Historiador
Colombiakrítica
Sin soñar enloqueceríamos. «Es asombroso el hecho de que cada mañana nos despertemos cuerdos —o relativamente cuerdos, digamos— después de haber pasado por esa zona de sombras, por esos laberintos de sueños». (Siete Noches, Borges). Todos los hombres sueñan, fantasean, imaginan. La imaginación es la asociación de ideas con un cierto orden (imagen en su etimología quiere decir idea). La imaginación es la loca de la casa, crea un cierto orden en el caos. En la fantasía las ideas divagan, están sueltas, dispersas. Pero la imagen, el reflejo, la reproducción de un real, lo aclara más que degradarlo.
Por lo demás, la imagen es el doble, la reproducción de un original, es un falsete despreciado por puristas. Pero no debemos llamarnos a engaños, la imagen sale de nuestro interior agregada, el yo sale aumentado develando al ser que se encuentra agazapado, mientras más me oculto, más me muestro, mientras más me callo, más hablo con la punta de los dedos: el yo sale develado! (Filosofía de la Imagen, Dagognet).
La materia prima de los sueños es la propia realidad filtrada, doblada en nuestro propio yo interior y que luego toman, en esencia, prestadas la mano y la voz. La mano que dibuja lo fantasmagórico y la voz que narra las ensoñaciones mítico religioso que emergen desde nuestro interior, la Cuevas de Lascaux con sus bisontes, por ejemplo, son evidencias constatadas por la paleoantropología de nuestros antepasados. (Los Sueños, (André Leroi-Gourhan, 1969).
En tiempos antiguos los sueños eran complementarios de lo mítico, orientaban las decisiones de vida. Las culturas aborígenes así se guiaban en vida, sin prácticamente diferenciar el soñar del estar despierto. También hoy soñamos despiertos cuando desde el presente, y re-actualizando el pasado, nos proyectamos hacia el futuro, las acciones que nos mueven, es el movimiento en acción: motiv-acción.
Los sueños son una memoria auxiliar para facilitar la existencia como también lo son los ritos y las costumbres que fijan modos particulares de cada sociedad. Los sueños como francas realizaciones o satisfacción de deseos, o los sueños como predicciones del porvenir en la cultura popular, el porvenir soñado y no el real, el alma popular se conduce, según su costumbre, creyendo lo que desea.
Los sueños liberan de las pesadillas que perturban el reposo del durmiente. O sueños también que protegen el dormir como sucede con el niño en la cuna. A los sueños está anexa una oscuridad por revelar prohibiciones en ideas latentes. La vida cotidiana en los errores, en los olvidos también son insumos de los sueños. Una consecuencia de los sueños es la repetición quizás de insensateces… o revertir situaciones que en la vida real nos son adversas. (Freud, los Sueños).
Los sueños se preforman en la realidad con varias piezas sueltas que en el sueño se ordenan en una totalidad onírica. El sueño es aquí una fachada pero que no recubre todo su contenido dejando escapar elementos para la posible interpretación en sus ligeras variantes, pero más que interpretar es mucho mejor el pensar en flujos de deseos y no en carencias que reducen, simplifican.
En suma, estas líneas son flujos de ideas que pretenden esbozar los sueños solidarios de la realidad que fluyen en segmentos de imágenes para dar una hilaridad onírica que permite un cierto orden satisfactorio a nuestras existencias.
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