Trama Social de la Guerra

Por Mauricio Castaño H
Historiador
Colombiakrítica 
Imagen. Goya. Tertrat Fernando VII

La Guerra es Trama Social


El hombre es un depredador. Ayer con lanza y trampas cazaba a la presa. Hoy la lleva del supermercado a la mesa. Es cierto, lo común al hombre es la depredación. La caza... y su símil: la guerra es la ocupación frecuente de las sociedades. Son flujos de guerra, amor, paz. Porque todo hace parte de unas velocidades que fluyen de esa realidad llamada humana. La guerra hace parte de la trama social humana, es una constatación antropológica que nos enseña cómo se forja el carácter, la valentía, es una  formación de la personalidad que bien sirve a lo diario funcional de la vida, a la sobre vivencia y a las creencias cosmogónicas que se viven en cada individuo, en cada comunidad dada para enfrentar adversidades.


El Hombre es un lobo para el hombre


Pero la depredación no sólo lo es para la caza, para proveerse alimentos, también funciona con los seres de su misma especie, el hombre es un lobo para el hombre. El hombre acumula Poder matando, cada asesinato, cada cadáver es un trofeo a exhibir en las propias tropas y en la sociedad sedienta de sangre, de triunfo. Los soldados son la logística del pueblo entero que los aclama. Regocijo pero también terror produce el asesinato ante el enemigo que ve su tropa disminuída. Terror ante las cabezas exhibidas como trofeos por su adversario o simplemente usadas para diversión que hace las veces de pelota de fútbol pateada una y otra vez hasta hacer el gol.


Diversión, trofeo para unos, miedo para otros. Se acumula poder con las bajas enemigas, con el miedo y terror que desmoraliza y espanta a los adversarios. Mientras más se mata, mientras mayor es la crueldad y dolor infringido, más poder se acumula por el terror que se derrama, que se esparce a lo largo y ancho de la geografía, el rumor es tan veloz y más aún si es de crueldad, nadie quiere sufrir, nadie quiere ser alcanzado por la garras enemigas, nadie quiere dolor, mejor huir, escapar, al miedo no le han puesto calzones, reza el refrán popular. Y más vale un cobarde con vida que un valiente en el cementerio. En camino largo hay desquite. La venganza no cesa.


La Fiesta de la Guerra


Para alguien familiarizado con la confección de las sociedades humanas, no será extraño que la guerra es una trama de la vida social, un recurso que tienen los grupos humanos para forjar la valentía, y sobre todo la potencia de fuerza que proteja y garantice una cierta victoria. La superioridad es lo deseado y la victoria es la meta a alcanzar que todos desean.


Y aquello tan sólo, por decir lo menos o lo más, es un recurso depredador de nuestros tiempos remotos, de nuestro origen animal. Seguimos siendo ese animal que a falta de la caza se inventó la guerra. Se va a la guerra engalanado, igual a como se va a una fiesta, nadie puede negar la sed de sangre que asiste al guerrero, cortar cabezas o cualquier miembro del enemigo es un trofeo de guerra que da regocijo en la propia tropa y en la sociedad que los espera para alzarlos en hombros. Solo la hipocresía apenas sí simulará que es cosa extraña y horrorosa, pero en los pasillos y círculos cerrados celebrarán a los cuatro vientos. Así es la mojigatería de pulcritud y rezandería. Las viejitas rezanderas que dan dedo para ver el muerto caer y luego lavan el pecado con rezo y hostia en el misal. Son violencias acumuladas que apenas logran saciarse, antes iban a ver a la bestia, al toro morir con el oleeee de la espada, hoy prohibidas las corridas de toro apenas si sacian con el desfile de muertos en los noticieros noche y día, todo el tiempo.  Nada... cosas de todo día. 


El Poder Acumula Fuerzas


Toda relación es una medición de fuerzas, esto es una relación de Poder. Quien en últimas es más fuerte, tiene mayor dominio. Es una verdad de perogrullo. Pero lo que es diferente es la manera de resolver las diferencias, mediante mecanismos pacíficos, de diálogo o mediante el ejercicio de la fuerza, de la violencia hasta someter o liquidar al otro. Ello es otra cosa bien sabida. Pero lo interesante del asunto es el por qué llevamos tanto tiempo en estos ensayos de violencia y de muerte, sin lograr poner freno a los baños de sangre que se han vuelto tan de diario vivir, incluso algo que puede sonar incómodo o por lo menos inescrupoloso: a muchos divierte el dolor ajeno sino de manera abierta, por lo menos en voz baja en pasillos y cafetines. 


Zoo Politikon


Pero también es cierto que luego vendrá el freno del zoo politikon, el animal político que hace reglas y cuya expresión máxima es el Estado, la cosa pública del bienestar general. No quiere decirse con esto que la historia es lineal, por el contrario, lo contingente, los devenires son en el aquí y en el ahora. Cada lugar, cada época y cada sociedad viven sus propias experiencias, y cuando más, decir con Gilles Deleuze que todo se repite de diferente manera, diferencia y repetición es un buen principio. Pero lo cierto es que la forma Estado, La Nación fue el camino tomado, definición de unos límites territoriales que encierran un sentir nacional en costumbres e identidades, el sentimiento de una nación suele decirse para significar aquello que los agrupa. Y que estar por fuera es vivir la extrañeza, el apátrida es quien está despojado de esa configuración nacional.


Feudo, Dominio, Límites


Un feudo, un terruño, unos límites. El mundo es ancho pero ajeno. Una historia bastante conocida. Desde la aparición de la especie homo sapiens, los hombres viven en grupos humanos, juntos mucho mejor para enfrentar las adversidades, vivir es luchar para contrarrestar las fuerzas que se oponen a la marcha de la vida, cazar pero también el camping para el descanso y dar protección a las inclemencias del clima, y claro de los intrusos que merodean listos para atacar y disputar la presa cazada, guardada, almacenada. Es cuestión de supervivencia.


