeléctrica BONYIC, en Panamá, proyecto del que nos da cuenta la concejala María Paulina Aguinaga, en declaración a VIVIR EN EL POBLADO (edición 678): “…Tenían presupuestado que les iba a costar unos 50 millones de dólares, pero terminó costando casi 5 veces más. Se hace tremendo escandalo con Reficar que costó el doble, pero nos quedamos callados porque EPM hace una hidroeléctrica que costó 4 veces más de lo presupuestado…” agrega que esta hidroeléctrica “…"Tiene pérdidas acumuladas de 122 millones de dólares desde que empezó a funcionar y costó 250 millones de dólares más. Estamos hablando de casi un billón de pesos en la basura, de los que ellos no dan explicación…". Y al preguntársele quien gana con todo esto, respondió: “…Hay que preguntarse a quien le liberaron el capital atrapado.
Qué empresas han llegado o tienen interés en ciertos países. Y que EPM sirve de escudero para abrirles el camino…” y más adelanta agrega: “…Miremos qué es Celcia otra generadora de energía filial de Argos. Y miremos que intereses tienen…” ¿Sabe usted, apreciado lector quien paga todos estos descalabros todas esas pérdidas? Usted y todos los antioqueños a través del pago de las tarifas de servicios públicos, las que seguirán creciendo desaforadamente, para que los tiburones puedan jugar, muertos de la risa, Monopolio y amasando sus fortunas, pero con el sudor de nuestras frentes. “Nadie amasa una fortuna sin hacer harina de los demás.” No se les olvide que cuando alguien como EPM pierde millones de dólares en sus cuestionadas operaciones en el exterior, millones que usted va a tener que pagar de su bolsillo, con sus servicios que se le habrán de incrementar, otros avivatos se los ganan. ¿Quiénes?
Lo anterior es gravísimo, porque quien o quienes, con dinero o con mermelada, compran las conciencias de los demás para que hagan su voluntad, no solo corrompen a quienes reciben las coimas, sino que al convertirlos así en sus pares, tácitamente, les notifican que sus conciencias también están en venta, por si saben de algún buen postor. Dados los niveles de corrupción, es necesario que una constituyente les prohíba a las a las personas naturales y jurídicas patrocinar, en cualquier forma, a candidato político alguno, para evitar que quienes resulten elegidos les paguen a sus patrocinadores con los recursos o con los bienes públicos, como está sucediendo. Es más, hay que desenrocar al GEA. El pésimo gerente de EPM, por decir lo menos, el doctor Juan Esteban Calle Restrepo, quien, al decir del doctor Francisco Luis Valderrama: “ …lesionó su estructura administrativa; priorizó negocios de dudosos resultados en el exterior…, produjo terror laboral; acalló voces críticas internas sensatas; desbarató equipos competentes, menospreció el rigor empresarial, interiorizado hasta los tuétanos en la organización; impuso directivos externos por encima de funcionarios competentes de extracción interna y generó un clima empresarial deplorable, en mora de ser intervenido positivamente…”; al dejar el cargo de gerente de EPM, pasó a ocupar la Presidencia de Argos, lo que no tiene presentación alguna. Sus parientes, quienes coadyuvaron a hacer grande a EPM, como Juan Guillermo Restrepo Jaramillo, un señor a carta cabal, honrado como el que más, se deben estar revolcando en sus tumbas con los cuentos de Antofagasta y Bonyic, máxime cuando en Medellín hay más de 2.500 familias sin acueducto, cuyas tarifas van “in crecendo”. ¡Qué ejemplo de solidaridad empresarial!
Es muy extraño, por decir lo menos, que este grupo, el GEA, cuando nos informa sobre la administración de sus empresas, solo nos muestra resultados exitosísimos y multibillonarios, tales como de los que da cuenta El Colombiano del 1 de agosto del 2016, edición en la que nos informan sobre lo ricos que están los nuevos tiburones del cuento, pero cuando se trata del manejo de los dineros del pueblo, de la administración de las cesantías y de las pensiones o del manejo de las empresas municipales o de lo que le interesa al común, los resultados no pueden ser más desastrosos, pues no producen sino rendimientos negativos o tasas internas de retorno igualmente negativas. Estos sindicatos de empresas, fundados no para auxiliar a los pequeños empresarios, sino para destruirlos, además de ilegales son dañinos para la economía, pues eliminan la creatividad y la competencia y solo logran que muchos de nuestros jóvenes se vean forzados a salir del país por la falta de oportunidades, pues, debido al accionar de estos grupos de poderosos, la situación actual y el futuro de las Pymes es deplorable.
