Autoritarismo Espiritual


Por Mauricio Castaño H
Historiador

Pretender tener una única Verdad Revelada ha sido propio de cada culto religioso. Con su pastoreo apostólico o clavando la espada, la cristiandad ganó terreno en occidente convirtiendo a sus credos a los pueblos propios y conquistados. En su particular doctrina impuso pautas de conductas sobre el comportamiento humano, en esencia su cantera moral la basó sobre lo que se puede denominar los pecados de la carne, los placeres, el desprecio por todo lo perecedero y terrenal que tiene por fin la pudrición, se pretendía una asepsia y pureza espiritual en el alma que aseguraba un puesto celestial después de muerto, la verdadera vida le llaman en la prédica.

Este proyecto con ambiciones de universalidad se abrirá paso, una máquina de muerte sobrevino, se le llamó Santa Inquisición, licencia para eliminar a quienes resistían y entonces, eran catalogados espíritus malignos que debían ser quemados en la hoguera. La figura popular se hallará en las brujas, chivo expiatorio para el escarmiento público, y que en el auge de la ciencias el interés fue desplazado hacia el juzgamiento de sus hombres, ejemplo emblema fue el juicio a Galileo, condenado al contrariar a la Iglesia por afirmar que la tierra no era centro del universo.

Este tribunal eclesiástico dueños de la moral de fuerte arraigo en sus soldados de Fe, aún hoy justifican las mayores guerras en el mundo con la tal Verdad Revelada elevada a valor supremo que dicta y regula los comportamientos humanos. Por fuera quedan la demás percepciones del mundo reflejadas en sus sistemas de creencias populares y culturales, pues cada cultura humana teje sus propios sistemas de creencias que hacen frente a los Miedos, que buscan como protegerse de los cuatro jinetes de la visión apocaliptica de San Juan: La Guerra, El Hambre, La Enfermedad y La Muerte. A donde quiera que se vaya las tres primeras siempre van juntas en el mismo carro, pero el jinete de la muerte siempre les seguía.

En esta dinámica se ve como lo religioso tiende a prevalecer sobre lo civil, como si el tiempo no pasara, estos férreos soldados de la dogmática cristiana afilan sus armas para dar castigos ejemplarizantes a quienes creen descarriados. En Colombia existe un alto ministerio de gobierno llamado Procurador, su funcionario Alejandro Ordoñez es de esa estirpe, y quiere imponer sus credos a la antigua Santa Inquisición, pasando por encima de la Carta Magna de la nación que reconoce un Estado Social de Derechos y la libertad de credos. Buscan a como de lugar imponer la ideología del matrimonio cristiano, la espiritualización de la vida conyugal inspirados en el culto mariano, en la virgen María como símbolo y modelo de esposa ideal, aconsejan el látigo para reprender a la mujer. En fin, luchan contra los demonios del mal, odian a las mujeres consideradas fuente de todo pecado, a los gays los atacan porque son desviaciones caprichosas anti natura. Estos seres intolerantes de una moral social y civil han sido incapaces de reconocer ese fluir múltiple de la vida, apagando exuberancias de la erótica, sólo se regocijan en la moral hipócrita del que peca, reza y empata, pero luchan a muerte por imponer su Autoritarismo Espiritual.


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Nación Insuficiente


Por Mauricio Castaño H
Historiador
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La sociedad sí, el hombre no. Los hombres se explican por la cultura, por las prácticas culturales de una época. Buscar un hombre culpable o un puñado de ellos, sólo ayuda a aliviar culpas o en el mejor de los casos a entrar en procesos de frenar violencias como sucede con los chivos expiatorios. En Colombia al igual que otras naciones del hemisferio, no cesamos de preguntarnos por los orígenes y en especial por explicar nuestros comportamientos no gratos, no solidarios, y más bien violentos. Los españoles entraron con la cruz y la espada, triunfaron imponiendo sobre la cultura aborigen sus creencias, su racionalidad administrativa, una hibridación surgió, que la militancia cristiana luchó con todas sus fuerzas por arrasar todo aquello que no se pareciera a lo suyo, fue intolerante con quien no se adaptara a las nuevas conductas morales dictadas por la cristiandad. Las oposiciones vinieron de las persistencias de los arraigos culturales aborígenes y de los vanguardistas de la Razón, que querían incorporar las novedades de ciencia probadas en el mundo europeo, la llamada Ilustración, siempre en desventaja frente a la militancia católica de Santa Inquisición.

Allá en ese zócalo de historia se encontrarán explicaciones a nuestros orígenes, a nuestros comportamientos de hoy. Aún persiste esa hibridación insuficiente entre una Fe vaga y comodín, y una razón o ciencia etérea, el cuerpo social sobre el cual se asientan, es una mezcla indefinida, expresada en una Nación Insuficiente, un cuerpo social difuso, una sociedad civil escasa, en suma un Estado en construcción, por hacerse. Mucho se ha insistido en la constante de violencia venida de todos lados que ha influido en los comportamientos agresivos de nuestro ser colombiano, la cultura de sacar ventaja en los negocios, de tener como norte supremo el dinero, unas prácticas cotidianas en donde no importa el bienestar de mi vecino. Y de allí surgen los dirigentes, más pulidos, más hábiles para trampear con la ley. Y repetimos, la cultura es asiento de las prácticas cotidianas que nos revelan en la historia. Las diferencias entre semejantes se resuelven con violencias, con agresiones, puños patadas, luego a nivel escalar con la metralla. 

El balance actual de la sociedad colombiana no es alentador, la criminalidad hace parte del paisaje, es otro renglón de la economía que disputa con la tolerancia de los gremios económicos tradicionales. En las ciudades, en sus calles, en sus esquinas, los matones de esquina gravan, cobran impuestos a los dueños de los negocios, no importa su tamaño, grande o pequeño, todos pagan, a todos extorsionan. Y en la otra cara institucional, el hampa campea en la corrupción, los empresarios de la salud se roban los recursos de los contribuyentes, prestan pésimos servicios hospitalarios, las drogas suministradas son baratijas y de mala calidad. Y si se trata de obras de infraestructura, renglón fuerte de la administración pública,  más del 70 porciento de los recursos se invierten allí, el ejemplo más publicitado fue en Bogotá con el clan de la familia Nule, miles y miles de millones fueron raptados por ellos y su cómplices políticos.

La costumbre hace daño cuando refiere a malas prácticas, todo lo que corroe la vida de tanto suceder, se nos convierte en normal, nada que le detenga, ni forma de acudir a la nación insuficiente, su institucionalidad es débil, sus agentes los mueve la ambición, propósitos innobles, no virtuosos.

La tarea no es nada fácil, pero no imposible, los propósitos comunes son un buen comienzo. El tema de la solidaridad, de la equidad debe ser fuente de inspiración, que el bienestar alcance a todos, sin discriminaciones, a saldar la deuda social tan en mora, son pasos para transitar por la anhelada justicia social. Por supuesto que es fundamental tener presente ese arraigo cultural de la violencia, de odios y venganzas consumados en asesinatos, vueltos en empresa criminal, lógicas de guerra. Vale  la pena la preguntarse por un proyecto de cultura de la sociedad ¿Cuáles son los paradigmas, cuáles son los patrones culturales a seguir? Ello para desintalar los deseos desmedidos, todo se quiere tener, toda la riqueza como fuente de felicidad. Reconocer las mentiras que nos echamos y que no permiten conocer nuestros males. Revertir ese momento de la transformación en que la industria agenció el negocio de la narco mafia. Bien vale replantear ese eterno retorno que conjura una hibridación cultural que nos insiste en la muerte.


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La Democracia Huele Mal

Por Mauricio Castaño H
Historiador

Por estos días la democracia arde por cuenta de esa Santa Inquisición, las cosas de  todo día, de chismes y catolicismo, fueron sacudidas. Hay alerta. El alcalde de Bogotá, un ex guerrillero, de la primera ciudad más importante del país, fue destituido e inhabilitado para ejercer cargos públicos durante quince años. Es la muerte política de uno de los perfiles más formado y consolidado de las huestees de la política de izquierda. El acontecimiento va más allá de un simple suceso que sacude la monótona y provincial vida del país, es una polarización en donde esas mentalidades sectarias, quieren cerrar el paso a una izquierda incipiente y soñadora con el Proceso de Paz que en la actualidad se lleva en la Habana.

En Colombia la democracia huele mal. Una de sus Partes tiene contaminado el Todo. Uno de sus ministerios públicos La Procuraduría, que procura guardar los buenos comportamientos éticos de los empleados del Estado, está yendo más allá al erigirse como una Santa Inquisición, que todo lo juzga al creerse dueño de la Verdad y de todas las almas, decide quien entra al cielo y a quien manda al infierno. Y no es para más, el Procurador Alejandro Ordoñez ha demostrado ser de esa estirpe goda ultra católica, guardadores de una única moral, las de los católicos, del Opus Dei. 

