El Derecho al Silencio

Por Mauricio Castaño H
Historiador 
colombiakrítica

El silencio está anexo al hombre, a las mejores decisiones funcionales procesadas en nuestras voces interiores. Y muy necesario es el sueño. El hombre es un animal diurno, necesita la noche para dormir, entregarse a la relajación onírica profunda para lograr una reparación óptima. De no hacerse la vida sufre deterioro en salud, en específico desórdenes cardiovasculares y circulatorios, incluso pérdida de por lo menos diez años de expectativa de vida para los que mal duermen o trabajan de noche. Por esta vía es ya comprensible elevar el silencio a un derecho al mismo nivel de la salud, ambos son subsidiarios. Y más allá, agregamos, una vida atormentada es una vida reducida, disminuida, en debacle, camino a la destrucción prematura.


Sentir: Cinco Sentidos


Hombre, homosapiens que quiere decir hombre que sabe, que saborea, que siente, spiens viene de sentir, sentidos. De allí también se asocia el ser sintiente, que siente con sus cinco sentidos: el hombre que ve, oye, mira, olfatea y tantea (de tacto). Son nuestros sentidos una fuente de captar información para la vida y su preservación, sirven para informar y hacer un reporte objetivo y subjetivo, filtrado del mundo y de lo que sucede a su alrededor. Vivir es sentir, una vida amenazada, es una vida en riesgo constante, apenas sí hay lugar para apenas proveerse de algún bocado, vivir en la subsistencia. Una vida sana, una vida confiada en su existencia, en sus valores, es una vida en reflexión, una vida flexible, suave, tranquila. Vivir es irradiar, organizar el medio a partir de un centro de referencia sin perder su originalidad.


Silencio elevado a Derecho


Enfatizamos el silencio elevado a derecho fundamental, es esencial para la vida con dos argumentos a saber. El primero justifica el silencio para escuchar nuestras propias voces que replican aquí y allá para ensayarse, pulirse y poder salir en lo mejor que creemos, que nos dan una seguridad suficiente para interlocutar, para salir al mundo exterior: «Es menester sin embargo acompañar esa palabra que deseo escuchar; debo murmurarla interiormente, replicarla; escuchar se convierte en hablarse así mismo; sólo nos recibimos a nosotros mismos: y está auto - efectuación no conoce límites, va a dar cuenta de nuestros pensamientos más complejos: 'el oído y la voz están siempre en acción en nuestras acciones intelectuales más secretas, que son como discursos que nos dirigimos a nosotros mismos, pues es necesario siempre que escuchemos nuestras ideas para concebirlas'» (Francois Dagognet, Subjetividad, p.43). De allí se comprenderá porqué no existe el silencio absoluto, nuestras propias voces interiores nos comprometen.


 Ex-istencia


Otro aspecto relacionado con una economía o vida funcional, refiere a la significación que trae la misma etimología de la palabra existencia. La palabra ex-istencia deriva de dos raíces griegas: Ex que quiere decir afuera, stecia significa sentir. Así, existencia quiere decir salir, estar en un afuera, el ser en su interior que interactúa con el mundo exterior. En otras palabras equivale a decir un ser, un interior, una interioridad en interacción con un exterior llamado o conocido como el mundo que nos rodea. Palabras menos, palabras más es un despliegue de los sentidos (ver, sentir, oler, gusta, tantear) en todo aquello que me rodea, el mundo. 


Silencio: Derecho Esencial


Elevar el silencio a un derecho esencial, tiene su razón de ser. Todo aquello que ponga en riesgo la vida y la salud entra a la esfera del cuidado, de la protección. Uno nace, uno vive para estar bien, para sufrir tiempo sobra acostumbra decirse. Bien se dice que si una regla no arregla, algo anda mal. Y basta que tan sólo una voz exprese desacuerdo para saber que algo anda mal. Si el río suena es porque piedras lleva, nadie se sabe enfermo impunemente. Para muestra un botón, la prensa registra muertes, riñas, enfermedades a causa del ruido que violenta vidas por no conciliar el sueño, más del 70% de las llamadas de emergencia a la línea 123 son provenientes de la violencia acústica, recordar que somos unos animales diurnos, y en el asalto, en la interrupción de los sueños, los seres son reactivos.


El silencio no es extravagancia, es necesario para esa paz interior que requiere tranquilidad, reposo bien sea para entrar en modo tranquilidad, relajación de un cuerpo que requiere reponer fuerzas o que necesita grados de concentración en actividades que demandan una cierta calma para aclarar ideas, en esos diálogos internos que solemos tener con nosotros mismos.


Se vive en relación con el afuera, y más allá en procura de preservar la existencia, la vida. Bien se dice que una vida que se reafirma en contra, es una vida amenazada. Es posible que el correr sea sinónimo de sobrevivir, evadir la muerte no está mal en la reafirmación existencial. Todo aquello que preserva la vida se reclama derecho vital, esencial.


Finalmente, una evocación del arte poético en esa cosa alada y misteriosa que es la poesía en musa de León de Greiff, en variados versos de sus obras completas: «Quiero ocultarme en el silencio de dónde no debí salir… Quiero cantar silencio. Dejadme esquivo… Para mejor soñar, gusto del insomnio seco y el soñar sin eco, y en vacuidad y obscuridad… mutismo es el silencio metido entre sí mismo.» En suma, el silencio es vital a la existencia, es neutro para que cada quién lleve su vida en su mejor expresión. De una cosa sí estamos seguros: no hace daño a nadie, y sí mucho bien para lo mejor de nuestros espíritus terrenales.