Igualmente proyectos infames como el que presentaron el entonces Senador Eugenio Prieto, hoy director del Área Metropolitana y el representante Iván Darío Agudelo, elegido, este último, con los votos de Néstor Hincapié Vargas, el nefasto y politiquero “rector” de la Universidad de Medellín, para ampliar el objeto social de EMP a toda actividad lícita, deben rechazarse con vehemencia, pues el cuestionado proyecto le permitirá al ente gubernamental “…distraer sus recursos en otros menesteres…”, como ya lo está haciendo, lo que es gravísimo, pues lo que realmente se busca con ello es “ … eludir el control político y social, cuota inicial para la privatización de EPM, vieja aspiración de sectores empresariales y dirigentes afines…” con miras a invocar “… más temprano que tarde … la necesidad de un socio estratégico con músculo financiero y toda la burda artillería que se suele esgrimir para feriar los bienes públicos…”, al decir del doctor Francisco Luis Valderrama A , en su interesante artículo intitulado “Amenazas sobre EPM”. Señor Alcalde: EPM nos pertenece a todos los antioqueños y, por lo tanto, sus utilidades (excedentes) que lo son y muy cuantiosas, deben utilizarse para hacer el bien: para tratar de reducir la inequidad, para reducir el valor de las tarifas, para aliviarles las cargas a los desconectados, para dotar de servicios públicos a quienes no gozan de ellos, para auxiliar a los más pobres de esta ciudad, para calmarles el hambre a tantos ancianos y niños antioqueños, para brindarles a ellos, a los niños de nuestros barrios populares, cuyos derechos priman sobre los de los demás, la mejor educación y servicios médicos y hospitalarios de calidad y no para engordar extranjeros o al grupo de empresarios abusivos, arrogantes, codiciosos, egoístas y explotadores del GEA, quienes deben ser expulsados de EPM, a la brevedad. Acuérdese, señor Alcalde, que ocupamos el segundo lugar en desigualdad en América latina y que el accionar de estos tipos está acabando con el empleo de los más pobres, de lo que se duele la Iglesia.
Es tal la corrupción en que se debaten el sector privado y estas sociedades corruptas, que me permito recordarles las palabras del señor Obispo de Medellín y las del señor Procurador. Su eminencia Ricardo Tobón Restrepo, en su homilía del pasado domingo 31 de Julio, sobre la codicia, nos explicaba que Cristo llama tontos a los codiciosos y acotó lo siguiente, que les cae como anillo al dedo a los del GEA y a los funcionarios nacionales y municipales cómplices de este malicioso grupo empresarial: “…Otro mal de la codicia es la corrupción. Está a la raíz de todos nuestros males en nuestro país. La corrupción puede existir en varios campos y en distintas formas, pero me refiero especialmente a la corrupción administrativa, cuando los bienes comunes se los apropian unos pocos, quienes se aprovechan de lo que les pertenece a todos y mediante la corrupción ellos se enriquecen y dejan a los otros sin lo necesario para el desarrollo integral y armónico…Los bienes no son malos, el malo es el corazón de las personas que no saben administrar esos bienes para vivir dignamente y para el provecho de los demás…” Y en la entrevista que le realizara Juan Gossain al señor Procurador encontramos las siguientes perlas: “…La corrupción ha avanzado tanto, que muchas entidades públicas han sido tomadas por particulares con el propósito de hacer negocios o proteger sus propios intereses. “Y eso no ocurre solamente en las regiones o en los pueblos”, añade el Procurador, “sino incluso en el nivel nacional. De esa forma, el Estado termina siendo un instrumento de los particulares”.
La debilidad de la justicia colombiana es, sin duda, una de las causas de semejante catástrofe. “La débil institucionalidad facilita la corrupción”, me dice Ordóñez, de modo sentencioso. –Hay otros factores perversos –agrega luego–. Mire usted que el alto costo de las campañas electorales hace que los ganadores retribuyan a sus financiadores pagándoles con los recursos oficiales. De modo que la corrupción pública, sin mencionar la privada, nos cuesta 20 millones de millones de pesos al año. Y el daño moral, que es mayor, ni siquiera se puede cuantificar. Hoy existe un gran relajo ético. Hay un entorno cultural que favorece la corrupción. Hoy el relativismo moral es la ortodoxia: nada parece indebido, todo es posible, todo se permite, todo se vale. Estamos sumidos en una crisis moral sin precedentes.