Este procurador fue formado en esas filas de la intolerancia, como buen alumno (alumno significa sin luz) quemó libros considerados inmorales, no sabemos si llevó a la hoguera cuerpos con almas impuras, su tesis de grado titula Presupuestos Fundamentales del Estado católico. De tal palo tal astilla, las guerras más crueles han sido llevadas por los odios religiosos. Pero este Procurador no está sólo, representa toda esa mentalidad y prácticas de violentos, de intolerantes que avivan la llama de la guerra, de las matanzas, es la denominada ultraderecha colombiana. Una contravención, un contrasentido en un Estado Social de 

Derecho, con libertad de credos. Colombia está en guerra declarada.
No es exagerado cuando comparan la destitución del alcalde mayor de Bogotá con un golpe de Estado, pues para los conocedores de la violencia política colombiana, el método de asesinar a sus contrincantes ha sido el normal, desde mil novecientos cuarenta y ocho, en la historia contemporánea, se ha venido echando plomo a los contradictores políticos, candidatos presidenciales asesinados, el partido político de la Unión Patriótica exterminado con sus más de seis mil militantes acribillados. Ahora la diferencia es que desde la misma institucionalidad quieren saltar por encima del otro pisoteando sus derechos, sus diferencias políticas y de libertad de credos. Recordemos que aquella dogmática sectaria se exaspera con la izquierda que la asocia con un comunismo ateo, con esos hombres que no poseen alma o si la tienen está endiablada y entonces es mejor echarla a la hoguera, creen estar haciendo el bien a través del mal.

Algunos hombres equilibrados de la institucionalidad han declarado que el procurador se está extra limitando en sus funciones al meterse en terrenos del propio fuero de la Democracia, pues en una elección popular, es el pueblo quien concede pleno poder al gobernante elegido, y por la misma vía, es él mismo quien se lo retira por los mecanismos establecidos para ello como lo son la Refrendación Popular.

En este país en el que brotan los monstruos que amenazan lo poco que de democracia hay, también resurgen fuerzas para detenerlos, para avivar la vida en la diferencia en la que todos nos reconocemos, ejemplo de ello fue, en 1991, la llamada Séptima Papeleta, movimiento si se quiere espontáneo de los estudiantes y de amplia apoyo ciudadano que dio origen a reformar la caduca, la centenaria Constitución Nacional de 1886. Esta democracia ha contado con ediciones renovadas de gobernantes como con la de otro exitoso ex guerrillero Antonio Navarro Golf, un pedagogo creativo como Antanas Mockus. En estos tiempos difíciles, la respuesta creativa e inteligente de los ciudadanos de paz, no puede ser inferior. Un viva para la movilización ciudadana que procura frenar los desmanes de estos hombres intolerantes que quieren imponer sus dogmas de fe a todo un país, los tiempos de La Ciudad de Dios ya pasaron y no fueron buenos.


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Pactos Criminales

Por Mauricio Castaño H
Historiador
colombiakritica.blogspot.com

Trasladaban a los policías a Medellín para que los mataran, en esa guerra que el capo de capos Pablo Escobar Gaviria tuvo con el Estado colombiano. Se pidió apoyo con Fuerza Púbica al entonces presidente Virgilio Barco y respondió que no se podía. Nos dejaron solos, ese centralismo fuerte y ausente hizo mucho daño, es el testimonio, palabras más, palabras menos, del entonces alcalde en 1988  Juan Gómez Martínez, dadas al noticiero Hora Trece de Antioquia en la emisión nocturna del 2 de diciembre de 2013, en la conmemoración de los veinte años del abatimiento del capo. Es la apreciación de un hombre de las familias más poderosas, más adineras de la región y de la ciudad. Viene una pregunta pertinente ¿A qué se debió esta actitud del Gobierno Central?

No entraremos en la falta de Descentralización tan aclamada pero que no interesa a la clientela política, nos incumbe más resaltar esa herencia si se quiere ontológica traída del mundo español, de su conquista en estas tierras de América. De los españoles aprendimos a conjugar el verbo Tener en primera persona, Yo Tengo, en menoscabo del lenguaje cosmogónico aborigen, ellos, nuestros hermanos, expresan la relación, la fusión que tienen con la Tierra, con su Pacha Mama. No es sino ver a un indígena caminar la palabra para escucharle esa relación vital y sentimental, de compenetración, hablan de Nuestro Territorio, Nuestros Árboles, Nuestros Animales, y si se trata de tomar, sólo captan lo necesario para vivir, luego lo devuelven con cuidados a su Tierra y con ofrendas a sus dioses. Una especie de simbiosis en donde quedan por fuera esas vulgares relaciones del mundo moderno, que funda las relaciones de propiedad, de la cerca, del límite, distinción férrea de lo Tuyo y lo Mío. Una lógica bien diferente a la instalada por la Corona Española, preñada de la Forma Estado Moderno y juzgada por los militantes de la voraz empresa de freno naturalista.

Nuestro mundo moderno nos enseña mal en deseos ilimitados, convertidos en seres insaciables hasta el punto de satisfacer gustos usando medios violentos para obtener la vanidad apetecida. Para saberlo no es sino prender la televisión e inmediatamente las pantallas inundan nuestros ojos y oídos de sangre: una mujer es violada cada día en la ciudad de Bogotá, niños violados y luego descuartizados, asesinatos domésticos, robos aquí allí por un teléfono móvil, atracos y asesinato en supermercados; muertos y más muertos a causa de la mezcal fatal: licor y gasolina, que alteran las sensaciones y comportamientos de jóvenes que van veloces en sus autos persiguiendo sus sueños dorados, emulando los galanes o reinas famosas y adineradas. Que la impunidad ronda el 98% y las cárceles atestadas, no pueden con el hacinamiento de más del 40%. Esa violencia cotidiana se traga al país, una cultura que cultiva el cóctel insaciable de la violencia.

O qué decir de las extorsiones a diestra y siniestra, por ejemplo, los gremios económicos de la ciudad de Medellín y pueblos aledaños, contabilizan en 50 mil millones de pesos, el 3% del presupuesto de la ciudad, de Rentas Ilegales que azotan a los comerciantes, sin contar ese otro rubro miserable de conminar a un obrero, un taxista, un vendedor informal de cachivaches o de minutos de celulares, el tema es bochornoso. Todos estos pillos han encontrado en el hampa la posibilidad de tener dinero, de proveerse de los gustos que la sociedad con su propaganda impone, buenos hijos del capitalismo, hacer dinero como sea para satisfacerse en las baratijas. Por allá corrupción de cuello blanco, acá hampones de matones de esquina de barrio que quieren también disputar su porción de la torta.

Pero bueno, esta retahíla es profusa y conocida, mejor insistir en esas lógicas diferentes que comportan los grupos humanos. Sabemos que la Organización Estado y con las llamadas naciones modernas, no son más que eso, una forma existente entre muchas otras como las sociedades nómadas o sin Estado, retomadas por Gilles Deleuze en Mil Mesetas. La referencia anima a pensar problemas de estas bandas urbanas que se desarrollan en paralelo y en desafío al propio Estado. La impotencia del gobierno de Colombia, lo llevó a negociar con miles de prebendas conocidas con los ejércitos asesinos de paramilitares que se enriquecieron o aumentaron sus riquezas de terratenientes a punta de despojar y desplazar a más de seis millones campesinos pobres, querían extender sus linderos o hacer corredores estratégicos para el tráfico de drogas ilícitas. Economía de guerra, de valores capitalistas.

Las enseñanzas con las bandas contra Estado, muestran la capacidad de éste último en capturar, en absorber esas destrezas y ponerlas a trabajar para sus propios intereses. Recién se pone nuevamente los ojos sobre los pactos criminales para frenar el derrame de sangre, los asesinatos en sus propias filas, asevera la revista Semana que la motivación de estos pactos de autorregulación de la violencia indiscriminada, es más por los gastos altos  que se les genera a sus economías criminales que por cualquier motivo de piedad. También cuenta que la presión de la Policía los ha hecho replegarse y pasar de manera inadvertida para no llamar la atención y evitar así confrontaciones o persecuciones de las fuerzas legales. 

Como quiera comprenderse, a tener en cuenta los procesos culturales que soportan la vida de una comunidad. La máquina de muerte nazi no hubiera sido posible sin las bases populares con las que contó. El pueblo creía en un Ser Superior auto proclamado Adolf Hitler. Pero sucede que la Lógica Viviente se sobrepone a la muerte. Esas fuerzas de vida con capacidad, inteligencia y creatividad han hecho inclinar la balanza a su favor. Donde hay vida, hay lucha que contrarrestan las fuerzas de muerte. Estos momentos difíciles no pueden ser la excepción.


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La Infamia


Por Mauricio Castaño H
Historiador
http://colombiakritica.blogspot.com/

Los asesinatos son accesorios que inmortalizan a los criminales, ellos matan, hacen matar y ellos mismos aceptan el riesgo de morir  a cambio de salir del anonimato en una sociedad que anima a la fama, a sobresalir. Es el asesinato el que asegura la sombra renombrada de los asesinos en su derramar sangre. En la memoria popular, tejida de rumor en rumor, circulada en las páginas populares y medios masivos, el asesinato se multiplica y se convierte en el acontecimiento por excelencia. Esos seres anónimos de un momento a otro saltan del anonimato a la gloria por que han decidido colisionar con el Estado, aseguran un puesto en los anaqueles de la historia. Los genocidas son pagados con la gloria que buscaban.

Fue el caso del legendario capo Pablo Escobar Gaviria, quien como buen hijo de la cultura arribista, juró en su adolescencia suicidarse, si a la edad de veinticinco años no tenía un millón de pesos. Plata o plomo es la consigna que resume la lección aprendida para triunfar en la vida, movidos por ese podio capitalista reservado sólo a unos pocos, los demás que no se resignen, se abrirán camino sin importar los medios, sólo el fin: forrarse en riqueza. Por su capacidad de hacer daño, genio del mal le llaman, este hombre vulgar y rebelde de su miseria, aseguró su nombre en el muro de la infamia pero también de los hombres que tiene fama, forma absolutamente desnuda de plantear las relaciones de poder y del pueblo. 

