Por Mauricio Castaño H
Historiador
Colombiakrítica



Poco Estado y Más Mercado


Sentir que las patrias sufren resquebrajamientos, es cosa de todo día y de todo el mundo. ¿A qué se debe estos Estados fallidos, estas naciones insuficientes? Porque desde su nacimiento, el Estado prometió abandonar la vida miserable del campo en aras de una industria citadina que aseguraría el Bienestar General, el de toda la población, sin discriminación alguna. No se desconoce un progreso de las condiciones de un antes y un después, por ejemplo, con la vida moderna se ganó en salubridad pública y con ella se alargó la expectativa de vida de los pobladores, se mejoraron las garantías laborales, se ganó en más y mejores servicios concentrados en la ciudad: agua potable, electricidad eficiente, vías de acceso, etc. Pero todo esto no es suficiente, el mercado impera en desmedro del Estado de Bienestar, cada vez las desigualdades aumentan, unos pocos que lo tienen todo y unos muchos que  que viven en la carencia, tienen poco o nada.


Basta con echar una mirada panorámica a las ciudades para darse cuenta que están atestadas de conflictos, en las calles, en las aceras abundan los sin nada, los vagabundos, los miserables. Y por supuesto  no puede faltar la delincuencia, el hampa, y en términos actuales el tráfico de estupefacientes por cuenta de la narco criminalidad, todo esto resumido en la triada: ilegalidad, informalidad, formalidad, por allí se mueve como pez en el agua las denominadas rentas criminales, es la criminalidad transnacional. Dejemos el preámbulo y vayamos a una mirada panorámica y filosófica.


Disquisiciones Filosóficas


Queremos ensayar unas disquisiciones que buscan explicar en algo estas noches largas y oscuras que esperan un amanecer más claro. La noche evoca oscuridad, el día claridad. Y lo que más se muestra es lo menos visto. El Ser se despliega en un territorio, es un juego del adentro y el afuera, en la calle, en la ciudad, en el trabajo me exteriorizo; en la casa busco mi isla de intimidad, me retrotraigo, me repliego, busco mi isla de intimidad. Somos seres interdependientes, sociales, en la soledad nos perdemos. «Pero no nos atañe a nosotros dominar todas las mareas del mundo, sino hacer lo que está en nuestras manos por el bien de los días que nos ha tocado vivir, extirpando el mal en los campos que conocemos, y dejando a los que vendrán después una tierra limpia para la labranza. Pero que tengan sol o lluvia, no depende de nosotros.» (Tolkien)


Nación, Patria, Estado


Nación, Patria, Estado, refieren todos ellos a una comunidad congregada. Por ejemplo, Nación es el territorio, sus polígonos limítrofes que dicen hasta dónde sí y hasta dónde no se reclama amo, señor y dueño del terruño que provee las riquezas para el sustento de la población, de sus habitantes. Patria refiere a un sentimiento de apego, los afectos hacia el territorio dado por las costumbres, creencias y toda la idiosincrasia que nos hace sentir como miembros de una comunidad, en una hermandad amplia, grande, una gran, una extensa familia más allá de nuestro estrecho núcleo sanguíneo de papá, mamá, hijos. El Estado garantiza sobre todo las normas, las reglas del juego que debemos tramitar para relacionarnos, respetarnos y convivir acorde a unos acuerdos, a unas leyes que preservan de no caer en el caos, en la Ley de la Selva, de no caer en una noche interminable de las tinieblas. Pero no olvidar que demasiado Estado nos aplasta, pero su ausencia nos pierde. Por lo demás, nuestros lazos estrechos están en familia, por ser pequeña es calurosa, sus lazos son estrechos y la solidaridad más efectiva, más inmediata. (F. Dagognet, 2004).


Anclaje del Individuo


En sí, todo anclaje, todo apego ayuda a anclar al individuo, como el apellido que todos llevamos que nos devela el lugar de donde somos, Serres, Sierra es de la sierra, Montañés de la montaña, p.e; no es simple etiqueta de quitar o poner, el nos sitúa, nos preserva de lo inasignable como de los más peligrosos flotamientos. Ayuda al yo a afirmarse, al mismo tiempo que lo religa a los suyos. (Dagognet, 2024). Por lo demás, es de saber que todo lugar sirve para fijar, de lo contrario flotaríamos. Todos tememos el lugar de nuestros afectos donde nos arraigamos, no importa cuántas veces hayamos partido, recordar que toda partida es un regreso, el enraizamiento no nos abandona, nos llama, nos ancla.


Concentrar es Violencia


Las injusticias, incluidas las económicas, traen muchos males, el crimen organizado se aprovecha para pescar en río revuelto, la calle y la sociedad en general se atestan de conflictos. Cómo no recordar con Michel Serres las drogas más peligrosas en su respectivo orden: El Poder, El Dinero, La Fama, las Drogas llamadas hoy sustancias psicoactivas y 

por último el Trabajo, nos drogamos con el trabajo, la excusa perfecta para retrotraernos de la angustia existencia, del vacío, pero al final será por algo productivo, ojalá creativo, innovador. Llámese droga a todo aquello que produce dependencia y que se hace todo lo que se puede por lograrla, obtenerla, no importa que haya que matar y comer del muerto. Somos bestias sin instinto, conscientes del tiempo que pasa, necesitamos dar cuerda a nuestros relojes.


El Afuera: Ex-istencia


Ex quiere decir afuera. Estesia sentidos. El ser que bascula en un salir y en un entrar. Los bienes facilitan la existencia. Recordemos que ex-istencia quiere decir salir al afuera, el yo que se exterioriza, vivimos en movimiento de doble vía, nuestro interior sale en la obra realizada pero a la vez se interioriza, se repliega decantando todo lo recibido del afuera, del mundo exterior. El espíritu se inscribe en el afuera, allí instala su soberanía. Lo demasiado diferente confunde y nos pierde, lo común nos sumerge en una existencia funcional, el ser que camina en su realización. Es la persistencia de la vida. El Trabajo es el afuera realizado que transforma el espacio, la materia y el espíritu, nuestro Ser. El objeto es un pensamiento materializado. Ob-jeto quiere decir lo que está frente a nosotros, así como sub-jeto quiere decir estar por debajo, lo que subyace.


La Justa Medida, La Felicidad


Todos buscamos la felicidad. Desde los griegos con los estoicos nos enseñaron la justa medida, huir de la desmesura del glotón que nada lo sacia pero que pagará caro sus excesos. La inmensidad aplasta, buscar en la miniatura, que es potencia o concentra lo más valioso.  Gozar de los placeres más simples y más puros, lo poco satisface. La existencia implica una cantidad de miserias contra las cuáles el filósofo nos armará.


Pero es la doctrina del liberalismo que enrarece el ambiente. Proclama más Mercado y menos Estado, incluso proclama su desaparición, todo será regulado por la oferta y la demanda, por el simple negocio, en sí por la autorregulación, todo se equilibra por sí mismo. Pero el Liberalismo se entrega a potencias incontroladas que asegura la dominación y los intereses de unos pocos, y la gran mayoría queda desprotegida. Pero la vida persiste en su ley de vida, tanto en la reproducción como en el asociarnos que nos hace más fuertes, menos vulnerables. No podemos olvidar que lo universal se nutre de lo local, los inventos aquí, impactan allá en lo global. El Ser Social equivale a la nación, pero mercado, lo macroeconómico la quiere simplificar, reducir, volverla insuficiente.

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