Innovación o Desgracia
Por Mauricio Castaño H
Historiador
http://colombiakritica.blogspot.com/
Medellín gana el premio Lee Kuan Yew World City Prize, por su apuesta urbanística sostenible e innovadora. La pregunta pertinente que cualquier ciudadano de a pié puede hacerse ¿por qué esto? Y el cuestionamiento es razonable cuando se cruza con la consabida información sobre el empleo informal que está en el sesenta por ciento. Y sobre la mayor inequidad de Colombia y de América está precisamente en esta ciudad. En las calles se constata la pobreza con la cantidad de trabajos informales en esta urbe, los numerosos habitantes de calle que cada día son más.
En esta ciudad se consume tres veces más drogas o alucinógenos que en el resto del país, como si la miseria encontrara refugio en esta anestesia fatal. Se dice que las calles reflejan, son la radiografía de una ciudad, pues en ellas se constata la pobreza cada vez más llevada al límite. Esta realidad es todo un cóctel, y más aún, cuando surge ese ingrediente ya vuelto parte del paisaje: las Rentas Criminales. Un solo ejemplo bien ilustrativo es el exclusivo sector de la ciudad llamado parque Lleras, allí es el lugar donde más se mueve el dinero proveniente de extranjeros. Allí la oferta es típica de los turistas gringos de clase media incultos que vienen a conseguir milagros, no posibles en su propio país y que aquí logran gracias a la conversión del dólar en pesos: vienen en busca del comercio sexual y drogas.
Vale la pregunta por la clase de dirigencia que permite estos deterioros, sigue en vigencia ese principio de obtener la mayor ganancia sin importar las consecuencias venideras, sin importar destruir la ciudad como actualmente se está haciendo, entonces estos potentados se van a otra ciudad intermedia, Llano Grande, y así van migrando al ritmo de la destrucción de su propio hábitat, incluso los hay que viven en otras ciudades del mundo, y tan sólo vienen a pedir cuentas de sus ganancias altas. Cabe también anotar la contaminación que se vive por estos días, las nubes grises han obligado a cancelar más del noventa por ciento de los vuelos aéreos, se recomienda no hacer ejercicio de seis a diez de la mañana a causa de una de las mayores contaminaciones que alertan sobre adquirir cáncer o enfermedades respiratorias.
La pregunta habitual es ¿de qué innovación, de qué progreso se está hablando? Es cierto que se han tenido grandes conquistas en la humanidad que benefician a la mayoría de la población, la invención de la máquina liberó a los obreros de las tareas forzosas y penosas, el automóvil y las vías acortaron las distancias y favorecieron los intercambios comerciales. Pero la gran cuestión de la desgracia humana sigue sin resolver, muchos miserables y muy pocos que todo lo acaparan. La pregunta por el tipo de progreso sigue vigente.
En su tiempo Nietzsche cuestionaba los desarrollos científicos y la orientación que se tenía: “No hay ninguna ley según la cual desarrollarse sea forzosamente elevarse, acrecentarse, fortificarse.” O el gran sabio historiador François Châtelet en Una Historia de la Razón cuestiona el tipo de desarrollo científico coronador del planeta a costa de su destrucción. “Parece claro que los que tontamente se llaman “salvajes” perciben la naturaleza mejor que lo que la percibimos actualmente. Poseen una percepción diferencial mucho más fina que la nuestra y su universo perceptivo es infinitamente más rico. Desde este punto de vista hemos retrocedido. En relación a las técnicas curativas de las plantas, los “salvajes” sabían bastante mas que nuestros químicos actuales. Además, no es evidente que la acumulación de bienes sea un bien, a pesar que actualmente estemos convencidos de ello debido a esta extraña concepción cuantitativa. Los que llamamos “salvajes", tienen una idea muy exacta de los problemas que plantea la acumulación, el hecho de la dominación y de que no es malo consumir los excedentes, por ejemplo en las ofrendas a los dioses. Nosotros, frente a la acumulación de excedentes, no hemos encontrado otra solución más miserable que la guerra.”
Y la pregunta nuestra es ¿de qué tipo de innovación o progreso hablamos con estas ciudades hechas todo un desastre? ¿Somos innovación o desgracia?