Pero si bien es el Acontecimiento que se nos presenta a la simple vista, en su confección subyace uno hilos con los cuales se tejen la sociedad en sus estructuras de poder. Somos hijos del tiempo, no existen individuos más que insertos en su grupo social y las diferencias sólo liberan de las amenazas de la monotonía o de los estancamientos que pueden privar a una sociedad de las invenciones para mejores desarrollos, para hacer mejor las cosas que liberen de la fatiga y que se traducen en un bienestar general. Así se explica un contexto, los individuos se deben a una época, incluso los genios que parecen salirse de su molde, sus fuerzas perspicaces para crear las extraen a contracorriente de allí mismo. Los hijos lo son bondadosos y bandidos, ningún pierden su condición de humanidad, igual sucede con los hombres de una sociedad, explicables por su tiempo y lugar en donde nacen, viven crecen, se reproducen y mueren. A decir de los antropólogos avezados, buscan explicar cómo los mitos se piensan en los hombres, los humanos sólo son piezas de una compleja estructura, por ello se dice también que en el mito hay ciencia, y hay ciencia en el mito.

Así las cosas, los criminales son piezas del río del tiempo, de la máquina de la muerte violenta que nos deja la cultura de las olimpiadas, en esa carrera loca de ser el mejor. No basta con buscar el hecho o asesino notorio, es necesario hacer un barrido por lo extenso de toda la sociedad. Entran en equívoco quienes aseveran lo contrario, les basta buscar unos culpables y absolver a verdaderos responsables de esas zonas grises. Es el caso de la interpretación que hace la revista Semana en la que gradúa de criminal ingenioso al narcotraficante Pablo Escobar Gaviria, exonerando a toda una cultura y dirigencia que soporta y comandan la sociedad entera. Sólo unos atisbos: “Hace un par de años el hoy ministro de Salud, Alejandro Gaviria, escribía en su columna de El Espectador que ´el tráfico de cocaína surgió en los años setenta en medio de una economía cerrada. Aislada del mundo (…) los empresarios locales no pensaban en exportar. Les era más fácil explotar las rentas propias de un mercado sobreprotegido. No tenían necesidad de innovar. Todo se vendía fácilmente (…) los traficantes de cocaína rompieron con esa tradición. Se adelantaron 20 años a la apertura económica… Pero Escobar estaba lejos de ser un revolucionario. Más bien fue todo lo contrario. En un momento donde el país estaba obligado a abrirse política y económicamente, a modernizarse y ser incluyente, lo que estalló fue una violencia nihilista que conspiró contra el cambio social. Solo años después cuando el narcotráfico abiertamente se alineó con la extrema derecha, resultó nítido su contenido reaccionario. Pablo Escobar y su terrorismo terminaron por alterar todo un escenario de conflicto social que pudo llevar a reformas democráticas y que sin embargo, terminó anclando al país en la guerra… Todo lo que representaba Escobar tuvo especial arraigo en Medellín, epicentro de una región cuyos valores han sido descritos en una reciente encuesta de la Universidad Eafit como: pujanza por encima de todo, una débil articulación con lo público, una religiosidad más formal que real y donde el individualismo es notorio.”

Somos hijos de nuestros tiempos de guerra. La dirigencia colombiana no ha acudido a las dictaduras porque los métodos de violencia les han resuelto sus intereses particulares. Se habla de una ultraderecha que transfiere conocimiento de guerra a sus mercenarios, las perfecciones en las técnicas de hacer sufrir, de torturar, de causar miedo para doblegar no son improvisaciones. Cuentan que los paramilitares, cosa bien sabida en las lógicas castrenses, hacían entrenamientos duros, tan duros como fuera posible para que la guerra fuera un descanso, sometían a diversos retos sádicos y degradados, aguantar hambre, privación del sueño por varios días, descuartizar a las propias víctimas para luego comerlas y así desaparecerlas. 

Técnicas de exhibición de la muerte y de generación de miedo: emboscadas, patrullajes, asesinatos selectivos, retenes, desapariciones de personas, extorsiones y saqueos de bienes, asesinato de personas delante de otras y la exhibición de sus cuerpos en vías públicas. Con ello aseguraban guerreros, plenas armas de muerte, para defender proyectos económicos bien fueran hidroeléctricas, cultivos de palma, banano, etc, etc. Complementario a estas miserias de muerte, están los llamados trabajos de inteligencia en las cabeceras de pueblo, hombres dedicados a la gestión civil, se encargaban de influenciar la población a su favor, creaban redes de inteligencia e informantes. Un entramado rural y urbano de la guerra. Una estrategia de guerra que ponen de carnada a los miserables para que entren en esa carrera irracional de las olimpiadas de ser alguien, para asegurar un puesto en la fama, en el muro de la infamia. 


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Política del Amor

Por Mauricio Castaño H
Aporte 
Consejería Convivencia y Reconciliación Medellín

Anhelamos mal. Soñamos con paraísos terrenales plenos de mermeladas de felicidad, olvidando que nuestro Ser humano se distingue por la complejidad que nos asiste en que cada uno de nosotros, percibimos de distintas maneras un mismo fenómeno de la realidad, pero ello antes de rebajarnos nos enriquece, en la diferencia se encuentra el mundo de posibilidades y variaciones que nos mantienen activos, buscando el mejor de los mundos posibles, siempre inacabado, siempre en constante hacerse. La vida son las fuerzas que contrarrestan a la muerte.

En estos momentos de transitar caminos de paz, algunos quieren sembrar incertidumbres, quizás porque su motor es odio ancestral y visceral, quizás porque los anima las rentas de la guerra, del dolor ajeno. Pueden ser hombres miserables que anhelan mal, olvidan que nos reconocemos diferentes gracias a ese invento milenario llamado Democracia, en la que todos cabemos sin importar etnia o condición, gustos, pensamientos o preferencias. En ese aparato de confrontación que es el cerebro, el pensamiento, nos asiste el derecho a la rebeldía, a disentir, espantando la uniformidad; recurso liberador a las fuerzas hegemónicas como por ejemplo las nefastas dictaduras militares.

Colombia está sensible a los rostros de violencia política que persiste por más de medio siglo. El proceso actual de paz que se lleva con las legendarias guerrillas de las Farc, cuenta con experiencias anteriores, no se parte de cero, en ello puede decirse no hay mayores dificultades, pues en las logísticas de la reinserción se tienen protocolos probados y en marcha, así como el acercamientos con las víctimas. En suma, los acuerdos de los actores de la alta política, de víctimas y victimarios se tienen el alto grado los caminos despejados. Pero lo paradójico está en lo que llamamos sociedad civil y en esos actores que beben sangre, que se alimentan de cadáveres, de la muerte, de esos que viven de la guerra bien sea por su achicada mentalidad o por que hacen de ella un negocio lucrativo.

Las reflexiones llaman la atención en los porcentajes de la diversa violencia. Se tiene que los grupos guerrilleros sólo aportan un equivalente del 12%, la violencia intrafamiliar un 48%, y el resto lo compone los grupos criminales y la violencia generalizada que brota de las fuerzas del Estado y de la propia sociedad. Se deduce que la dificultad y reto se encuentra en la sociedad civil, en la capacidad que se tenga de permearla con pedagogía para desarmar sus espíritus, prejuicios y prevenciones, que van, en especial, al vaivén de los medios masivos de comunicación, que como lo hemos expresado, ellos vierten sangre, nos obligan a consumir cadáveres, nos convirtieron en antropófagos. Los mass media son canales de formación, de modular pautas de comportamiento en los seres humanos, ellos son esenciales en estos procesos de habilitar sociedades de vida, de paz, de desinstalar esta ontología de guerra y muerte. Se constata que no es necesario destruir para construir, y que los principios a revaluar es ese tan cacareado de que lo que importa es el Fin y no los medios, la paz viene de caminar los medios que hacen el fin, lo contrario lo desdice, es thanathos.

Para darnos a una idea de los hombres de guerra y procurar un sentimiento de acogimiento, de hermandad, de aceptarlos como nuestros congéneres, miremos lo que los caracteriza dada la experiencia de reinserción. En 10 años se han reinsertado 56 mil ex combatientes, todos los días se desmovilizan en promedio 5 guerrilleros de la Farc. El 60% de ellos eran analfabetas funcionales, 90% quedan con traumas, 60 han sido abusados sexualmente, el 20% tienen que ser llevados a clínica para ser tratados, su promedio de permanencia en los grupos armados es de 14 años. Tardan dos y tres años en su adaptación a la sociedad, su mayoría cursan la primaria, la mitad alcanzan alguna técnica. El 78 por ciento se quedan en la civilidad, otros son asesinados o presionados por los actores en guerra. En la actualidad se han profesionalizado 600, 100 están en cargos de elección popular, ejemplo es el segundo cargo más importante del país lo funge un ex militante del entonces grupo subversivo M 19, alcalde de Bogotá Gustavo Petro, la ciudad más importante de Colombia. Ríen, lloran, hacen bromos, son hinchadas de fútbol, etc. Vemos que son seres de carne y hueso, son seres que deben ser tratados como colombianos, merecen se les tienda la mano.

Resta persistir en una ardua tarea de pedagogía de paz, que aborde los voraces medios masivos de comunicación insistentes en sangre y muerte, trabajar mucho con la sociedad civil para superar prevenciones y facilismos que divierten a jugar a Mambrú se fue a la guerra. Desplegar una política del amor, de reconciliación, libre de rencores y odios que habilitan el exterminio, evitar las polarizaciones. Ha tener presente, son las víctimas las que más apertura de acogimiento, generosidad, perdón y de pasar la página tienen hacia quienes han causado daño, los que no saben de sufrimiento, son los que más pereque ponen, los que más avivan para continuar en guerra. La paz no es automática, se construye desde los valores que fundamenta una sociedad, por eso viene a bien hablar de resolución de conflictos y de una política del amor y no thanática. 