En suma, alimento pero también territorio es la ecuación existencial. El gran poder acumula Tierra, grandes extensiones de tierra fue lo propio del Feudalismo. Mientras más territorio se tenga más se ostenta Poder. En otrora los Reyes y sus reinos se fundaban, se sustentaban con el mayor territorio acumulado. Tener Poder era en proporción a sus fundos, a su mayor extensión de tierra acumulada. Fundo, fundar, fundación, linderos, mojones, dominios, dominar, de esta última palabra deriva el don de dominio, de dominar, el poder del rey otorgaba en trazos, en demarcaciones el pedazo de tierra a fulano o mengano, para agraciar a quienes bien le servían, era una compensación. 


El Don, el dominio hace acreedor a quien se entrega el titulo, será amo, señor y dueño, a él se le conservarán y darán todos los respetos debidos, estilados, quien viole los límites de su propiedad, puede pagar con su propia vida. El Don, el dominio quiere decir que tiene un dominio absoluto sobre el territorio asignado. En ese territorio, en su territorio no mandará nadie más  que él. En los mojones, en las fundaciones nos recuerda Michel Serres siempre hay debajo un muerto que funda, sangre sacrificial derramada que inaugura y ofrenda a los dioses. También el don, el donar atañe a la generosidad que aplasta, apabulla, fue Marcel Mauss quien estudió unas tribus de Norte América que se guerreaban por medio de la donación, quién más donara ganaba la guerra de los dones, ganaba Poder y respeto ante los otros. Dar es humillar al otro que recibe.


Nunca fuimos modernos


Nunca fuimos modernos. Son lejanías los grandes flujos de la Ilustración, Revolución Francesa e Industrial. Acá lo más preponderante fue el hacha y el machete para tumbar monte y asentarse lo más hondo que se pudiera en la agreste selva. Pero esas fueron herramientas del colono, y aún impera aquello de halagar dominios, propiedades de linaje de reyes y príncipes, hay quiénes se reclaman herederos de esos linajes. Por supuesto también reclaman derechos de posesión sobre tierras de tiempos inmemoriales.


Estado Fallido, Nación Insuficiente


Las expresiones de Nación Insuficiente, Estado Fallido, Estado Mafioso, Estado Criminal, hacen referencia a la no materialización de unos deseos soñados desde Aristóteles con el zoo politikon, el animal domesticado acorde a reglas y normas que salvaguarden del estado salvaje de todos contra todos, superar la condición de matar para lograr o expandir límites territoriales. Por esa misma razón se advierte que es un Estado rezagado en el feudalismo, el patrón con su gran hacienda y todos los demás a su alrededor son peones que sólo guardan y sólo deben obediencia. 


Por eso también la expresión de nunca fuimos modernos, ni la llamada Ilustración, ni la Revolución Francesa, lograron cambiar las costumbres, la idiosincrasia de las gentes de arriba y de abajo, ni siquiera la denominada Revolución Industrial logró con su gran torbellino irradiar nuevos mundos que nos sacaran de esos sentimientos primarios de matar, asesinar para sobrevivir y sobre todo para acumular poder con tierra, con linderos fraudulentos. Es una condición feudal miserable que persiste aún en nuestros días. Insisten en los deberes de los esclavos y no en los derechos de los ciudadanos.


Cuatro Peligros a Evitar


Con Gilles Deleuze en Mil Mesetas en la página 231 de la edición Pre-textos, aprendimos cuatro peligros que hay que evitar: el Miedo, el Hastío, la Claridad y el Poder. 


El Miedo: Constantemente tememos perder nuestra seguridad, todo es tan frágil, estamos tan bien, pero todo se puede venir abajo, caer en donde toda la vida esquivamos, luchamos a diario para no caer, para no ir al precipicio, no tocar fondo. La Claridad: son las micro percepciones sonoras y visuales que revelan espacios y vacíos, franjas imprecisas, es algo así como la claridad del microscopio que nos desvela lo que no alcanzamos a ver con nuestros propios ojos, es quizá, visitar los socavones del horror a los que tanto tememos caer. El Hastío: es el deseo de matar y morir, pasión de abolición, morir matando, matar y comer del muerto. El Poder: Es el demagogo de cafetín pero también el alto funcionario fascista que quiere arrastrar consigo a todos al matadero. 


No todo está perdido. La vida se reafirma pese a sus miserias que muchos quieren propagar.


Read more...

Almas y Naturaleza

Por Mauricio Castaño H
Historiador
Colombiakrítica
Imagen. Indígenas Tzeltales




Las extravagancias existen. En la tribu mexicana Tzeltal, cada cuerpo tiene diecisiete almas. Otros más moderados, los Kikumu en el África les asignan tan sólo nueve. Y si nos referimos a la tradición aristotélica se cuentan cuatro almas: la Vegetativa, Sensitiva, Cognitiva y por último la correspondiente a la Memoria. Y en nuestras culturas más comunes y religiosas tan sólo hay una para cada cuerpo. En algunos dogmas religiosos el alma puede reencarnar en otro cuerpo como en los budistas o brahmanes. Y por ello mismo rehúsan asistencia médica en la enfermedad para no interrumpir las penas a purgar y así cumplir la misión y finalmente estar en paz espiritual.


Pero en la cristiandad el alma sale del cuerpo para reunirse en el más allá, en el reino de los justos si la piedad no le es ajena y si no alcanza a lavar los pecados en el purgatorio, lo pecaminoso le asegura un puesto, un lugar en el infierno. Pero para otros y desde la tradición estoica, el alma y el cuerpo es una sola unidad, la materia impulsada por la energía, por eso su pragmatismo de perder el miedo a la muerte, al más allá: para qué preocuparnos si cuando estamos, no está (la muerte). Y cuando Está (la muerte) ya no estamos.


Digamos a grandes trazos que todo esto corresponde al filum, a la matriz mítica de cualquier cultura humana que se debate en un aquí de la vida y en la prospección de un más allá de la muerte, cuando ya no se es, cuando se deja de ser, cuando cesa la vida con el último suspiro. Por lo demás, recordémoslo, espíritu, spiritus se emparenta con respiración, por eso mismo se da cuenta del nacimiento con el primer suspiro y se muere con el último, cuando cesa la respiración. Pero más allá de ese drama que es sabernos finitos, de tener consciencia de que algún día se morirá, lo que está de relieve es la relación naturaleza y cultura, el ser en el mundo. Y todo dependerá de nuestro ropaje, de nuestra investidura cultural. Una vez más, repitámoslo, nadie está a título personal en su propio cuerpo, o en la versión etnológica de Levis Strauss: no son los hombres quiénes piensan a los mitos, sino lo inverso, son los mitos los que se piensan en los hombres sin que siquiera lo noten.


