Por Mauricio Castaño H
Historiador
@mauriciojota
Hace poco recordaba un astronauta que la Tierra vista desde el espacio era un montículo compacto, sin fronteras ni delimitaciones, la frontera no era otra cosa que una línea trazada por mojones, una parte pequeña e indivisa, una parte más entre muchas otras de este vasto universo. A renglón seguido preguntaba en un programa de la televisión Deutsche Welle, por el malicioso bípedo que se le ocurrió enseñar a decir esto es mío y aquello es tuyo, desechando el gesto solidario que nos congrega en el planeta, olvidando el polvo cósmico que somos (somos uno solo de muchos millones de años) y que sólo la vanidad nos hace indignos. Hace poco ensayé unas palabras sobre el tejido cultural de que está hecha Colombia. Pero un amigo y colega, el siempre discreto Iván Castrillón, me hizo unas anotaciones.
La primera de ellas refiere a modelos y deja a un lado lo que precisan los números, la supersticiosa estadística. No cree en una polarización política de las elecciones presidenciales en Colombia del pasado 15 de mayo, prefiere hablar, pese a la abstención del 52 por ciento, de dos modelos de apropiación de las rentas extractivas: uno centralizado y liderado por las élites bogotanas y otro regional defendido por el recién partido de ultraderecha mal denominado Centro Democrático. Más bien la confrontación electoral es la reedición de cuatro grandes conflictos del Estado en el periodo postcolonial español, a partir de allí se heredaron: territorios segmentados vinculados a la metrópoli imperial, una renta anexa a la extracción de los metales preciosos, un precario sector agropecuario y un nulo desarrollo industrial.
Sugiere cuatro conflictos postcoloniales, según manda el rigor de método, rutas de análisis de los estudios históricos y de coyuntura. Pues los conflictos militares del siglo XIX, tan sólo son esfuerzos por constituir un Estado Nacional, fallido a la fecha de hoy. El primer conflicto se corresponde con los esfuerzos por la construcción de un Estado Laico, independiente del magisterio del Vaticano, y que al día de hoy se refleja muy bien en las reacciones clericales del actual Procurador Ordónez, representado en el partido Centro Democrático.
El segundo refiere al Proteccionismo y librecambio. Las firmas de los diferentes TLC o Tratados de Libre Comercio y en particular toda la ejecución del ex presidente Álvaro Uribe, fue de puertas abiertas al comercio extranjero, destruyendo toda posibilidad de soberanía tecnológica y alimentaria, entre otras.
La tenencia y usos de la Tierra, es el tercero. Es claro que nuestra vinculación a la economía mundial sigue siendo tercermundista, basada en las rentas de la tierra y su correlato: el deterioro ambiental, la fuerza de trabajo campesina barata y la no defensa de los derechos humanos y socioeconómicos. No importa que el presidente quiera una paz, una negociación con las guerrillas de las Farc, que facilite un modelo centralizado de apropiación de las rentas, es decir más institucional, enfocado preferentemente en el humus para la gran agroindustria y en el subsuelo para la extracción de minerales y energéticos. Mientras que en el otro bando, el ex presidente Uribe lidera un modelo descentralizado más enfocado al suelo con la ganadería extensiva, el subsuelo minero y energético. Y el tema de la paz negociada no interesa, pues resulta más rentable la confrontación con el apoyo de los gringos y un nuevo formato de Plan Colombia, y de esta manera apropiarse de las rentas de las guerrillas de izquierda de las Farc.
En resumen, el Centralismo o Federalismo, dos modelos representados en el presidente electo Juan Manuel Santos y el ex presidente Uribe. El primero representa un proyecto de Estado Nacional Centralizado, mientras que el segundo prefiere unos poderes regionales fuertes con un Centro débil. Por tanto, infiere que la gran votación en Antioquia en favor del candidato del Centro Democrático, radica, entre muchas variables, en la mayor acogida del modelo regional que hay allí, pues se tiene en el imaginario y en las prácticas sociales, un sólido zócalo de la cultura del narcotráfico, del paramilitarismo, a lo que hay que sumar una prensa local como el Colombiano que es su porta voz.
Estas batallas, este batirse humano, me recuerda la expresión de Levi Satruss: lo importante es conocer cómo los mitos se piensan en los hombres, y no al revés. Si bien los análisis metódicos ayudan al entendimiento, no podemos dejar de advertir que lo que se gana en compresión, se pierde en extensión. Los árboles no dejan ver el bosque, aunque lo contrario también vale. Resaltamos la bondad y el gesto solidario de la especie sapiens, más aún cuando nos sabemos efímeros en el paso por la tierra, pronto seremos polvo cósmico.
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