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Megaciudades

Por Mauricio Castaño H
Historiador
Colombia Kritica

Las ciudades son  la agrupación humana por excelencia. Sus fundaciones las hallaremos en un valle atravesado por un río. Tierra y agua, cultivo de alimento y transporte fluvial. Red de redes, de intercambios por aquí y por allá. Es concentración de energía que genera fuerza y ésta a su vez, el movimiento. Son desarrollos tecnoeconómicos que esculpen los lugares deciden sus vocaciones y dictan cambios sobre la vida de sus habitantes. Recuérdese cuando los ferrocarriles atrajeron a los pobladores, antes acurrucados sobre sí mismos, y después, estirados a lo largo y ancho de los rieles en función de los recursos, de los empleos, de los servicios.

La ciudad es cuestión de número: Como alojar cada vez más gente, más poblaciones gracias a la industria conquistadora, que concentra en los lugares la fuerza salarial urbana, por ejemplo, donde había carbón, petróleo, electricidad, mostró su capacidad para acumular energía laboral, para administrar poblaciones numerosas, esto es, alojar, registrar, vigilar, clasificar, ejercer acciones de policía, aprovisionar, educar, proteger, entretener, prevenir. Se evidencia que la Revolución Industrial fue ante todo urbana.

No es más que administrar la vida en general. Una Alcaldía en su gobierno responde a los actos de la vida civil; la Iglesia mantiene el sentimiento religioso; la Escuela transmite el saber. Es la sociología estática indispensable, la guardia. Por principio ellas deciden poco sobre la estructura evolutiva del espacio citadino. Es lo fundamental operacional. En otras palabras aseguran el mantenimiento, anima institucionalmente y arrastra consigo todos los otros: La Banca, la Biblioteca, el Almacén, los cuales juegan también un papel de mantenimiento, de autoconservación.

Este dinamismo no ha dejado de tener sus contradicciones. Existe una ciudad que se reclama pulcra, despreciativa de la mugre que dejan los talleres de la industria, que desmigaja sus talleres, los empuja a la periferia, con la ilusión de espantar su proliferación y sus ruidos. Nace entonces lo arrabal, el suburbio, va creciendo, luego son varios suburbios que se extienden y entonces están nuevamente conectados, terminan por alcanzar la ciudad, por fundirse en ella o al menos tocar sus bordes. Los obreros no quieren vivir lejos del centro. Dos polos en disputa: la ciudad del trabajo y la ciudad del no trabajo, esta última reservada a las finanzas y al lujo. El poder y lo religioso separado de lo productivo y lo bullicioso como lo populoso y lo mecánico. En suma, el universo fabril es el que decide sobre el paisaje urbano. Para el centro sus sedes administrativas. El centro de la ciudad sólo vive del movimiento de sus mercancías, de sus intercambios incesantes y de sus actividades. Y para la periferia las capacidades maquínicas o comerciales.

Hoy las urbes alojan cada vez más a nuevos pobladores. Se distinguen las Megaciudades con más de 10 millones de habitantes y las de menor cantidad son las Metrópolis y las ciudades en sí. En el primer caso tenemos las siguientes cifras en millones: Tokio 35; Mumbay 22; Delhi 22; Nueva York 21; São Paulo 21; Calcuta 21;Ciudad de México 20; Shanghái 19; Cairo 16; Karachi 16; Beijing 15; Manila 15; Los Ángeles 14; Dacca 13; Buenos Aires 13; Río de Janeiro 13; Lagos 12; Estambul 12; Yakarta 12; Guangzhou 12; Moscú 11; Chicago 10; Lima 10; Bogotá 10; Paris 10; Teherán 10; Seúl 10; Londres 9; Kinshasa 9.

Las problemáticas de estos espacios urbanos son complejas, en nuestros tiempos sus líderes han decidido asociarse para poder enfrentar soluciones conjuntas. Se tratan temas como los de economía global, sostenibilidad, gestión urbana y periférica, participación ciudadana y derecho a la ciudad, instrumentación de operaciones políticas, Reducción de riesgos ante desastres, espacio público, equidad social y ahorro energético, virtualidad. Este crecimiento o concentración urbana, amerita de la previsión de soluciones dignas que nos liberen de la gran furrusca.


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Pedagogía de Paz

Por Mauricio Castaño H
Aporte 
Consejería Convivencia y Reconciliación Medellín

En la mañana, al medio día y en la tarde los mass media exhiben la muerte, no paran, no se cansan, remachan aquí y allá. Se calcula que un adolescente ha visto dieciocho mil asesinatos, tres por día. Nos forzan a comer muertos y a beber sangre vertida, nos hemos vuelto antropófagos. Nuestros espectáculos de gran circulación exaltan y multiplican revólveres y asesinos. Matar sí, amar poco. Es cierto, somos seres de la comunicación a la cual dedicamos nuestro mayor tiempo, moldea nuestros gustos y comportamientos. Nos definimos por los mensajes, somos una sociedad de la mensajería. Quien sabe comunicar, tiene poder. Tener algo que decir no vale nada si uno no sabe mostrarlo. Sin el saber-hacer de las formas, el saber no produce nada. 

¿Qué motor impulsa la insaciable mortandad? Bien alto en el armario, el padre de familia sube los potes de mermelada, para que el niño de baja estatura no alcance, lo protege de los objetos del deseo goloso y el riesgo cólico. Los adultos van a saltos, en carreras largas a perseguir el apetecido Poder, quieren alcanzar Gloria y Fama, y enloquece, enceguecen cuando lo conquistan. No existe nada ni nadie que los salve del peligro. Todos los crímenes vienen del deseo de poder y de gloria.

La vanidad y los canales de comunicación se complementan, todos ellos al servicio de la caza del trono del Poder. No existe en la cultura un freno o catalizador que guarde, esconda ese botín peligroso que impida que nos matemos unos a otros, que eviten desatar guerras. El reino por un caballo, el universo por un verso. La historia no ha conocido a poderoso alguno que sea bondadoso, demasiado embriagados para conocer la humildad. Lejos de nuestros designios, van abriéndose camino como grandes depredadores. Humanidad viene de humus. Humanidad significa compasión, humildad. ¡Qué lejos nos encontramos!

El mundo de los pocos poderosos es inversamente proporcional a la inmensidad de los miserables hambrientos. Estos seres de la exclusión, reflejan en sus ojos, más que nadie, su desgracia. Los excluidos rondan por las ciudades, por el mundo, en los aeropuertos son retenidos, los gobiernos locales les entregan tiquetes para expulsarlos. Son echados de su hogar, de su oficio, de todo techo, de toda mesa, y ahora, incluso de las ciudades y de los países, engrosan las filas de los inmigrantes, del cuarto mundo. En sus ojos luminosos y mudos, se lee una resignación sobrenatural. Se comprende que estos hombres van a morir y que saben que el mundo ignora algo: La Paz. En el dolor todos gemimos. Todos nos igualamos ¡El amor conoce por encima de toda ciencia! El miserable enseña que la desgracia absoluta confiere un saber aún por encima del amor, pero que nunca ha encontrado su lengua, salvo quizás con su muerte, que luego se disuelve de golpe, en olor fétido. Hambrientos frente a un banquete... viajeros sedientos que descubren una fuente en el desierto... enamorados duramente rechazados, acogidos al final de una impaciente espera... se los ha visto a veces desvanecerse de felicidad... ¿desfalleceremos así cuando veamos el paraíso? Serres en La Leyenda de los Ángeles. El desapego enseña la humildad, a no humillar. Exhibiciones desiguales: rico barrigón que salta para perder barriga, para rebajar llanta, perdiendo peso moldea su figura en el gimnasio, mientras que los harapos adornan las nalgas de millones de indigentes flacuchentos. Los miserables se agotan por comer y los ricos saltan para bajar peso. No alcanza la bondad quien es falso. 

Pasamos por alto las lamentaciones modernas, ciudades y pueblos de África bajo las torturas del hambruna y las amenazas de epidemias. Ciudades de América bajo la invasión de favelas inmensas, con su creciente delincuencia y prostitución de niños. Ciudades de Asia sin servicios público, invadidas de ratas bajo el peligro de la peste, Bangladesh bajo diluvios bíblicos, sin diques,  y extensivo sida. Todas las enfermedades vienen de odiar el amor. Una vez más, humanidad viene de humus, emparentada con humildad, que posibilita una simetría entre todos, respeto a los demás, esos otros que son mi propia extensión, que evita erradicar especies.

Los despiadados tienen en común que son ladrones, interruptores de información, interceptan los mensajes y los retienen para sobresalir más que el mensaje mismo, los presentadores de televisión o de cualquier medio de comunicación se convierten en falsos dioses, dicen la última palabra; y a la par, están los golosos que interceptan flujos de recursos, de fortunas, las amasan a su propio beneficio, dejando a millones por fuera de sus provechos, los vagabundos abundan. Aquellos ladrones son ángeles caídos. Satán, nombre hebreo, se traduce en francés por: acusador público o abogado general. Ocurre que la mensajería derive hacia actos de acusación. Los periodistas se convierten, a demás de mensajeros de la muerte, en jueces, en cuidadores de falsas morales. Los ángeles pecan por su papel de mensajeros. Que indelicadeza. Traidor es traductor. Roban el valor que transmiten. Traducen el mensaje a su favor. Parasitan los canales. Aparecen sin cesar en lugar de desaparecer. El parasito que bloquea toma una importancia enorme. Eh ahí el peligro: el holgazán. El poder pertenece a aquellos que se la roban. Se parecen mucho a la máquina de fabricar dioses.