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Valores de Verdad

Por Mauricio Castaño H
Historiador
Colombiakrítica
Imagen: Reloj Leonardo Davinci


En estos tiempos sigue vigente el apego a los dogmas, cada quien quiere rasgarse sus vestiduras en defensa de sus propias verdades absolutas. Pero nada más ingenuo y estúpido que caer en mundos inamovibles y de Fe o razón incuestionadas. La verdad siempre se escapa a quienes quieren agarrarla entre sus manos, ella es huidiza, cambiante, undívaga y abierta como el mar. 


No importa el que todos queramos tierra firme sobre nuestros pies, nada que nos mueva el piso, pero lo cambiante es ley. Somos hijos de nuestro tiempo, de sus valores y costumbres, el remolino de cada época que nos envuelve y nos pone en movimiento. De allí que cada verdad producida, proviene de unos valores propios de cada tiempo y de cada lugar. Somos un reflejo, un reporte del mundo que se proyecta en cada uno de nosotros, nadie está a título personal en su propio cuerpo. Nuestras percepciones, nuestros sentidos son un filtro viciado de lo exterior que me afecta y se vive en mí. 


Sistemas Abiertos, No Cerrados


Entonces adviene una correspondencia entre nuestras percepciones y los diversos paradigmas que fluyen y se escapan de nuestras manos, de nuestros prejuicios y sobre todo de las verdades cerradas y absolutas, a renglón seguido se imponen sistemas abiertos y cerebros abiertos... para nada cerrados. La ciencia es una pluralidad de sentidos emanados por el propio hombre. Pero también todo se debe a un presente provisional y fragmentario. Y más allá, en clave de valores de verdad, todo está, todo hace parte de unos valores de verdad aquí y ahora, en cada momento. 


Adecuadas Probletizaciones


Más valen las preguntas, una debida problematización, las respuestas tan sólo son provisionales. No existe el Método con mayúscula, existen los métodos provisionales que operan en un momento y lugar determinados. Todo se juega en plantear adecuadas probletizaciones. Y en un libro, más allá de pregonar una verdad revelada, absoluta, es un estado del tiempo el que fluye, el que se quiere reportar, una problematización provisional.


Verdades Provisionales


Cada época vive sus propios afanes. En las costumbres y en las creencias: he allí la verdad construida. «En nuestro medio, cuando se habla de ‹ciencias› se tiende a privilegiar el aspecto ‹resultados verdaderos›, ‹verdades adquiridas›, ‹experiencias irrefutables›… es decir, las ciencias operan como sustitutos de un pensamiento religioso en una sociedad en proceso de laicización. Y no se trata de manifestaciones derivadas de nuestro grado de desarrollo (subdesarrollo) o de nuestra poca producción científica, sino también de supuestos implícitos que en la mayoría de los casos nos hacen positivistas sin saberlo o neopositivistas sin quererlo. Le exigimos a las ciencias que nos enseñen la ley única, la interacción única… es decir, que uniformicen para poder universalizar. La ‹visión científica› debe ser, creemos, una lectura de los cuerpos y sus movimientos, de los seres y sus comportamientos; y la verdad una constatación de la adecuación entre lo que vemos y lo que decimos (leemos).» (Luis Alfonso Palau en: Textos para una historia y pedagogía de las ciencias, p. 11. Medellín, 1994)


Todo está en permanente hacerse, nada está hecho de golpe y porrazo, todo es provisional, inacabado. El aquí y el ahora, el presente extendido vale más que cualquiera que se reclame hipotético. Mucho mejor decir valores de verdad sancionados desde un presente que nos vive.


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La Vida es un Torbellino Continuo

Por Mauricio Castaño H

Historiador

Colombiakrítica 


Se Nace Mortal


Todo ser viviente es nacido mortal. Quizás la consciencia de vida viene de la posibilidad de dar muerte y así, lo más seguro, esquivarla. Los enterramientos, las tumbas y las flores que ofrecen respeto a los muertos son prueba de saberse mortal y sobre todo el temor por lo desconocido que pueda ocurrir en un más allá, en la creencia de otra vida por fuera de la terrenal. Todo cuerpo vivo es un cuerpo compuesto por órganos, constantemente amenazados por su pronta disolución, por una fácil corrupción pero a la vez dotados de una disposición contraria y opuesta a su deterioro. La vida interior, el medio interior se construye apuntalado desde el mundo exterior. (Georges Canguilhem, Vida).


Anexo a la vida está la enfermedad, la vejez con su deterioro, hasta que la parca muerte adviene sorpresivamente. La vida constantemente se reafirma en sus defensas para combatir la enfermedad en su diversidad que amenaza a toda hora, en cada momento, nacer es empezar a morir en su desgaste constante, una día de vida es un día de muerte, la vida lleva inscrita la muerte, pulsión de muerte, la cual combatimos en cada momento. Todo se lo lleva el tiempo, todo se corroe, todo es del gusano. 


La vida son las fuerzas que contrarrestan a la muerte, sin hay vida, hay lucha, y si hay lucha hay resistencia. «Entre más activa es la vida más continuos son sus intercambios y sus metamorfosis (metamorfosis quiere decir más allá de la forma). Y el momento indivisible de reposo absoluto, que se llama muerte completa, no es más que el precursor de los movimientos nuevos de la putrefacción. La muerte está presente en la vida.» (Cuvier). La vida es el conjunto de funciones que resisten a la muerte, la sentencia es de Bichat. Vencer la enfermedad es lo propio de los remedios, las vacunas que engañan a los agentes malignos y de manera soterrada los destruyen, por ejemplo.