La verdad, aunque duela decirlo, es que los colombianos nos hemos hundido tanto en ese pantano apestoso, “que hoy se cree que la forma más rápida y fácil de enriquecerse es acceder a un cargo público”. Por eso, tal como se puede observar en los últimos años, la empresa privada se ha ido acomodando aceleradamente a los escenarios públicos de la corrupción. “A los particulares les interesa convertir el Estado en su instrumento”, remata el Procurador….” Señor alcalde: si usted no toma cartas en el asunto, muy ligero vamos a ver que la empresa cambiará su nombre por el de SURASERVICIOS y entonces nos anunciaran que solo recibirán nuestros pagos a través de Bancolombia y bajo la modalidad de descuento directo de las cuentas de ahorros y nos aseguraran igualmente que “Le estamos poniendo el alma” y los antioqueños apenas alcanzaremos a gritar desesperados, porque estaremos en incapacidad de pagar las confiscatorias y abusivas tarifas que nos impondrán, a las patadas, pues, para esas calendas, ellos, mercaderes y politiqueros a la vez, controlaran a la Superintendencia de Servicios y a la CREG. ¡Qué asco!. Ello me hace recordar las palabras de Mo Yan “…Nosotros, el pueblo llano, sudamos sangre como si fuéramos bestias de carga para que los…corruptos y codiciosos…puedan engordar y no hacer nada.” Doctor Luis Pérez, usted que ha sido un abanderado de la reducción de las tarifas de servicios públicos y que tiene carácter, Doctor Federico, Doctor Alejandro Guerra: ¿no seremos capaces de blindar jurídica y administrativamente a EPM, para librarla de quienes se quieren apoderar ilícitamente de ella y que para lograrlo ya la tienen herida de muerte y evitar igualmente que sufra la misma suerte de Isagén y adicionalmente que esos usurpadores revienten o ahorquen aún más al sufrido pueblo antioqueño, dueño legítimo de esta empresa y de la que lo quieren despojar infamemente? Señor Alcalde: Los medellinenses y los antioqueños esperamos que usted haga cuatro cosas, con carácter urgente, pues está en mora de hacerlas: La PRIMERA: poner los hechos de Antofagasta y de Bonyic en conocimiento de la Fiscalía General de la Nación a la brevedad, para lo de su competencia. Vamos a ver qué va a hacer el nuevo Fiscal General.
La SEGUNDA: exigirles las renuncias a los miembros de la Junta de EPM, a quienes hubieren votado favorablemente los proyectos de Antofagasta y Bonyic o representen al GEA, pues los hechos, el de que la tasa interna de retorno de Antofagasta, cuyo costo alcanzó los 960 millones de dólares, sea negativa; el de que esa operación hubiere dejado sin caja a EPM y los escándalos de Bonyic son plenas pruebas, por decir lo menos, de su incompetencia e irresponsabilidad manifiestas. La TERCERA: Reintegrar la junta con gentes decentes ajenas al GEA. Le sugiero los siguientes nombres: LUIS FERNANDO MÚNERA LÓPEZ, un ingeniero civil de las más altas calidades, un hombre íntegro. El doctor Múnera conoce a EPM hasta los tuétanos y gozó de la confianza del doctor Diego Calle Restrepo, por su seriedad y por el rigor académico con que maneja todos sus asuntos y porque si él no nos hubiera hecho sonar la alertas sobre la corrupción en EPM, ya estaríamos atrapados en las garras del águila depredadora de Sura. RAMIRO MARQUÉZ RAMÍREZ, un ingeniero de las más altas calidades que conoce bien a EPM y quien mostró una gestión pulquérrima, cuando fungió como gerente del Metro. CARLOS BETANCUR JARAMILLO, ex presidente del Consejo de Estado, reconocido por su sapiencia, probidad y honestidad. LUIS GUILLERMO GÓMEZ ATEHORTUA, Ingeniero Civil y quien fue uno de los hombres de confianza de Diego Calle, como que igualmente fue gerente técnico de EPM. La CUARTA: Solicitarle la renuncia al gerente de EPM y designar un hombre probo con espuelas, para que defienda la institución de los corruptos que medran en ella. Al actual, una gran persona, el puesto le quedó grande, al punto de que no es capaz de enfrentar un debate en el Concejo y además por ser, hasta donde me alcanza, un recomendado del GEA.
La idea, doctor Federico, es que usted nombre la dicha junta o la que usted quiera y un nuevo gerente, que le garanticen a usted y a los antioqueños que ni el GEA ni nadie, pueda continuar entrándole a saco a este entrañable patrimonio público. ¡Fuera el GEA de EMP! Si usted ha sido víctima de algún atropello de este grupo déjeme conocer su historia y si comparte lo que escribo difúndalo. ¡Siquiera se murieron los abuelos! Coletilla: Deberíamos fundar un partido político que consiga votos, pero que les prohíba a sus dirigentes y allegados ocupar puestos públicos. Solo apoyaría esa organización a políticos decentes y cualquier falla ética de cualquiera de los elegidos le haría perder el apoyo del naciente grupo político.
*Ex Procurador
¿El Caos en EPM responde a una estrategia del grupo de Empresarios Abusivos (GEA), para apoderarse ilícitamente de EPM? Por José León Jaramillo J.* Al oído de los dirigentes antioqueños decentes, de quienes esperamos un pronunciamiento público “Una vez que la gente obtiene una buena tajada de dinero, comodidades y poder, tiende a volverse soberbia, especialmente envidiosa y particularmente codiciosa, más concentrada en hacer el mal e increíblemente aprensiva “ Dalai Lama En las épocas en que vivieron mis bisabuelos, mis abuelos y los de mis lectores mayores de 60 años, las mujeres no trabajaban ni estudiaban porque no las dejaban hacerlo, ello empezó a cambiar hace unos 70 años aproximadamente.