El Ser y el mundo


Acá queremos dar cuenta de un plumazo de la relación naturaleza y cultura, una y otra complementarias, para nada duales. Y para decirlo de una vez, el dualismo aristotélico ha envenenado todo aquello disímil y diverso de la vida. Por el contrario, Umwelt es un término que hace referencia a un todo que nos constituye, la naturaleza y la cultura son una sola, la una es, si se quiere, el anverso de la otra. Si bien hoy nos es ajeno todo esto complementario, en las culturas aborígenes se constata esa matriz, ese filum en donde ser y mundo son uno solo, por lo menos solidarios el uno del otro. «A mil leguas del ‹dios feroz y taciturno› de Verlaine, la naturaleza no es aquí una instancia trascendente o un objeto que hay que socializar, sino el sujeto de una relación social; prolongando el mundo de la familia entera, ella es verdaderamente doméstica hasta en sus reductos más inaccesibles.» (P. Descola, p.11)


Naturaleza y Cultura


Natus es nacimiento, se emparenta con el hacer de la agricultura, el hombre y el entorno que se complementan, es una especie de simbiosis y para nada separatividad. Los conceptos de pacha mama, gaya ciencia, madre selva, madre naturaleza, dicen bien de esa complementariedad. Por acá mismo desprendemos un continuo relacionamiento entre los mismos seres y el mundo, la ekumene que los rodea, por allí mismo viene que todo es relación y también de allí la palabra relativo, todo es relativo porque todo está en relación. Y claro está el cuestionamiento al concepto individuo, que refiere indivisible y por eso mismo la corrección por dividualidad, lo que es divisible y relativo, somos seres de relaciones, somos seres sociales, vivimos en comunidad, no existen islas de individuos, en aislamiento morimos.


Fronteras borrosas de Naturaleza y Cultura


No es la misma naturaleza para un indígena o un campesino que los árboles y la propia selva pueden ser más o menos parte de su habita, están en su madre selva, la feroz naturaleza es domesticada, es controlada por la mano que adiestra, que abre caminos aquí y allá, que baja monte para abrir paso a siembras queridas, deseadas.  Para un citadino sólo es un paisaje de árboles contemplado desde la lejanía desde su balcón. Los jardines evocan una naturaleza, es la representación depurada del cosmos. Para los chinos la montaña es mágica, alberga los espíritus, ella hace parte de un todo, por lo mismo los jardines la evocan e invitan a una cierta contemplación, algo así como una experiencia espiritual, de paz, de compenetración consigo mismo y con el afuera, con el entorno al cual me debo.


Quien no ha escuchado expresiones que involucran una configuración cosmogónica en donde todos los seres existentes sobre la tierra bien sean personas, animales, cosas o vegetales tienen sentires, incluso almas flexibles que pueden trasladarse, ocuparse otros cuerpos diferentes a su forma predeterminada, a su naturaleza misma. Quien no ha escuchado la Madre Naturaleza, Gaya Ciencia, Pacha Mama. Quien no ha escuchado en ciertas culturas en esencia aborígenes de animales que poseen almas humanas, de almas vegetales ingeridas por la boca de la madre gestante y que se quedará allí para siempre en aquel ser que pronto nacerá.


Empresa Taxonómica, Relativa y Contextual


Taxonomía, Transformación, Metamorfosis


Miremos un ejemplo que trae Philipe Descola en el libro Al otro lado de la naturaleza y la cultura (2005) del pueblo makuna en la Amazonía de la selva oriental colombiana, donde se presenta un no dualismo. «Como lo hacen los achuar, los makuna categorizan los humanos, las plantas y los animales como ‹gente› (masa) cuyos principales atributos: la moralidad, la vida social y ceremonial, la intencionalidad, el conocimiento, son idénticos en todo punto. Las distinciones internas a esta comunidad del viviente, reposan sobre caracteres particulares que el origen mítico, los regímenes alimenticios y los modos de reproducción confiere a cada clase de seres, y no sobre la más no menos grande proximidad de estas clases al paradigma de realización que ofrecerían los makuna… Las categorizaciones ontológicas son sin embargo mucho más plásticas aún entre los achuar, a causa de la facultad de metamorfosis reconocida a todos: los humanos pueden volverse animales, los animales convertirse en humanos, y el animal de una especie puede transformarse en un animal de otra especie. La empresa taxonómica sobre lo real es siempre relativa y contextual, el trueque permanente de las apariencias no permite atribuir entidades estables a los componentes vivientes del entorno.» (p.13)


Citemos otro párrafo en donde se visualiza la matriz, el filum de categorías que dan cuenta de las cosmogonías, de la relación naturaleza y cultura, de hombres que se metamorfosean en animales y lo inverso también:


«Muchos rasgos del paisaje son ante todo dotados  de personalidad propia. Identificados con un espíritu que los anima con una presencia discreta, los ríos, los lagos y las montañas, el trueno y los vientos dominantes, la barrera de hielo y la aurora son otras tantas hipótesis reputadas y atentas a los discursos y a las acciones de los hombres. Pero es sobre todo una concepción del mundo animal donde los indios de la floresta boreal canadiense testimonian la mayor convergencia. A pesar de la diferencia de lenguas y de las afiliaciones étnicas , el mismo complejo de creencias y de ritos gobierna por todas partes la relación de cazador con la presa... 


Enfaticemos los animales concebidos como personas dotados de un alma:


Así como en el Amazonas, la mayor parte de los animales son concebidos como personas dotadas de un alma, lo que le confiere atributos completamente idénticos a los humanos, como la conciencia reflexiva, la intencionalidad, la vida afectiva o el respeto de preceptos éticos… según ellos, la sociabilidad de los animales es parecida a la de los hombres y se alimenta en las mismas fuentes: la solidaridad, la amistad y la deferencia con los ancianos, en este caso con los espíritus invisibles que presiden las migraciones del animal de caza, administran su dispersión territorial y tienen a cargo su regeneración….