Historiador
http://colombiakritica.blogspot.com/
Medellín gana el premio Lee Kuan Yew World City Prize, por su apuesta urbanística sostenible e innovadora. La pregunta pertinente que cualquier ciudadano de a pié puede hacerse ¿por qué esto? Y el cuestionamiento es razonable cuando se cruza con la consabida información sobre el empleo informal que está en el sesenta por ciento. Y sobre la mayor inequidad de Colombia y de América está precisamente en esta ciudad. En las calles se constata la pobreza con la cantidad de trabajos informales en esta urbe, los numerosos habitantes de calle que cada día son más.
En esta ciudad se consume tres veces más drogas o alucinógenos que en el resto del país, como si la miseria encontrara refugio en esta anestesia fatal. Se dice que las calles reflejan, son la radiografía de una ciudad, pues en ellas se constata la pobreza cada vez más llevada al límite. Esta realidad es todo un cóctel, y más aún, cuando surge ese ingrediente ya vuelto parte del paisaje: las Rentas Criminales. Un solo ejemplo bien ilustrativo es el exclusivo sector de la ciudad llamado parque Lleras, allí es el lugar donde más se mueve el dinero proveniente de extranjeros. Allí la oferta es típica de los turistas gringos de clase media incultos que vienen a conseguir milagros, no posibles en su propio país y que aquí logran gracias a la conversión del dólar en pesos: vienen en busca del comercio sexual y drogas.
Vale la pregunta por la clase de dirigencia que permite estos deterioros, sigue en vigencia ese principio de obtener la mayor ganancia sin importar las consecuencias venideras, sin importar destruir la ciudad como actualmente se está haciendo, entonces estos potentados se van a otra ciudad intermedia, Llano Grande, y así van migrando al ritmo de la destrucción de su propio hábitat, incluso los hay que viven en otras ciudades del mundo, y tan sólo vienen a pedir cuentas de sus ganancias altas. Cabe también anotar la contaminación que se vive por estos días, las nubes grises han obligado a cancelar más del noventa por ciento de los vuelos aéreos, se recomienda no hacer ejercicio de seis a diez de la mañana a causa de una de las mayores contaminaciones que alertan sobre adquirir cáncer o enfermedades respiratorias.
La pregunta habitual es ¿de qué innovación, de qué progreso se está hablando? Es cierto que se han tenido grandes conquistas en la humanidad que benefician a la mayoría de la población, la invención de la máquina liberó a los obreros de las tareas forzosas y penosas, el automóvil y las vías acortaron las distancias y favorecieron los intercambios comerciales. Pero la gran cuestión de la desgracia humana sigue sin resolver, muchos miserables y muy pocos que todo lo acaparan. La pregunta por el tipo de progreso sigue vigente.
En su tiempo Nietzsche cuestionaba los desarrollos científicos y la orientación que se tenía: “No hay ninguna ley según la cual desarrollarse sea forzosamente elevarse, acrecentarse, fortificarse.” O el gran sabio historiador François Châtelet en Una Historia de la Razón cuestiona el tipo de desarrollo científico coronador del planeta a costa de su destrucción. “Parece claro que los que tontamente se llaman “salvajes” perciben la naturaleza mejor que lo que la percibimos actualmente. Poseen una percepción diferencial mucho más fina que la nuestra y su universo perceptivo es infinitamente más rico. Desde este punto de vista hemos retrocedido. En relación a las técnicas curativas de las plantas, los “salvajes” sabían bastante mas que nuestros químicos actuales. Además, no es evidente que la acumulación de bienes sea un bien, a pesar que actualmente estemos convencidos de ello debido a esta extraña concepción cuantitativa. Los que llamamos “salvajes", tienen una idea muy exacta de los problemas que plantea la acumulación, el hecho de la dominación y de que no es malo consumir los excedentes, por ejemplo en las ofrendas a los dioses. Nosotros, frente a la acumulación de excedentes, no hemos encontrado otra solución más miserable que la guerra.”
Y la pregunta nuestra es ¿de qué tipo de innovación o progreso hablamos con estas ciudades hechas todo un desastre? ¿Somos innovación o desgracia?
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