Por lo anterior, nuestros viejos se preocupaban, al final de sus días, buscando a quien o a quienes les iban a administrar a su mujeres y a sus hijas: las lejanas minas, las fincas cafeteras o ganaderas, los almacenes o las morrocotas que ahorraron, con tantos y tan duros esfuerzos, ello a partir de la fecha en que la muerte no les permitiera continuar haciéndolo o, ya sin fuerzas para trabajar en la vejez, pensando en qué negocios podrían invertir, en los que no se les perdiera todo el capital y pudieran obtener unas utilidades dignas y seguras, pues los bancos, como ahora, prácticamente no pagaban intereses, dado que a la larga, antes y ahora, en esos depósitos no sólo no se ganan intereses sino que casi siempre se pierde capital.
Por esas calendas surgió con fines nobilísimos, fundados en el esfuerzo colectivo, en la suma de capitales, en la solidaridad, en la honradez, en la confianza y en la decencia (valores desaparecidos), la sociedad anónima y muchos de esos viejos, vieron en ella, la solución a sus problemas. Cómo no invertir en Coltejer, en Fabricato, en Postobon, en Gaseosas Lux, en Peldar, en Chocolates, en Argos, en Noel, en Pintuco, en el BIC, en Suramericana de Seguros o en el Banco Comercial Antioqueño, empresas fundadas, por gentes buenas, por comerciantes e industriales honestos, de palabra y de principios y, entonces, muchos de esos viejos, creyeron ingenuamente que sus capitales no correrían peligro alguno en lo porvenir, dadas las calidades éticas, morales y religiosas que adornaban, entonces, a los administradores de esas empresas y no vacilaron en vender sus fincas o sus minas para invertir en ellas muchos de sus cuantiosos capitales, los que contribuyeron, y de qué manera, al crecimiento exitoso de estas industrias.
Para que puedan ver la diferencia de valores de los viejos administradores y los administradores de hoy, quienes patrocinan politiqueros, les voy narrar una anécdota del doctor Ricardo Arango, hermano de don Marco, a la sazón jefe del departamento comercial de la Compañía Colombiana de Tabaco ─ hoy de propiedad de Philip Morris, empresa que no forma parte del GEA ─, ello por allá en los años 40: Don Ricardo llamó a un proveedor a comunicarle que se había ganado un especie de licitación de papel para cigarrillos y cuando se llegó el momento de firmar el pedido, el doctor Arango hizo un ademan, el de buscar con que firmarlo, y el licitante presuroso le entregó una hermosa pluma fuente de oro. Don Ricardo firmó la orden y le retornó la pluma, a lo que el licitante le dijo: guárdela en recuerdo de este negocio.
Don Ricardo rompió el pedido y le dijo: Guárdela usted para que recuerde que, por esta pluma, perdió un excelente negocio. Por esas épocas las empresas se defendían, como hoy en día, de la voracidad del Estado, de la falta de reglas del juego claras y de lo que el doctor Carlos Betancur Jaramillo (modelo de decencia, justicia y probidad) denomina “ La realidad tramposa de la Administración” y por ello, lamentablemente, el valor de esas acciones, el consignado en las declaraciones de renta o el que se certificaba en las operaciones de la bolsa de valores, no reflejaban el verdadero valor intrínseco y mucho menos el real de aquellas, dado que el declarado era muy inferior y lo que es peor, la mayoría de los accionistas no conocía ni comprendía claramente el significado de los términos “valor intrínseco” ni mucho menos los de valor real. Con otras palabras, no sabían que estaban comprando o vendiendo y ello se prestó y se presta para muchos abusos.
En los años 80, para evitar que los grupos GRANCOLOMBIANO y SANTODOMINGO se apoderaran igualmente de más empresas antioqueñas como lo hizo, por ejemplo, Ardila con POSTOBON y con COLTEJER, los Santodomingos con PILSEN y TUTI FRUTI y como lo estaba haciendo Jaime Michelsen con la COMPAÑÍA NACIONAL DE CHOCOLATES y con NOEL, entre otras compañías; los gerentes de algunas de las grandes empresas con sede en Medellín, decidieron formar un grupo de empresas y enrocarse, grupo que se conoció con el nombre de Sindicato Antioqueño, hoy GEA, dizque para defender los intereses de los pequeños accionistas, con miras a que estos no vieran perecer todo su patrimonio, en las fauces de los tiburones o depredadores del cuento y evitar de paso que Antioquia se quedara sin industrias.
La enrocada consistió, al parecer, en que cada compañía sindicalizada adquiriría acciones de las otras con el compromiso de no venderlas. Voy a ponerles un ejemplo, que no sé si, a la fecha, se ajusta o no, en un 100%, a la realidad: Suramericana adquiría acciones de Chocolates y Chocolates, hoy Nutresa, adquiría acciones de Sura. Entonces Sura que tenía y al parecer tiene, hoy en día, la mayoría de las acciones de Chocolates elegía y elige a la junta directiva de esta última compañía y nombra a su gerente o a su presidente y viceversa y así entre todas las asociadas (Tú me elijes, yo te elijo, tú me nombras yo te nombro), lo que de plano elimina toda posibilidad de una fiscalización efectiva y de paso les permite actuar a los directivos de cada empresa como que fueran los dueños absolutos de la compañía sin serlo y despojar a los demás accionistas de su capacidad de decisión y de sus capitales, pues el enroque les permite controlar el comercio y el valor de las acciones, bien sea a la baja, por razones fiscales o al alza, cuando son ellos los que venden o colocan, o, con otras palabras, el valor de las acciones no refleja la realidad del mercado.