La apariencia es lo que difiere de hombre a animal, solo la envoltura corporal es diferente:


Si los animales difieren de los hombres, es pues únicamente por la apariencia, una simple ilusión de los sentidos puesto que las envolturas corporales distintivas que ellos lucen de ordinario no son sino disfraces destinados a engañar a los indios. Cuando ellos visitan a estos últimos en sueños, los animales se revelan tan y como son en realidad, es decir, bajo su forma humana, así mismo como hablan en las lenguas indígenas cuando su espíritu se expresa públicamente en el curso del ritual llamado la tienda temblorosa. En cuanto a los mitos bien corrientes que ponen en escena la unión entre un animal y un hombre o una mujer, no hacen sino confirmar la identidad de unos y de los otros. Una tal conjunción sería imposible, se dice, si un tierno sentimiento no le hubiera abierto los ojos al compañero humano, permitiéndole ver bajo los oropeles animales la verdadera figura de un cónyuge deseable.» (p.18)


Las almas de animales vagabundean iguales a la de humanos


«Los propios poseen un alma, idéntica en su principio a la de los humanos, a saber un principio de vida relativamente autónomo de su soporte material, lo que le permite al espíritu del animal de caza vagabundear, especialmente después de su muerte, y de asegurarse de que sus congéneres lo vengarán, si de ello hay necesidad. La organización social de los animales es en efecto parecida a la de los hombres; la solidaridad entre miembros de un mismo clan, mientras que las relaciones entre especies son descritas como relaciones entre tribus.» (21)


Si en algo se ha podido constatar la hibridación de la llamada naturaleza y cultura es en cierta antropología con sus categorías de totemismo que refiere a la continuidad material entre humanos y no humanos; el analogismo que son una red de discontinuidades que estructuran relaciones de correspondencias; esta el animismo que concede a los no humanos una interioridad humana pero son diferentes en su cuerpo; el naturalismo liga a los no humanos por medio de continuidades materiales pero separables en lo cultural.


Pero más allá y más acá, está el aristotelismo que lo envenenó todo con el dualismo. Y más acá, está el surgimiento de la inauguración de una cierta razón y de los cantos de la cosa pública, de la República, una y otra dieron carta abierta para establecer un poder único, un dominio del hombre sobre todas las cosas, naturaleza y animales serán su fuente de energía irrefutable, por el momento. El surgimiento del Estado Nación en occidente fue el gran acuerdo, el gran pacto de normas, de reglas para los hombres garantizaran la subsistencia, pero también fue la licencia para dar vía libre al mismo hombre como amo, señor y dueño del mundo, vía libre de explotar el planeta sin ninguna sumisión. Y en términos aristotélicos es el zoo politikon, el animal político el triunfador.



Read more...

Funciones Expresivas del Ser

Por Mauricio Castaño H
Historiador 
colombiakrítica

El Sufrir de Cuerpo y Alma

Ayer, con los griegos, la filosofía se alistaba a remediar el dolor, la enfermedad, el sufrimiento y el miedo a un más allá, a apaciguar el alma y a contener el cuerpo en sus excesos que podían acelerar el destino final no sin la satisfacción del goce, con el morir contento que dibuja una sonrisa en los labios del ser ya ido, ya yerto. Rememoramos el festín de sabores del banquete de Platón traicionado, estropeado por el habla sin parar que no degusta, no saborea. Al saber está anexo la degustación por los cinco sentidos, por ese sentir, por esa empiria, por esas experiencias que reportan el mundo del afuera que nos rodea y nos afecta en esa interrelación de nuestro yo interior con el exterior, con el afuera. Sabor pero también verbo, la palabra que dice y anuncia lo emergente.


Abramos un paréntesis para recordar la antítesis de aquel régimen dietético griego que fue Diógenes Laercio, sinónimo de renuncia de los excesos por todo aquello común y envolvente que quita paz de vida a un nuevo hombre revestido de mesura. Ayer salí al mercado y vi tantas cosas que no necesito.  Tanta energía infructuosa gastada, en nuestros días se convoca a una desaceleración del gasto innecesario. Cerramos paréntesis.


Los Diagnosticadores: Médico, Cura y Filósofo


El médico cura las enfermedades del cuerpo, el sacerdote las del alma y el filósofo da paz en el aquí y ahora del momento que nos vive, es un diagnosticador, un analista del acontecimiento, del momento que nos vive, de los cuerpos que llenan el espacio y el tiempo en esos intersticios huidizos que se nos quieren escapar. Nos balanceamos, nos movemos en un eterno presente en donde copulan el pasado y el tiempo que viene, el futuro que se expresa en aconteceres, en acontecimientos, el tiempo que se vive en un nosotros.


Hoy aquellas angustias son delegadas a otras disciplinas en cabeza de la medicina para la enfermedad, los problemas del alma al cura, al sacerdote y más aún a su relevo: el psicólogo o psicoanalista, ellos atentos a la escucha, prestan su oreja, la alquilan para servir de pantalla a aquello esquivo y oculto que no se deja ver y que pasa desapercibido, que está agazapado en todo aquello visible y verborreico. Esa vida contenida pero que clama emergencia en todos sus poros incontenibles.


Las Funciones Expresivas


Función Autor. El autor no existe. Existe la función autor. Todo esto nombrado de una asepsia o dietética del cuerpo tanto de la salud de la carne como del espíritu y que es nombrado por la boca que habla o la mano que escribe, también está en las diversas disciplinas académicas o científicas que registran ese acontecer y ese ser que transcurre en el tiempo y en el espacio. Y que en el hombre, ese ser de costumbres, de hábitos, se refleja y se repite una y otra vez en todo aquello que lo soporta.


Expresiones funcionales llama Michel Foucault a los discursos disciplinares en el hombre que habla, piensa y se manifiesta en sus diversos registros emanados del cuerpo y en esencia filtrado por los cinco sentidos del ver, tocar, oír, olfatear y escuchar. Citemos a Foucault sobre las características de las funciones operativas de los discursos filosófico, científico y literario.