El Deseo de Metamorfosis


El miedo a la muerte echa mano de la metamorfosis. Quien no se ha sentido atraído por los deseos de inmortalidad. Y es en la metamorfosis que el hombre ha encontrado la manera de delegar, de transferir su vida a otras existencias, a otros cuerpos de formas diferentes. Pese a no identificarse, eso se cree, con cualidades de animales de especies diferentes a la propia, en el tótem se le asigna propiedades humanas a los animales: el jaguar, el tigre defensivo, ellos hablan, piensan. Igual pasa con las aves de rapiña, veloces que encarnan el espíritu humano y vuelan a cielo abierto sin limitaciones de fronteras. 


Se percibe allí un poder ilimitado del deseo, el animal en el cual el hombre desea metamorfosearse. Lo ilimitado del deseo es posible materializarse en la metamorfosis, el hombre se convierte ora en un tigre, ora en una águila, ora en un pez veloz que surca la extensa y vasta mar, allí está la realización de un súper animal.


Nuestros sentidos nos informan, nos entregan el mundo circundante, nos hacen un reporte del mundo en el que estamos, pero no de manera neutra o ingenua, ellos doblan esa realidad según percepciones que nuestra cultura ha forjado, los sentidos, además de ser receptores, también son productores de cualidades. Muy lejos está el racionalista que desprecia los sentidos y la información que ellos filtran, el puritanismo lo ha absorbido.


La muerte es la prórroga final de la existencia particular de cada especie mutante, ella dará espacio, lugar a otras que vienen después de nosotros. «La muerte (o su alusión) hace preciosos y patéticos a los hombres. Estos conmueven por su condición de fantasmas; cada acto que ejecutan puede ser último; no hay rostro que no esté por desdibujarse como el rostro de un sueño. Todo entre los mortales tiene el valor de lo irrecuperable y de lo azaroso.» (Borges, El Aleph).


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El Catálogo de la Vida

Por Mauricio Castaño H
Historiador
Colombiakrítica


Clasificar, Ordenar, Dominar


Ordenar, clasificar, catalogar para conocer y dominar, administrar. El hombre es hombre por sus facultades que le permiten procesar el mundo a través de sus sentidos.  La facultad de razonar para aprehender, para dominar la naturaleza y el mundo a su alrededor mediante su clasificación. Catalogar lo desconocido y lo muy diferente para encontrar similitudes, proximidades, porque lo muy diferente nos pierde, pero lo mismo con lo mismo aburre. Para llegar a conocer, antes vale observar y abreviar. Breve y bueno: dos veces bueno. Y no es necesario lo mucho donde lo poco basta.


La Palabra que Nombra el Mundo


La palabra se gesta primero en la oralidad, luego en sus resonancias internas en el cuerpo salen las grafías que boca, mano incluso ojos comandan para exteriorizarse, bien sea en el papel o en nuestros días en la pantalla digital. Todo viviente emite sonidos con los cuales se manifiesta, en el hombre además se tiene la posibilidad de hacerlos signos, grafías, memoria. Y más allá es posesión incluso virtual, podemos ir a las lejanías y pregonar las cosas de nuestra pertenencia, comprometerlas sin necesidad de llevarlas consigo, sin su presencia material pero con la sustitución del lenguaje que las nombra y con la palabra empeñada, ofrecida, comprometida. Primero la palabra y después la posesión de la cosa, esto y aquello es mío, y lo más lejano también, basta la palabra oral o escrita para dar fe.


Clasifica y reinarás. Clasificar es ordenar, abreviar. El hombre es hombre porque hace gestos y nombra, pone nombre a las cosas que existen a su alrededor. Un sordo de nacimiento no habla, la palabra sonora se modula, el eco resonará una y otra vez, se tararea, se perfecciona hasta luego aprenderse. La palabra hablada captura los objetos para luego configurarse en nuestro cuerpo, cerebro, boca y mano. Sonido y grafía se apropian para obtener la cosa nombrada, para poseerla en la virtualidad, nombrar es poseer, palabra empeñada se dice del compromiso verbal adquirido antes de entregar la cosa, el objeto transado, negociado. 


Los Méritos de la Clasificación


«A todos les gusta reconocer los méritos de la clasificación: se comienza por inventariar todas las muestras de un amplio conjunto, después nos dedicamos a distribuirlas en función de un criterio que debe recortar las diversas clases, permitiendo las exactas separaciones (solamente los mismos con los mismos). De esta forma ponemos orden en un todo de ahora en adelante bien reagrupado. Las divisiones operadas responden a muchas condiciones elementales: deben ser poco numerosas, sino no habríamos ganado nada con la participación; se equivalen lo más posible por su volumen (sensiblemente iguales puesto que en caso contrario lo esencial se situaría de un lado y el resto sorprendería por su rareza y delgadez); no podríamos admitir que un mismo elemento pueda pertenecer a muchos sitios; finalmente, nada debe ser excluido, todos deben ser comprendidos.» (François Dagognet en Cien palabras para filosofar. Clasificación).


Explorar para Conocer


El conocimiento a partir de la clasificación era norte y era pasión en la sociedad con sus exploradores a bordo. Recuerda François Dagognet una anécdota del conocer y del reconocimiento a partir de la descripción de la cosa clasificada: «Cuando pasó por París, Lineo fue al jardín de las plantas y se deslizó entre aquellos a la demostración de B. de Jussieu. El maestro planteó un problema a resolver: pidió que con sólo ver una planta y su aspecto, se le indicara la proveniencia. Se levantó una voz que la nombraba con precisión (y podía, si era necesario, desgranar las propiedades). Y Jussieu dijo al desconocido: ‹Ud. es Lineo.› Historia emocionante porque en esas circunstancias es el nombre de la planta el que a su vez permite identificar a aquel que la ha reconocido.» (F. Dagognet. Catálogo de la Vida, 1970, p.15).