La tal enrocada es y era ilegal, porque el fin de la sociedad es repartirse las utilidades entre los socios (Art 90 Có de Co), pues si no se reparten el valor de las acciones baja y sus accionistas, cansados de tan pésimo negocio, el de no recibir un peso de dividendos o unos irrisorios, terminan viéndose forzados a venderlas en la bolsa por debajo de su valor intrínseco o de su valor real (este último puede ser 1, 2, 3 ó 4 veces mayor que el intrínseco), perdiendo así buena parte de sus capitales en beneficio de los depredadores del cuento. La pérdida del valor de las acciones lo logran adicionalmente con prácticas como diluir la participación de los minoritarios con capitalizaciones permanentes y adicionalmente distribuyendo muy poco de las utilidades obtenidas en el ejercicio, un 10%, un 20% o el porcentaje que el grupo de enroscados considere conveniente a sus intereses, lo que obliga a los pequeños accionistas a someterse a la tiranía del club de amigos o a vender. Club de privilegiados, semejante al del famoso grupo de administradores del banco alemán, cuya participación accionaria era mínima o inexistente, pero no obstante lo anterior recibían, como reciben los administradores del GEA, millonarios salarios, bonificaciones y otros beneficios extralegales que asustarían a cualquier parlamentario, mientras las utilidades que reciben los accionistas nunca llenan las expectativas de estos últimos.
Este enroque también es una forma de burlar la prohibición que establece el artículo 185, de la precitada codificación, que les prohíbe a los administradores de las empresas “…representar en las reuniones de la asamblea o junta de socios acciones distintas de las propias, mientras estén en ejercicio de sus cargos…” o “…sustituir los poderes que se les confieran….” (Yo te elijo, tú me elijes, yo te apruebo tus estados financieros y tú apruebas los míos y los pequeños accionistas se abandonan a su suerte, pues nada pueden hacer para evitarlo, pues, en la práctica, no tienen ni voz ni voto, ni superintendencia alguna que los proteja.) La realidad es que esas empresas, hoy en día, son de un club de amigotes que, ante la absoluta falta de vigilancia del Estado, se apoderaron de ellas; club que no crea empresas nuevas sino que absorbe a todas las que funcionen exitosamente, cerrándoles, a empujones, el paso a las pequeñas industrias y a todos aquellos que les puedan competir, a quienes no vacilan en perseguir hasta verlos quebrados, de las maneras más ruines.
Para la muestra un botón: Nutresa acaba de comprarse por veinticinco mil millones de pesos los activos del fondo Ganadero de Santander (Fogasa) y, por lo tanto, pasó a controlar el 75% del mercado de carnes del País, lo que nos hace preguntarnos: ¿qué suerte puede esperarles a las pequeñas empresitas de carnes o de embutidos? La peor. Con lo no anterior se demuestra que, los del GEA, hicieron propias las prácticas corruptas de los tiburones que decían combatir y que, según ellos, justificaba la enrocada o, con otras palabras, se dedicaron a aumentar la brecha entre ricos y pobres, de manera salvaje.
Desde hace algunos años y como ya no encontraban, en Medellín, más empresas rentables para apoderarse de ellas y en su afán desmedido de llenarse de más dinero, único valor que los rige como adoradores que son del Becerro de Oro, decidieron apoderase maliciosamente, de mala fe, de las EMPRESAS PUBLICAS DE MEDELLIN, empresa construida con el esfuerzo, la inteligencia, la sangre, el sudor y las lágrimas de varias generaciones de medellinenses decentes, de la joya de la corona de nosotros los paisas y para hacerlo, empezaron a patrocinar las campañas políticas de los alcaldes y de los gobernadores, con el convencimiento de que, quienes fueran elegidos, se convertirían en peleles a su servicio y que, por lo tanto, sólo tendrían las cuentas bancarias del municipio o del departamento en Bancolombia, solo contratarían empréstitos con ellos, sólo adquirirán seguros de Sura, sólo comprarían cementos Argos y adicionalmente les adjudicarían a ellos, también, todas las contrataciones públicas en las que pudieran estar interesados y de postre, les concederían, también, un porcentaje importante de la burocracia en sus administraciones, para acrecentar aún más su poder; con miras a seguir llenándose de dinero para invertir aquí y en el exterior y sin tener que rendirle cuentas a mortal alguno. ¡No los llena nadie! Hoy en día controlan la Junta Directiva de EPM y su contratación. Poco a poco, han insertado cuadros suyos en la administración de esta empresa y se dice que la idea que desarrollan, al parecer, es la de reventarla financieramente, para llegar como salvadores y cómprala bien barata. Los cuentos sobre la corrupción en que se debate esa empresa son impresionantes, voy a recordarles tres que ya ustedes conocían y otro del que acabo de enterarme, a saber: El PRIMERO, el del embolate de más de 60 millones de dólares de Órbitel. El SEGUNDO, el de UNE MILLICOM, empresa que ya se perdió en las fauces de los tiburones, por manejos irresponsables como los de la última administración. El TERCERO, el de la última administración, la más funesta que hubiere tenido esa empresa, a saber: Unos chilenos compraron un acueducto en Antofagasta por 186 millones de dólares y se lo “vendieron” a EPM en 960 millones de dólares por un lapso de 18 años, por lo que, al vencer el plazo, el acueducto volverá a ser de propiedad de los Chilenos y estos solo le reconocerán a EMP el valor de la inversiones que no estén amortizadas. Al rompe se ve un diferencial de 774 millones de dólares, pero en una negociación de esas, con la corrupción que hay tan espantosa, puede haber una comisión ilícita del 10%, de 96 millones de dólares o más, ¿quién audita?.