La Filosofía y el Presente


«A diferencia de los enunciados científicos, los de la filosofía no son pues separables del ahora  de su formulación: el aquí, el presente, el sujeto que habla no pueden nunca ser neutralizados por el discurso que se articula a partir de ellos. La presencia de un ahora que la bordea es  indispensable a la filosofía. Y sin embargo, esta presencia no está designada como lo está en el discurso cotidiano. El lenguaje de todos los días se refiere a un ahora mudo —a un punto del espacio, a un instante del tiempo, a un individuo a punto de hablar— que obstinadamente permanece exterior al discurso; entonces son las cosas, los cuerpos, los gestos los que vienen a llenar las formas vacías. Por el contrario la filosofía no cesa de asumir en sí este ahora que ella designa; ella lo restituye en su propio discurso como el punto luminoso del develamiento en la evidencia, como el movimiento de la verdad que ha alcanzado el instante de su manifestación, como la consciencia de sí aprehendiéndose en la pureza de un ‹Yo pienso›. Por esto la filosofía occidental se despliega como doctrina de la evidencia, pensamiento de la historia y teoría del sujeto. (M. Foucault, Discurso Filosófico, Ed. Piedra Rosetta, p.31).


Estructuralismo


Somos seres que se repiten de manera diferente en sus diversas culturas, costumbres, hábitos. Capturar todo esto para derivar patrones es lo que equivale a una estructura, a un estructuralismo llamado así por Foucault: «En cuanto al estructuralismo, él es un método de análisis, es una actividad de lectura, de relacionamiento, de constitución de una red general de elementos.» (M. Foucault, discurso filosófico, 2023, Piedra Rosetta).


En las funciones expresivas, el sujeto señala el reparto en el ser que piensa (filosofía), el ser emite juicios de verdad (ciencia), el ser que crea e imagina (artes). Igual se dice tan sólo somos un pliegue gramatical, nadie está a título personal en su propio cuerpo. Para unos el tiempo pasa, está destinado a huir, y el pensamiento permanece, se detiene. Para otros el tiempo permanece y el pensamiento se mueve. Pensar lo mismo de manera diferente, lo mismo se repite de manera diferente, diferencia y repetición. Lo local universal. El más frágil instante tiene raíces. «El ser del lenguaje es la visible borradura de aquel que habla» (Foucault en Filosofía del discurso, p. 36) la literatura es simulacro, no reproducción o imitación de la realidad. Gilles Deleuze nos dirá que la filosofía crea conceptos, la ciencia funciones y el arte perceptos.


La Borradura del ser, Pliegue Gramatical


Diagnóstico, mirada más fina, sentidos más alertas que van más allá de lo sensible, de lo audible, de lo visible. Somos un pliegue gramatical. Nadie está a título personal en su propio cuerpo. Recordemos a Maurice Blanchot en esa voz difusa, inaprensible y confusa en donde el yo se pierde, se difumina en un otro, es la desaparición de quien habla, es la ausencia del autor para convertirse en aquello que habla en nosotros y que Foucault denomina función autor, o simplemente el se habla de  manera impersonal: «el ser del lenguaje es la visible borradura de aquel que habla», y que todo sujeto sólo dibuja en el lenguaje un «pliegue gramatical.» citemos a Mauricice Blanchot:


Rehusar a ser Yo


«La constancia del secreto se precipita en el momento en que el «yo» que escribe se percata de que no habrá otro lugar para el encuentro que un «lugar en donde no hubiera nadie y donde yo mismo no fuera yo». Abierto ese lugar en el único espacio que lo hace posible (el de la escritura), se hace patente el secreto de una presencia que se rehúsa a hacerse presente, a darse en el presente. Presencia que es imposible traer hasta el presente y que, aunque obliga permanentemente a seguir escribiendo, se resiste a ser dicha con ninguna palabra y amenaza con hundirlas todas en el extraño silencio que reina en la inconmensurable distancia que no ha dejado de abrirse entre presencia y presente (presencia sin presente y presente sin presencia): el NEUTRO.

Por eso, ante la pregunta que «él» repite con obstinación («Describa lo que ve: ¿escribe?, ¿escribe usted en este momento?»), «yo» se escabulle siempre sin poder responder, trabado en una red de negaciones que se tejen sin que se vea el momento de ponerles fin: empujadas cada vez a desprenderse de aquello positivo que las podría sostener, hundidas en el fondo de ausencia de una lejanía que nada de lo que se dijera anularía trayéndola hasta el presente. Sin embargo, todo ha de servir para despejar al fin, en las últimas páginas de este relato, una afirmación real, jovial, feliz, que se desprende en el instante del intento de la descripción, cuando el encomendado a hacerla siente que pierde lo esencial y, circundado por lo que le falta, se encamina hacia su desaparición final, allí donde lo que desparece, en cuanto que desaparece, aparece. ¿Qué va a suceder entonces? ¿Tuve verdaderamente este deseo de sustraerme, de descargarme en alguien distinto? Más bien de sustraer en mí al desconocido, de no perturbarle, de borrar sus pasos para que lo que él ha cumplido se cumpla sin dejar restos, de manera que eso no se cumpla para mí que sigo permaneciendo en el borde, fuera del acontecimiento, acontecimiento que pasa sin duda con el destello, el ruido y la dignidad del relámpago, sin que yo pueda hacer más que perpetuar su aproximación, suspender su indecisión, mantenerla, mantenerme allí sin ceder. ¿Era en otro tiempo, ahí donde yo vivía y trabajaba, en la pequeña habitación en forma de garita, en este sitio donde ya, como desaparecido, lejos de sentirme liberado de mí mismo, tenía, por el contrario, el deber de proteger esta desaparición, de perseverar en ella para llevarla más lejos, siempre más lejos? ¿No era allí, en el extremo desamparo que ni siquiera es el de alguien, donde se me había ofrecido el  derecho de hablar de mí en tercera persona?»

Función autor, estructura dicen bien de todo aquello que se habla en mí, en cada uno de nosotros, que se repite de manera diferente. Y lo más frágil, lo más anónimo tiene su enraizamiento, solo queda buscar, rastrear sus funciones expresivas si se lo quiere saber.


Read more...

