Por Mauricio Castaño H..
Historiador
Colombiakrítica


Los cambios son paulatinos, no sin frenos, sin palos en las ruedas, sin resistencias. Y si son del resorte político y social mucho más. Pensemos en la formación de la República de Colombia. El mismo concepto de res- pública ya sugiere un tinte propio del conocido mundo moderno, el trámite de la cosa pública será producto de un consenso afianzado en unas garantías de la Voluntad Popular y no autoritaria, monárquica. Estará basada en leyes conforme a los consabidos tres poderes: Legislativo, Ejecutivo y Judicial. Toda congregación humana en un territorio requiere de una organización para ejecutar recursos y servicios, un aparato que administre justicia y otro que legisle, que tramite leyes. Esta triada Ejecutivo, Legislativo y Judicial es el quid del asunto de los inicios de la República de Colombia que se proponía superar el Poder Colonial, Feudal anclado sólo en la Voluntad Divina.


La idea un poco es mirar que no todo se desarrolla de golpe y porrazo, se me ocurre, a manera de ejemplo, la prohibición expresa en el año de 1848, casi cuarenta años después de proclamada la independencia, abolición decimos, de las expresiones de tratos reverenciales, nobiliarios tales como excelencia, excelentísimo, su señoría, alteza, ilustrísimo, honorable. (p. 333). Y no de menor importancia, los esclavos ya liberados seguían durante mucho tiempo llamando a sus esclavistas amos. Y se podrá objetar que son nimiedades semánticas. Pero una cosa conlleva a la otra, el poder empieza por nombrar las cosas, el lenguaje denota poder, es mandato, se redactan leyes, se dictaminan decretos para su obligatorio cumplimiento. Por lo demás, cómo olvidarlo, que la costumbre es ley, a donde fueres, haz lo que vieres. Y Dios en su poder religioso, feudal, acá en la tierra se irriga como el agua en los campos que no ha de faltar. Los señores de la tierra resistirán a los nuevos valores del burgos, del mundo burgués con su dinámica de mercado.


Orden Religioso, Poder Divino


Estas expresiones son más que meros formalismos, informan más bien de un mundo feudal o colonial que resiste a cambiar hacia un mundo moderno. Es una complejidad que empieza desde el orden religioso y el poder terrateniente que sustentaban la sociedad. Cómo pasar de unos valores señoriales de vivir de la renta de la tierra por otros valores propios del mercado, de las mercancías que daban vida a esos centros citadinos propios del mundo moderno (emerge el obrero en reemplazo del siervo). El hombre feudal, el señor de la tierra, no la trabaja, no se ensuciaba las manos con eso terrenal, era ocioso y cultivaba el espíritu, era piadoso, religioso, no faltaba al misal, distinguía muy bien lo divino de lo terrenal, lo sucio de lo limpio, respetuoso de las jerarquías divinas, en este mundo sólo se está de paso hasta pasar a la verdadera vida del más allá. En cambio el burgués trabajará a brazo partido para forjar riqueza: a Dios rogando pero con el mazo dando.


Estas expresiones, estas prácticas fueron propias del poder colonial español asentado en estos territorios americanos. El Poder se expresa en fuerza y en el lenguaje, nombrar las cosas y sobre todo en los tratos hacia sus figuras que la ejecutan. El Rey se expande mediante sus subalternos, sus vasallos, bulas. Pero Recalcamos en aquellos valores predominantes de no dar un golpe a la tierra y reservar todas las fuerzas, todas las energías para Dios, para una verdadera vida según la pragmática religiosa, feudal. Se comprenderá entonces, por qué los señores eran un palo en la rueda para el auge hacia un mundo moderno, en pro de los vientos republicanos, de una sociedad regida por leyes de hombres, no divinas. El nuevo mundo moderno se levantaba sobre el calco del santurrón y feudal mundo español.


Propio del mundo feudal, del orden colonial fue que todo se basa en la tierra, su economía se desprende de allí y desde luego todas las jerarquías sociales. Recordar también que el título o trato de Don deriva de dominio sobre un territorio asignado, la autoridad competente derivada del Rey, daba dominio sobre un terreno delimitado: tu dominio, tú dominarás sobre este terreno. Y este poder será acompañado en el trato verbal dirigido a alguien a quien se le había asignado una tierra, un dominio, entonces su nombre personal será precedido de don fulano o doña si es mujer.