La tasa interna de retorno del negocio además es negativa,” lo que demuestra el manejo alegre e irresponsable que se le venía y se le viene dando a EPM. Es más, el Concejo no ha podido que le dejen conocer el plan de negocios de Antofagasta y el CUARTO, el de la hidroeléctrica BONYIC, en Panamá, proyecto del que nos da cuenta la concejala María Paulina Aguinaga, en declaración a VIVIR EN EL POBLADO (edición 678): “…Tenían presupuestado que les iba a costar unos 50 millones de dólares, pero terminó costando casi 5 veces más. Se hace tremendo escandalo con Reficar que costó el doble, pero nos quedamos callados porque EPM hace una hidroeléctrica que costó 4 veces más de lo presupuestado…” agrega que esta hidroeléctrica “…"Tiene pérdidas acumuladas de 122 millones de dólares desde que empezó a funcionar y costó 250 millones de dólares más. Estamos hablando de casi un billón de pesos en la basura, de los que ellos no dan explicación…". Y al preguntársele quien gana con todo esto, respondió: “…Hay que preguntarse a quien le liberaron el capital atrapado.
Qué empresas han llegado o tienen interés en ciertos países. Y que EPM sirve de escudero para abrirles el camino…” y más adelanta agrega: “…Miremos qué es Celcia otra generadora de energía filial de Argos. Y miremos que intereses tienen…” ¿Sabe usted, apreciado lector quien paga todos estos descalabros todas esas pérdidas? Usted y todos los antioqueños a través del pago de las tarifas de servicios públicos, las que seguirán creciendo desaforadamente, para que los tiburones puedan jugar, muertos de la risa, Monopolio y amasando sus fortunas, pero con el sudor de nuestras frentes. “Nadie amasa una fortuna sin hacer harina de los demás.” No se les olvide que cuando alguien como EPM pierde millones de dólares en sus cuestionadas operaciones en el exterior, millones que usted va a tener que pagar de su bolsillo, con sus servicios que se le habrán de incrementar, otros avivatos se los ganan. ¿Quiénes?
Lo anterior es gravísimo, porque quien o quienes, con dinero o con mermelada, compran las conciencias de los demás para que hagan su voluntad, no solo corrompen a quienes reciben las coimas, sino que al convertirlos así en sus pares, tácitamente, les notifican que sus conciencias también están en venta, por si saben de algún buen postor. Dados los niveles de corrupción, es necesario que una constituyente les prohíba a las a las personas naturales y jurídicas patrocinar, en cualquier forma, a candidato político alguno, para evitar que quienes resulten elegidos les paguen a sus patrocinadores con los recursos o con los bienes públicos, como está sucediendo. Es más, hay que desenrocar al GEA. El pésimo gerente de EPM, por decir lo menos, el doctor Juan Esteban Calle Restrepo, quien, al decir del doctor Francisco Luis Valderrama: “ …lesionó su estructura administrativa; priorizó negocios de dudosos resultados en el exterior…, produjo terror laboral; acalló voces críticas internas sensatas; desbarató equipos competentes, menospreció el rigor empresarial, interiorizado hasta los tuétanos en la organización; impuso directivos externos por encima de funcionarios competentes de extracción interna y generó un clima empresarial deplorable, en mora de ser intervenido positivamente…”; al dejar el cargo de gerente de EPM, pasó a ocupar la Presidencia de Argos, lo que no tiene presentación alguna. Sus parientes, quienes coadyuvaron a hacer grande a EPM, como Juan Guillermo Restrepo Jaramillo, un señor a carta cabal, honrado como el que más, se deben estar revolcando en sus tumbas con los cuentos de Antofagasta y Bonyic, máxime cuando en Medellín hay más de 2.500 familias sin acueducto, cuyas tarifas van “in crecendo”. ¡Qué ejemplo de solidaridad empresarial!