El Derecho al Silencio

Por Mauricio Castaño H
Historiador 
colombiakrítica



El silencio está anexo al hombre, a las mejores decisiones funcionales procesadas en nuestras voces interiores. Y muy necesario es el sueño. El hombre es un animal diurno, necesita la noche para dormir, entregarse a la relajación onírica profunda para lograr una reparación óptima. De no hacerse la vida sufre deterioro en salud, en específico desórdenes cardiovasculares y circulatorios, incluso pérdida de por lo menos diez años de expectativa de vida para los que mal duermen o trabajan de noche. Por esta vía es ya comprensible elevar el silencio a un derecho al mismo nivel de la salud, ambos son subsidiarios. Y más allá, agregamos, una vida atormentada es una vida reducida, disminuida, en debacle, camino a la destrucción prematura.


Sentir: Cinco Sentidos


Hombre, homosapiens que quiere decir hombre que sabe, que saborea, que siente, spiens viene de sentir, sentidos. De allí también se asocia el ser sintiente, que siente con sus cinco sentidos: el hombre que ve, oye, mira, olfatea y tantea (de tacto). Son nuestros sentidos una fuente de captar información para la vida y su preservación, sirven para informar y hacer un reporte objetivo y subjetivo, filtrado del mundo y de lo que sucede a su alrededor. Vivir es sentir, una vida amenazada, es una vida en riesgo constante, apenas sí hay lugar para apenas proveerse de algún bocado, vivir en la subsistencia. Una vida sana, una vida confiada en su existencia, en sus valores, es una vida en reflexión, una vida flexible, suave, tranquila. Vivir es irradiar, organizar el medio a partir de un centro de referencia sin perder su originalidad.


Silencio elevado a Derecho


Enfatizamos el silencio elevado a derecho fundamental, es esencial para la vida con dos argumentos a saber. El primero justifica el silencio para escuchar nuestras propias voces que replican aquí y allá para ensayarse, pulirse y poder salir en lo mejor que creemos, que nos dan una seguridad suficiente para interlocutar, para salir al mundo exterior: «Es menester sin embargo acompañar esa palabra que deseo escuchar; debo murmurarla interiormente, replicarla; escuchar se convierte en hablarse así mismo; sólo nos recibimos a nosotros mismos: y está auto - efectuación no conoce límites, va a dar cuenta de nuestros pensamientos más complejos: 'el oído y la voz están siempre en acción en nuestras acciones intelectuales más secretas, que son como discursos que nos dirigimos a nosotros mismos, pues es necesario siempre que escuchemos nuestras ideas para concebirlas'» (Francois Dagognet, Subjetividad, p.43). De allí se comprenderá porqué no existe el silencio absoluto, nuestras propias voces interiores nos comprometen.


 Ex-istencia


Otro aspecto relacionado con una economía o vida funcional, refiere a la significación que trae la misma etimología de la palabra existencia. La palabra ex-istencia deriva de dos raíces griegas: Ex que quiere decir afuera, stecia significa sentir. Así, existencia quiere decir salir, estar en un afuera, el ser en su interior que interactúa con el mundo exterior. En otras palabras equivale a decir un ser, un interior, una interioridad en interacción con un exterior llamado o conocido como el mundo que nos rodea. Palabras menos, palabras más es un despliegue de los sentidos (ver, sentir, oler, gusta, tantear) en todo aquello que me rodea, el mundo. 


Silencio: Derecho Esencial


Elevar el silencio a un derecho esencial, tiene su razón de ser. Todo aquello que ponga en riesgo la vida y la salud entra a la esfera del cuidado, de la protección. Uno nace, uno vive para estar bien, para sufrir tiempo sobra acostumbra decirse. Bien se dice que si una regla no arregla, algo anda mal. Y basta que tan sólo una voz exprese desacuerdo para saber que algo anda mal. Si el río suena es porque piedras lleva, nadie se sabe enfermo impunemente. Para muestra un botón, la prensa registra muertes, riñas, enfermedades a causa del ruido que violenta vidas por no conciliar el sueño, más del 70% de las llamadas de emergencia a la línea 123 son provenientes de la violencia acústica, recordar que somos unos animales diurnos, y en el asalto, en la interrupción de los sueños, los seres son reactivos.


El silencio no es extravagancia, es necesario para esa paz interior que requiere tranquilidad, reposo bien sea para entrar en modo tranquilidad, relajación de un cuerpo que requiere reponer fuerzas o que necesita grados de concentración en actividades que demandan una cierta calma para aclarar ideas, en esos diálogos internos que solemos tener con nosotros mismos.


Se vive en relación con el afuera, y más allá en procura de preservar la existencia, la vida. Bien se dice que una vida que se reafirma en contra, es una vida amenazada. Es posible que el correr sea sinónimo de sobrevivir, evadir la muerte no está mal en la reafirmación existencial. Todo aquello que preserva la vida se reclama derecho vital, esencial.


Finalmente, una evocación del arte poético en esa cosa alada y misteriosa que es la poesía en musa de León de Greiff, en variados versos de sus obras completas: «Quiero ocultarme en el silencio de dónde no debí salir… Quiero cantar silencio. Dejadme esquivo… Para mejor soñar, gusto del insomnio seco y el soñar sin eco, y en vacuidad y obscuridad… mutismo es el silencio metido entre sí mismo.» En suma, el silencio es vital a la existencia, es neutro para que cada quién lleve su vida en su mejor expresión. De una cosa sí estamos seguros: no hace daño a nadie, y sí mucho bien para lo mejor de nuestros espíritus terrenales.


Read more...

Valores de Verdad

Por Mauricio Castaño H
Historiador
Colombiakrítica
Imagen: Reloj Leonardo Davinci


En estos tiempos sigue vigente el apego a los dogmas, cada quien quiere rasgarse sus vestiduras en defensa de sus propias verdades absolutas. Pero nada más ingenuo y estúpido que caer en mundos inamovibles y de Fe o razón incuestionadas. La verdad siempre se escapa a quienes quieren agarrarla entre sus manos, ella es huidiza, cambiante, undívaga y abierta como el mar. 