El Mundo Sigue en Nuestras Manos


Ayer las expediciones botánicas, geográficas para inventariar plantas, territorios, es decir, conocer la naturaleza, el mundo para comprender mejor. Más allá, hoy, en nuestros días la empresa sigue, por ejemplo, la energía nuclear promete la mayor potencia volviendo obsoletas las energías de las que hoy dependen gran parte de nuestra existencia. Y en el mundo presente, además del mundo y sus cosas que nos rodean, somos un código de programación, el email, toda nuestra trazabilidad en la nube, en la internet, nos hace de cuerpo presente en toda la red cibernética, pero también nos hace, por supuesto, ubicables, expuestos todo el tiempo. Como no dar el ejemplo de los drones de alta precisión que identifican rostros, la referencia es a la guerra Israel ataca la franja de Gaza y Palestina, matar con alta precisión allí es cosa de todo día y tan sólo depende de oprimir un botón en el teclado de una computadora. 


En fin, clasificar es una propiedad humana que permite acopiar, almacenar y conocer mejor. Las cosas, la clasificación eran el norte de la sociedad sobre los hombros de los exploradores, conocer es explorar, adentrarse en el mundo por lo largo y ancho en su achatada esfera, conocer es salir, el viaje en compañía evoca al maestro con su alumno, es decir, la pedagogía. También se dice que administrar es ir rápido, abreviar, retener lo esencial. Anexo a lo administrativo está almacenar, el almacén, allí se acopiará bien sea para el simple bodegaje o para estudiar la cosa guardada. En el almacenar está una voluntad secreta de dominar la naturaleza. Nos quedamos con estos nobles propósitos.


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El Hombre y sus Huellas

Por Mauricio Castaño H 
historiador
Colombiakrítica

Rastros, Huellas



El hombre y sus huellas. Tan sólo basta ser, existir para tener rastros, toda acción emprendida es una huella a seguir, a leer ante los ojos atentos que le saben mirar. Las huellas del caminar, incluso si se camina con torpeza hacia atrás queriendo despistar, ya indican la dirección del viaje, hacia donde fue la marcha, allí está el polvo dejado por la suela de los zapatos, indican los posibles tiempos y lugares por donde se estuvo. Aquellos zapatos que encabezan este escrito son y nos recuerdan a Vincent Van Gogh


Otro tanto pasa con las huellas de los dedos de nuestras manos, develan nuestra identidad, los malhechores usarán guantes para evitar ser descubiertos, pero no escaparán ante el rastro de una simple gota de sangre dejada en un leve desliz, incluso con un simple pelo de su cabellera serán descubiertos por el forense. Ni qué decir de los etnólogos y antropólogos que trabajan con los desechos, lo más sucio que está bajo tierra, unos huesos, unas prendas en lo más profundo de la tierra serán extraídos para entregarnos todo un mundo ya ido.


Lo dejado, lo abandonado, lo asquiento, son materia, son huellas dejadas y despreciadas por lo sucio y nauseabundo. «Abyección, lo que inspira asco, suscita repulsión, del latín abjectus, de abjicere, lo que es echado lejos de sí, lo que es arrojado a la tierra. De aquí la idea de separación y de alejamiento.» (Dagognet, Detrictus, Desechos, lo Abyecto, ed.  Piedra Rosetta, Medellín, 2024)


Incluso en las basuras, en los deshechos nos entregamos en lo que somos, en lo más íntimo de nuestro ser: allí, en lo deshecho, en las basuras están los rastros, las huellas de nuestra ingesta, de nuestros hábitos cotidianos que desplegamos en nuestra vida. Existe en los ascos y las fobias todo un drama metafísico, toda una sociología ante la mirada atenta del investigador. En la materia se encuentra lo mejor para revelar al ser y al mismo mundo, ella es memoria materializada.


Seres y Cosas


Seres y cosas hacen parte de un mismo universo indisoluble, tener polo a tierra, principio de realidad y no del deseo, se dice de quienes están conectados con el mundo real, están conectados con las cosas, y quien se enajena, quien orbita por el mundo de los solos ensueños, de los solos deseos, será retrotraído con la ergoterapia allá en las salas terapéuticas, psíquicas o psiquiátricas. Cómo olvidar que homo faber quiere decir el hombre que fábrica, que hace cosas, nuestro Ser ligado a las cosas que fabricamos. El trabajo es ontológico.


El Todo y la Parte


El ser está impregnado de todo lo que lo rodea, difícil escapar a las partes de esa unidad que somos, que nos conforma. Un fragmento, la incompletitud nos entrega el todo, un fragmento de roca es una enciclopedia para el geólogo. Dice Nietzsche, filósofo y aforista, citado por Dagonet (Ibid. p.12): «'Lo incompleto produce más efecto que lo completo… Al citar los méritos conocidos de un hombre, si es completo o extenso, se hace nacer siempre la sospecha que esos sean sus únicos méritos'. En resumen, sólo lo completo insinúa dudas y parece finalmente lagunar, mientras que no dejamos de completar lo parcelario.' Seres fijos como las plantas y móviles como las especies animales. Por lo demás, el Ser se define por su identidad consigo mismo, es decir, su permanencia


Pero el desprecio hacia las cosas, hacia las pobres cosas, la desvalorización de la materia será instalado desde la filosofía antigua con Plantón que devalúa lo sucio, lo vil, lo impuro que es lo material. Y entonces advendrá la toma de partido por la sola idea y lo mero espiritual, todo tan alejado de la misma materia, de un real que da soporte existencial. En realidad, lo que domina no es dualismo sino un monismo, la sola idea divorciada de la materia, de lo concreto. Pero de no olvidar que sobre el estiércol crecen las más bellas flores, y lo podrido y nauseabundo nos entregan los mejores quesos y los mejores vinos. El ser está ligado a las cosas que lo realizan y lo evidencian, son rastros, huellas de la propia existencia.


