Historiador
Colombiakrítica
Tanto alboroto por la Inteligencia Artificial. Y ahora todo corre por cuenta del ChatGPT. Es tonto no percatarse que la liberación del hombre lo ha acompañado desde su nacimiento. Dejamos de arrastrarnos en cuatro patas pero ganamos dos manos. El homo faber, el hombre que fabrica herramientas, el hombre que se exterioriza, que se sale de sí mismo y se entrega en la herramienta. La mano no es tan sólo una mano. Una mano empuñada es un martillo, es arma letal en el karateca. Mano que golpea pero también da caricias. La boca que tritura pero que también habla, canta, ríe, grita, susurra, llora. Toda herramienta es la potencia salida de nuestro propio cuerpo, es su propia extensión.
El martillo golpea mejor, con más potencia que el puño de la mano. El destornillador o la llave aprieta o desaprieta lo que a la propia mano se le dificulta. Igual sucede en la locomoción, los pies son lentos ante la rueda que se desplaza velozmente. El microscopio es el súper ojo que nos entrega lo diminuto. El cerebro es superado por las máquinas de cómputo que calculan más y más rápido como la súper computadora de ajedrez. Incluso las máquinas diseñadas para hacer escritos según variables que se ajustan a sus códigos, son miles y miles de posibilidades hechos algoritmos informáticos. Por lo demás, el problema no es la técnica en sí misma, si no en quién se la apropia y con que propósito: ¿la ciudadanía? ¿los grupos de poder?
Los ejemplos los hay por mil pero importa más señalar lo propio del hombre y no lo que se le escapa para una mejor especialización. Y recordar que el hombre es especialista en la no especialización (es bueno en todo y en nada en específico), su capacidad libertaria lo pone ante el mundo, ante un desafío, ante él mismo: su propia liberación de lo tedioso para ganar más tiempo para la creación. La ecuación es bastante conocida: toda pérdida trae consigo una ganancia. Se puede quedar llorando ante lo perdido o celebrar lo nuevo ganado. Pensar es inventar, es el axioma ante las liberaciones que el hombre cada vez gana.
La tontería de la queja ante lo nuevo ganado, de súper máquinas que hacen mejor los trabajos mecánicos que nosotros mismos, nos ponen ante el reto de la libertad, la libertad de ser inventivos y no quedar en el lloriqueo por lo que se pierde. Por ejemplo, recuerdo a Barack Obama decir que dejar de conducir carro le había liberado tiempo para leer. Eso mismo es lo que se espera tras de cada liberación, habrá cosas mejores para el espíritu, para ser más y mejores personas.
Creo que el problema de ver los avances de la técnica, incluida la robótica, vienen, quizá, de que seamos demasiados cerebralistas, el cerebro comandando la evolución y todo lo demás de las sociedades humanas. Pero sucede que pensamos con todo el cuerpo, en ocasiones los dedos son inteligentes ante las cabezas duras, a medida que se hace se va perfeccionando el hacer, por ejemplo, el artesano, el escultor, el pintor, el escritor: su mano adiestrada va comandando su obra.
Muchas veces se ha visto que ni ellos mismos son capaces de explicar sus propias obras, su sólo razonamiento se queda corto al tratar de dar cuenta de lo realizado, de lo salido de sus propias manos, de sus propias sensaciones, las ideas no llegan para dar reporte de todas las experiencias confluidas allí. Ellos vieron, olieron, escucharon, degustaron, palparon con una excesiva experimentación a lo que otros ciudadanos están negados, anestesiados o simplemente van por encima de las cosas sin siquiera percatarse.
Desde luego que los procesos automatizados son más seguros y nos liberan de idiotizarnos, de la monotonía. Los carros autónomos no se distraen como sucede con el conductor mirando el recién llegado emoticón en su teléfono. Los aviones son más seguros con su piloto automático. Y téngalo por seguro que también los profesores serán más felices sin tanto esfuerzo por hacer con el ChatGPT que les harán los crucigramas para sus estudiantes, ya no tendrán que reventar neuronas fotocopiándolos de los revisteros. Será tiempo liberado, que según las capacidades de cada quien, serán aprovechadas para lo mejor o para aburrirse aún más contando chistes de doble sentido o presumiendo quién tiene la camioneta más lujosa, más engallada.
La herramienta salida de nuestro cuerpo, ella, la herramienta, de rebote, también moldea nuestro cuerpo, hay reciprocidad. Tanto tiempo sentado frente a un computador o ante el mismo SmartPhone, nos hacen más sedentarios, incluso con cabeza gacha. No es nada del otro mundo, simple mecánica corporal, así como el obrero tiene manos duras y callosas o el carnicero es diestro despellejando a la vaca con su puñal, los que usan las herramientas de inteligencia artificial tienen sus propias habilidades y atrofias.
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