No importa el que todos queramos tierra firme sobre nuestros pies, nada que nos mueva el piso, pero lo cambiante es ley. Somos hijos de nuestro tiempo, de sus valores y costumbres, el remolino de cada época que nos envuelve y nos pone en movimiento. De allí que cada verdad producida, proviene de unos valores propios de cada tiempo y de cada lugar. Somos un reflejo, un reporte del mundo que se proyecta en cada uno de nosotros, nadie está a título personal en su propio cuerpo. Nuestras percepciones, nuestros sentidos son un filtro viciado de lo exterior que me afecta y se vive en mí. 


Sistemas Abiertos, No Cerrados


Entonces adviene una correspondencia entre nuestras percepciones y los diversos paradigmas que fluyen y se escapan de nuestras manos, de nuestros prejuicios y sobre todo de las verdades cerradas y absolutas, a renglón seguido se imponen sistemas abiertos y cerebros abiertos... para nada cerrados. La ciencia es una pluralidad de sentidos emanados por el propio hombre. Pero también todo se debe a un presente provisional y fragmentario. Y más allá, en clave de valores de verdad, todo está, todo hace parte de unos valores de verdad aquí y ahora, en cada momento. 


Adecuadas Probletizaciones


Más valen las preguntas, una debida problematización, las respuestas tan sólo son provisionales. No existe el Método con mayúscula, existen los métodos provisionales que operan en un momento y lugar determinados. Todo se juega en plantear adecuadas probletizaciones. Y en un libro, más allá de pregonar una verdad revelada, absoluta, es un estado del tiempo el que fluye, el que se quiere reportar, una problematización provisional.


Verdades Provisionales


Cada época vive sus propios afanes. En las costumbres y en las creencias: he allí la verdad construida. «En nuestro medio, cuando se habla de ‹ciencias› se tiende a privilegiar el aspecto ‹resultados verdaderos›, ‹verdades adquiridas›, ‹experiencias irrefutables›… es decir, las ciencias operan como sustitutos de un pensamiento religioso en una sociedad en proceso de laicización. Y no se trata de manifestaciones derivadas de nuestro grado de desarrollo (subdesarrollo) o de nuestra poca producción científica, sino también de supuestos implícitos que en la mayoría de los casos nos hacen positivistas sin saberlo o neopositivistas sin quererlo. Le exigimos a las ciencias que nos enseñen la ley única, la interacción única… es decir, que uniformicen para poder universalizar. La ‹visión científica› debe ser, creemos, una lectura de los cuerpos y sus movimientos, de los seres y sus comportamientos; y la verdad una constatación de la adecuación entre lo que vemos y lo que decimos (leemos).» (Luis Alfonso Palau en: Textos para una historia y pedagogía de las ciencias, p. 11. Medellín, 1994)


Todo está en permanente hacerse, nada está hecho de golpe y porrazo, todo es provisional, inacabado. El aquí y el ahora, el presente extendido vale más que cualquiera que se reclame hipotético. Mucho mejor decir valores de verdad sancionados desde un presente que nos vive.


Read more...

La Vida es un Torbellino Continuo

Por Mauricio Castaño H

Historiador

Colombiakrítica 


Se Nace Mortal


Todo ser viviente es nacido mortal. Quizás la consciencia de vida viene de la posibilidad de dar muerte y así, lo más seguro, esquivarla. Los enterramientos, las tumbas y las flores que ofrecen respeto a los muertos son prueba de saberse mortal y sobre todo el temor por lo desconocido que pueda ocurrir en un más allá, en la creencia de otra vida por fuera de la terrenal. Todo cuerpo vivo es un cuerpo compuesto por órganos, constantemente amenazados por su pronta disolución, por una fácil corrupción pero a la vez dotados de una disposición contraria y opuesta a su deterioro. La vida interior, el medio interior se construye apuntalado desde el mundo exterior. (Georges Canguilhem, Vida).


Anexo a la vida está la enfermedad, la vejez con su deterioro, hasta que la parca muerte adviene sorpresivamente. La vida constantemente se reafirma en sus defensas para combatir la enfermedad en su diversidad que amenaza a toda hora, en cada momento, nacer es empezar a morir en su desgaste constante, una día de vida es un día de muerte, la vida lleva inscrita la muerte, pulsión de muerte, la cual combatimos en cada momento. Todo se lo lleva el tiempo, todo se corroe, todo es del gusano. 


La vida son las fuerzas que contrarrestan a la muerte, sin hay vida, hay lucha, y si hay lucha hay resistencia. «Entre más activa es la vida más continuos son sus intercambios y sus metamorfosis (metamorfosis quiere decir más allá de la forma). Y el momento indivisible de reposo absoluto, que se llama muerte completa, no es más que el precursor de los movimientos nuevos de la putrefacción. La muerte está presente en la vida.» (Cuvier). La vida es el conjunto de funciones que resisten a la muerte, la sentencia es de Bichat. Vencer la enfermedad es lo propio de los remedios, las vacunas que engañan a los agentes malignos y de manera soterrada los destruyen, por ejemplo.


El Deseo de Metamorfosis


El miedo a la muerte echa mano de la metamorfosis. Quien no se ha sentido atraído por los deseos de inmortalidad. Y es en la metamorfosis que el hombre ha encontrado la manera de delegar, de transferir su vida a otras existencias, a otros cuerpos de formas diferentes. Pese a no identificarse, eso se cree, con cualidades de animales de especies diferentes a la propia, en el tótem se le asigna propiedades humanas a los animales: el jaguar, el tigre defensivo, ellos hablan, piensan. Igual pasa con las aves de rapiña, veloces que encarnan el espíritu humano y vuelan a cielo abierto sin limitaciones de fronteras. 


Se percibe allí un poder ilimitado del deseo, el animal en el cual el hombre desea metamorfosearse. Lo ilimitado del deseo es posible materializarse en la metamorfosis, el hombre se convierte ora en un tigre, ora en una águila, ora en un pez veloz que surca la extensa y vasta mar, allí está la realización de un súper animal.


Nuestros sentidos nos informan, nos entregan el mundo circundante, nos hacen un reporte del mundo en el que estamos, pero no de manera neutra o ingenua, ellos doblan esa realidad según percepciones que nuestra cultura ha forjado, los sentidos, además de ser receptores, también son productores de cualidades. Muy lejos está el racionalista que desprecia los sentidos y la información que ellos filtran, el puritanismo lo ha absorbido.