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La Propiedad y el Bienestar General

Por Mauricio Castaño H
Historiador
Colombiakrítica


Circulación de Mercancías


La sociedad actual se distingue por su libre mercado, todo tan veloz. En particular el libre mercado, el libre albedrío se caracteriza por la circulación, agilidad para poner esto o aquello al otro lado del planeta, lo local se vuelve global. Intercambio y circulación entre individuos diferentes es la ley imperiosa. Nadie duda de esa magia y sus beneficios, la libre competencia traspasa fronteras no sin antes cumplir con las regulaciones de cada Estado, se protege los derechos económicos nacionales.


La Ley de la Selva


Pero una cosa sí es cierta: Hay más Mercado que Estado.  Bien conocida es la consigna: El Mercado hasta donde sea posible, el Estado hasta donde sea necesario. Es la frase de combate de los mercaderes mundiales, la riqueza por delante y el Estado rezagado, subordinado a vuestra Majestad: El Dinero. La consecuencia salta a la vista, los más débiles son devorados por los más fuertes, por los más astutos, el pez gordo engulle al chico, sin Estado y sin Legislación fuertes no hay garantía de una Sociedad de Bienestar General. Es en la práctica una lógica de la ley de la Selva sin orden y sin ley. ¡Sálvese quién puede!


La Revolución Industrial Jalonó Cambios


Moverse para no tullirse, la inmovilidad mata. Nadie discute que el cambio jalona a los hombres, a la sociedad en general. Con la Revolución Industrial, que entre otras cosas fue una Revolución de las Cosas, la vida se facilitó y el mundo cobró cercanía, los motores, las vías, el transporte hicieron posible alejarnos del campo rústico y de su vida miserable, de la escasez y de lo vivir con lo muy poco o lo casi nada. Allí, en el campo, todo era lejanía y abandono, la  vida estaba amenazaba en cada momento. Por lo demás, una vida amenazada es una vida esclava de la sobre vivencia, sólo hay tiempo para algunos cuántos bocados y estar pendiente del escape, del escondite para no morir en garras del depredador. Tan sólo mirar la expectativa de vida citadina hoy que está por encima de los setenta años, en tiempos de la ruralidad apenas si llegaba a los cincuenta, ello era todo una proeza.


Propiedad Privada


La propiedad privada fue insigne pero también la moneda corriente que agiliza y facilita el intercambio. Dice François Dagognet en Filosofía de la propiedad que la moneda es un meta objeto, con ella se puede tener a cambio cualquier cosa. Moneda o dinero tienen la virtud de ser acumulables, se atesoran, cosa que no pasa con los objetos o los frutos, pronto adviene el deterioro o en el caso de las frutas o alimentos sufren pudrición. 


Todo lo contrario sucede con la moneda, se puede acumular, atesorar hasta enriquecerse. Todo esto en contravía del principio de la economía: es el gasto y no el ahorro a decir de Goerges Bataille. Es ley del mercado estimular al más fuerte y desproteger a los más débiles. El dinero es es estiércol del demonio, sentenció San Agustín, un sustituto, un tótem, un virtual que se hace efectivo, concretiza la cosa, el objeto deseado. Sólo el Estado y el Derecho pondrán límites a lo que se pretende desmedido, por lo menos es su razón de ser y así evitar entrar en la ley de la selva donde el más fuerte vence al más débil. Por lo demás, el tener esclaviza al ser. «La riqueza constituye la prisión más segura que asfixia la personalidad, no tanto poseedor como poseído.» (Filosofía de la Propiedad, 1992, p.7) 



El Ser y el Tener


El Ser precede al Tener. Para tener, primero se debe ser, bien lo ilustra la expresión ¿La bolsa o la vida? El tener reviste al Ser. El tener y el ser van juntos, el uno se impregna del otro, solo con el paso de los años se borrarán las huellas. La herencia es una forma en que el ser ya ido, ya muerto, persiste en sus legados herenciales, los deudos preservarán su memoria en sus disposiciones dejadas, la herencia con condicionamientos, heredar con las manos atadas. 


También es cosa bien sabida que el tener enciende pasiones y los más álgidos conflictos, y por esto mismo existe la disciplina del Derecho para dirimir lo justo de lo injusto. Incluso en lo que antes fue amor: «Nadie más terco y resuelto que el odio de los enamorados de ayer.» (François Dagognet, 1992). Pero también es cierto que con la Revolución Industrial y a la par el Liberalismo, el Libre Mercado, trastocaron el mundo feudal, campesino, lo pusieron patas arriba. En suma, La Revolución Francesa nos convirtió en ciudadanos libres y con derechos, la Revolución Industrial nos convirtió en clientes de una gran plaza de mercado. 


Vale de nuevo la anotación de Georges Bataille: el principio de la economía es el gasto y no el ahorro, guerra contra el tacaño y el miserable de ahorrar toda la vida para morir ricos, adinerados. Desde luego si el tener, la propiedad implican: Uso, usufructo pero también abuso y por la misma razón se imponen unos límites, unos frenos para lograr un justo equilibrio de una Sociedad del Bienestar General. Entonces la consigna se invierte: Más Estado y Menos Mercado. El mundo no puede ser una gran techumbre que albergue sólo mercado, mercaderes. La vida es clara, abierta y undívaga como el mar.