Los ángeles caen por la potencia y la gloria. Es decir por la matanza. Todo ello se nutre del darwinismo social que proclama la lucha del más fuerte, sobresalen los que tienen más fuerza, los poderosos. Olvidamos que el hombre nació de la debilidad, de la fragilidad. Olvidamos el grado de humanidad, de solidaridad, en esa posibilidad que todos podemos ser fraternos. Se recordará que la adopción borra el darwinismo del biologismo social, de las guerras vengadoras de las cuales la historia lleva el recuerdo. Un niño adoptado es simplemente, hijo, hermano, tío, en fin, entra en ese amor que la hermandad, sin acudir a los falsos linajes sobresalientes. En la adopción cualquiera puede ser mi hermano o mi padre mi padre. Una vez más, Humildad significa tierra, de humus. Somos polvo, y en polvo nos convertiremos. Somos polvo cósmico. Sin competencias, todos estaremos en hermanamiento, sin humillaciones.

Para la paz, abandonar anclajes de las olimpiadas, que nos inculcan ser el mejor, el primero, ganar trofeos aplastando a mis contendores, a mis congéneres. Los buenos mensajeros son los que llevan la buena nueva, paz en la tierra a los hombres de buena voluntad. Son ángeles demonios, ladrones de la información quienes se la guardan para su provecho, para hacerse diosecillos adinerados. Los buenos intérpretes se borran, desaparecen, sólo son canal que hacen aparecer gestos naturales entre los que traduce, como si se comunicaran de verdad, como si hablaran la misma lengua sin intermediación. Los mejores ángeles desaparecen, los peores se ven, se hacen ver. Los presentadores han relevado a los ángeles. Presentan los deshechos. Prestamos atención a la gloria de la muerte, a las órdenes del asesino. Potencia de trono y dominación de los hombres. 

Alto, muy alto, inalcanzable, allá deberá estar esos trofeos incitadores de asesinatos: Poder y Gloria. El Altísimo se dice del buen Dios. Y solo a Él la potencia y la gloria. Inaccesible. Como nadie entre nosotros puede alcanzarlos, tendremos la paz de regreso. No habrá razón para matarnos. Nadie accederá al apogeo. Gloria a Dios en las alturas de los cielos y paz sobre la tierra a los hombres de buena voluntad, lo que quiere decir, si nuestra voluntad se vuelve bastante buena para ponernos de acuerdo juntos en no dar a nadie la gloria más que a un ausenten trascendente, entonces viviremos en paz.

Liberados de los olimpos, de las competencias que nos llevan por los despeñaderos de la muerte, será posible pensar nuestro hábitat con hombres sensatos y no de la especulación. Ciudades amables lejos de las basuras sonoras de los motores y una musiquita industrial permanente que tomaron posesión del espacio total, para beneficio de los sólo especuladores. Nadie llama a nadie desde lejos. Nuestras voces se encuentran excluidas del mundo. Esos muros de sonido interceptan nuestros mensajes y nos ponen barricadas, incluso afuera... la vista se asfixia, el oído se estrangula. Las calles enloquecen. Atrás quedaron, salidos entre las montañas, los gritos del amado a su prometida. Las ciudades estrangulan nuestras vistas, devenidas claustrofóbicas. Muros y calles no dejan ver el paisaje. La inmensidad del espacio apacigua la inquietud de la mirada quebrada por esas prisiones. Así los mass media se tornan en únicos protagonistas.

Conviene aprender de las tecnologías sociales de las míticas de antaño, para suspender o romper los círculos de las violencias, anudar naturaleza y cultura, razón y religión, que las Luces nos enseñaron a separarlas. Después de la Sociedad agraria, el hombre económico, luego industrial, y se avanza hacia la sociedad del conocimiento. Develar las trampas del logos de muerte en las que nos sumergieron, hace pertinente una pedagogía para la paz. 


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Reparación Colectiva


Por Mauricio Castaño H
Aporte
Consejería para la Convivencia y Reconciliación Medellín
http://colombiakritica.blogspot.com/

La violencia es la herramienta eficiente que los poderosos desalmados usan para garantizar sus intereses, en esencia económicos. La emplean de forma frentera asestando golpes militares o la usan con solapo armando escuadrones de muerte o paramilitares, Colombia es ejemplo de ello, sus movimientos sociales y disidentes fueron acribillados, aplastaron la protesta, en especial la que chocaba con los intereses económicos de unos cuentos empresario dueños de los macro negocios. Y a ellos se les suman los carroñeros mercaderes que negocian con armas, quienes siempre se les verá insistir en avivar la guerra y en ser cicateros con la paz, las jugosas ganancias privadas pueden más que el bienestar colectivo. Su moral les dicta que su vendetta de armas y balas por si sola es buena, que el problema es que la gente se eche tiros. Pero bueno, sin desconocer esa premisa, ni que por cada mercenario que muere también fallecen cuatro civiles, ni que más del noventa por ciento de las balas disparadas no dan en el blanco al que apuntaban sino que es plomo perdido que matan a seres inocentes. Pero bueno no hablemos del negocio de la guerra, hablemos de las víctimas, en particular las de la Ciudad de Medellín, las cuales no han tenido un hecho de Reparación Colectiva por parte del Estado Colombiano, que permita a las víctimas cerrar heridas y elaborar duelos, aliviar o mitigar miedos y angustias acumulados, que posibilite reflexionar y reconstruir el tejido social deshecho por el obrar violento de la narco criminalidad. 

El Estado Colombiano fue incapaz de proteger y evitar la arremetida violenta de narcotraficantes contra la población medellinense durante la década del ochenta hasta entrado el año 2003. Hubo muchas víctimas de los atentados indiscriminados con bombas y balas hacia la población inerme, ciudadanos comunes y corrientes, líderes sociales, social demócratas, militantes de izquierda y policías fueron asesinados. Los cálculos varían desde cuatro, seis o diez mil personas fallecidas. La ciudad medellinense sufrió lo bastante, tanto como para decir que el miedo propagado se convirtiera en costumbre, haciendo parte de la cultura de las gentes. Puede ser que haya sido un antídoto, de dos males el menor, una manera de no perder el optimismo, pues ha sucedido en la historia humana que de las tragedias más horrendas, la vida se antepone, surgen fuerzas inéditas en las vidas que se sobreponen a lo peor, es la resiliencia.

Este episodio de violencia además de cegar vidas, también generó cambios en la vida económica, cultural y política de la ciudad y del país. Durante esta época la industria automotriz aumentó sus ganancias y los vehículos entrados al país a precios asequibles para personas que antes no podían permitirse un carro propio a bajos costos, gracias a la entrada ilegal de dólares o lavado de dineros como le llaman, los cálculos de riqueza del capo Pablo Escobar rondan los 30 mil millones de dólares. Estos flujos de dinero se irrigaron en la población satisfaciendo los gustos mafiosos que compraban conciencias, sin resistencia los fajos de billetes ofrecidos doblegaron ciudadanos, Políticos, líderes sociales, empresarios, muchos de ellos sucumbieron en estos negocios ilegales. Los embambados se pusieron de moda, gruesas cadenas y anillos de oro, lucían gafas oscuras de marca, sus fiestas con mariachis a bordo, y en la francachela no podían faltar las hermosas mujeres. Y su dese en el canto popular: “…Cuando me muera levanten / Una cruz de marihuana, / Con diez botellas de vino,/ Y cien barajas clavadas…”

La historia más reciente de la nación vivió el feroz capítulo de la crueldad del narcotráfico, de la narco criminalidad. Medellín sintió en carne propia esta guerra despiadada que retumbó en el país entero, las 250 bombas hicieron estremecer, miles de víctimas, y pocos hacían de ellos un festín de guerra, un negocio lucrativo. Para no darse cuenta de ello, tenía que tenerse los oídos bien tupidos con cera. La ciudad fue el laboratorio de la violencia, la revista Semana, una de las publicaciones periodísticas más importantes del país, describió así este capítulo del narcotráfico con Pablo Escobar a la cabeza: “No dejó gobernar a tres presidentes. Transformó el lenguaje, la cultura, la fisonomía y la economía de Medellín y del país. Antes de Pablo Escobar los colombianos desconocían la palabra sicario. Antes de Pablo Escobar Medellín era considerada un paraíso. Antes de Pablo Escobar, el mundo conocía a Colombia como la tierra del café. Y antes de Pablo Escobar, nadie pensaba que en Colombia pudiera explotar una bomba en un supermercado o en un avión en vuelo. Por cuenta de Pablo Escobar hay carros blindados en Colombia y las necesidades de seguridad modificaron la arquitectura. Por cuenta de él, se cambió el sistema judicial, se replanteó la política penitenciaria y hasta el diseño de las prisiones, y se transformaron las Fuerzas Armadas. Pablo Escobar descubrió, más que ningún antecesor, que la muerte puede ser el mayor instrumento de poder.” Revista Semana.