La muerte es la prórroga final de la existencia particular de cada especie mutante, ella dará espacio, lugar a otras que vienen después de nosotros. «La muerte (o su alusión) hace preciosos y patéticos a los hombres. Estos conmueven por su condición de fantasmas; cada acto que ejecutan puede ser último; no hay rostro que no esté por desdibujarse como el rostro de un sueño. Todo entre los mortales tiene el valor de lo irrecuperable y de lo azaroso.» (Borges, El Aleph).


Read more...

El Catálogo de la Vida

Por Mauricio Castaño H
Historiador
Colombiakrítica


Clasificar, Ordenar, Dominar


Ordenar, clasificar, catalogar para conocer y dominar, administrar. El hombre es hombre por sus facultades que le permiten procesar el mundo a través de sus sentidos.  La facultad de razonar para aprehender, para dominar la naturaleza y el mundo a su alrededor mediante su clasificación. Catalogar lo desconocido y lo muy diferente para encontrar similitudes, proximidades, porque lo muy diferente nos pierde, pero lo mismo con lo mismo aburre. Para llegar a conocer, antes vale observar y abreviar. Breve y bueno: dos veces bueno. Y no es necesario lo mucho donde lo poco basta.


La Palabra que Nombra el Mundo


La palabra se gesta primero en la oralidad, luego en sus resonancias internas en el cuerpo salen las grafías que boca, mano incluso ojos comandan para exteriorizarse, bien sea en el papel o en nuestros días en la pantalla digital. Todo viviente emite sonidos con los cuales se manifiesta, en el hombre además se tiene la posibilidad de hacerlos signos, grafías, memoria. Y más allá es posesión incluso virtual, podemos ir a las lejanías y pregonar las cosas de nuestra pertenencia, comprometerlas sin necesidad de llevarlas consigo, sin su presencia material pero con la sustitución del lenguaje que las nombra y con la palabra empeñada, ofrecida, comprometida. Primero la palabra y después la posesión de la cosa, esto y aquello es mío, y lo más lejano también, basta la palabra oral o escrita para dar fe.


Clasifica y reinarás. Clasificar es ordenar, abreviar. El hombre es hombre porque hace gestos y nombra, pone nombre a las cosas que existen a su alrededor. Un sordo de nacimiento no habla, la palabra sonora se modula, el eco resonará una y otra vez, se tararea, se perfecciona hasta luego aprenderse. La palabra hablada captura los objetos para luego configurarse en nuestro cuerpo, cerebro, boca y mano. Sonido y grafía se apropian para obtener la cosa nombrada, para poseerla en la virtualidad, nombrar es poseer, palabra empeñada se dice del compromiso verbal adquirido antes de entregar la cosa, el objeto transado, negociado. 


Los Méritos de la Clasificación


«A todos les gusta reconocer los méritos de la clasificación: se comienza por inventariar todas las muestras de un amplio conjunto, después nos dedicamos a distribuirlas en función de un criterio que debe recortar las diversas clases, permitiendo las exactas separaciones (solamente los mismos con los mismos). De esta forma ponemos orden en un todo de ahora en adelante bien reagrupado. Las divisiones operadas responden a muchas condiciones elementales: deben ser poco numerosas, sino no habríamos ganado nada con la participación; se equivalen lo más posible por su volumen (sensiblemente iguales puesto que en caso contrario lo esencial se situaría de un lado y el resto sorprendería por su rareza y delgadez); no podríamos admitir que un mismo elemento pueda pertenecer a muchos sitios; finalmente, nada debe ser excluido, todos deben ser comprendidos.» (François Dagognet en Cien palabras para filosofar. Clasificación).


Explorar para Conocer


El conocimiento a partir de la clasificación era norte y era pasión en la sociedad con sus exploradores a bordo. Recuerda François Dagognet una anécdota del conocer y del reconocimiento a partir de la descripción de la cosa clasificada: «Cuando pasó por París, Lineo fue al jardín de las plantas y se deslizó entre aquellos a la demostración de B. de Jussieu. El maestro planteó un problema a resolver: pidió que con sólo ver una planta y su aspecto, se le indicara la proveniencia. Se levantó una voz que la nombraba con precisión (y podía, si era necesario, desgranar las propiedades). Y Jussieu dijo al desconocido: ‹Ud. es Lineo.› Historia emocionante porque en esas circunstancias es el nombre de la planta el que a su vez permite identificar a aquel que la ha reconocido.» (F. Dagognet. Catálogo de la Vida, 1970, p.15).


El Mundo Sigue en Nuestras Manos


Ayer las expediciones botánicas, geográficas para inventariar plantas, territorios, es decir, conocer la naturaleza, el mundo para comprender mejor. Más allá, hoy, en nuestros días la empresa sigue, por ejemplo, la energía nuclear promete la mayor potencia volviendo obsoletas las energías de las que hoy dependen gran parte de nuestra existencia. Y en el mundo presente, además del mundo y sus cosas que nos rodean, somos un código de programación, el email, toda nuestra trazabilidad en la nube, en la internet, nos hace de cuerpo presente en toda la red cibernética, pero también nos hace, por supuesto, ubicables, expuestos todo el tiempo. Como no dar el ejemplo de los drones de alta precisión que identifican rostros, la referencia es a la guerra Israel ataca la franja de Gaza y Palestina, matar con alta precisión allí es cosa de todo día y tan sólo depende de oprimir un botón en el teclado de una computadora. 


En fin, clasificar es una propiedad humana que permite acopiar, almacenar y conocer mejor. Las cosas, la clasificación eran el norte de la sociedad sobre los hombros de los exploradores, conocer es explorar, adentrarse en el mundo por lo largo y ancho en su achatada esfera, conocer es salir, el viaje en compañía evoca al maestro con su alumno, es decir, la pedagogía. También se dice que administrar es ir rápido, abreviar, retener lo esencial. Anexo a lo administrativo está almacenar, el almacén, allí se acopiará bien sea para el simple bodegaje o para estudiar la cosa guardada. En el almacenar está una voluntad secreta de dominar la naturaleza. Nos quedamos con estos nobles propósitos.


Read more...

Formemos Red

Preferencias de los Lectores

Todos los Escritos

Rincón Poético

Seguidores