Por Mauricio Castaño H
Historiador
Colombiakrítica


El existir implica una búsqueda constante de sí mismo, nadie puede vivir por uno. Es un acto de ejercicio de la libertad para hallar los propios caminos. La libertad se ejerce, no se puede esperar una garantía por fuera de nosotros mismos. Así como el aprendizaje se da en el hacer y uno aprende haciendo, así mismo sucede con la libertad, ella se logra en su ejercicio pleno. 


Es cierto que la vida en comunidad vivifica y que el individuo en la soledad se pierde, pero también es cierto que el individuo necesita de su propio espacio para realizarse, requiere de su isla de intimidad para encontrarse consigo mismo, para poder tener algo de espacio donde respirar con tranquilidad. También somos conscientes que la búsqueda es perpetua, es constante, no se detiene. Uno va buscándose en la vida para no encontrarse porque uno no quiere ser el mismo, uno pasa la vida tratando de cambiar pese a que estemos protegidos por la máscara que llevamos puesta y nunca nos quitamos. Bueno es para la salud pasar a otros paradigmas éticos que nos seducen pero que necesariamente no están claros, es un camino de largo trecho por recorrer, por ir despejando, aclarando poco a poco. 


De seguro no se va por los senderos del imperio de la razón crítica sino por las bifurcaciones de la razón práctica que es emergente, es inédita, está al alcance de cada quién, del libre albedrío. Recordar las Tres críticas kantianas: Crítica de la razón pura que afecta las condiciones del conocimiento y sus límites; Crítica de la Razón práctica que atiende a la consciencia moral; y la crítica del Juicio. En todas ellas se juega la autonomía del sujeto, un sujeto que como su etimología sugiere está sujeto, tiene sujeción, está atado a algo. En cada una de éstas críticas hay límites que no deben ser rebasados por el individuo so pena de sufrir dependencia. La razón práctica permite escapar de los universalismos. «Es porque desbordamos los límites legítimos de la razón por lo que somos llevados a recurrir a una autoridad que va a ponernos en un estado de minoría.» (p.21) *


Toda rebelión, toda revolución pretende darse su propia Constitución, el gobierno de los otros. Se trata de una distribución de las exigencias individuales e institucionales, entre sujeto y autoridad, entre lo ético y lo político. Se trata de lograr una mayoría de edad, cada quien responsable de su propia vida sin necesidad de ponerse en los brazos de otros, en fin, se trata de que no hay ni amos ni esclavos, ni señores ni siervos, esto es buscar un justo equilibrio entre los lazos de una Racionalización y los del Poder. Se trata de no perder la libertad como horizonte. Es la distribución del Gobierno de Sí y el Gobierno de los Otros, distribución de las exigencias individuales e institucionales, entre el sujeto y la autoridad, entre lo ético y lo político. En suma, no caer en la trampa de una Razón Absoluta delegada en unas pocas manos del Poder. Por lo demás, no perder de vista que la racionalización es la gestión del individuo, en cierta manera es un adiestramiento humano. 


La rebelión siempre será una alternativa para la sujeción, el poder sujeta, el sujeto en su constante búsqueda es rebelión, derecho justo de levantarse, de sublevarse. Tengo derecho a ser distinto, la diferencia es el credo. No se precisan de pastores ni de guías, no existe el camino, se hace camino al andar. La mayoría de edad es la autonomía. El cuidado de sí mismo, lleva a cuidar a los otros. El esclavo es quien no ha aprendido a modelarse así mismo.


No existen sujetos fundamentales, fundantes como lo señala la fenomenología. Nada hay de fundamental, todo está por hacerse, todo es devenir, el ethos está en clave de rehacerse de manera continua, nadie se baña en las mismas aguas del río. No existe una sola razón crítica, hay múltiples, incluída la del loco incomprendido. En la vida no hay certezas, no hay verdades absolutas. El individuo es siempre un constructo. Me miro al espejo y no me encuentro. En la vida más que buscar lo que somos es rechazarlo, es la búsqueda motor de nuestra existencia. Viene a bien recordar que ésta búsqueda por la identidad, trajo consigo la explosión de las identidades o aquellos gustos binarios del sexo, muchos de seguro quieren permanecer en el limbo de la no identidad, se sienten cómodos como hermafroditas sin que prevalezca ni lo femenino ni masculino.


Pero el camino de la libertad no está despejado, topamos con el Poder de Estado que pone límites, todo el tiempo quiere tener a los individuos bajo su dominio, haz esto, haz aquello, prohibido tal o cuál accionar. Bien se dice que dónde están más de dos personas, se dan relaciones de poder, cada quién quiere tirar la cuerda para dónde mejor le convenga. 


No hay poder político sin dominación. Y por supuesto que sí hay vida, hay lucha, hay resistencia. Por esa misma razón, en la mayoría de las sociedades su estructura política es inestable, todas ellas han conocido la inestabilidad y la revolución. Lo normal es que el rebaño no siga al pastor. No existen salvadores, los lavadores de culpa son una estafa. No hay caminos, yo soy el camino, el de cada quien.


La relación con nosotros mismos es la ética. Hacer de la vida una obra de arte. El arte de la existencia, de la ética precisa del ejercicio de la libertad que se abre paso en el seno del Poder. Inventarse, elaborarse así mismo, trabajar duro para no permanecer el mismo. Es una heroizacion del presente, está transfiguración, es el acontecimiento, es elaboración ascética de sí, la vida como obra de arte, es es arte de la existencia. Líneas éstas inspiradas en el libro La Ética del Pensamiento de Michel Foucault.


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