Historiador
Colombiakrítica
El León, rey de la selva, todos le temen. En las fábulas no sólo es la personificación humana que se hace de sus variadas condiciones: el poderoso, el débil, el oportunista, el demagogo, el ingenuo, no sólo caracterizan, sino que también son la evidencia del zócalo biológico que a todos los vivientes nos asiste. Algunos dirán instinto, instintual pero preferimos la riqueza de la expresión zócalo biológico y mucho mejor devenir animal. En irá de intenso dolor, salidos de sus cabales, quiere morir matando, matar y comer del muerto. Pero esto dicho es simple facilísimo, reduccionismo. Con las investigaciones antropológicas nos tenemos una riqueza de vivencias en las comunidades indígenas que develan otros vínculos.
En suma, las fábulas personifican en animales la condición humana: el Poder y el abuso está en el león, la malicia en el zorro, el trabajo en la hormiga, la holgazanería en la cigarra. Pero también representan la doble cara de la moneda, el lado fuerte y el débil como bien puede verse en las dos fábulas que presentamos de Jean de la Fontaine.
Y para una más rica comprensión de ese mundo diverso de las culturas dejamos este enlace de Phippe Descoola sobre la naturaleza y la culy
El León Enfermo y El Zorro
De parte del Rey de los animales,
Que en su antro estaba enfermo,
Fue hecho saber a sus vasallos
Que cada especie en embajada
Enviase gente a visitarlo,
Bajo promesa de tratar bien
Ha los diputados, a ellos y su séquito,
Fe de León, muy bien escrita,
Buen pasaporte contra el diente
Contra la garra otro tanto.
El edicto del príncipe se ejecuta:
De cada especie de le envía.
Los zorros se quedan en casa,
Uno de ellos dice esta razón:
«Los pasos marcados en el polvo
Por aquellos que visitan al enfermo
Miran hacia la caverna;
Ninguno marca de regreso:
Eso nos pone en desconfianza.
Que su Majestad nos dispense:
Gracias por su pasaporte;
Lo creo bueno; pero en ese antro
Yo veo muy bien cómo se entra,
Y no veo cómo se sale.»
Fábula Dos
El León que se volvió viejo
El León, terror de las selvas,
cargado de años y llorando su antigua proeza,
Fue finalmente atacado por sus propias presas
que habían vuelto fuertes porque él estaba débil.
El caballo se acercó dándole una patada;
El lobo una dentellada; el Buey una cornada.
El desgraciado León, languidiciente, triste y melancólico,
Apenas sí rugir puede por la edad estropeado.
Espera su destino, sin quejarse en lo más mínimo;
Cuando vió al asno mismo a su antro presentarse:
¡Oh! Es demasiado, le dice; quería morirme;
Pero sufrir tus golpes es morir dos veces.
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