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Cuerpo y Alma

Por Mauricio Castaño H
Historiador
Colombiakrítica 

Preámbulo 


La Parca Muerte


El morir, la consciencia de la muerte, sabernos seres mortales aterroriza al humano existir, hoy y en tiempos remotos, desde cuando el humano tiene conciencia de sí, de su finitud. Las tumbas, los enterramientos, los ornamentos, los respetos, las flores que acompañan al acto fúnebre dan cuenta del respeto y sobre todo del terror a la muerte, del temor en vida por lo que pasará en el más allá de este mundo, ¿a dónde irán cada uno de los seres queridos ya muertos, ya yertos?


Y más allá de la vida terrenal, de un cuerpo que está destinado a los gusanos, a pudrirse, ese horror, ese miedo o temor experimentado por la humanidad en sus diversas y fragmentadas culturas, ha llevado a las creencias que mitigan esa dolorosa realidad de los seres queridos que parten, de los que se van para jamás volver, a los que son visitados por esa parca que no avisa ni el día ni la hora, ni el cuándo, ni el cómo ni el dónde. Aunque dicho sea de paso, la inmortalidad, su creencia, atormentará, no dejará en paz a los deudos que con vida quedan, por lo menos a los más creyentes.


Los Estoicos y el Pragmatismo, el Duelo


Esa experiencia del más allá de esta vida terrenal, fue resuelta por los estoicos con la emblemática fórmula expresada en la siguiente frase: «Para qué preocuparnos si cuando Estamos, No Está. Y cuando Está, ya no Estamos». Es simple realismo, puro pragmatismo, si estamos vivos es porque no estamos muertos. Y si estamos muertos es porque ya no estamos vivos. Entonces no hay de qué preocuparnos. Y con respecto al dolor, al recurso del duelo no es otra cosa que echar mano de ese puro espíritu impreso en cada uno de los idos y vuelto puro amor, puro espíritu, aquello incorpóreo, inmaterial de aquél que se alojó en mí en lo más hermoso y compasivo que me dejó, me enseñó, me marcó.


Por lo demás, la operatividad del duelo tiene por función sustituir una presencia física por un incorpóreo, por un inmaterial, un fetiche, un tótem, por ejemplo. Si nos quedamos patinando en el dolor, en el abismo de un recuerdo de aflicción, es añadir un mal a un mal. Ha de recordarse que el sólo dolor es un mecanismo biológico que informa a través de los sentidos, alerta al cuerpo para que acuda a su reparación, alerta del peligro, lo esquive, y entonces la vida siga su marcha. Es un sistema vital, funcional. 


El Más Allá Persiste


Pero la mayoría de las culturas tomaron otros rumbos, tomaron partido por la existencia de un más allá después de la muerte, y para ello recurrieron a crear la inmortalidad del alma o del espíritu, pero más allá, a devaluar el cuerpo y en general a la materia. Esta curiosidad es la que se quiere esbozar para decir que no existe separatividad entre cuerpo y alma, entre materia y espíritu, que una y otra son solidarias, coexisten en tiempo real, que la materia está impregnada del espíritu, del alma que cada uno pone en su esfuerzo empeñado y que exterioriza en su obra realizada. 


El escritor, compositor, el obrero, el albañil, el carpintero no tienen silencio absoluto, en su cabeza hay susurros, ideas que van y vienen, repercuten, se cruzan, luego salen pulidas, esculpidas a satisfacción de su creador para ser ejecutadas, materializadas, entonces impregnarán su obra con lo más profundo de sí, es decir, con su espíritu.


Cuerpo, Espíritu


Dos palabras tan comunes, tan usuales, tan de la vida diaria pero tan complejas por no decir incomprendidas que han llevado a separaciones con consecuencias incalculables. Cuerpo y Alma, Materia y Espíritu, dos realidades que van a la par, una junto a la otra, van juntas, nunca separadas. El espíritu, el alma se imprimen en la materia, somos lo que hacemos. En la obra realizada se impregna todo aquello que hay dentro de mí, dentro de cada hacedor. Picasso pintando como en la imagen que ilustra el encabezado de este escrito.


Animus, Anima


«Conocemos dos palabras que los antiguos distinguían: animus y anima. La primera corresponde a la intelectualidad, a la actividad ideal, a la cerebralidad en ejercicio; la segunda remite a la efectividad y a la individualidad. Y anima habría de dar alma. Ésta nombra sobre todo la vida (la animación) fue primero localizada o implantada en lo respiratorio, y respirar no se separa de lo espiritual, spiritus, en efecto, la muerte sobreviene con el último suspiro (entregar el alma); así mismo, el nacimiento o el comienzo de la existencia se reconoce en la entrada del aire en nosotros, lo que signa nuestra autonomía, porque antes vivimos aún de la sangre materna y de su oxígeno. El aliento, cuyos efectos se señalan sin que deje de ser invisible; esta situación doble corresponde ya al alma, una realidad sensible que sin embargo no se materializa verdaderamente.» (François Dagognet, Cien palabras para filosofar 2001). 