Acentuamos estas diferencias, este contraste, este forcejeo entre el mundo feudal y el mundo moderno dado en la República de Colombia. Tomemos algunas notas del libro de Jaime Jaramillo Uribe, El Pensamiento Colombiano en el siglo xix, editorial Planeta, Bogotá, 1996. Es clara la contraposición del mundo feudal y sus valores medievales versus el mundo burgués, esto palpable con las artes del fuego que desplazan al jinete por el artillero, poder militar e industrial. (Ibid. p. 21). Otras diferencias del hombre feudal con el hombre moderno son sus manos rotas, gastar para vivir cómodo y con lujos, en contraposición con aquel donde lo sobrio raya con la miseria, lo tacaño que pasa por austeridad. Son cualidades del hombre moderno el cálculo, la acumulación, el ahorro, pasión por el trabajo, espíritu de lucro, esto muy lejos del señor medieval de manos anchas, despilfarrador, desdén por el trabajo, imprevisión por el futuro, todo esto herencia del alma, del espíritu español (p.32). Para ese mundo feudal valía más el decálogo divino que los ferrocarriles y telégrafos, máquinas y barcos jalonados por el mundo industrial. (p.122)


Otros aires alentaban la modernidad. La tensión también venía por cuenta de corrientes del Utilitarismo inglés al igual que la admiración por la industria de los Estados Unidos. (p.53). El placer y la felicidad no solo son principios elevados al rango de la ética, sino que son ideales de una clase media comerciante e industrial, pragmática y racional. Una moral utilitaria que chocaba con los valores nobiliarios profanos de honor e hidalguía, y los de caridad y salvación ultraterrena en lo religioso, valores españoles que moldeaban el espíritu criollo (p.51)


En suma, los frenos al mundo moderno fueron del arraigo del mundo principesco quiénes se creían cada vez más ungidos por el poder divino, por eso mismo tomó fuerza la soberanía popular, la separación de poderes. (p. 136, 149). El poder soberano fue limitado en sus leyes. (p.188) Igual presentó debilidad económica del Estado con precaria producción de tan solo oro, quina y tabaco (p.206).


Estos vientos modernos vinieron también de Europa con las ideas de la Revolución Francesa para hacer contrapeso, forcejear esa tímida concepción liberal del Estado calcado sobre el medioevo español (p.159). Sólo los vientos próceres con inspiración europea renovarán… Necesidad de burocracia, piezas de máquina coordinadas, toda una cadena industrial que requiere Planeación y no dejarla a la deriva del destino. (p.183). La clase obrera en crecimiento jalonaba una legislación reivindicativa. El hombre como mercancía, su fuerza de trabajo en venta al mejor postor. Ya no eran los feudos dueños o arrendatarios sueltos sin protección jurídica, sola la bondad, caridad, piedad los visitaba según el Señor. (p.328). El mundo moderno será jalonado, confeccionado a la luz del Estado y de las teorías del derecho (p.263), la Libertad será ya una facultad del hombre (p.308).


Resagos de los Frenos Republicanos


Y el gran freno, el gran obstáculo a superar era precisamente el modelo de gobierno anterior llamado feudal o colonial. Dios seguía reinando en los asuntos del Gobierno a través de sus representantes en la tierra, Religión y Estado seguían siendo una misma unidad, incluso la ciencia no se deslindaba del poder divino, Dios era omnipotente. Pero Dios deslindado de lo humano, de los asuntos del Estado, matar sigue siendo un credo. 


Hoy tenemos ante nuestros ojos una impunidad de la Justicia del 99%, no se tiene el monopolio de la Fuerza, está en manos de la delincuencia mafiosa, del narcotráfico paramilitar, en los barrios, en la ciudad son los de mandar y matar. Y una burocracia corrupta, feudal, terrateniente no sopla en dirección de modernidad sino que se traga el presupuesto público. palabras más, palabras menos es: Fracaso del Estado, pero ahí se va esperando algún milagro del mundo de la razón, y de los vientos renovadores.

You can leave a response , or trackback from your own site.

0 Response to " Frenos al Estado Moderno "

Publicar un comentario

Formemos Red

Preferencias de los Lectores

Todos los Escritos

Rincón Poético

Seguidores