La ineficiencia del Estado, la inequidad en la ciudad, la pobreza, el desempleo, fue un terreno fértil para que creciera la empresa criminal del narcotráfico. En suma, es una violencia estructural  vivida en el país y en el territorio que poco o nada se ha reflexionado, haciendo irrompible el círculo de la violencia. Fue  el narcotráfico un motor incitador de la violencia sufrida por Medellín impactando todas las esferas de la vida.
Decir sociedad medellinense, es decir una suma de heterogeneidades que la enriquecen, la complementan. El sufrimiento, el daño, los olvidos, tocaron a todos, sin distingo alguno, de raza, creo político o religioso. Por lo demás, es de anotar que los seres somos sociales, sentimos un placer de estar juntos, en los parques, en las aceras, allí nos reunimos en la familiaridad para compartir. Pero este gusto de reunirnos, de estar juntos fue menguado, el tejido social deshecho, vinieron las desconfianzas, los miedos a los espacios abiertos, ganó la empresa de la muerte, esa cultura de la ilegalidad y de la violencia.  Los ciudadanos tenían que acostarse temprano no fuera que los alcanzara la metralla o la explosiva bomba, prohibieron las motos de alto cilindraje y el parrillero, pusieron obligatorio un chaleco que exhibía por delante y por detrás las placa; en los carros cuando empezara a oscurecerse tenían que encender su bombilla interior. Se estipulan que los daños sufridos perduran por cuatro generaciones.

Este tema poco o nada se ha reflexionado, ni si quiera hay percato del tejido social destruido, de los cambios de vida que el dinero fácil incorporó. La ciudadanía está en mora de conocer lo que nos ha hecho tanto daño: historia de conflicto armado en Medellín. Reconocen los expertos la particularidad en el conflicto urbano de esta ciudad, sobresale esa lógica de combos, muy propia del mundo mafioso, del mundo del narcotráfico, a diferencia de otras regiones del país en donde las motivaciones son ideales políticos. ¡Cuando conocemos la enfermedad y sus causas, es fácil buscar el remedio para la cura! Medellín está preparada para la Reconciliación, la certeza viene de las mediciones realizadas en la ciudad que indican su favorabilidad, pero también lo muestra la sociedad por sí misma, que sigue adelante, sigue ahí pese a los daños y sufrimientos causados por las arremetidas violentas.

La Reparación Colectiva en su aspecto general, comprende medidas de Restitución, Compensación, Rehabilitación, Satisfacción y Garantías de No Repetición en los componentes político, material y simbólico; en sí, es el conjunto de medidas a que tienen derecho los sujetos de reparación colectiva que hayan sufrido daños. En sí, el énfasis dado es más de social y cultural, de recomponer el tejido social, de reflexionar la cultura en sus herencias mafiosas que la degradan.

El sentido es de asumir el daño social causado a la sociedad en general, los miedos, los sufrimientos, la extorsión que se irrigaron en la sociedad convirtiéndose en algo normal, en parte del paisaje, en rutina. Por ejemplo, los comportamientos preventivos en seguridad son eximidos al Estado y son delegables al individuo como parte esencial de la vida, quien no los practique, vive sus consecuencias como un robo, atraco, sufre una especie de regaño social, lo convierten en culpable por su descuido. Estas inseguridades afectan los comportamientos humanos. Por ello, y por las razones que manifiestan muchas de las víctimas que sintieron de forma directa los daños, reclaman más que una reparación material o en dinero, que los ayuden a elaborar el duelo, a sanar su dolor. Este mal también es sentido por quienes escucharon los estruendos de las bombas, de las metrallas, que sintieron la muerte de cerca, y fueron afectados en la medida que estos miedos fueron incorporados en sus cuerpos, en sus vidas; a esto nos referimos cuando hablamos de los altos impactos de esta violencia en cuanto que alcanzaron al conjunto de la sociedad, pues frente a un hecho violento, el mismo era transmitido y retrasmitido de forma inmediata y repetida, los medios de comunicación, sirviendo de canales brutos para que se irrigara el narcoterrorismo sin medir las consecuencias, sin posturas críticas que permitieran un distanciamiento, un rechazo a la avanzada violenta de la mafia. Es decir, los medios no jugaron un papel en donde ayudaran a elaborar duelos, hacer del horror un duelo sacrificial, no dejar tanta muerte en la inutilidad. 


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Pablo Escobar y Narcocriminalidad

Por Mauricio Castaño H
Asesor
Consejería para la Convivencia y Reconciliación Medellín
http://colombiakritica.blogspot.com/

Las sociedades más prósperas son las que han sabido tramitar sus conflictos a través de las vías del diálogo. Europa aprendió el camino de la paz, al igual que otras naciones como Chile y Argentina, para mencionar sólo algunas. Y las sociedades más inequitativas, coinciden con las que no han podido resolver sus problemas de manera civilizada sino mediante el recurso costosísimo y doloroso de la violencia y la guerra. Cuando los pueblos acuden a ese medio de muerte, es porque se está en crisis, entonces, las reglas y normas que los ciudadanos mantenían, entran en suspensión, se está en un vacío institucional, y es el caos el que azota a la ciudad, al país, y se vive la enfermedad de la violencia que luego se torna en cáncer, pronto hace metástasis, y todos los ciudadanos son afectados, siendo los débiles quienes resultan ser los más vulnerados.

Colombia es una nación joven, ha estado marcada por guerras de independencia, civiles, políticas, y muy recién por sus derivaciones del narcotráfico y paramilitarismo. Alguien que peine canas no ha vivido más que la guerra, ni los presentes ni los antecesores han conocido la paz. Este triste río del tiempo nos vuelve viajeros de la violencia, ella es nuestro referente, nuestro recurso cotidiano, ya convertida en peligrosa rutina; es nuestro marco de referencia social con el cual nos relacionamos y a partir del cual construimos nuestras relaciones. Violencias sutiles que circulan sin que apenas las notemos, que luego escalonan para anotar tragedias en lo que conocemos como violencia intrafamiliar, simples gritos, sutiles puños y patadas, y luego es base o escala de violencias mayores como son los conflictos armados, llámese guerras de pandillas, combos, paramilitares o de guerrillas. Se enseñó a clavar el puñal, el machete, rula, a descuartizar con motosierra; a tirar con la escopeta, changón, revólver, fusil, metralla; se enseñó a explotar bombas.

La historia más reciente de la nación vivió el feroz capítulo de la crueldad del narcotráfico, de la narco criminalidad. Medellín sintió en carne propia esta guerra despiadada que retumbó en el país entero, las bombas hicieron estremecer, miles de víctimas, y pocos hacían de ellos un festín de guerra, un negocio lucrativo. Para no darse cuenta de ello, tenía que tenerse los oídos bien tupidos con cera. La ciudad fue el laboratorio de la violencia, la revista Semana, una de las publicaciones periodísticas más importantes del país, describió así este capítulo del narcotráfico con Pablo Escobar a la cabeza: “No dejó gobernar a tres presidentes. Transformó el lenguaje, la cultura, la fisonomía y la economía de Medellín y del país. Antes de Pablo Escobar los colombianos desconocían la palabra sicario. Antes de Pablo Escobar Medellín era considerada un paraíso. Antes de Pablo Escobar, el mundo conocía a Colombia como la tierra del café. Y antes de Pablo Escobar, nadie pensaba que en Colombia pudiera explotar una bomba en un supermercado o en un avión en vuelo. Por cuenta de Pablo Escobar hay carros blindados en Colombia y las necesidades de seguridad modificaron la arquitectura. Por cuenta de él, se cambió el sistema judicial, se replanteó la política penitenciaria y hasta el diseño de las prisiones, y se transformaron las Fuerzas Armadas. Pablo Escobar descubrió, más que ningún antecesor, que la muerte puede ser el mayor instrumento de poder.”

Estás circunstancias históricas permiten preguntarse sobre la cultura, porqué fue posible que la violencia tomara tanta ventaja, que no se hubieran dado procesos que la detuvieran o mermaran sus impactos. ¿Qué hace que el monstruo de la violencia se haya apalancado, y aún siga apalancándose? ¿Por qué los procesos culturales no obraron como barrera y más bien fue una especie de cimiento a partir de la cual se afianzó esa nefasta industria criminal? En este alto del camino, bien vale una reflexión sobre valores culturales de antes que construían vida y que hoy fueron desechados, o peor aún, valores de larga data que nos sumergen en competencias desleales hasta el punto de obtener el tesoro deseado a cualquier precio, sin importar que se tengan que apagar otras vidas para poder lograrlo. Digámoslo de una vez, ese camino universal enseñado de la Competencia, de ser mejor que el otro, de tener la mayor riqueza más fácil a la de mi vecino, nos pone en esa franja débil, esa cerca difusa o diluida de lo fácil, de acortar camino para llegar más rápido, sin importar los medios, sólo el fin. Esa frontera entre el bien y el mal se borran, y sólo queda el deseo desenfrenado por llenarse de la total riqueza sin hacer mayores esfuerzos, por atiborrarse de excentricidades y placeres sin medida. Recordemos que esta pleonexia fue advertida en sus peligros por la sociedad griega, el deseo ilimitado, la ambición desmedida conduce por atolladeros de muerte.

Aquí Dios y religión son comodines, o cooperantes del mal en el convencimiento de que se hace el bien haciendo el mal. Los sicarios piden a sus Santos devotos, no fallar en su puntería a su víctima encomendada y por quien obtendrán buena paga. Se mata para dar de comer al ser más querido: la Madre. Y ésta bendice a su hijo por sus botines mal habidos. “Pero si algo hizo mal hecho Pablo fue porque lo persiguieron en extremo, y yo me consuelo con lo que decía Nuestro Señor Jesucristo: ‘Bien aventurados los que padecen persecuciones por la Justicia, porque de ellos es el reino de los cielos. Pablo fue uno de ellos.´ Palabras de Hermilda, madre de Pablo Escobar, en el día de su funeral. De las víctimas no se habló, de los más de mil policías asesinados, y de las más de cuatro o diez mil civiles que padecieron el alcance de sus bombas de dinamita y de las balas sicariales, ni de unos ni de otros nada se dijo.