Es muy extraño, por decir lo menos, que este grupo, el GEA, cuando nos informa sobre la administración de sus empresas, solo nos muestra resultados exitosísimos y multibillonarios, tales como de los que da cuenta El Colombiano del 1 de agosto del 2016, edición en la que nos informan sobre lo ricos que están los nuevos tiburones del cuento, pero cuando se trata del manejo de los dineros del pueblo, de la administración de las cesantías y de las pensiones o del manejo de las empresas municipales o de lo que le interesa al común, los resultados no pueden ser más desastrosos, pues no producen sino rendimientos negativos o tasas internas de retorno igualmente negativas. Estos sindicatos de empresas, fundados no para auxiliar a los pequeños empresarios, sino para destruirlos, además de ilegales son dañinos para la economía, pues eliminan la creatividad y la competencia y solo logran que muchos de nuestros jóvenes se vean forzados a salir del país por la falta de oportunidades, pues, debido al accionar de estos grupos de poderosos, la situación actual y el futuro de las Pymes es deplorable.
Igualmente proyectos infames como el que presentaron el entonces Senador Eugenio Prieto, hoy director del Área Metropolitana y el representante Iván Darío Agudelo, elegido, este último, con los votos de Néstor Hincapié Vargas, el nefasto y politiquero “rector” de la Universidad de Medellín, para ampliar el objeto social de EMP a toda actividad lícita, deben rechazarse con vehemencia, pues el cuestionado proyecto le permitirá al ente gubernamental “…distraer sus recursos en otros menesteres…”, como ya lo está haciendo, lo que es gravísimo, pues lo que realmente se busca con ello es “ … eludir el control político y social, cuota inicial para la privatización de EPM, vieja aspiración de sectores empresariales y dirigentes afines…” con miras a invocar “… más temprano que tarde … la necesidad de un socio estratégico con músculo financiero y toda la burda artillería que se suele esgrimir para feriar los bienes públicos…”, al decir del doctor Francisco Luis Valderrama A , en su interesante artículo intitulado “Amenazas sobre EPM”. Señor Alcalde: EPM nos pertenece a todos los antioqueños y, por lo tanto, sus utilidades (excedentes) que lo son y muy cuantiosas, deben utilizarse para hacer el bien: para tratar de reducir la inequidad, para reducir el valor de las tarifas, para aliviarles las cargas a los desconectados, para dotar de servicios públicos a quienes no gozan de ellos, para auxiliar a los más pobres de esta ciudad, para calmarles el hambre a tantos ancianos y niños antioqueños, para brindarles a ellos, a los niños de nuestros barrios populares, cuyos derechos priman sobre los de los demás, la mejor educación y servicios médicos y hospitalarios de calidad y no para engordar extranjeros o al grupo de empresarios abusivos, arrogantes, codiciosos, egoístas y explotadores del GEA, quienes deben ser expulsados de EPM, a la brevedad. Acuérdese, señor Alcalde, que ocupamos el segundo lugar en desigualdad en América latina y que el accionar de estos tipos está acabando con el empleo de los más pobres, de lo que se duele la Iglesia.
Es tal la corrupción en que se debaten el sector privado y estas sociedades corruptas, que me permito recordarles las palabras del señor Obispo de Medellín y las del señor Procurador. Su eminencia Ricardo Tobón Restrepo, en su homilía del pasado domingo 31 de Julio, sobre la codicia, nos explicaba que Cristo llama tontos a los codiciosos y acotó lo siguiente, que les cae como anillo al dedo a los del GEA y a los funcionarios nacionales y municipales cómplices de este malicioso grupo empresarial: “…Otro mal de la codicia es la corrupción. Está a la raíz de todos nuestros males en nuestro país. La corrupción puede existir en varios campos y en distintas formas, pero me refiero especialmente a la corrupción administrativa, cuando los bienes comunes se los apropian unos pocos, quienes se aprovechan de lo que les pertenece a todos y mediante la corrupción ellos se enriquecen y dejan a los otros sin lo necesario para el desarrollo integral y armónico…Los bienes no son malos, el malo es el corazón de las personas que no saben administrar esos bienes para vivir dignamente y para el provecho de los demás…” Y en la entrevista que le realizara Juan Gossain al señor Procurador encontramos las siguientes perlas: “…La corrupción ha avanzado tanto, que muchas entidades públicas han sido tomadas por particulares con el propósito de hacer negocios o proteger sus propios intereses. “Y eso no ocurre solamente en las regiones o en los pueblos”, añade el Procurador, “sino incluso en el nivel nacional. De esa forma, el Estado termina siendo un instrumento de los particulares”.
La debilidad de la justicia colombiana es, sin duda, una de las causas de semejante catástrofe. “La débil institucionalidad facilita la corrupción”, me dice Ordóñez, de modo sentencioso. –Hay otros factores perversos –agrega luego–. Mire usted que el alto costo de las campañas electorales hace que los ganadores retribuyan a sus financiadores pagándoles con los recursos oficiales. De modo que la corrupción pública, sin mencionar la privada, nos cuesta 20 millones de millones de pesos al año. Y el daño moral, que es mayor, ni siquiera se puede cuantificar. Hoy existe un gran relajo ético. Hay un entorno cultural que favorece la corrupción. Hoy el relativismo moral es la ortodoxia: nada parece indebido, todo es posible, todo se permite, todo se vale. Estamos sumidos en una crisis moral sin precedentes.
