Historiador
Colombiakrítica
El arte expresa al ser, al hombre. Cada época, cada cultura fluye, encuentra salidas, medios de expresión, por ejemplo, las cuevas de Lascaux con sus grabados de bisontes y hombres, son testimonios remotos de la humanidad, año 17 mil, allí se referencia la caza y las vicisitudes del cazador herido.
Y más reciente, documenta Plinio el viejo, está la silueta dibujada por la amada con la sombra proyectada de su esposo que partía, servirá de recuerdo, posesión, fetiche que retrotrae su presencia ya ida. Estos son tan sólo dos referencias para recalcar la necesidad de la existencia humana de expresar sus sentires, una grafía funcional. Recordar una vez más los términos estética derivados del griego aisthesis que quiere decir sentir, reporte que se hace a través de las percepciones, de los consabidos cinco sentidos de oler, gustar, ver, tacto y olfato. Y el concepto ex-istencia quiere decir sentir el afuera, el yo que vive en su exteriorización, interactúa en el medio en el cual se desarrolla, vivencia. Somos interdependencias, el adentro y el afuera, toda una simbiosis.
Y cómo olvidar aquella cosa alada y leve que es la poesía cuando de percepciones se trata. Poeta poiein, fabricar. El arte no se aleja del taller ni de las pobres cosas tan despreciadas, olvidadas, echadas de menos… en contraposición con aquello sublime asociado con lo limpio celestial alejado de lo terrenal que se tiene por mundano y sucio. Pero el mundo que nos rodea nos hace, nos conforma, somos parte de él (Dagognet, p.119, 2025) … No es un yo narciso que esculca para luego crear. Más bien «el artista ganará entregándose a una tarea más rica y más inesperada: levantar una punta del velo que recubre el universo, todo ello a favor de una experimentación sensorial lograda.» (p.121).
Entonces, el arte es una necesidad inherente a la existencia humana, es su reflejo, su reafirmación. Y como el ser y la vida misma es variada y undívaga, sus sensaciones y expresiones también lo son. De allí mismo que la innovación es lo propio del arte, la cual es la transformación constante en resonancia con la vida misma. Todo se repite de manera diferente, diferencia y repetición, cada cuerpo se sumerge en cada experiencia de manera diferente, y si son los artistas mayor aún, su sensibilidad es más acuciosa, acentuada, a flor de piel. La lección se desprende de François Dagognet en su libro Palabras para comprender el arte contemporáneo, editorial Piedra Rosetta, 2025, Medellín. Lo nuestro será tan sólo una invitación a su lectura de un texto sabio y ameno.
Lo diverso del arte se manifiesta en sus escuelas etiquetadas de antigüedad, medieval, renacentista, surrealista, abstracto, dadaísta… El cubismo, el futurismo, el surrealismo, el daismo, han precipitado las transformaciones, ellos han ayudado a lo que es necesario llamar la ruptura estética. (p.123).... el calvinismo se expande en Europa. En contraposición «Hegel no se equivoca: el protestantismo es la única religión que no arranca a sus fieles de la prosa de la vida» (p.199).
Esto dice de los cambios que se registran en los tiempos, en cada época. Bien sabido es que la Edad Media cede al mundo moderno, por ejemplo, el suplicio en los cuerpos pintados, cesarán a otros trazos más tranquilos… los pinceles trazarán ya no santidades sino que delinearán aquello humano, demasiado humano. «La Reforma que transforma los valores, así como los cambios del clima cultural que le concede un amplio sitio a la naturaleza (la edad romántica que comienza). De acá resulta la transformación de los temas artísticos: salimos de la era del retrato, y sobre todo lo que tiene que ver con la galantería. (p. 21)... lo abstracto libera de un real pastoso y pobre pero sin deshacerse de él… el cubismo, el collage y la abstracción buscan completar el tema pictórico, sacarlo de un aplanamiento que había debido sufrir.» (p.31)
En sí esto figurativo que se pretende fiel reflejo de lo real, esos adornos, esos revestimientos que ocultan lo esencial, será relevado por una búsqueda de la esencia del ser que se esconde a la mera vista. De nuevo lo simple, las simples cosas nos muestran, nos develan lo más íntimo del ser. el arte contemporáneo abandona la representación y de la ilusión como alusión porque la obra remitía a otra cosa vs el objeto de la pintura es la pintura misma… los cuadros expuestos ya no evocan un más allá, el objeto será inagotable… El arte contemporáneo tiende incluso a salir del cuadro en provecho de la ciudad instalación. (p.200). El artista Arman es conocido por el trabajo con las cosas, con los objetos, se considera un objetor: «explorador de objetos de nuestro mundo: «al no mostrar el hombre sino los objetos que lo rodean y de los cuales se sirve, hago un retrato de una parte de su personalidad y, en consecuencia, del hombre mismo. Mil veces una naranja es una libre arquitectura.»
(p.124). Asimismo lo es Picasso con su horno para recipientes, platos, fuentes con incisiones, cerámica insólita y revolucionaria.





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