Historiador
Colombiakrítica
Diciembre y su tedio Época de excesos y frenetismo. Todos van y vienen con la prisa de un ritmo mercantil, el mejor traje a estrenar, el mejor regalo para compensar carencias y tristezas de los meses pasados. Bien se dice con Bataille que el principio de la economía es el gasto y no el ahorro, la circulación con sus intercambios, interconexiones aviva el ser social. Todo es desfogue, todos van a prisa, quizás corren tras algo inaprensible, precisan de quemar el año viejo con sus malas jugadas y las mejores apuestas por el venidero. Por lo demás, en desfogues de quemas y de lluvias de pólvora es herencia mafiosa en tierras antioqueñas.
Los dioses que juegan con los hombres en el paraíso como soborno y el infierno como amenaza. Todos corren a ponerse al día según mandan los ritmos y flujos sociales de costumbres, pasiones y deseos sociales que nos envuelven. El eterno retorno religioso que se repite cada año pero de manera diferente. Diferencia y repetición es una fórmula inteligente de la vida misma, todo se repite de manera diferente, nadie se baña en las mismas aguas de un río, todo fluye y todo cambia. El Eterno retorno es tiempo no propulsado.
La repetición se rompe con cada razón encontrada en cada amanecer para levantarse de la cama. Cada amanecer demanda despertarse para enfrentar el día que se viene, devenir experiencias inéditas, la misma gente, la misma ciudad, el mismo trabajo pero todo tan diferente, todo se repite pero de diferente manera, si todo fuera igual enloqueceríamos. Lo diferente viene a bien con lo que está por venir, con el devenir y con lo múltiple, todo el vivir es una caja de sorpresas: soy larva, ahora soy oruga, pronto seré mariposa. Es un buen ejemplo de los devenires que a todos los seres nos asisten en esta aventura de nacer, morir, renacer o el ciclo de la metamorfosis en que todo cambia, todo tiene que ser nada, recordar la raíz etimológica de hombre, humus, tierra, bien resumida en el polvo eres y en polvo te convertirás.
Lo religioso mítico se revive año tras año no sin ser doblado por cada cultura a través de sus deseos, costumbres y pasiones. Pero el tedio no es ajeno por lo monótono y aburrido de lo mercantil que manipula las vidas al punto de convertirlas en viles y miserables, nada que trascienda los cuerpos y espíritus, por eso es diciembre y su tedio. Por lo pronto tendremos que esperar un devenir más edificante, de todas formas menos manipulado por lo peor de ciertos poderes. Algún día lo decembrino será menos tedioso.
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