La verdad, aunque duela decirlo, es que los colombianos nos hemos hundido tanto en ese pantano apestoso, “que hoy se cree que la forma más rápida y fácil de enriquecerse es acceder a un cargo público”. Por eso, tal como se puede observar en los últimos años, la empresa privada se ha ido acomodando aceleradamente a los escenarios públicos de la corrupción. “A los particulares les interesa convertir el Estado en su instrumento”, remata el Procurador….” Señor alcalde: si usted no toma cartas en el asunto, muy ligero vamos a ver que la empresa cambiará su nombre por el de SURASERVICIOS y entonces nos anunciaran que solo recibirán nuestros pagos a través de Bancolombia y bajo la modalidad de descuento directo de las cuentas de ahorros y nos aseguraran igualmente que “Le estamos poniendo el alma” y los antioqueños apenas alcanzaremos a gritar desesperados, porque estaremos en incapacidad de pagar las confiscatorias y abusivas tarifas que nos impondrán, a las patadas, pues, para esas calendas, ellos, mercaderes y politiqueros a la vez, controlaran a la Superintendencia de Servicios y a la CREG. ¡Qué asco!. Ello me hace recordar las palabras de Mo Yan “…Nosotros, el pueblo llano, sudamos sangre como si fuéramos bestias de carga para que los…corruptos y codiciosos…puedan engordar y no hacer nada.” Doctor Luis Pérez, usted que ha sido un abanderado de la reducción de las tarifas de servicios públicos y que tiene carácter, Doctor Federico, Doctor Alejandro Guerra: ¿no seremos capaces de blindar jurídica y administrativamente a EPM, para librarla de quienes se quieren apoderar ilícitamente de ella y que para lograrlo ya la tienen herida de muerte y evitar igualmente que sufra la misma suerte de Isagén y adicionalmente que esos usurpadores revienten o ahorquen aún más al sufrido pueblo antioqueño, dueño legítimo de esta empresa y de la que lo quieren despojar infamemente? Señor Alcalde: Los medellinenses y los antioqueños esperamos que usted haga cuatro cosas, con carácter urgente, pues está en mora de hacerlas: La PRIMERA: poner los hechos de Antofagasta y de Bonyic en conocimiento de la Fiscalía General de la Nación a la brevedad, para lo de su competencia. Vamos a ver qué va a hacer el nuevo Fiscal General.
La SEGUNDA: exigirles las renuncias a los miembros de la Junta de EPM, a quienes hubieren votado favorablemente los proyectos de Antofagasta y Bonyic o representen al GEA, pues los hechos, el de que la tasa interna de retorno de Antofagasta, cuyo costo alcanzó los 960 millones de dólares, sea negativa; el de que esa operación hubiere dejado sin caja a EPM y los escándalos de Bonyic son plenas pruebas, por decir lo menos, de su incompetencia e irresponsabilidad manifiestas. La TERCERA: Reintegrar la junta con gentes decentes ajenas al GEA. Le sugiero los siguientes nombres: LUIS FERNANDO MÚNERA LÓPEZ, un ingeniero civil de las más altas calidades, un hombre íntegro. El doctor Múnera conoce a EPM hasta los tuétanos y gozó de la confianza del doctor Diego Calle Restrepo, por su seriedad y por el rigor académico con que maneja todos sus asuntos y porque si él no nos hubiera hecho sonar la alertas sobre la corrupción en EPM, ya estaríamos atrapados en las garras del águila depredadora de Sura. RAMIRO MARQUÉZ RAMÍREZ, un ingeniero de las más altas calidades que conoce bien a EPM y quien mostró una gestión pulquérrima, cuando fungió como gerente del Metro. CARLOS BETANCUR JARAMILLO, ex presidente del Consejo de Estado, reconocido por su sapiencia, probidad y honestidad. LUIS GUILLERMO GÓMEZ ATEHORTUA, Ingeniero Civil y quien fue uno de los hombres de confianza de Diego Calle, como que igualmente fue gerente técnico de EPM. La CUARTA: Solicitarle la renuncia al gerente de EPM y designar un hombre probo con espuelas, para que defienda la institución de los corruptos que medran en ella. Al actual, una gran persona, el puesto le quedó grande, al punto de que no es capaz de enfrentar un debate en el Concejo y además por ser, hasta donde me alcanza, un recomendado del GEA.
La idea, doctor Federico, es que usted nombre la dicha junta o la que usted quiera y un nuevo gerente, que le garanticen a usted y a los antioqueños que ni el GEA ni nadie, pueda continuar entrándole a saco a este entrañable patrimonio público. ¡Fuera el GEA de EMP! Si usted ha sido víctima de algún atropello de este grupo déjeme conocer su historia y si comparte lo que escribo difúndalo. ¡Siquiera se murieron los abuelos! Coletilla: Deberíamos fundar un partido político que consiga votos, pero que les prohíba a sus dirigentes y allegados ocupar puestos públicos. Solo apoyaría esa organización a políticos decentes y cualquier falla ética de cualquiera de los elegidos le haría perder el apoyo del naciente grupo político.
*Ex Procurador
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