Inmaterialidad, Incorporales


El respirar es inmaterial, y tanto el espíritu como el alma conservarán este estatuto de inmaterialidad, lo que no se ve ni se toca, como el sonido, el viento que registra nuestras sensaciones del oído, incluso la piel en su frotamiento, por ejemplo, en sí, es una inmaterialidad que corona la materialidad, lo corpóreo. «En algunos rasgos del rostro se logra discernir lo que la expresa, lo que anima el alma, por ejemplo, la mirada no deja de comunicar, según su dirección, su insistencia, su brillo, su intensidad. Por otra parte no dejamos de movernos: a través de gestos apenas esbozados, algunas pequeñas torpezas, una mímica animada (la musculatura fina). El alma se sitúa acá, a la vez por fuera del cuerpo o más bien en su cima y en él». (Ibíd. p. 5)


El Adentro se Manifiesta Afuera: El Sujeto se sitúa en el Objeto


El adentro, lo que hay en lo más profundo de mí, se manifiesta en el afuera, se despliega, se explicita en lo que hago, en la obra realizada. Estas mismas líneas que ahora escribo, que trazo en el alfabeto, salen de mi interior para develar un pensamiento que es el reflejo de lo que hago ahora mismo. «A decir verdad el sujeto se sitúa en el objeto en el sentido amplio y todo lo que lo rodea, tanto la conducta como el lenguaje, las herramientas, las instituciones.» El mundo es la obra realizada, el etnólogo, el antropólogo regresan de los pueblos olvidados con unas cuantas evidencias que dicen su cultura: herramientas, trebejos.


Materiología 


Esta fusión, esta relación inseparable constante, permanente entre cuerpo y alma, es lo que François Dagognet denomina Materiología. «Nos referimos no al materialismo sino a la materiología, la disciplina que insiste sobre las potencialidades del sustrato (no es más un simple medio), que por él solo hace posible la realización del ideal». (François Dagognet Subjetividad, p.57) Somos lo que hacemos, el ser siempre está en vía de realización, de exteriorizarse, recordemos que ex-istencia quiere decir estar afuera, nos desplegamos a través de nuestros sentidos que se materializan en la obra ejecutada. Construimos la experiencia.


En suma, existencia implica el viviente y su medio, el ser que a través de su sentir, de sus sentidos se informa sobre el mundo que le rodea. Yo no pienso, el pensamiento se instala en mí, no participamos de su operación, sólo la cobijamos. En el espacio, en las calles, en las plazas, parques, en todo, en la ciudad, en todo en territorio está regado el pensamiento materializado, en todos los haceres, en todas las obras realizadas que albergan el espíritu de una cultura, de una época como suele decirse. El sujeto se inserta en el objeto.


El Homo Laboral


El homo laboral. Sin nada qué hacer nos perdemos, el hacer, el trabajo es ontológico, es la condición de posibilidad para que el individuo, el ser se realice. «La etiología de la neurosis: ella aparece porque el individuo más o menos desocupado siempre termina en la destrucción y la violencia, en lo fácil y lo rápido. No es la cárcel ni la farmacología anti tensional las que salvarán al desdichado que sólo se puede salvar oponiéndose. La reeducación le dará prioridades a una ergoterapia elaborada, mientras que solamente se ha preconizado un mantenimiento rudimentario y por lo demás culpabilizante.» (ibid. p.57)


Cuerpo y espíritu, alma y materia son parte de un todo inseparable, todo el tiempo nos estamos expresando, develando con el cuerpo a través de nuestros sentires, nuestras sensaciones, nuestro espíritu, nuestra alma que impregna todo lo que hacemos. La expresión configuración material y espiritual del territorio antecede a los asentamientos humanos. Y la materia inspira al cuerpo y al espíritu, no es gratuito que la propiedad despierte, enciende las mayores pasiones y los más álgidos conflictos, bien sea por la defensa de sus límites o por la heredad. En suma, cuerpo y espíritu, la materia impregnada del alma de de las manos y cuerpo de quien la ejecuta. «Yo sólo soy a través de lo que me rodea y me socorre, el tener entra en el Ser y lo constituye.» (Ibid. 2004, p. 32). Ser no es reolegarse sobre sí mismo, ni retirarse, sino afirmarse y exhibirse. Yo soy todo lo que me rodea, el tener entra en el Ser y lo constituye, el Ser no sobrevive sin el objeto como el pez fuera del agua, esto es cuerpo y alma.


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Nación Insuficiente

Por Mauricio Castaño H
Historiador
Colombiakrítica



Poco Estado y Más Mercado


Sentir que las patrias sufren resquebrajamientos, es cosa de todo día y de todo el mundo. ¿A qué se debe estos Estados fallidos, estas naciones insuficientes? Porque desde su nacimiento, el Estado prometió abandonar la vida miserable del campo en aras de una industria citadina que aseguraría el Bienestar General, el de toda la población, sin discriminación alguna. No se desconoce un progreso de las condiciones de un antes y un después, por ejemplo, con la vida moderna se ganó en salubridad pública y con ella se alargó la expectativa de vida de los pobladores, se mejoraron las garantías laborales, se ganó en más y mejores servicios concentrados en la ciudad: agua potable, electricidad eficiente, vías de acceso, etc. Pero todo esto no es suficiente, el mercado impera en desmedro del Estado de Bienestar, cada vez las desigualdades aumentan, unos pocos que lo tienen todo y unos muchos que  que viven en la carencia, tienen poco o nada.


Basta con echar una mirada panorámica a las ciudades para darse cuenta que están atestadas de conflictos, en las calles, en las aceras abundan los sin nada, los vagabundos, los miserables. Y por supuesto  no puede faltar la delincuencia, el hampa, y en términos actuales el tráfico de estupefacientes por cuenta de la narco criminalidad, todo esto resumido en la triada: ilegalidad, informalidad, formalidad, por allí se mueve como pez en el agua las denominadas rentas criminales, es la criminalidad transnacional. Dejemos el preámbulo y vayamos a una mirada panorámica y filosófica.