En más de doscientos años de no conocer la paz y de celebrarse la guerra, de animar a nuestros hijos para que vayan a batirse con falsas esperanzas por causas que ni siquiera conocen, bien vale enseñar, nuestras lágrimas y cansancio de los sacrificios inútiles, mostrar formas y medios distintos de convivir, de alcanzar la paz sin necesidad de acudir al motor de la guerra. Para ello se tendrá que desaprender la violencia y aprender la vida de la paz. Este tiempo de azote de guerra, nos parece suficiente, de esos 709 mil muertos de la violencia política desde 1948 hasta nuestra época, y de los otros que la ingrata memoria no recuerda. No existe belleza en la guerra. Sólo hay dolor y desolación. En la guerra no se construye, no se conoce guerrerista inventor o creador.

Es por ello que nos parece posible, deseable, necesario, allanar caminos que conduzcan a la paz, cualquier esfuerzo por pequeño que sea es bienvenido. En la Colombia actual se dan vientos favorables para desactivar parte de la violencia. Medellín se suma a estos caminos de paz, buscará iniciativas ciudadanas, del barrio, de la calle, de grupos juveniles, que fortalezcan este propósito nacional y local. Se quiere contar con el ciudadano de a pié, con las juntas y organizaciones barriales y de ciudad, con sectores de la Iglesia, de la cultura, de la academia, de la economía. Con todos ellos se aspira a construir una sola voz, un solo cuerpo, para que inicie el camino de una vida y de una cultura para la paz. Una vida de Verdad, Justicia, Reparación y Garantías de no Repetición. Pero sobre todo limpiar los cuerpos de esos espíritus bélicos; el Perdón es base para alcanzar ese horizonte de Reconciliación tan esperado.


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Pulgarcita

Pulgarcita y la Tecnología”

Por Michel Serres
de la Academia francesa


Antes de enseñar cualquier cosa a quien sea, al menos es necesario conocerlo. ¿Quién entra hoy a la escuela, al colegio, al liceo, a la universidad?


I

Este nuevo escolar, esta joven estudiante nunca ha visto un ternero, una vaca, un marrano ni una pollada.  En 1900, la mayoría de los humanos en el planeta se ocupaban de la labranza y del pastoreo; en 2010, Francia como los países análogos, ya sólo cuenta con el uno por ciento de campesinos.  Sin duda es necesario ver acá una de las más inmensas rupturas de la historia, desde el neolítico.  Antaño referida a las prácticas geórgicas, la cultura cambia.  Aquella o aquel que os presento ya no vive en compañía de los vivientes, ya no habita la misma Tierra, no tiene pues la misma relación con el mundo.  Él o ella ya sólo ven la naturaleza arcadiana de las vacaciones, del ocio y del turismo.

Habita en la ciudad.  Sus predecesores inmediatos, en más de la mitad, vivían en los campos.  Pero se ha vuelto sensible a las cuestiones del entorno.  Prudente, polucionará menos que nosotros, adultos inconscientes y narcisistas.  No tiene ya el mismo mundo físico y vital, ni el mismo mundo en número, dado que la demografía repentinamente ha saltado a cerca de siete mil millones de humanos.

Su esperanza de vida es al menos de ochenta años.  El día de su matrimonio, sus bisabuelos se habían jurado fidelidad por apenas diez años.  Que él o ella busquen vivir juntos ¿será que acaso lo van a jurar por sesenta y cinco años?  Sus padres a los treinta años heredaban, ellos esperarán la vejez para recibir ese legado. No tienen la misma vida, no viven ya las mismas edades, no conocen ya ni el mismo matrimonio ni la misma transmisión de bienes.

Desde hace sesenta años —intervalo único en nuestra historia— él y ella no han conocido la guerra, y pronto ni sus dirigentes ni sus maestros. Beneficiarios de los progresos de la medicina, y en farmacia de los antiálgicos y anestésicos, estadísticamente hablando han sufrido menos que sus predecesores.  ¿Han tenido hambre?  Ahora bien, ya fuera religiosa o laica, toda moral se resumía en ejercicios destinados a soportar un dolor inevitable y cotidiano: enfermedades, hambre, crueldad del mundo. No tienen pues ni el mismo cuerpo ni la misma conducta; ningún adulto ha sabido ni podido inspirarles una moral adaptada.

Mientras que sus padres fueron concebidos a ciegas, su nacimiento fue programado. Como, para el primer niño, la edad media de la madre ha progresado entre diez y quince años, los maestros ya no encuentran padres de alumnos que sean de la misma generación.  No tienen pues los mismos padres; al cambiar de sexualidad, su genitalidad se transformará.

Mientras que sus predecesores se reunieron en clases o en anfiteatros homogéneos culturalmente, ellos estudian en el seno de un colectivo donde se codean de aquí en adelante muchas religiones, lenguas, orígenes y costumbres.  Para ellos y sus docentes, el multiculturalismo es de regla hace algunos decenios.  ¿Durante cuánto tiempo más tendrán que cantar el innoble “sangre impura” , con referencia a los extranjeros?

Ya no tienen el mismo mundo mundial, tampoco el mismo mundo humano.  En torno a ellos las hijas y los hijos de inmigrantes, venidos de países menos ricos, han vivido experiencias vitales inversas.

Balance temporal: ¿Qué literatura, qué historia comprenderán ellos, felices, sin haber vivido la rusticidad, los animales domésticos y la cosecha de verano, diez conflictos, heridos, muertos y hambrientos, cementerios, patria, bandera ensangrentada, monumentos a los muertos, sin haber experimentado en el sufrimiento, la urgencia vital de una moral?

II
Esto por el cuerpo; ahora veamos para el conocimiento.

Sus ancestros cultos tenían, tras ellos, un horizonte temporal de algunos miles de años, adornado por la prehistoria, las tabletas cuneiformes, la Biblia judía, la antigüedad grecolatina. De acá en adelante en miles de millones de años, su horizonte temporal se remonta a la barrera de Planck, pasa por la acreción del planeta, la evolución de las especies, una paleo-antropología millonaria.  Dado que no habitan el mismo tiempo, entrarán en otra historia.

Han sido formateados por los media, difundidos por adultos que meticulosamente han destruido su facultad de atención al reducir la duración de las imágenes a siete segundos y el tiempo de las respuestas a las preguntas a quince segundos, según las cifras oficiales; en los que la palabra más repetida es “muerte” y la imagen más frecuente la de los cadáveres. Desde los doce años, estos adultos de los media, los forzan a ver más de veinte mil asesinatos.

Están formateados por la publicidad; nosotros los adultos hemos duplicado nuestra sociedad del espectáculo con una sociedad pedagógica cuya competición aplastante, vanidosamente inculta, eclipsa la escuela y la universidad.  Para el tiempo de escucha y de visión, la seducción y la importancia, los mass-media se han apoderado desde hace tiempo de la función de enseñanza.  Los maestros se han vuelto los menos escuchados de todos esos institutores.  Criticados, despreciados, vilipendiados, puesto que mal pagados.

Ellos habitan pues lo virtual.  Las ciencias cognitivas muestran pues que el uso de la red, lectura o escritura de corrido de mensajes, consultas de Wikipedia o de Facebook, no excitan las mismas neuronas ni las mismas zonas corticales que el uso del libro, del ábaco o del cuaderno.  Pueden manipular muchas informaciones a la vez.  No conocen, ni integran, ni sintetizan como sus ascendientes.  No tienen pues la misma cabeza.

Por teléfono celular acceden a todas las personas; por GPS, a todos los lugares; por la red, a todo el saber; frecuentan pues un espacio topológico de vecindarios, mientras que nosotros habitamos un espacio métrico, referido por distancias.  Ya no habitan el mismo espacio.  Sin que nos demos cuenta, un nuevo humano nació, durante un intervalo breve, ese que nos separa de la Segunda Guerra mundial.  Él o ella no tiene el mismo cuerpo, la misma esperanza de vida, ya no habita el mismo espacio, no se comunica más de la misma manera, no percibe ya el mismo mundo exterior, no vive en la misma naturaleza; nacido bajo epidural y con nacimiento programado, no le teme a la misma muerte, bajo cuidados paliativos.  Al no tener la misma cabeza de sus padres, él o ella conoce de otra manera.

Escriben de otra manera.  Al observarlos, con admiración, enviar más rápidamente de lo que yo nunca podría hacerlo con mis gordos dedos, enviar (digo) SMS con los dos pulgares, los he bautizado —con la más grande ternura que pueda expresar un abuelo— Pulgarcita y Pulgarcito.  Este es su nombre, más bonito que la vieja palabra, pseudo-científica, de dáctilo.

No hablan la misma lengua.  Desde Richelieu, la Academia francesa publica, más o menos cada cuarenta años, para referencia, el diccionario de la nuestra.  En los siglos precedentes la diferencia entre dos publicaciones se establecía en torno a cuatro o cinco mil palabras, cifra más o menos constante; entre la precedente y la próxima, será de alrededor de treinta mil.  A este ritmo lingüístico, se puede adivinar que, en pocas generaciones, nuestros sucesores podrían encontrarse tan separados de nosotros como nosotros lo estamos del antiguo francés de Chrétien de Troyes o de Joinville.  Este gradiente da una indicación casi fotográfica de los cambios más importantes que he descrito.  Esta inmensa diferencia, que afecta a todas las lenguas, tiene que ver en parte con la ruptura entre los oficios de los años cincuenta y los actuales.  Pulgarcita y su hermano no se desloman en los mismos trabajos.  La lengua cambió, el trabajo mutó.

