Historiador
Colombiakrítica
La vida es una relación de fuerzas, un viviente se define por su entorno. El ser capta el afuera y lo repliega en su adentro, es un movimiento, una configuración espiritual y material, me transformo a mí mismo pero a la vez lo hago con el espacio en el cual me desenvuelvo. Ser y Territorio, el adentro y el afuera coexisten, se determinan. El viviente está en constante lucha con su entorno para procurarse los medios necesarios para la subsistencia. El Ser se las arregla con el medio favorable para su vida. Es una constante de la vida dinámica e inacabada en un incesante devenir. Gilles Deleuze en el libro titulado Foucault, presenta estos conceptos claves y liberadores para entender la existencia humana, muy libres del culto al Estado de Derecho, de un papá Estado regulador de vidas.
Esta relación, esta tensión, esta interrelación permanente del ser y su medio, permite decir que nadie está a título individual en su propio cuerpo, cada ser se constituye de acuerdo a los problemas planteados en su propio entorno, en el territorio en el cual se desenvuelve. El afuera construye el adentro, es coextensivo y nada tiene que ver con la interioridad de un Yo, recordar que la vida se define por las fuerzas que resisten a la muerte. Y si hay vida, hay lucha. Y si hay lucha, hay resistencia. Por tanto es la posibilidad del libre albedrío. Es una vía libertaria, la vida como estética de la existencia, el poder de sí que no permite el sofoco de un poder limitante. Tan conocidas son las dictaduras de izquierda como los gobiernos fascitas. Cada acción, cada práctica en nuestras vidas debería conducir a la libertad.
El Poder en sus relaciones de fuerza no es homogéneo, pero sí se define por sus singularidades, no es global pero sí local, no es localizable en líneas pero si es difuso. Está en la señora de los tintos que me discursea tratando de convencerme para votar al facho de turno. La represión y la ideología tan sólo son el polvo del combate pero no representan las fuerzas del Poder. El poder del Estado se expresa en la Ley. Otrora la peste controlaba la ciudad enferma, mientras que la lepra exiliaba.
Toda sociedad traza, dibuja sus diagramas de la realidad. Las pequeñas prácticas, costumbres y deseos se propagan para devenir un modelo de sociedad. Un diafragma son las relaciones de fuerzas que constituyen el Poder. El poder no pasa por formas (como instituciones) sino por fuerzas, remite a micro físicas del poder, conexiones móviles no localizables, tiene aparatos y reglas. «El poder como ejercicio, el saber como reglamento». Chátelet. El poder afecta todos los aspectos de la vida: gobernar niños, ancianos, mujeres, jóvenes. El poder legisla, hace Constituciones, Libro de leyes, hace reglamentos, construye edificaciones, instituciones, y todas ellas interceptan al sujeto, al individuo, interfiere las subjetividades, las maneras como concebimos y construimos el mundo a nuestro alrededor, todo un biopoder.
El repliegue del afuera, del territorio que hace el individuo, lo hace para doblarlo a sus propias percepciones, vale también para los tres semi trascendentales de vida, trabajo y lenguaje, sólo cooperan para configurar mi percepción del mundo. Recordar que la palabra Ex-istir remite a un estar por fuera, a un exteriorizarse, el interior sale en cada acción ejecutada, en la huella dejada me develo, queda algo de mi existencia, pero también tomo del afuera y lo repliego muy adentro de mí. Es la interiorización del afuera. Es el doble que me construyo, es un redoblamiento de lo Otro. El adentro es un repliegue, un replegamiento del afuera, el adentro es el redoblez del afuera. Por eso luego vienen los desgarros. El desgarro, elemento vital y renaciente. De allí tambien vendrá el gobierno de sí, el autocontrol, cada quien encontrando sus propios sentidos, sus propias melodías, su propia música.
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