Disquisiciones Filosóficas


Queremos ensayar unas disquisiciones que buscan explicar en algo estas noches largas y oscuras que esperan un amanecer más claro. La noche evoca oscuridad, el día claridad. Y lo que más se muestra es lo menos visto. El Ser se despliega en un territorio, es un juego del adentro y el afuera, en la calle, en la ciudad, en el trabajo me exteriorizo; en la casa busco mi isla de intimidad, me retrotraigo, me repliego, busco mi isla de intimidad. Somos seres interdependientes, sociales, en la soledad nos perdemos. «Pero no nos atañe a nosotros dominar todas las mareas del mundo, sino hacer lo que está en nuestras manos por el bien de los días que nos ha tocado vivir, extirpando el mal en los campos que conocemos, y dejando a los que vendrán después una tierra limpia para la labranza. Pero que tengan sol o lluvia, no depende de nosotros.» (Tolkien)


Nación, Patria, Estado


Nación, Patria, Estado, refieren todos ellos a una comunidad congregada. Por ejemplo, Nación es el territorio, sus polígonos limítrofes que dicen hasta dónde sí y hasta dónde no se reclama amo, señor y dueño del terruño que provee las riquezas para el sustento de la población, de sus habitantes. Patria refiere a un sentimiento de apego, los afectos hacia el territorio dado por las costumbres, creencias y toda la idiosincrasia que nos hace sentir como miembros de una comunidad, en una hermandad amplia, grande, una gran, una extensa familia más allá de nuestro estrecho núcleo sanguíneo de papá, mamá, hijos. El Estado garantiza sobre todo las normas, las reglas del juego que debemos tramitar para relacionarnos, respetarnos y convivir acorde a unos acuerdos, a unas leyes que preservan de no caer en el caos, en la Ley de la Selva, de no caer en una noche interminable de las tinieblas. Pero no olvidar que demasiado Estado nos aplasta, pero su ausencia nos pierde. Por lo demás, nuestros lazos estrechos están en familia, por ser pequeña es calurosa, sus lazos son estrechos y la solidaridad más efectiva, más inmediata. (F. Dagognet, 2004).


Anclaje del Individuo


En sí, todo anclaje, todo apego ayuda a anclar al individuo, como el apellido que todos llevamos que nos devela el lugar de donde somos, Serres, Sierra es de la sierra, Montañés de la montaña, p.e; no es simple etiqueta de quitar o poner, el nos sitúa, nos preserva de lo inasignable como de los más peligrosos flotamientos. Ayuda al yo a afirmarse, al mismo tiempo que lo religa a los suyos. (Dagognet, 2024). Por lo demás, es de saber que todo lugar sirve para fijar, de lo contrario flotaríamos. Todos tememos el lugar de nuestros afectos donde nos arraigamos, no importa cuántas veces hayamos partido, recordar que toda partida es un regreso, el enraizamiento no nos abandona, nos llama, nos ancla.


Concentrar es Violencia


Las injusticias, incluidas las económicas, traen muchos males, el crimen organizado se aprovecha para pescar en río revuelto, la calle y la sociedad en general se atestan de conflictos. Cómo no recordar con Michel Serres las drogas más peligrosas en su respectivo orden: El Poder, El Dinero, La Fama, las Drogas llamadas hoy sustancias psicoactivas y 

por último el Trabajo, nos drogamos con el trabajo, la excusa perfecta para retrotraernos de la angustia existencia, del vacío, pero al final será por algo productivo, ojalá creativo, innovador. Llámese droga a todo aquello que produce dependencia y que se hace todo lo que se puede por lograrla, obtenerla, no importa que haya que matar y comer del muerto. Somos bestias sin instinto, conscientes del tiempo que pasa, necesitamos dar cuerda a nuestros relojes.


El Afuera: Ex-istencia


Ex quiere decir afuera. Estesia sentidos. El ser que bascula en un salir y en un entrar. Los bienes facilitan la existencia. Recordemos que ex-istencia quiere decir salir al afuera, el yo que se exterioriza, vivimos en movimiento de doble vía, nuestro interior sale en la obra realizada pero a la vez se interioriza, se repliega decantando todo lo recibido del afuera, del mundo exterior. El espíritu se inscribe en el afuera, allí instala su soberanía. Lo demasiado diferente confunde y nos pierde, lo común nos sumerge en una existencia funcional, el ser que camina en su realización. Es la persistencia de la vida. El Trabajo es el afuera realizado que transforma el espacio, la materia y el espíritu, nuestro Ser. El objeto es un pensamiento materializado. Ob-jeto quiere decir lo que está frente a nosotros, así como sub-jeto quiere decir estar por debajo, lo que subyace.


La Justa Medida, La Felicidad


Todos buscamos la felicidad. Desde los griegos con los estoicos nos enseñaron la justa medida, huir de la desmesura del glotón que nada lo sacia pero que pagará caro sus excesos. La inmensidad aplasta, buscar en la miniatura, que es potencia o concentra lo más valioso.  Gozar de los placeres más simples y más puros, lo poco satisface. La existencia implica una cantidad de miserias contra las cuáles el filósofo nos armará.


Pero es la doctrina del liberalismo que enrarece el ambiente. Proclama más Mercado y menos Estado, incluso proclama su desaparición, todo será regulado por la oferta y la demanda, por el simple negocio, en sí por la autorregulación, todo se equilibra por sí mismo. Pero el Liberalismo se entrega a potencias incontroladas que asegura la dominación y los intereses de unos pocos, y la gran mayoría queda desprotegida. Pero la vida persiste en su ley de vida, tanto en la reproducción como en el asociarnos que nos hace más fuertes, menos vulnerables. No podemos olvidar que lo universal se nutre de lo local, los inventos aquí, impactan allá en lo global. El Ser Social equivale a la nación, pero mercado, lo macroeconómico la quiere simplificar, reducir, volverla insuficiente.


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