III

El individuo


Michel Serres. Bio -Bibliografía.

Mejor aún, helos convertidos en individuos.  Inventado por san Pablo, a comienzos de nuestra era, el individuo acaba solamente de nacer por estos días.  ¿Nos damos cuenta hasta qué punto vivíamos de pertenencias, de antaño hasta hace poco?  Colombiano, católicos o judíos, antioqueños o costeños, ricos o pobres, mujeres o varones… pertenecíamos a regiones, a religiones, a culturas, rurales o aldeanas, a grupos singulares, a comunas locales, un sexo, la patria.  Por los viajes, las imágenes, la red, las guerras abominables, esos colectivos han explotado casi todos.  Los que subsisten continúan en la actualidad, rápidamente, estallando.

El individuo ya no sabe vivir en pareja, se divorcia; no sabe mantenerse en clase, se mueve y conversa; no se reza en la parroquia; los futbolistas ya no saben conformar una selección; ¿saben nuestros políticos aún construir un partido?  Se dice por todas partes que han muerto las ideologías; son más bien las pertenencias que ellas reclutaban las que se han desvanecido.

Este individuo recién nacido anuncia más bien una buena nueva.  Si balanceamos los inconvenientes del egoísmo y los crímenes de guerra cometidos por y para la libido de pertenencia —centenares de millones de muertos—, quiero con amor a estos muchachos.

Dicho esto, queda por inventar nuevos lazos.  Testimonio de ello el reclutamiento de Facebook, casi equipotente con la población del mundo.

Como un átomo sin valencia, Pulgarcita está desnuda.  Nosotros, adultos, no hemos inventado ningún lazo social nuevo.  La empresa de la crítica y de la sospecha más bien los desconstruye.

Rarísimas en la historia, estas transformaciones que yo llamo hominescentes, crean (en medio de nuestro tiempo y de nuestros grupos) una grieta tan ancha que pocas miradas la han medido en su verdadero tamaño.

Repito que yo la comparo con las que intervinieron en el neolítico, en la aurora de la ciencia griega, a comienzos de la era cristiana, a fines de la Edad Media y en el Renacimiento.

En el borde de debajo de esta falla, tenemos a los muchachos a los que pretendemos darles enseñanza, en el seno de marcos que datan de una época que ya no reconocen; edificios, cursos de recreación, aulas de clase, pupitres, tableros, anfiteatros, campus, bibliotecas, laboratorios incluso, incluso iba a decir: saberes… marcos que datan, digo, de una edad y adaptados a una era en la que los hombres y el mundo eran lo que ya no son.

IV

Hagámonos por ejemplo tres preguntas: ¿Qué transmitir?  ¿A quién transmitírselo? ¿Cómo transmitirlo?
¿Qué transmitir?  ¡El saber!

Antiguamente y hasta hace poco, el saber tenía como soporte el cuerpo mismo del sabio, del aedo o del brujo.  Una biblioteca viviente… ese era el cuerpo enseñante del pedagogo.  Poco a poco el saber se objetivó primero en rollos, vitelas o pergaminos, soporte de escritura; luego, desde el Renacimiento, en los libros de papel, soportes de la imprenta; finalmente, hoy, en la red, soporte de mensajes y de información.

La evolución histórica de la pareja soporte-mensaje es una buena variable de la función de enseñanza.  De repente, la pedagogía cambió tres veces: con la escritura, los griegos inventaron la paideia; tras la imprenta, pulularon los tratados de pedagogía.  ¿Hoy?  Repito.  ¿Qué transmitir?  ¿El saber?  Pero cómo si está por todas partes en la red, disponible, objetivado.  ¿Trasmitirlo a todos?  De acá en adelante todo el saber es accesible a todos.  ¿Cómo transmitirlo?  Pues ya está hecho.

Con el acceso a las personas, por medio del teléfono celular, con el acceso a todos los lugares, por el GPS, el acceso al saber está de ahora en adelante abierto.  De cierta manera, está siempre y por todas partes ya transmitido.  Objetivado ciertamente, pero además distribuido.  No concentrado.  Vivimos en un espacio métrico, digo, referido a centros, a concentraciones.  Una escuela, una clase, un campus, un auditorio, todas concentraciones de personas, estudiantes y profesores, libros en bibliotecas, muy grandes se dice a veces, de instrumentos en los laboratorios…  ese saber, esas referencias, esos libros, esos diccionarios…  helos distribuidos por todas partes y, en particular, en tu casa; mejor aún, en todos los lugares a los que se desplace; de donde estéis podéis contactar vuestros colegas, vuestros alumnos, por donde ellos pasen; os responden fácilmente.

El antiguo espacio de las concentraciones —incluso este en el que hablo y en el que Uds. me escuchan; ¿qué hacemos nosotros aquí?— se diluye, se difunde; vivimos, acabo de decirlo, en un espacio de vecindades inmediatas pero, además, distributivo.  Podría incluso estar hablándoos desde mi casa, y vosotros me escucharíais en las vuestras.

Sobre todo no digáis que al alumno le faltan funciones cognitivas que permitan asimilar el saber así distribuido, puesto que precisamente, esas funciones se transforman con el soporte.  Por la escritura y la imprenta, la memoria por ejemplo mutó a tal punto que Montaigne quería una cabeza bien hecha más bien que una cabeza bien llena.  Esta cabeza mutó.

De la misma manera pues que la pedagogía fue inventada (paideia) por los griegos, en el momento de la invención y la propagación de la escritura; así mismo como ella se transformó cuando emergió la imprenta en el Renacimiento; así mismo la pedagogía cambia totalmente con las nuevas tecnologías.

Y lo repito, ellas no son sino una variable cualquiera en medio de la decena o la veintena que he citado o que podría enumerar.

Este cambio tan decisivo de la enseñanza —cambio repercutido sobre el espacio entero de la sociedad mundial y del conjunto de sus desuetas instituciones, cambio que no solo toca, y de lejos, a la enseñanza solamente, sino también sin duda al trabajo, la política y el conjunto de nuestras instituciones— sentimos que tenemos una necesidad urgente de hacerlo, pero todavía estamos aún lejos; probablemente porque los que arrastran aún en la transición entre los últimos estados, no se han jubilado aún, mientras que diligencian las reformas, siguiendo modelos desde hace tiempos desvanecidos.

Habiendo enseñado durante cuarenta años en casi todas las latitudes del mundo donde esa grieta se abre tan ampliamente como en mi propio país, he padecido, he sufrido esas reformas como pegotes en piernas de madera, remiendos; ahora bien, los pegotes dañan la tibia como los remiendos desgarran aún más el tejido que buscan consolidar.

Sí, vivimos un período comparable a la aurora de la paideia, luego de que los griegos aprendieron a escribir y a demostrar; comparable al Renacimiento que vió nacer la impresión y aparecer el reino del libro; período incomparable sin embargo, puesto que al mismo tiempo que esas técnicas mutan, el cuerpo se metamorfosea, cambian el nacimiento y la muerte, el sufrimiento y la curación, el propio ser-en-el-mundo, los oficios, el espacio y el hábitat.

- V -
Envío

Frente a estas mutaciones, sin duda conviene inventar inimaginables novedades, por fuera de los marcos desuetos que formatean aún nuestras conductas y nuestros proyectos.  Nuestras instituciones lucen con un brillo que se parece, actualmente, al de esas constelaciones de las que los astrofísicos nos enseñaron antaño que estaban ya muertas desde hacia mucho tiempo.

¿Por qué no han aparecido estas novedades?  Acuso a los filósofos (entre los que me incluyo), gentes que tienen por oficio anticipar el saber y las prácticas por venir, y que han (como yo) fallado en su tarea.  Comprometidos en la política del día a día, no vieron venir lo contemporáneo.  En efecto, si yo hubiera tenido que bosquejar el retrato de los adultos (de los que hago parte) hubiera sido menos embellecedor.

Me gustaría tener dieciocho años, la edad de Pulgarcita y de Pulgarcito, puesto que todo está por rehacerse, no, puesto que todo hay que hacerlo.  Deseo que la vida me deje suficiente tiempo como para trabajar en ello aún, en compañía de estos pequeños a los que he consagrado mi vida, porque los he amado siempre respetuosamente.

Bio-bibliografía de Michel Serres
Michel Serres (1930 - ), filósofo, escritor, ensayista y académico francés, autor de una obra multiforme que comprende la historia de las ciencias, la filosofía y la literatura, y centrada en un primer momento en torno a la cuestión de la comunicación.

tr. por Luis Alfonso Paláu, Medellín mayo 22 de 2011.

Luis Alfonso Paláu Castaño: Profesor Titular jubilado de la Facultad de Ciencias Humanas y Económicas de la Universidad Nacional, sede Medellín. Profesor de Historia de las ciencias de la Escuela de estudios filosóficos y culturales de la misma Facultad. Licenciado en Filosofía y Letras de la Universidad Pontificia Bolivariana. Magíster en Historia de las ciencias del Instituto de Historia de las ciencias y de las técnicas de París. Doctor en Historia y filosofía de las ciencias de la Universidad de París I (Sorbona-Panteón). Fundador en 1980, y coordinador hasta 2004, del primer Seminario permanente en Colombia de Historia de la biología. Ha hecho cuatro lecturas en seminario de las obras de Michel Serres.
En este momento el libro de Pulgarcita está a la espera de algún editor u organización que desee publicar su traducción.

Tomado de: http://utopiasyheterotopiasurbanas.blogspot.com/

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